una necesidad de exteriorizar y compartir
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, marzo 9, 2016

Hace mucho tiempo que empecé a escribir sobre mi enfermedad, un día decidiré unir todas esas palabras y convertirlo en un libro que hable sobre la enfermedad pero sobre todo, de los sentimientos que me recorren. No sé si alguna vez verá la luz, sigue en un cajón a la espera de que sea capaz de darle un comienzo y un final, pero cada vez mi poder de concentración para escribir seguido y con sentido es menor.
Uno de los capítulos sera de tratar naturalmente del DOLOR y parte de él dirá así: "Cuando nos adentramos en ese complicado mundo del dolor, deberíamos decir ante todo que es algo subjetivo, que cada uno lo expresa y lo siente de un modo diferente. Pero..¿Cómo demuestras cuanto te duele? Y...¿Como te duele? Pues eso es lo malo que no hay una marca, ni nada que justifique la intensidad de tu sufrimiento, lo cual va en contra de nuestra credibilidad, y el dolor se convierte en una duda, en un dolor bajo sospecha (como una vez leí), ese mismo que algunos tachan de exagerado, porque el dolor no se ve, ni hay modo de evaluarlo, tan sólo se percibe de un modo personal y únicamente quien lo vive y lo sufre tiene consciencia de su poder. Es tu compañero diario, aunque no se vea, aunque nadie lo advierta y ciertamente eres tu mismo y en muchas ocasiones, quien no permite que nada delate su presencia..."
Es cierto que hace ya mucho tiempo que el dolor se ha adueñado de todo mi espacio, de mi cuerpo y mi ánimo,ese que tanto conozco y reconozco como si formara ya parte de mi mismo. Pero desde hace unos meses y con una inusitada insistencia el dolor que me produce esta enfermedad en el pecho en la boca del estómago no me deja vivir literalmente.
¡Es una pena!.. Esa es la primera sensación que me asalta, la impotencia al comprobar que no sólo nada cambia en mi vida si no que cada día va a peor y nuevos síntomas aparecen para torturarme más aun, si cabe. Aunque es un dolor ya conocido por mi, ahora se han instalado en mi cuerpo como un huésped con pocas ganas de abandonarme. Ya he tenido la primera visita con un especialistas-cardiólogo-, necesito una opinión de alguien que entienda y atienda a diario a pacientes con mi misma sintomatología y que este acostumbrado a vivirla de cerca, es la única manera de que puedan ayudarte y la verdad es que creo que ha sido un acierto, me parece increíble que a estas alturas no conozcan, mejor dicho, no tengan claro como actuar ante una enfermedad, cuando me consta que la padecen un buen número de hombres y mujeres y muchos de ellos, como yo, no están tratados y atendidos correctamente.
Me entristece que todo este dolor que siento ahora no se pueda medir y me refiero a dolor físico, por que el otro, el del corazón y el alma es puñetero, pero el físico, el que siente tu cuerpo, no se queda atrás. Este dolor renovado en fuerzas me despierta por las noches como mordiscos traicioneros en el centro de mi pecho y de mi abdomen y se convierte en una diana a la que tirar al blanco, con furia y sin piedad. Me he convertido nuevamente en una farmacia ambulante y no salgo de casa sin cargar mis alforjas de analgésicos y antiinflamatorios para mitigar algo este dolor extremo que no se parece a ese otro al que estoy totalmente acostumbrada, como el de la rodilla derecha con estos ya estoy acostumbrado a lidiar y me proporciona una tranquilidad, aunque parezca un absurdo, saber que son los de siempre, mis fieles compañeros no elegidos, esos que tengo que soportar estoicamente, pero con los que ya había aprendido a convivir .
En cambio con este nuevo calvario no sé como bregar...
No sé por qué razón estoy siempre mareado y a punto de caer al suelo, antes me pasaba porque siempre he tenido la tensión baja, pero ahora de repente, y de momento sin explicación, tengo hipertensión y mi pulso en reposo sobrepasa las 120 pulsaciones. No quiero darle más vueltas al tema hasta tener todas las respuestas…Bueno, eso de todas las respuestas será difícil, pero lo que no quiero es comerme más el coco. Seguramente este escrito se debe a una necesidad de exteriorizar y compartir mis sentimientos actuales y sigue siendo una suerte tener una vía de escape, que en mi caso es la escritura. Supongo que debería dar las gracias por ello.