Con este escrito te invito a entablar una conversación y a reflexionar.

Creo que todos en algún momento de nuestra vida hemos pensado y reflexionado que cuando envidio me siento mal, como todo el mundo, pero me siento mal por estar sintiendo envidia, porque me hace pequeño, y sobre todo me bloquea porque me pone muy nervioso.Empiezan a venirme pensamientos repetitivos a la cabeza y me quitan tiempo, me entra la obsesión, me paraliza y bloquea por completo mi creatividad..Empiezan a venirme a la cabeza todas las justificaciones posibles de por qué yo no puedo hacer eso ,pero en realidad lo que no hay es una aceptación de la situación, que sería la única forma de continuar sin bloqueo, aceptar que alguien hace o tiene algo que yo no hago o no tengo.

Con respecto a sentirme envidiado, el sentimiento que me produce es miedo..Miedo a que la otra persona reaccione en contra de mi o intente herirme bajo su frustración, me imagino a mí con una herradura por si alguien que me envidia me intenta atacar, y me produce mucha inquietud y miedo por la reacción de los demás hacia mí..Pero una vez más la aceptación sería la solución si es que hay una solución que no lo creo…Puedes buscar algunas herramientas para llevarlo mejor, pero creo que aceptar y centrarte en tu marca , a largo plazo es lo que funciona, a corto plazo me temo que solo te puede salvar una autoestima trabajada..Y para eso están las herramientas de autoconocimiento .

Para mí es muy importante la creatividad, y más en un mundo como es las redes sociales, Instagram, blogosfera o mundo on line que crece exponencialmente…No podemos permitirnos que nos bloque la envidia ni ser envidiados, si nos dejamos llevar por eso, acabaremos copiando a otros o haciendo todos lo mismo, y en un mundo donde ya hay tantas copias, el que resiste y se centra es el que se mantiene…No copiar y alejar de tu alrededor lo que te produce toxicidad , centrarte en ti, creer en ti, escucharte y seguir tu camino, es la única opción…Si empezamos a querer todos lo mismo, empiezan los problemas, la rueda se repite, los dogmas vuelven y no tendría sentido nada de lo que hemos hecho…Ilusión, confianza, desapego, objetivo claro, paz interior, serenidad y trabajo…

Envidia y apego. Fíjate que las dos parten del Ego, las dos se basan en el miedo, en la escasez, en el miedo a perder o en el miedo a no obtener. Yo antes trataba de ayudarle mucho a esa persona que podía intuir que se alejaba de mí, pero llegó un momento que dejé de hacerlo. Ya no tengo tantos amigos, porque en realidad esas personas probablemente no eran amigos, pero sí me siento fiel a mí mismo. 

¿Has sentido envidia alguna vez de alguien a quien le va muy bien? ¿Hay ciertas personas que no soportas en la red porque crees que no se merecen estar donde están?. A mí me ha pasado... ¡A quién no le ha pasado! Es normal, totalmente natural sentir cierto recelo de que a alguien le vaya demasiado bien... cuando a ti te va tan mal.

Tu te preguntarás ¿De dónde surge la envidia?. Bueno : La envidia es natural en el ser humano porque surge del Ego. El ego se pasa la vida comparándose con los demás, juzgándose a sí mismo y a otros. El principal problema es que el ego siente que nunca es suficiente, y cree que logrando ciertas cosas, cierto estatus, o simplemente unos objetivos incluso meramente económicos, logrará estar en paz. Pero la paradoja es que el Ego nunca podrá estar en paz. Porque el Ego es lo contrario a la Paz. O estás en el modo paz o estás en el modo ego. y que pasa : Cuando eres el blanco de las envidias.. Y aunque no es lo habitual para mí, el otro día entendí que yo también podía ser el blanco de envidias. Debe ser normal: cuando alguien crece, se hace conocido, incluso llega a un cierto nivel de lo que socialmente se entiende por éxito, habrá personas a las que les moleste. Unos dirán que no eres lo suficientemente bueno, otros que no eres lo suficientemente genuino, muchos simplemente pasarán de ti... Pero el otro día recibí un email muy bonito. Aunque me dolió en un principio. Y esa fue la razón por la que decidí escribir sobre este tema. Me escribió una chica que yo mismo admiro para decirme que iba a dejar de visitar mi pagina web, porque sufría al ver que me iba bien y a ella no. Nunca antes nadie trató ese tema con tanta honestidad como ella. ¡Wow, qué valiente es!, pensé.

Enseguida salta nuestro ego, trata de juzgarla a ella: ¡vaya, te tiene envidia y utiliza eso para dejar de seguirte!, ¿por qué siquiera tuvo que escribirme para decirme nada?, ¡podía haberlo callado y yo no me hubiera enterado de nada! Sí, porque la envidia —y eso acabo de descubrirlo ahora– cuando eres tú el objeto de ella, duele. Duele porque al envidiarte, en realidad están tratando de excluirte. ¿O acaso eres súper-amigo de personas a las que envidias Envidiar duele, pero también duele ser el blanco de las envidias. Puede que esto último también sea una mera interpretación mía. Muchos dirán incluso que el hecho de que alguien sienta envidia por ti es hasta positivo: significa que estás en una buena posición... Pero si te reconozco, no me ha gustado nada.
Porque de repente, se presentó ante mí uno de mis mayores miedos: el miedo a brillar. ¡Y yo que creía que lo tenía superado!

