¡ay de mí!,
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, noviembre 9, 2017

Recibí hace poco un email de una joven amiga mía que entre muchas cosas me decía : estoy harta de que me quiten la esperanza....Yo voy a seguir creyendo, voy a seguir aguantando, voy a seguir soñando...(aunque ahora ni yo misma me lo crea...pero mañana será otro día, volverá a salir el sol.) me comentaba que estaba desmoralizada porque sus padres desalentaban todos sus proyectos de estudios y sus hipótesis de futuro, querían que viviese en el espacio estrecho que esta sociedad concede a los jóvenes, sin osadías, sin luchar por algo diferente porque, total, no valía la pena. "Estoy triste", me decía en el email, "estoy harta de que me quiten la esperanza. Podrían dejarme por lo menos un poco, lo mínimo para ir tirando".
Pues bien: yo comparto plenamente ese pensamiento. ¿Qué sentido tiene cerrar todos los caminos, atrancarse preventivamente en un búnker en el que sólo se garantiza nuestra propia supervivencia? Detesto el catastrofismo que cada vez cobra más auge en estos años, detesto las predicciones apocalípticas, encuentro que el cinismo es un medio sumamente pobre para enmascarar la propia poquedad, la propia incapacidad de mirar apenas un poco más allá.
Tampoco me gustan todos aquellos que para hacer frente al desconcierto se refugian precipitadamente bajo el ala cálida de las sectas y los grupos. Aquellas sectas y grupos que, como primera medida, impiden pensar y construyen un futuro, ¡ay de mí!, a su imagen y semejanza para garantizarlo, llaves en mano, únicamente a sus adeptos.
Creo que entre estos dos caminos existe un tercer camino, acaso menos cómodo y menos tranquilizador. Este camino es el de los buscadores de esperanza, el de aquellos que saben quitarse de encima todos los lugares comunes sobre qué cosa ha de ser el hombre, sobre su destino, y que, a partir de algunas débiles señales, saben imaginar otro distinto. Un ser humano que todavía no ha nacido, pero que no está dicho que no haya de nacer. No se busca la esperanza por miedo o por apaciguar la conciencia, sino porque se cree en el potencial evolutivo escondido en el hombre.
Mi querida amiga, deseo que halles serenidad y tranquilidad en un mundo que no siempre entenderás. Que el dolor que hayas sentido y los conflictos en los que hayas estado, te den más fuerzas para transitar por la vida enfrentando a cada situación nueva con valor y optimismo. Ten la seguridad de que siempre habrá personas cuyo amor y comprensión siempre estarán allí, incluso cuando más sientas la soledad.
Que siempre encuentres suficiente bondad en los demás,y te hagan creer en un mundo de paz. Que hayan para ti una palabra amable, un gesto reconfortante, una sonrisa cálida, todos los días de tu vida, y que siempre recibas esos dones... y también los des. Recuerda el amanecer cuando te parezca que la noche no termina.
Enséñales a amar a quienes saben odiar, y déjate amar mientras vayas por el mundo. Que las enseñanzas de quienes admiras se hagan parte de ti, para que puedas aplicarlas. Recuerda, que aquellas personas cuyas vidas has tocado y quienes han tocado la tuya siempre son parte de ti, aun si los encuentros fueran menos de los que desearías. Es la esencia del encuentro lo que es más importante que su forma.
Que nunca te produzcan desesperación los asuntos materiales, y que, más bien, aprecies el valor inconmensurable de la bondad en tu corazón. Cada día, encuentra el tiempo para apreciar la belleza y el amor en el mundo a tu alrededor. Date cuenta que cada persona tiene habilidades sin límite aun cuando cada uno de nosotros es diferente a su manera. Lo que sientas que te falta en un aspecto pudiera estar más que compensado en otro.
Lo que sientas que hoy te falta, bien pudiera ser una de tus fortalezas de mañana, y siempre veas el futuro lleno de promesas y posibilidades. Aprende a ver todo, absolutamente todo, como una experiencia enriquecedora, y siempre encuentres suficiente fuerza interior para que tú puedas darte cuenta de lo que vales, y no te vuelvas dependiente de lo que digan los demás acerca de tus logros y que siempre sientas el amor.
Desde mi corazón.
Patricio Varsariah.