
Una creencia
defendida contracorriente sobre la naturaleza del ser, puede verse de
repente removida por las dudas que se crean ante el miedo y el dolor
que supone no volver a ver físicamente a una persona. De repente
sientes que los cimientos que creías fuertes, se tambalean de manera
alarmante y luchas por aferrarte a aquello que siempre entendiste
como cierto.
Los miedos y las dudas son parte inherente
del ser humano.
¿A dónde irán a
parar las emociones, los sentimientos?...
Siempre he pensado
que eso es lo más importante que tenemos en la vida y de repente me
replanteo todo para al segundo siguiente obligar al pensamiento a
dirigir su atención a aquello que siempre he defendido.
Me
aterra esta confusión, culpo al momento, porque en el fondo de mi
corazón sé que los miedos nos juegan estas malas pasadas y no nos
dejan ver más allá. El sentimiento perdurará en el tiempo mas allá
de los que se van, las emociones nos acompañarán siempre y
mantendrán la esencia en los corazones de los que nos quedamos. Esa
es una certeza inamovible.
La otra, la de una
vida más allá reposa ahora dormida, quizá el silencio la despierte
un día para aclarar lo que el corazón ya conoce.