Nunca subestimes el poder del pensamiento positivo, aunque esto pueda parecer una solución demasiado simple para un problema. El verdadero problema yace en poder sostener el pensamiento positivo e intencionado por una buena cantidad de tiempo. Las personas optimistas se recuperan más rápido de los procedimientos quirúrgicos, tienen sistemas inmunológicos más sanos, viven más en general. En cambio el pensamiento negativo y la ansiedad son importantes causas de enfermedades.
Los científicos empiezan a descubrir que las creencias positivas no sólo funcionan aplacando el estrés. Sentirse sano y salvo, o creer que las cosas saldrán bien, ayuda al cuerpo a mantenerse y repararse. La bondad psicofísica del optimismo se traduce en la reducción de los niveles de inflamación y de hormonas de estrés como el cortisol. También puede estimular el sistema nervioso parasimpático, el cual gobierna la respuesta de “descansar y digerir”, opuesta a “correr y pelear” (a veces traducida como de huir y luchar). Tan útil como ver positivo el futuro es verte a ti mismo de manera favorable.