El amor es una palabra de luz, escrito por una mano de luz, sobre una página de luz. Del corazón de una mujer sensible brota la felicidad de la humanidad, y de la bondad de su noble espíritu surge el afecto de la humanidad. Cuando la mano de un hombre toca la mano de una mujer ambos tocan el corazón de la eternidad.

La vida sin amor es como un árbol sin flor ni fruto. Y el amor sin Belleza es como flores sin aroma y frutos sin semillas… Vida, Amor y Belleza son tres personas en una, que no se pueden separar ni cambiar. El amor es la única libertad del mundo porque eleva tanto el espíritu que las leyes de la humanidad y los fenómenos de la naturaleza no alteran su curso. Dios les ha dado un espíritu con alas para elevarse al espacioso firmamento del Amor y la Libertad.

Pero, ¿qué ser humano es el que nunca ha bebido el vino de la copa del amor, y qué espíritu es el que nunca ha estado con reverencia ante ese altar iluminado en el templo cuyo pavimento es el corazón de hombres y mujeres y cuyo techo es el secreto? ¿Qué flor es aquella sobre cuyas hojas la aurora nunca ha vertido una gota de rocío? ¿Qué riachuelo es el que perdió su curso sin llegar al mar?

El amor es vino servido por las novias del amanecer que fortalece las almas fuertes y les permite ascender a las estrellas. El amor es un conocimiento divino que permite a los hombres ver tanto como a los dioses. En una noche, en una hora, en un momento de tiempo, el Espíritu desciende del centro del círculo de luz divina y me miró con los ojos de tu corazón. De esa mirada nació el Amor y encontró una morada en mi corazón.

El corazón palpitante de mi “compañera del camino”, es como un pájaro que vuela en el espacioso cielo del amor. Es como un jarrón llenado con el vino de los siglos que ha sido prensado para las almas que beben. Es como un libro en cuyas páginas uno lee los capítulos de la felicidad y la miseria, la alegría y el dolor, la risa y la tristeza. Nadie puede leer este libro excepto el verdadero compañero que es la otra mitad de la mujer, creada para ella desde el principio del mundo. 

Existen algunos poetas y escritores que han tratado y tratan de comprender la realidad de la mujer, pero hasta el día de hoy no han comprendido los secretos ocultos de su corazón, porque la miran desde detrás del velo sexual y no ven nada más que lo externo; la miran a través de la lupa del odio y no encuentran nada más que debilidad y sumisión.

Una mujer a quien la Providencia ha provisto de belleza de espíritu y de cuerpo es una verdad, al mismo tiempo abierta y secreta, que sólo podemos comprender por el amor y tocar sólo por la virtud; y cuando intentamos describir a una mujer así, desaparece como el vapor. Su belleza es como un sueño de revelación que no se puede medir, encuadernar o copiar con el pincel de un pintor o el cincel de un escultor.

La belleza de una mujer no está en su cabello, sino en la virtud de la pureza que lo rodeaba; no en sus grandes ojos, sino en la luz que emana de ellos; no en sus labios rojos, sino en la dulzura de sus palabras; no en su cuello de marfil, sino en su ligero lazo al frente. Tampoco en su perfecta figura, sino en la nobleza de su espíritu, ardiendo como una antorcha blanca entre la tierra y el cielo. Su belleza es como un regalo de poesía. La mujer es para una nación como la luz para una lámpara.

La felicidad de una mujer no proviene de la gloria y el honor del hombre, ni de su generosidad y afecto, sino del amor que une sus corazones y afectos, haciéndolos un miembro del cuerpo de la vida y una palabra en los labios de Dios.

Es incorrecto pensar que el amor proviene de un compañerismo prolongado y un noviazgo perseverante. El amor es el fruto de la afinidad espiritual y, a menos que esa afinidad se cree en un momento, no se creará durante años o incluso generaciones. A través del espíritu, no del cuerpo, se debe mostrar amor. El habla no es el único medio de entendimiento entre dos almas. No son las sílabas que salen de los labios y las lenguas las que unen los corazones.

El matrimonio es la unión de dos divinidades para que nazca una tercera en la tierra. Es la unión de dos almas en un fuerte amor por la abolición de la separación. Es esa unidad superior la que fusiona las unidades separadas dentro de los dos espíritus. Es el anillo de oro en una cadena cuyo comienzo es una mirada y cuyo final es la Eternidad. Es la lluvia pura que cae de un cielo inmaculado para fructificar y bendecir los campos de la Naturaleza divina.

