La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí. "El que quiera ser amado, que ame".


Sin querer ser pesimista, suele ocurrir que cuando queremos darnos cuenta del Don de la vida, de la importancia de vivir, de su sentido más profundo es cuando ya nos queda poco tiempo para saborearla, y comprometernos en serio con ella. Queremos recuperar el tiempo perdido y enmendar los errores del pasado cuando no hay lugar ni espacio para ello. Es una lástima aprender estás cosas casi al final del camino y descubrir lo efímero que resulta todo. Inmersos en los trabajos, los afanes y problemas cotidianos dejamos de centrarnos en las cosas importantes: la búsqueda de la Verdad, el camino de la fe, la familia, los amigos. Eso que lamentaremos después cuando percibimos de golpe el INEXORABLE PASO EL TIEMPO. Y todo pasa tan de prisa...... A algunos nos puede quedar el consuelo si es que sirve para algo, que al menos aunque tarde lo descubrimos y que hay muchos otros que nunca se harán conscientes de ello. Pasan sin tan siquiera darse cuenta de donde han estado ni para qué.