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El amor que “elige cada día” no es solo un impulso inicial ni una emoción pasajera: es una decisión constante. Decide quedarse quien, pese a las dificultades, opta por permanecer, cuidar y renovar el vínculo. Puede ser una pareja, un amigo, un familiar… lo esencial es que la permanencia no viene de la obligación, sino de la elección libre y reiterada.

En otras palabras: se queda quien ama no solo por lo que siente, sino por lo que decide construir contigo, día tras día.


Un día conoces a alguien y algo en ti se despierta. Notas su forma de hablar, la curva de su sonrisa. Empiezas a importarle y a escuchar con todo tu corazón. Te abres más que nunca. De repente, lo compartes todo: tus miedos, tus sueños. El mundo se siente más ligero porque alguien lo sostiene contigo. Te quedas despierto hasta tarde hablando de todo y de nada. Las palabras fluyen como un río y la risa llena los espacios vacíos. Crees que esto nunca terminará.

Pero luego pasa el tiempo y el río se seca.

Las conversaciones largas se reducen a dos o tres respuestas apresuradas. Te dices a ti mismo que está ocupado, pero en el fondo lo sientes. La distancia crece entre tú y la persona que una vez sentiste cercana.

Y quiero preguntarte: si nunca tuviste el coraje de amar plenamente, ¿por qué empezar? Esto no es amor, al menos no del tipo que vive en el diccionario de mi corazón. El amor no es una emoción pasajera, ni una chispa que se apaga cuando la novedad se desvanece. El amor es una decisión valiente y cotidiana de elegir a la misma persona una y otra vez. Incluso cuando el mundo se vuelve ruidoso, la vida se complica y todo se siente pesado. Amar significa mantener la curiosidad por ellos, no solo al principio, sino siempre.

Les preguntas sobre su día porque de verdad quieres saber. Te fijas en sus silencios y escuchas los silencios tras sus palabras. 

El amor no es perfecto, no siempre es fácil, pero es constante. No se rinde cuando las cosas se complican o se sienten incómodas.

Así que, por favor, no empieces si no puedes quedarte. No juegues con el corazón de alguien solo para sentirte vivo por un momento. Los corazones no son juguetes, y las personas no son capítulos que cierras una vez leídos.

A veces me pregunto si vivo en un mundo de sueños, creyendo en este tipo de amor. Pero mi alma susurra en voz baja que sí, que todavía existe. Permanece, se profundiza y no huye cuando la vida se pone difícil.

Y así espero el amor que me elige cada día. El amor que me ve no solo cuando brillo, sino también cuando estoy cansado. Desordenado, humano y dolorosamente real.
Deseo este amor para todos. Deseo personas lo suficientemente valientes como para conocerse a sí mismas primero. Para que no destruyan a otros solo porque están perdidos.

Porque el amor, el amor verdadero, no solo se siente. Es algo que hay que abrazar, proteger y honrar. Cuando lo encuentras, lo abrazas fuerte y nunca lo dejas escapar.
Porque la verdad es que el amor siempre requiere esfuerzo. Pero la belleza que devuelve lo vale todo.

Si este escrito te aportó consuelo o reflexión, sigue adelante. Tú eres tú propio héroe. Nadie vendrá a salvarte. Tienes que convertirte en tu propia fuente de luz.

Te envío un susurro de "gracias".

Patricio Varsariah.