Hoy ha sido uno de esos días extraños, en que ves todo tan claro, y a la vez estas ajeno a todo, nadie puede tocarte, nadie…, estas fuera del alcance de pasos o miradas o incluso palabras. Hoy por fin ha muerto, ha muerto una de las tantas ilusiones a las que me até, y son tantas…, me pregunto, cuan despiertos podemos mantenernos en una vida?… cuantos sueños se apoderan de nosotros creyéndose realidad? Por otro lado las manos me han florecido, quisiera ser manto verde para cobijar a los que amo y sufren, para dar esperanza a los que no amo y lloran, para dar serenidad a los que me rodean y viven dando vueltas en esa rueda de ideas, ideas que no dan paso a la comprensión de tan pesadas que son, nos atan tan fuerte a la tierra que no nos permiten ver el firmamento.

A veces… me pregunto que es el amor?, donde esta la fina línea que hace la diferencia, esa línea que te ata a una persona por el deseo, por la costumbre, la comodidad de años de vida, donde esta esa fina línea, sutil línea que separa el amor profundo, verdadero, sin apegos, por otro ser humano.

He comprendido, una vez más (tantas veces he entendido y tantas he olvidado) ¡que no se nada!, NADA,… comprendo con esa lumínica claridad que llega por instantes pequeños algunas verdades, pero del mundo, ¡no se nada!, y es tan grande, tan entero, tan prolifero, ¡Es magnífico!. No se de sus letras, no se de su arte, de los colores que juegan en manos brillantes, de solfeos y minuetos. De sus guerras y logros, de sus tragedias…, de la fuerza de hombres por conquistar lo perdido, de mentes brillantes que aguardan en algún lugar oscuro que alguien que alguien los entienda. Por Dios, si no sé nada de los pensantes, de los sufrientes, de los vástagos dolidos, de lo que haré con ese conocimiento que se balancea en mis muñecas desafiante…, llamándome.

Dios mío…, si no se nada. Ahora entiendo a Sócrates.