Un poco de historia personal:
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, mayo 7, 2010
Un poco de historia personal y familiar:

Quede en descargo de mi padre que vivió en una época en que los tratamientos para la Diabetes tipo 2 eran primitivos por decir lo menos y lo que se creía que era bueno para su dieta, hoy sería motivo de un soponcio para cualquier nutriólogo bien entrenado en manejo de pacientes con diabetes.
El alto riesgo, obviamente, se refiere a esos antecedentes genético-familiares que nos van haciendo propensos a sufrir alguna enfermedad, malformación o deficiencia como resultado de las condiciones que nuestros padres nos transmiten sin proponérselo. Bien, no podemos culparlos, no ahora en la era del ADN, ni antes cuando desconocían prácticamente la carga genética que transferían como legado a sus descendientes.
Aun nosotros, adultos en este inicio del siglo XXI, desconocemos qué clase de problemas estamos transmitiendo a la siguiente generación. Si nos ponemos a meditar sobre nuestro genoma particular, creo que poco podremos aportar al tema ya que estamos aun a cierta distancia en el tiempo –espero que no mucha-, de poder poseer el total de nuestra información genética, incluyendo la lectura precisa de las características, ventajas, riesgos y posibles curas de aquellos males que potencialmente serían una amenaza a nuestra salud. Este pensamiento, actualmente no pasa de ser un buen deseo hacia la ciencia médica, casi asentado en el terreno de la Ciencia Ficción.
Pero actualmente no todo son la ignorancia o el conocimiento total.
La ciencia médica ha dado saltos espectaculares en el conocimiento de cómo estamos conformados los seres vivos, con especial énfasis en los humanos, por lo que podemos saber con mucha precisión qué riesgos reales están en nuestro horizonte de vida y de nosotros depende qué acciones tomar para evitarlos o padecerlos con menor gravedad que si no lo hubiésemos sabido a tiempo.
La lista de problemas de origen genético es enorme y cada día se va ampliando. Ello nos lleva a la realidad de que la gran mayoría de las enfermedades en el catálogo humano, no aparecen de la nada y que más bien ya teníamos en el código genético la programación para activarlas y en ocasiones, otros factores como medio ambiente y estilo de vida, son el detonador que lanza la señal de activación de los genes que nos pasan a perjudicar nuestra idílica existencia.
La Diabetes es precisamente una de las enfermedades que tienen un origen genético y cuyo riesgo de padecerla se va incrementando con el número de parientes en primer y segundo grado con los genes apropiados. Adicionalmente, factores como el estilo de vida, hábitos de alimentación y medio ambiente, contribuyen a acelerar e incluso a empeorar la condición.
Yo soy Diabético, mi padre lo fue y tengo cinco hermanos (cuatro mujeres y un hombre) y hijos. La genética la comparto con mis hermanos y a mis hijos les paso un riesgo incrementado dado que ambos abuelos y su padre pertenecemos al grupo de diabéticos. Por ello la dedicatoria de hoy es a quienes más cercanos tengo desde el punto de vista biológico y simplemente les recuerdo que aunque estoy conciente del refrán que sentencia “nadie escarmienta en cabeza –o en páncreas, en este caso-, ajena”, nunca está de más el desear que jamás tengan que ponerse en mis zapatos –pie de diabético incluido- y dediquen un tiempo a meditar y aprender sobre la diabetes, más que como preparativo hacia algo que deseo nunca padezcan, sino para poder, con conocimiento de causa, disminuir los riesgos no genéticos que puedan desencadenarles una condición diabética.
Los pasos son simples, sencillos (aparentemente) y no muy costosos de implementar. Tienen que ver con buscar un estilo de vida activo, con comidas variadas que incluyan todos los grupos alimenticios y que mantengan un peso cercano a lo ideal con cintura menor a los 90 cm para ellos y 80 cm para ellas. A lo largo de la existencia de este espacio he escrito algunos consejos sobre alimentación, ejercicio y prácticas de vida sana para diabéticos y sus familias.
Hoy con todo el propósito e intención se lo dedico a mis hijos y mis hermanos. Espero que la semilla caiga en tierra fértil y el fantasma de la diabetes y sus devastadoras consecuencias se quede en la anécdota del padre o hermano diabético que, afortunadamente, fue el último de la familia que la padeció.
Con todo mi dulce afecto,