Se dice que en la vida hay cosas que debemos dejar ir para poder encontrar la felicidad, pero ¿Cómo podemos dejar ir lo que nos pesa? Imaginemos que estamos haciendo una caminata y llevamos una mochila repleta de cosas. Empieza a dolernos  la espalda, nos  detenemos  y la abrimos para ver qué hay dentro. Nos damos  cuenta de que hay varios objetos que no precisamos y nos deshacemos de ellos enseguida. ¿Cómo nos sentiríamos ahora? ¡Mucho más livianos! Podremos dar muchos pasos sin cansarnos y llegar bien lejos. Bueno, algo similar ocurre con los sentimientos y actitudes que se van acumulando a lo largo de los años. En el momento en que aprendes a eliminar todo lo que no necesitas comenzarás a andar por la vida de otra manera, más feliz y más libre.

Entre las cosas que deberíamos tratar de dejar ir están todas aquellas que no nos ayudan a relacionarnos con los demás ni ser buenos con nosotros mismos. Todas esas actitudes que nos limitan y nos  impiden avanzar en nuestro crecimiento tanto con los demás como con nostros mismos. En primer lugar, dejemos  de lado la necesidad de siempre tener la razón. ¡Comencemos con algo difícil! Es posible que no soportamos la idea de equivocarnos y esto te traiga muchos problemas con las personas que quieres. Si tu ego es más grande que las ganas de llevarte bien con tu pareja, tus padres o tus amigos, replantea ese sentimiento ¡y échalo fuera!

Por otra parte, sería bueno que eliminemos el afán de controlar todo, mayormente lo que ocurre a nuestro alrededor. Permitamos que los demás “sean”, como nosotros pretendemos ser. Tampoco es preciso que busques culpables o responsables donde no los hay… ¡o donde tú deberías hacerte cargo! Es más fácil señalar con el dedo al que tenemos al lado, pero muy complicado bajar la cabeza y decir “fui yo”. A diferencia de lo que se cree, eso no es de cobarde, sino de valiente.

Además, deja esa necesidad que te gobierna por querer impresionar a todo el mundo. No puedes pretender ser algo que no eres únicamente para caerle bien al resto. Intentar agradar a quienes te rodean, en realidad te está llenando de malos amigos quienes ante el primer problema que tengas te abandonaran. Lo mismo se aplica a la pareja, al trabajo o a quien se te ocurra. Desde el momento en que te quites la máscara y hables con la verdad mantendrás a tu lado a aquellos que realmente valen la pena.

Hasta ahora te he dicho algunas actitudes que deberíamos soltar en relación a los demás. Pero por supuesto que hay mucho en lo que trabajar si nos referimos a nosotros mismos. Lo que más nos pesa en nuestro andar son los pensamientos negativos y autodestructivos. Con tu manera de pensar estás evitando triunfar, salir adelante y continuar aprendiendo. No creas el 100% de lo que aparece en tu mente, sobre todo lo pesimista y aquello que te hiere. No olvides que el cerebro se puede usar para bien o para mal… y eso depende de ti.

A su vez, deberías eliminar la creencia de que no sirves para hacer tal o cual cosa. No hay nada tan imposible de lograr como piensas. Nada ni nadie (ni siquiera tú mismo) puede impedir que seas feliz y que cumplas tus sueños. Despliega tus alas y vuela. Haz aquello que te permite ser mejor persona y estar cada vez más cerca de tus objetivos. Recuerda que puedes ser tu peor enemigo si no confías en tus capacidades. La resistencia al cambio es otra de las cosas que mejor quitar de tu pesada mochila. Así podrás seguir tu camino bastante más liviano. Los cambios son buenos aunque pienses lo opuesto. Sal de tu zona de confort, no te conformes con lo mínimo… ¡te mereces lo máximo! No te resistas a lo diferente. Dale una oportunidad y se te abrirán muchas puertas. Estos tres sentimientos o pensamientos son muy pesados y no te sirven para nada. El temor es pensar que algo malo te ocurrirá y por ello no te animas a seguir. Si tienes miedo es más probable que fracases. A lo único que debemos temer es al propio miedo porque es limitante y evita que avances.

Los pretextos solo son un escudo para no aceptar lo que te ocurre. Puede deberse a que no te animas, a que te preocupa el futuro, a que no estás del todo seguro de tus capacidades, etc. Muchas veces las excusas son auto-inventadas y no verdaderas. No te quedes estancado en un sitio “porque llueve”, “porque no sé hacerlo”, “porque voy a fallar”, etc.

Y por último, el pasado, ese flagelo que tanto nos pesa. No solemos recordar aquellos acontecimientos bonitos de días anteriores, sino los malos, los que han dejado huellas muy profundas. El pasado ha de ser ignorado porque enfocarte tanto en él no te deja ver el hoy y mucho menos el mañana. Para terminar comparto contigo esta frase : Dejándolo fluir todo llega. El mundo es para los que dejan ir. Cuando lo intentas todos acaban ganando.