ya lo tengo todo por solo estar vivo
Publicado por Patricio Varsariah el lunes, agosto 15, 2016

Hoy el día me ha traído algo con lo que no contaba, y lo cierto es que varias emociones se han desplegado. No es un acontecimiento único y cualquiera y a la vez no tendría que haber desembocado de esta manera, pero como siempre digo, la vida es como es y no como uno quisiera que fuese… un desenlace inesperado, una ruptura de algo que estaba bien, en teoría.
A lo largo de nuestra vida nos relacionamos de una manera tan absolutamente inusual que si vemos invadido nuestro campo interior, y que pueda afectar al campo exterior, a lo que puedan pensar de nosotros, sacamos toda la artillería, la pesada, perdemos los papeles y pronunciamos o escribimos palabras que salen de la maraña de la confusión, del desconcierto, del sufrimiento que creemos experimentar, culpando a otros de ello.
Intento moverme por esta vida con el máximo respeto, relacionarme, hablar y escribir sobre la misma base. Hoy he leído y escuchado de alguien muy muy cercano, palabras que en absoluto reflejan este pisar. A veces, me digo a mí mismo, ya está bien de estar ahí pase lo que pase, de recibir palabras desconsideradas, de no enfadarme nunca y que la otra parte siempre encuentre motivos para ello, de que se mida lo que se da, de tergiversar y sobre todo si pides ayuda y cuando la recibas luches de manera desproporcionada.
Como saben me gusta empaparme de lo que veo para escribir, para hacer reflexionar a aquellos que andan perdidos dentro de sí mismos, porque yo no siempre estuve ni fui así, tuve mis oscuridades que me comían y no sabía cómo salir de ellas, el desconcierto me abrazaba, y clamaba auxilio, y al pedirlo y recibirlo lo agradecí.
Quizás tanto que hayan leído esto de que escribo sobre lo que se mueve por dentro y lo que contemplo que anda desordenado por el mundo, que necesiten que les diga que soy humano como todos, que mi vida no es perfecta, que lloro, que a veces, muy pocas veces se producen encontronazos, y desemboca en furia de titanes. Que por decisión propia no me enfado porque pienso que es una pérdida de energía, tiempo y de uno mismo, que el vivir pasa muy muy rápido y el resentimiento es un ego desmesurado que no sabe perdonar, que perdonar es una virtud, en la que ni tan siquiera hay que perdonar sino ver que cada uno tiene su proceso y se respeta. No podemos pretender lo que no puede ser, cada nivel de evolución debe ser respetado.
También he aprendido, amanecer tras amanecer, tras muchos amaneceres en estos muchos años de vueltas alrededor del sol, a poner las cosas en su sitio, a sembrar estas pisadas de crecimiento, a dejar que la oscuridad ciegue otras miradas, si están empeñadas en ello, sin dejar enturbiar la mía. Y no es perfecta mi vida, ¿hay perfección? No y sería aburrido. La mía no lo es, por supuesto, porque vivo en medio de todos, pero me levanto tras cada caída, me reinvento a mí mismo, hago de cada caída o tropiezo una oportunidad para ver en qué puedo mejorar y seguir adelante, una y otra vez, no es que sea fácil ni difícil, pero creo que es la única y máxima responsabilidad para con nosotros mismos. Tanto que el planeta anda obsesionado por el qué dirán los demás, cuando solamente debiera preocuparnos y ocuparnos el darnos cuentas a nosotros mismos, en lo que nuestra conciencia nos diga.
No se trata de vivir por encima de nadie, de pedirle cuentas a otros, sino de ser conscientes de que cualquier cosa que hagamos en la vida debe de salir de una actitud libre, de un regalo de nuestro ser hacia el vivir, hacia ese movimiento incesante. Lo contrario se va convirtiendo poco a poco en actitudes mentales de dependencia en múltiples maneras.
No soy el reflejo ni el estandarte de nada ni de nadie, tampoco tengo la fórmula de las vivencias humanas ni de la manera correcta de ser y estar, pero la vida me ha enseñado unas cuantas cosas que decidí escuchar muy bien, con todo el ser, tales como la alegría suprema de simplemente estar vivo y contemplar lo que sucede bajo la bóveda celeste, el agradecimiento incesante ante todo cuanto acontece, la responsabilidad para conmigo mismo y la unión para con la vida.
Simplemente escribo y escribo sobre lo que se mueve dentro de este ser y el alrededor, porque me nace desde hace tantos años y comenzaron a mirarse por casi todo el planeta estas humildes reflexiones o escritos. Lo único que si puedo asegurar es que no puedo, soy incapaz, de plasmar en palabras algo que no haya experimentado en carne propia, que no haya sentido, que no haya movido cielo y tierra dentro de mí, que todos lo que me conocen dirían de mí cualquier cosa salvo que sea egoísta, egocéntrico, y que necesite un especialista que revise mi mente, porque si fuese así no me hubiese preocupado como lo he hecho en responder a todo aquel que ha dicho acerca de mí, que han sido algunos, que soy especial, que tengo una manera de entender y ver la vida suprema, que tengo un don, a todos he dicho, porque así lo siento, que no soy nada de eso, sino tan solo un ser que se esmera en vivir la vida con exquisita entrega e intensidad, en darse por completo y no esperar nada a cambio, pues ya lo tengo todo por solo estar vivo pero eso no da derecho a nadie a tergiversar, a mal interpretar. Ya se debe de acabar esta farsa en la que el sistema nos encerró con un embudo, en estar centrados en lo mío, en lo que me dan o no, en lo que recibo y cómo, en tener de todo, pero estar vacío por dentro.
Hacía tiempo que no escribía de esta manera y con esta fluidez. El caso es que me encuentro muy muy tranquilo, aunque con cierta tristeza porque haya ganado la ignorancia humana, el no saber separar los sentimientos propios de lo que realmente es. Hoy la sombra ha vuelto a ganar una batalla, y lo peor es que con creces, por empoderarse de un ser humano, de otro. No hay peor castigo para con uno mismo que obcecarse y pensarse que la luz que otros puedan ofrecerte dañan tu oscuridad.