Pero sí, sentir envidia del otro duele. Y yo inmediatamente conecté con mi propio dolor: el dolor del rechazo. Es más: si algún día decides dejar de seguirme, por favor no me envíes un email explicando por qué lo haces. Tengo desactivadas las notificaciones de baja en mi correo. Si por lo que sea no te interesan más mis escritos, si no tienes tiempo ahora o no te apetece ver mis pequeños logros y éxitos, simplemente puedes darte de baja y yo ni siquiera sabré que has sido tú. Lo decidí así un día para no estar viviendo cada día esos “pequeños rechazos” que en realidad carecen de mayor importancia.

¿Entonces qué ocurre con la ley del espejo? Pues que todos somos maestros de todos. Esa chica que me escribió desde la mayor honestidad se ha convertido en mi maestra y yo en la suya. Ella está aprendiendo cómo lidiar con el sentimiento incómodo de la envidia, no quiere tenerlo, pero es algo que siente... ¡Y no pasa nada! No hay cosa peor que ocultarnos nuestras emociones, ignorarlas, juzgarlas, rechazarlas... aunque no nos gusten. Yo por mi parte, en este momento, estoy aprendiendo lo que significa ser envidiado y excluida por otras personas. No es la primera vez que me ocurre. Pero esta es la vez más consciente. Porque cuando alguien te envidia de manera hostil, te insulta o te menosprecia, hay también otras emociones dentro como la ira, la venganza... Pero en esta ocasión no hay ira, no hay nada de eso. Hay una mezcla de admiración por esa persona y una sensación de rechazo, que no tiene nada que ver con la otra persona. De modo que es más fácil trabajar con esa sensación.

Ahora bien nace otra pregunta : ¿Existe la envidia sana?. Creo que el gran paso que tenemos los seres humanos en relación a la envidia es aceptarla, dejar de demonizarla y convertirla en lo que se llama envidia sana. Sí, actualmente siento un pequeño grado de envidia por otros grandes profesionales... pero en lugar de sentirme inferior, de compararme con ellos, utilizo esa fuerza para crecer, para acercarme a ellos. Si puedo aprender de ellos, lo que debo hacer es preguntarles. Si puedo interactuar con ellos, pasar más tiempo con ellos. Porque la envidia insana contiene un alto grado de orgullo. Y un alto grado de separación. 

Si rechazas aquello que te produce envidia, envías un mensaje al Universo de que eso no es para ti. Yo he aprendido que al rechazar aquello que deseo tener en mi vida, estoy enviándole un mensaje al Universo de que no soy digno de eso. De que eso no es para mí. Al aceptar e incluir aquello que me causa envidia, estoy rodeándome de la energía de aquello que quiero conseguir. La idea es que, aunque es imposible asegurarte de que no vas a sentir la envidia (creo que todos en algún momento de la vida la hemos sentido), sí puedes gestionarla de manera positiva, a tu favor. Y la única manera es uniendo, desapegándote del ego, en vez de separar o rechazar.

Ahora, después de este pequeño suceso, entiendo mejor que nunca por qué siempre he tenido tanto miedo a brillar. Porque creía que al brillar te vuelves alguien prepotente, y eso despierta críticas, envidias, hace que algunas personas se alejen de tu vida. Era mi peor miedo y se ha materializado... ¿Y qué estoy aprendiendo de ello?. Que sí, que te van a criticar, que cuando brilles algunas personas te van a excluir de su vida, te van a rechazar, te van a juzgar acusándote de ser prepotente hablando de tus éxitos y no interesarte por sus vidas, por ejemplo. Creerán que te has alejado de ellos porque te está yendo muy bien... Y no querrán ver lo duro que es conseguir todo esto, porque hay mucho trabajo detrás que no se ve.

Pero cuando lo pases, cuando atravieses la tormenta, tu miedo, ¿sabes qué pasará? ¡Que no pasa nada! Sigues vivo, sigues creando, sigues creyendo en tu proyecto con aún más fuerzas. Sigues entregándote a personas que confían en ti. Sigues dando lo mejor de ti y eso te hace crecer y aprender a recibir lo bueno que te devuelve la Vida. Y entonces el miedo a brillar se desvanece, simplemente pierde fuerza, porque lo has vivido, porque ya no es un desconocido monstruo del Averno, es una experiencia más que te eleva al siguiente nivel y todo encaja, te haces más fuerte, confías más en ti. Te das cuenta de que has tenido que pasar por ese miedo, por la incomprensión, envidia o rechazo para reafirmarte en tu trabajo, para avanzar. Que el miedo no te ha detenido...

