Todo lo que creemos necesitar, lo que deseamos, lo hacemos aparecer. Lo que sucede es que a veces dudamos y atraemos lo que NO queríamos, la mayoría de las veces por tanto temer y tanto repetir ese NO. Somos seres que materializamos lo que necesitamos pidiéndolo y el universo se encarga de una u otra manera de hacerlo aparecer en nuestras vidas.

Quien cree que no merece tener dinero no lo tendrá. Quien cree que el dinero cuesta mucho esfuerzo conseguirlo por mucho esfuerzo lo conseguirá. El universo no entiende si lo que pedimos es lícito o no, moral o no, bueno o malo, difícil o sencillo. El universo cumple, pidamos algo deseándolo y soñándolo continuamente o temiéndolo y repudiándolo una y otra vez.

Quien cree que merece una persona maravillosa a su lado la tendrá pero quien ni siquiera se ame a sí mismo poco atraerá a otras personas. Si deseamos poseer algo y dudamos merecerlo jamás lo haremos aparecer. Si nuestra mente es un mundo de temores y miedos, de fantasmas y monstruos, nuestro mundo se convertirá en ese infierno.

Sin embargo si anhelamos cosas y sonreímos, la vida se abre paso y nos ayuda a elegir los caminos que nos llevan a nuestras metas. El universo (o a quien muchos llamamos DIOS) es sabio y nos da la libertad de que elijamos. Decidimos ser buenos o malos, matar o dar la vida, robar o ayudar. Nuestra conciencia es en parte la culpable de que se abran o no los caminos porque en el fondo sabemos que merecemos lo mejor cuando hacemos las cosas bien hechas, cuando las hacemos de corazón.

La ley de la atracción es como la gravedad, nada escapa a ella. Pero hay una más importante, la ley del AMOR. Lo malo siempre lleva a la oscuridad, al sufrimiento y la desesperanza. El amor, el bien, lleva a la felicidad y la luz, y, sobre todo, al entendimiento de qué hacemos aquí.

La vida de cada uno de nosotros es pues lo que hemos decidido que sea, consciente o inconscientemente. Muchos de nosotros al ver esto hemos comprendido muchas cosas de nuestras propias vidas. Ahora, el futuro está en nuestras manos si tenemos fe en este nuevo e inmenso poder. Quien lo banaliza será víctima de su propia conciencia, porque tarde o tempranos nos es que nos convenzamos, sino que nos damos cuenta de que así y sólo así funciona el universo.

No se trata de opinar si me parece creíble, lógico o razonable, sino en abrir los ojos y ver que así es y, sobre todo, probar de todo corazón y ver los resultados por uno mismo. Ahora sí, sin fe no se logra nada. 

Una de las cosas más importantes que entra aquí también en juego es la GRATITUD. Las personas agradecidas son más felices y logran más que las que se quejan. Conozco a mucha gente que no sabe agradecer nada y que sólo sale de sus labios queja tras queja. Nada les parece bien. Agradecer todo, desde lo más mínimo, es dar gracias a Dios por esta vida, por un regalo tan maravilloso. Dios comenzó dándonos el regalo más grande, nuestra libertad, y ahora somos conscientes de que eligiendo el AMOR es como llegamos más cerca de Dios.