Cada uno escoge como quiere vivirse la vida. Yo opté por la vida y sus desafíos con alegría y fe porque ella me espera cada día, me ofrece nuevas propuestas a diario y la hace atractiva e interesante para mí. Es mi opción! Dialogo a diario con la vida y con la muerte, la muerte a todo aquello que renuncio, dejo atrás y me renuevo con lo que he re-aprendido, eso marca una diferencia porque sé que ella me está esperando en un día incierto como a ti y a todos... Solo sé que mis últimos momentos serán de acuerdo a lo que he vivido…. y éstos han sido de amor por todo aquello que es la vida, aceptando retos, enfrentando miedos, dejándolos atrás junto a todo lo que está fuera de mi naturaleza.

VIVIR lo he aprendido porque estoy atento a lo que me acontece, y “los errores” son parte de ella, como también aquellas cosas que no salieron como me habría gustado, y he aprendido y he sacado partido a esas situaciones, a veces me ha regalado otro resultado, uno que no esperaba, y que llamo “ganancias secundarias”… cosas afortunadas ante una situación. Soy de los que veo el vaso a medio llenar.

Existen algunos que dicen VIVIR y sólo están viviendo con la muerte a diario, olvidándose vivir porque optaron por la queja y la victimización sin avanzar, y hacen de su entorno un infierno! sin ver que los obstáculos están para ser traspasados y que los errores no existen…sólo son experiencias, y, desde que lo comprendí, todo cambió.

Generalmente nos resistimos a los cambios, porque son muertes, reemplazar un estado por otro nos complica, nos retrae y cuesta tomar una decisión: “una oruga” es una mariposa y qué es eso sino una transformación? Dejó de ser crisálida para ser una expresión maravillosa de la naturaleza: mariposa multicolor! Pues eso son los cambios, a los que tememos… a veces preferimos quedarnos con las migajas seguras en las manos, y perdernos el banquete que están enfrente de nosotros!  Yo aprendí y acepté, humildemente, que todo cambia y eso hoy es mi aventura, es un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Comprendo que las cosas pueden y deben hacerse de otra manera, existen otras formas, ampliar la mirada.

El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificación con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida. Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. 

Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.

Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.

Los seres humanos le tememos a dos cosas, fundamentalmente; a la falta de amor, al temor de no ser queridos y a la muerte. Tenemos que revisarnos constantemente para ver cuán vivos o muertos estamos! Tu opción es unirte a la vida y la vives en vida, o estás muriendo sin morir…