La envidia nace de la Mentalidad de Escasez. Seguramente el concepto de mentalidad de escasez te suene. Yo misma lo he padecido durante toda mi vida, como cuento en este escrito. La mentalidad de escasez tiene que ver con la sensación de que no hay suficiente para ti en el mundo. Que no tendrás suficientes clientes, no tendrás suficiente dinero, no tendrás suficiente amor. Vamos, que eres una persona a la que no pueden sucederle cosas buenas, por tu "karma", por tu forma de ser, por tus padres, etc. De ahí puede nacer también la envidia. La sensación de que si a alguien le va bien, a ti ya no te podrá ir bien, porque el éxito se lo lleva el otro.

Ahora viene lo más importante. De acuerdo, todos sentimos la envidia en alguna ocasión. ¿Y ahora qué hacemos con ella?. Como siempre te contaré cómo la gestiono yo, no creas que es una fórmula infalible. Cada persona tiene sus recursos, herramientas y trucos y puede que te sirva mi ejemplo, pero puede que no. Para empezar, vamos a dejar de demonizar la envidia. La envidia es una emoción más. Me está diciendo qué me duele cuando la siento, qué me falta, cuáles son mis anhelos... Vamos a buscar el lado positivo de la envidia. Si me da envidia alguien es que yo quiero tener algo que él tiene y creo que no puedo tenerlo. Es entonces cuando debes preguntarte : ¿de verdad no puedo tenerlo?. ¿estoy dispuesto a pagar el precio de lo que esa persona hace para tenerlo?
¿de verdad quiero tenerlo?. ¿ a lo mejor siento que simplemente no merezco tenerlo?

Detrás de la envidia, suele estar casi siempre el problema de la baja autoestima. Me siento inferior, siento que no seré capaz, siento que no merezco ese éxito, creo que no me corresponde, que no lo conseguiré tener nunca. Por eso es tan importante conectar con la energía del amor para diluir la fuerza de la envidia, sintiéndonos parte del Todo. Sentir que si a esa persona le va bien ahora y a mí no, ¿y si la siguiente en tener éxito seré yo? Y sobre todo preguntarme: ¿qué puedo aprender de esa persona para tener lo mismo que ella?. En lugar de rechazar, incluir a la otra persona en tu vida. En lugar de potenciar la sensación de inferioridad (envidia), potenciar la sensación de igualdad (admiración). Y cuando eres el blanco de las envidias, cuando eres tú la persona envidiada, ocurren dos cosas (al menos en mi caso): Te sientes halagado porque si te envidian es que algo haces bien, porque destacas y estás acercándote al éxito. Sentir envidia también es muy doloroso. La he sentido en varias ocasiones en mi vida... El problema no es la relación con la otra persona, nunca es la relación, nunca es la otra persona. Es la emoción desagradable o incómoda que te produce sentirte envidiada.

En mi caso siento rechazo cuando alguien me envidia. Como siempre es mi interpretación de la realidad y es mi emoción, por lo que no es correcta ni incorrecta, es la que siento. Es una emoción que viene de mi infancia, de mi propio trauma y dolor... Por eso quizás reprimí mis ganas a brillar, para no despertar envidias ni incomodidades en nadie...y  no sé gestionar el enfado de otras personas, por eso me amoldé a estar siempre en segundo plano, porque así no molestaba a los demás y hasta podía caerles bien.

Por mi necesidad de recibir amor he ayudado demasiado a personas que ni siquiera me lo pedían.  Lo hacía sin que me lo pidieran. Cuando por alguna razón esas personas se alejaban de mi vida o me reclamaban algo, yo me preguntaba: ¿cómo era posible que después de darles tanto me correspondieran con tan poco?
Obviamente el problema era mío, no de ellos. Era yo quien decidía dar tanto, creyendo que me iban a corresponder con lo mismo o al menos con algo.

Pero la vida no funciona así. La vida es como la ley del espejo: cuando interactuamos y surgen problemas, estamos viendo nuestras carencias reflejadas en el otro. En mi caso, mi necesidad de aprobación, de que me acepten y me amen. En el caso de la otra persona, su falta de valía personal reflejada a través de mi éxito que cree inalcanzable para sí misma. Así que si te duele sentirte envidiado, pregúntate: ¿qué me duele realmente? Si es el rechazo, entonces trabaja en ello, aprende a amarte y sobre todo no realices en tu día a día actos altruistas buscando aprobación de los demás, buscando amor fuera.

En ningún momento quiero juzgar a nadie. Como ves, yo pasé por lo mismo, soy un ser humano y es de humanos sentir envidia. Simplemente he querido  reflexionar acerca de este tema que muchas veces callamos, porque es un tema del que nos avergonzamos, porque la envidia es un tema tabú. Sí, sé que el éxito puede que haga que se alejen ciertas personas de ti pero también se te acercarán otras muchas. Y en realidad todo este juego es parte de la vida, es parte de tu proceso y del mío.

Feliz fin de semana.