compartiendo mis experiencias
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, noviembre 15, 2017

Lo que he aprendido en los muchos años que vivo con la diabetes y me gustaría compartir con Ustedes para prevenir o paliar esta enfermedad silenciosa a la que día a día debemos ganarle la batalla.
1.-Dar amor sin esperar nada a cambio.
2.-Trabajar el desapego.
3.-Superar la dependencia.
4.-En lugar de sufrir por no tener lo que creemos que necesitamos, dirigirnos activamente hacia lo que deseamos.
5.-Hay que dejar sin miedo que el amor penetre hasta los niveles más internos (las células)
6.-Aceptar el placer que proviene del contacto con el otro.
7.-Disfrutar de la dulzura de la vida.
8.-Buscar de manera activa la satisfacción, en el plano físico, psíquico y espiritual.
La densidad de la población de nuestra sociedad es tan pesada que olvidamos que la vida va a terminar un día. Y no sabemos cuando será ese día.
Así que, por favor, dile a la gente que quieres que ellos son especiales e importantes… Si no lo haces habrás perdido una magnífica oportunidad de hacer algo realmente hermoso…
Debemos analizarnos permanentemente, cuidándonos de no adquirir esa peligrosa enfermedad del alma. Para poder evitarla es necesario pensar, sentir y obrar siempre de acuerdo con la Divina Ley del Amor, fuente inagotable de paz y felicidad para quien ama y para aquellos que son amados.
Todos los que amamos, en algún momento, nos hemos visto atrapados en este tipo de manifestaciones, como actores y/o como víctimas, en la pareja o en otros vínculos fraternos. Si aún hoy sigues atravesando ese malestar quizás sea hora de comenzar a observarte en cada situación. Probablemente sea bueno empezar a ser, pensar y actuar acorde a lo que tu Esencia, que es el Amor Divino, te reclama reflejes a tu entorno para ser feliz.
El perdón es visto como el antídoto número uno para la vitalidad y el optimismo. El perdón también es reconocido como uno de los sentimientos más sublimes que pueda experimentar una persona, al punto que es común escuchar a personas que disculpan en lugar de perdonar por considerar a éste un privilegio que sólo concede el Ser Superior, de acuerdo con la religión de cada quien.