Este fin de semana fue tan extraño, como suelen ser las cosas fantásticas. Y me refiero a fantásticas porque son eso, fantásticamente simples, simplemente extraordinarias, te encuentras con una mirada que desentierra tu quietud, terminas cosas que debían terminar, etapas, caminos, proyectos, hay tanto que debe ser terminado, tanto que debe comenzar, tanto por caminar, tanto, tanto… Y me siento pletórico, feliz, grande, tanto que podría alcanzar a rasguñar el firmamento.

El hombre se mueve en círculos tan diminutos, que sólo nos queda asombrarnos por la ceguera y los estrechos límites donde nuestra mal aprovechada mente debe transitar, ahogando su inmensidad en el abismo de la nada. Me refugio en el propio éxtasis de mi inconsciencia y veo cuan alejados estamos de tener un sentido de comprensión que abarque los límites más lejanos de ese entendimiento tan sutil, que separa lo real de la ilusión. Caemos en la ilusión de tener conocimiento (mientras más sabemos, más amplio es el rango que nos queda por seguir aprendiendo o comprendiendo), de ser inteligentes (un poco más que el de al lado), que seremos felices con ¿un nuevo auto, más dinero, mas juventud?, da lo mismo…, es todo una ilusión, nos vamos de esta vida sólo con lo que pudimos realmente ¡COMPRENDER!, no nos cabe nada más en la maleta a ese viaje.

Una de las cosas por lo cual me sirve mi pagina WEB, (más aún) es para darme cuenta de la impureza del tiempo. Lo miró desde el rabillo de mi ojo y apenas avanza, y sin embargo, !cómo corre!, ya es Febrero y ayer era Diciembre. Ahora me arropo en su silencio mientras en silencio las imágenes comienzan a crecer en mí.