La vejez comienza cuando el recuerdo es más fuerte que la esperanza.
Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será.
Una bella ancianidad es, ordinariamente la recompensa de una bella vida.
Envejecer no es nada; lo terrible es seguir sintiéndose joven.
Nadie es tan viejo que no pueda vivir un año más, ni tan mozo que hoy no pudiese morir.