El futuro de la salud humana a mi modo de pensar y entender tiene un panorama es desalentador.

Las sociedades del llamado tercer mundo mueren de hambre y enfermedad.

Mientras tanto las sociedades occidentales se encuentran anestesiadas por una ingesta masiva de drogas tales como el café, el cacao, el azúcar, la carne y el alcohol, con lo que sus cerebros no pueden percibir lo infranutridos que en realidad están.

Pero las enfermedades crónicas degenerativas han aumentado de forma espectacular aunque los médicos dicen sin embargo que actualmente se vive más y mejor...

Esto es falso por completo. Por que ? Simplemente por que la cuestión de la longevidad constituye uno de los maquillajes más cómicos de los últimos dos siglos. Hace 500 años los ancianos vivían hasta los 80, 90 ó más años. Muchos de ellos seguían activos en las labores del campo. Los soldados de 30 y 40 años protagonizaban gestas que hoy serían imposibles. Batallaban con heridas graves, y sanaban esas heridas sin antibióticos.

Es cierto que existía mucha mortalidad infantil. Y que carecían del maquillaje ortopédico actual. Su aspecto era más fiero, más descuidado, más "deplorable" si quieres, en todo caso era más real. Entonces, los científicos del siglo XXI simplemente suman las edades de defunción de los ancianos y de los niños que morían por diversas causas. Y claro, la media da como resultado 55 ó 60 años (por ejemplo) Y de ahí deducen que un señor con 40 años era ya un viejo. Es obvio que sólo un miedo profundo a la realidad de la muerte ha impulsado a esos "científicos" a una conclusión tan estúpida.

Lo cierto es que si un niño sobrevivía a los primeros años de vida, y de joven no moría en una guerra, tenía francas posibilidades de convertirse en un adulto saludable y llegar a anciano con una fortaleza mayor que la de hoy día.

Muchas personas creen que en la actualidad da la sensación de que no existen peligros reales. Esa sensación es un producto publicitario. Un niño del siglo XXI es separado de su madre nada más nacer, es llevado a una guardería donde llega a confundir a la cuidadora con su madre, se le sustituye la leche materna por biberones de leche comercial, es inoculado con una veintena de vacunas que le debilitan para el resto de su vida, se le enchufa a un televisor y a un ordenador durante cuatro o cinco horas diarias, y cuando cumple la mayoría de edad se estrella alcoholizado contra la moto del vecino. Criticamos las tabernas medievales, pero nuestros jóvenes van a drogarse a las discotecas cada sábado. A los 40 ó 50 años se habrá convertido en un enfermo crónico,coninsuficiencia cardíaca, sobrepeso, y una personalidad depresiva. Entonces le quedan 30 años de "ir tirando" hasta morir.

Los ancianos actuales son en demasiados casos vegetales , muertos en vida gracias a medicamentos y máquinas que lo único que hacen es evitar que el corazón deje de latir, pese a que en ese individuo ya no queda ni rastro de vitalidad. ¡A eso se le llama "calidad de vida", y "una gran esperanza de vida"!

Ustedes se preguntaran como he podido llegar a esas conclusiones?

Simplemente experimentando.Descubrí que el cuerpo es como el resto de la naturaleza. El organismo es un animal frugívoro, eso cualquier estudiante de anatomía lo sabe. El problema es que la conciencia ha generado una cultura gastronómica que es beneficiosa sólo para la mente, pero nefasta para el cuerpo. Entonces sólo hace falta volver a la dieta originaria para estar sanos de nuevo...lo que no es tan sencillo. Los vegetarianos, veganos y crudívoros tienen razón en lo que respecta al cuerpo. Sin embargo, pretenden obviar la conciencia, y la cultura que ésta genera. Por eso comprueban cómo su infelicidad, por más sanos que sus cuerpos estén, les persigue. Esta desagradable sensación suele ser enterrada con enormes esfuerzos de voluntad, con un proselitismo activo, y muchas veces con hipocresía barata. Es una cuestión que remueve tanta angustia y posee un alcance tan profundo.

Se ha olvidado durante demasiado tiempo que toda actividad humana (alimentación, medicina, religión, arte, etc) está ligada a los diferentes niveles de conciencia que atraviesa un individuo a lo largo de su vida, y la especie humana a lo largo de la Historia. Cuando se abordan la nutrición y la medicina desde el único aspecto que es genuinamente humano (la conciencia) entonces todo queda claro en extremo. Lo cual es en extremo difícil de aceptar... ¿Por qué? Porque una visión integral del esos asuntos termina con nuestras queridas parcialidades, con nuestros adorados refugios, esas cabañas desde las que juzgamos a los demás.

Yo no soy carnívoro, mucho menos vegetariano, sólo un pobre tipo que no sabe mentirse a sí mismo. En serio, lo que ocurre es que atiendo a todos los niveles de conciencia que habitan en mí. Generalmente estoy instalado en un lugar donde mi mente no precisa de carne, pescado, etc. Pero si soy honesto conmigo mismo, en ocasiones mi nivel de conciencia baja lo suficiente como para precisar de un símbolo de fuerza, y puedo tomar carne.

El resto de mi ser se rebela, y aparece una lucha, lo que ocurre es que no estoy identificado con esa lucha. Observo desde arriba a esos dos, y sé que dentro de un rato se calmarán, y que mañana la lucha comenzará de nuevo.

He aprendido que no es posible evitar el conflicto. Este mundo es conflicto. Lo único que puede hacerse, si se tiene esa suerte, es des-identificarse del asunto. Por descontado, esto es en extremo difícil, es mucho más fácil trasladar esa lucha al exterior, al tema del cómo comer, qué creer, cómo vestir, etc, etc. Y en eso está mucha gente todavía.

Esta visión desapegada m ha permitido tratar el tema de la medicina y de la nutrición desde otro ángulo y lo que ocurre es que cuando la energía no se gasta en las luchas del mundo, se reorganiza de forma espontánea en un nivel superior. Esto es algo extraordinario, y es imposible de comprender si no se ha vivido. Para que suceda algo así tiene que haber muerto toda esperanza de hallar un maldito gramo de felicidad en el nivel precedente.

El problema es que nunca se pierde esa esperanza, porque nos anestesiamos con ideas recurrentes, diálogos internos obsesivos, toda clase de muletas y medias verdades para no ver la única verdad: que comer de esa manera o vestir de esa otra simplemente no nos va a dar la paz que anhelamos.

Cuando se capta con claridad total, el nivel donde uno se encuentra instalado se derrumba completamente. Esto es imprescindible para que aparezca el nuevo nivel, pero obviamente no es tarea sencilla, todos huimos de cualquier cosa que suene a derrumbe de nuestras queridas ideas y costumbres.

En mi caso, el hecho de estar fuera de toda la cultura humana me proporciona un acceso a un cierto silencio interior. Se produce un espacio en mi mente, un espacio vacío que puede ser llenado con ideas y conceptos que provienen de no sé exactamente dónde, yo a veces lo llamo "el desierto del no saber".

Entonces me encuentro limpiando, caminando, o incluso en medio de la noche, y me llegan esas ideas, a veces párrafos completamente terminados de conceptos que superan mi formación académica. Por eso escribo y lo plasmo todo lo que llega a mi mente. La mayor parte de eso es descartado, pues está teñido de emociones. Lo que no está alterado lo incluyo en este mi diario llamado " vivir una vida humana "

 Patricio Varsariah.
Te quiero y me llevo en mi alma todos tus besos, abrazos y sonrias, toma tú las mías.