La noche de ayer y después de recibir un email de Jennifer, estaba pensando en esa época, tan lejana, cuando aún no había dejado de ser un niño, y daba mis primeros pasos en el camino de la adolescencia. En lo difícil que fue caminar solo sin tener en quién apoyarme, y en lo mucho que me habría ayudado tener a alguien que me advirtiera en dónde me estaba metiendo... y se me ocurrió escribir esta carta a Jennifer diciéndole todo lo que me diría si tuviera la oportunidad de hablar con mi yo de trece o catorce años. Y esto es lo que salió!

Lo sé, sé que estás asustada y confundida. Créeme que te entiendo, que conozco la impotencia que te quema las entrañas, la rabia que te consume, la traición que te escuece y el dolor que intentas disimular. Creías que vivías en una fortaleza con murallas infranqueables, y hoy las has visto derrumbarse ante tus ojos. Te han mentido a la cara para luego apuñalarte por la espalda, y justamente aquellas personas que pensaste que jamás te fallarían. No podrías estar más decepcionada, ni sentirte más sola. Necesitas a alguien pero no sabes a quién acudir, y no paras de machacarte y culparte por algo que no has hecho. Pero oye, te prometo que todo va a salir bien, aunque ahora solo veas un horizonte negro.

No permitas que una mala experiencia te hunda, no pienses que todo el mundo es igual. Hay personas que demostrarán ser Amigos de verdad si se lo permites, y están más cerca de lo que crees. No desconfíes de todos, pero tampoco regales tu confianza a cualquiera. Aprende a discernir quién se la merece y quién no. No te guardes todo lo que sientes y te lastima, o acabará pudriéndose dentro de ti, pero elige muy bien con quién lo compartes. 

Ten el valor de pedir ayuda cuando no puedas llevar la carga sola. A veces hay que dejar el orgullo a un lado y ser humildes, lo cual no te hace más débil. Reconoce tus errores, aprende de ellos y pide perdón. Siempre se aprende de los errores, tanto de los propios como de los ajenos. Por eso, cada vez que te hagan daño, graba una lección en tu memoria y no vuelvas a caer en el mismo error o la misma trampa. 

No dejes que te pesquen dos veces con el mismo anzuelo. Quédate con lo positivo y desecha lo demás, perdona a quien lo merezca y nunca eches en cara algo que ya hayas perdonado. Recuerda que no tienes ningún derecho a juzgar. Ten en cuenta que el errar es humano. Tú también te vas a equivocar, y muchas veces. Acéptalo, no eres perfecta y nadie lo es. Deja de intentar gustarle a todo el mundo porque solo conseguirás frustrarte. Sé tú misma, pero sigue haciendo lo posible por mejorar cada día, sigue puliendo cualquier defecto que notes en ti y crecerás como persona. Y cuando falles, recuerda que eres humana y tienes derecho a equivocarte, pero nunca te des por vencida, da lo mejor de ti y te sentirás satisfecha. 

Nunca te machaques pensando "que habría pasado si..."  Te repito, cuando algo te salga mal acéptalo, aprende, perdónate y pasa página. Haz borrón y cuenta nueva tantas veces como sea necesario.

No siempre va a ser fácil. El camino se pondrá cuesta arriba y encontrarás obstáculos que quizás creas que no puedes superar. No te engañes. Puedes, SIEMPRE PUEDES, no importa lo que venga. Aunque no lo creas, el camino está hecho a tu medida, y si alguna vez sientes que una prueba te viene grande, es porque alguien ahí arriba sabe que puedes llegar a más de lo que imaginas. Tu mayor obstáculo eres tú misma. Si te dices que no eres capaz, no lo serás. Por eso tienes que confiar en ti  y plantarle cara a tus inseguridades. Recuerda que no es valiente quien no le teme a nada, sino quien se enfrenta a sus miedos.

Abraza mucho, escucha más de lo que hablas, piensa lo que vas a decir antes de abrir la boca y elige con cuidado las palabras y el tono. Haz oídos sordos a palabras necias, no dejes que comentarios superficiales te tiren abajo. No creas todo lo que escuches, y nunca lo repitas si no estás segura. 

No prometas nada que no estés segura de cumplir. Nunca traiciones, nunca reveles un secreto que te confíen. No dejes que otros decidan por ti. Y no tomes grandes decisiones precipitadamente, menos si estás enfadada. Marca desde ya tus metas más importantes y lucha por ellas. 

No abandones tus sueños. Y sobre todo quiérete mucho, muchísimo. Tienes un montón de cualidades y cosas buenas que compartir, no te las guardes para ti. Mira a tu alrededor, concéntrate en todo lo que tienes y no en lo que has perdido. Aunque todavía no lo sabes, tienes muchísima fuerza de voluntad. 
Por favor, utilízala bien, y verás que todo mejora pronto. Te lo prometo. 

Confío en que sabrás hacerlo bien.

Tu padre.