El amor limitado pide la posesión del amado, pero el ilimitado solo pide por sí mismo. El amor que se interpone entre la ingenuidad y el despertar de la juventud se satisface con la posesión y crece con los abrazos. Pero el Amor que nace en el regazo del firmamento y ha descendido con los secretos de la noche no se disputa con otra cosa que la Eternidad y la inmortalidad; no se presenta con reverencia ante nada excepto la deidad.

Mi corazón gemelo y “compañera del camino” a quien busqué aquí la encontré. Entonces el ángel llevó mi anhelo a su anhelo, y vivo con ella en el corazón mismo de Dios. Y me acerco más a ella y ella a mí, y somos uno una esfera que brilla al sol; y somos una canción entre las estrellas.

La Primera Vista fue ese momento que divide la intoxicación de la Vida del despertar. Fue la primera llama que ilumino el dominio interno del corazón. Fue la primera nota mágica que se toca en el hilo plateado del corazón. Es ese breve momento que despliega ante el alma las crónicas del tiempo y revela a los ojos las obras de la noche y las obras de la conciencia. Abre los secretos del futuro de la eternidad. Fue la semilla arrojada por la diosa del Amor, y sembrada por los ojos en el campo del Amor, producida por el afecto y cosechada por el Alma.

El Primer Beso fue el primer simulador de la copa que la diosa llena con el néctar de la Vida. Fue la línea divisoria entre la Duda que seduce al espíritu y entristece el corazón, y la Certeza que inunda el ser interior de alegría. Es el comienzo del canto de la Vida y el primer acto del drama del Hombre Ideal. Fue el vínculo que une la extrañeza del pasado con el brillo del futuro; el vínculo entre el silencio de los sentimientos y su canto. Fue una palabra pronunciada por cuatro labios que proclama al corazón un trono, el amor a un rey y la fidelidad una corona. Fue el suave toque de los delicados dedos de la brisa en los labios de la rosa, que lanza un largo suspiro de alivio y un dulce gemido, cuyo recuerdo derrite mi corazón y despierta por su dulzura toda la virtud de mi espíritu.

Haré de mi alma un sobre para tu alma, y mi corazón una residencia para tu belleza y mi pecho una tumba para tus dolores. Te amaré como las praderas aman la primavera, y viviré en ti como una flor bajo los rayos del sol. Cantaré tu nombre como el valle canta el eco de las campanas de las iglesias del pueblo; Escucharé el lenguaje de tu alma como la orilla escucha la historia de las olas. Te recordaré como un extraño se acuerda de su amada patria, y como un hambriento se acuerda de un banquete, y como un rey destronado se acuerda de los días de su gloria, y como un prisionero se acuerda de las horas de descanso y libertad. Te recordaré como un sembrador se acuerda de los haces de trigo en su harina de trillar, y como un pastor se acuerda de las verdes praderas y los dulces arroyos.

Solo nuestros espíritus pueden comprender la belleza o vivir y crecer con ella. Confunde nuestras mentes; soy incapaz de describirlo con palabras; es una sensación que mis ojos no pueden ver, derivada tanto del que observa como del que es mirado. La verdadera belleza es un rayo que emana del lugar santísimo del espíritu e ilumina el cuerpo, como la vida proviene de las profundidades de la tierra y da color y aroma a una flor.

La belleza tiene su propio lenguaje celestial, más elevado que las voces de lenguas y labios. Es un lenguaje atemporal, común a toda la humanidad, un lago tranquilo que atrae los arroyos cantores a su profundidad y los silencia porque la verdadera belleza radica en el acuerdo espiritual que se llama amor que puede existir entre un hombre y una mujer.

Estaba profundamente absorto en el pensamiento y la contemplación y buscando comprender el significado de la naturaleza y la revelación de los libros y las escrituras cuando escuché AMOR susurrado en mis oídos a través de los labios de mi compañera del camino. Mi vida estaba en coma, vacía como la de Adam en el paraíso, cuando la vi de pie ante mí como una columna de luz. Ella es la Eva de mi corazón que lo lleno de secretos y maravillas y me hizo comprender el significado de la vida. Se convirtió en un libro cuyas páginas podía entender pero que nunca terminare de leer.

Siembra una semilla y la tierra te dará una flor. Sueña tu sueño hasta el cielo y te traerá a tu “compañera del camino tu amada”.

Tú me complementas.
Patricio Varsariah