Un hipócrita puede dejar de serlo
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, junio 6, 2019

La verdadera transformación de una persona hipócrita es reconocer que sus dichos están lejos de la verdad que existe en su mente y en su corazón. Por lo tanto, esa transformación debe consistir en limpiar el corazón y los pensamientos y darle paso a la sinceridad con uno mismo y con los demás.
La hipocresía es el acto de afirmar algo con total convicción, para luego hacer algo completamente diferente. Todos conocemos a alguien así. Y ciertamente hay personas que llevan la hipocresía como estandarte.
La palabra misma, en su origen etimológico refiere al verbo “actuar” o “fingir”. Es decir, pretender ser alguien quien en verdad no es. Una persona hipócrita, según la concepción actual, es alguien que no dice la verdad, que miente o que aparenta ser quien no es, para lograr algún tipo de beneficio.
El Papa Francisco dijo en una de sus audiencias generales en el Vaticano que “es mejor ser ateo que ser hipócrita”. Lo que el Papa Francisco de la iglesia católica quiso decir, según mi modesto criterio es que hay muchas personas que rasgan sus vestiduras por los necesitados, implorando a Dios, pero puertas adentro tienen el corazón impuro.«¿Con qué frecuencia vemos los escándalos de estas personas que van a la iglesia y están allí todos los días, y luego llevan una vida en la que odian a los demás o hablan mal de otras personas?«, dijo el Papa, polémico.
Cientos de personas van a la Iglesia, hablan bien de Dios, ayudan solo cuando esa ayuda es vista por los demás, y siempre buscan un beneficio a cambio; sea este el reconocimiento, la fama o algo más.
La hipocresía es moneda corriente. Muchas personas, sean de la religión que sean, usan también la hipocresía como arma ante sentimientos como miedo o vergüenza. También es una forma de cobardía, pues supone no saber decir las cosas de frente o no poder enfrentarse a sus propios sentimientos.
Los políticos corruptos son también otro gran ejemplo de hipocresía, pues prometen poner empeño en salvar a la sociedad, ayudar a los necesitados, y mejorar el nivel de vida de los ciudadanos, pero solo se llenan los bolsillos a costa de la miseria de otros.
Para una persona que se maneja con total falsedad y desatino entre lo que se dice y lo que se hace, tal vez el camino de la verdad sea áspero y difícil de atravesar, pero no imposible. No quiero sonar utópico pero creo en la humanidad y en origen noble del corazón de las personas. Por lo tanto, pienso que un hipócrita puede dejar de serlo, si limpia su corazón de engaños y mentiras a sí mismos.
De acuerdo a los expertos, las personas que mienten lo hacen por tener una baja autoestima, por inseguridad, falta de confianza en uno mismo, por temor al rechazo, vergüenza, miedo al castigo y a la crítica. En muchos casos, una persona miente para manipular al otro.
Un hipócrita es alguien que se miente a sí mismo y a los demás. Van a la Iglesia, dan limosna a la salida, pero le cierran la puerta de su casa a una madre que pide comida para su hijo. Dicen amar a sus hijos y a su familia, pero el maltrato puertas adentro es insoslayable.
Cuando decimos que amamos a Dios, amamos a quienes nos rodean. Cuando decimos que Dios es el más grande y que es Él quien encauza nuestra vida, estamos diciendo que amamos la humanidad y luchamos por el bien de ella.
La verdadera transformación de una persona hipócrita es reconocer que sus dichos están lejos de la verdad que existe en su mente y en su corazón. Por lo tanto, esa transformación debe consistir en limpiar el corazón y los pensamientos y darle paso a la sinceridad con uno mismo y con los demás.
Ahora bien, puedes estar siendo hipócrita si tienes a menudo actitudes como estas:
Te gusta hablar de los demás
Criticas siempre a los otros, o a quienes consideras que son mejor que tú
Ayudas solo si puedes obtener algo a cambio
Ayudas solo si alguien puede verlo
Dices una cosa, pero haces la otra
No reconoces la hipocresía en ti
Tú y Yo no somos perfectos, y en nuestro intento de repudiar actos insanos o penosos, pecamos de hipócritas. Muchas veces nos damos cuenta de ello, y buscamos remediarlo. En ello consiste la verdadera deconstrucción del ser humano; es decir, en evidenciar las fallas y contradicciones de nuestro propio discurso.
Volver al eje, sincerarnos, seguir nuestro corazón. Dejar de andar con falsedades y mentiras. Cuando logramos esto, la vida parece más liviana y fácil de llevar. Alivianar la carga de la pesada mochila de hipocresías que llevamos a diario, puede darnos grandes satisfacciones.
Recibamos el amor en nuestros corazónes. Perdonemos y aceptemos nuestros errores. Solo así podremos comenzar un nuevo camino, donde las falsedades y el doble discurso queden atrás.
Saludos.
Patricio Varsariah.
No intento convencer a nadie,
es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.