12.11.2018
Publicado por Patricio Varsariah el martes, noviembre 13, 2018

Hay momentos en la vida que parece que todo nos quiere golpear, que erosiona las rocas en sus duros embates por ser el más fuerte de los dos. Así en la vida los seres también nos sentimos frágiles y a expensas del destino, que sin tener tiempo a pensar, nos sacude constantemente dejando al corazón vacío y el alma sin brillo en su interior.
Es entonces cuando nos invade un sentimiento de nostalgia que poco a poco hace engrandecer su sombra como la noche cubre con su manto oscuro el paisaje que ven nuestros ojos.
Por nuestra mente pasan todas las experiencias vividas, todas los sentimientos vertidos, todas las dudas y temores que nos vapulean como un fuerte temporal en medio de una tempestad. La nostalgia te hace sentir fuera de lugar, de la fuerza donde uno se siente que es mejor, de la sonrisa de aquel que llena tu corazón, del calor de una mirada, de unas palabras sencillas que llegan al fondo del ser y por un instante te hacen sentir que eres alguien valorado y que de nuevo sale el sol para llenar la vida de una luz especial.
Tras el velo de la nostalgia se esconde ese mundo que uno quisiera tener, esa vida que uno sueña con tener y que por desgracia el destino siempre ha tratado de alejarme de ti.
La lucha es frenética, el dolor es mayor y al igual que la roca se va dejando pulir por la fuerza del mar, así también nuestro ser, nuestro pensamiento se va transformando dejando de ser aquellos que deberíamos ser y que por causas concretas nos dejamos vencer y ya nada importa si no que el tiempo pase y al final logremos sentir ese calor cerca del alma y el corazón.
He dicho...
Patricio Varsariah.