Todo nace del cambio.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, agosto 14, 2025

La naturaleza, en su infinita sabiduría, ama alterar lo existente y crear cosas nuevas a partir de ello. Es un fluir armonioso de la vida. Lo existente ya se está formando. La misma regla se aplica a nuestras vidas. El fin de una relación, la pérdida de un trabajo, el cierre de una etapa de la vida. Estos no son solo finales.
También son nuevos comienzos. Son las semillas necesarias de lo que sucederá después. Conciencia constante de que todo nace del cambio. Saber que nada le apasiona más a la naturaleza que alterar lo existente y crear cosas nuevas a su imagen. Todo lo que existe es la semilla de lo que surgirá de él.
Es el principio de todo. Si lo olvidas, comienzas un proceso de resistencia que se convierte en fuente de sufrimiento. Y tu vida se vuelve más difícil de lo necesario. Te resistirás a lo natural, y esa resistencia te agotará.
La naturaleza ama el movimiento. Destrucción seguida de renacimiento. Está en todas partes. Ríos que atraviesan la roca, bosques que arden y vuelven más fuertes. Regeneras tus células en promedio cada 7 a 10 años. El cambio es la naturaleza obsesiva de la biología. Y, por supuesto, el cerebro puede reconfigurarse a través de la experiencia. Es adaptable. Fuiste hecho para cambiar. No hay nada que ame más a la naturaleza que alterar lo existente y crear cosas nuevas a su imagen.
Los biólogos saben que la mutación genética es la clave de la supervivencia de las especies. Es importante porque plantamos semillas a diario. Cada acción genera algo. Un pensamiento se convierte en un hábito. Un hábito se convierte en una forma de ser. Una sola decisión puede generar una vida completamente nueva.
Todo lo que existe es la semilla de lo que surgirá de ello. Si ignoras esto, pierdes el poder de invertir en buenas semillas para una buena vida. Cada vez que algo termina (un trabajo, una relación, una identidad), es tentador lamentar la pérdida como si fuera una muerte definitiva. Pero los finales también son nuevos comienzos. Lo que parece pérdida es una transformación disfrazada.
Lo que se interpone en el camino se convierte en el camino, es una lección de naturaleza. No espera tu permiso para cambiar. Simplemente lo hace. Y si lo permites, descubrirás que todo lo doloroso tiene la semilla de algo útil. Pero requiere consciencia. Tienes que mantenerte despierto. Esa es la diferencia entre crecer y simplemente envejecer. Cada experiencia intenta transformarte en algo diferente. Estás transformándote, te guste o no. Pero puedes tomar el control del cambio.
No me malinterpretes. El cambio puede parecer brutal. No siempre es fácil integrarlo. Pero si te alejas, verás que nunca es aleatorio. Sigue un ritmo, caos, orden, caos de nuevo. Como las estaciones. Como la vida. Cuando estés estancado, asustado o de luto, recuerda esto: no estás roto. Estás transformándote. Lo que se va de tu vida no te está robando. Está plantando algo nuevo. Simplemente aún no puedes ver el panorama completo. Pero está ahí. Esperando a emerger. Si aprendes a hacerlo.
La inteligencia es lo que utilizas cuando no sabes qué hacer: cuando ni lo innato ni el aprendizaje te han preparado para la situación específica. El cambio lo fuerza. Pero si prestas atención, puedes responder a la realidad a medida que se transforma. Esa es la perspectiva que te libera, no el dolor ni la evolución.
Pero de dejar de paralizarte. Cuando dejes de intentar arreglarlo todo y empieces a escuchar, notarás la naturaleza del cambio y cómo posicionarte para beneficiarte de él.
El dolor del cambio da paso a cosas nuevas. Pero solo si te mantienes abierto. Ahí es donde entra la consciencia. No el optimismo ciego. Sino la disciplina para recordar que lo que estás viviendo (y creciendo) es el comienzo de la siguiente versión de tu vida. Eso significa que la conversación difícil que has estado evitando se convierte en la semilla de tu paz mental.
El fracaso que sigues repitiendo en tu cabeza se convierte en una lección o un trampolín para tu siguiente acción. Es lo que haces con el cambio lo que marca la diferencia. La semilla no es solo lo que plantas, es lo que la vida siembra en ti. No necesitas saber qué crecerá. Solo necesitas plantar con intención. Riégala con honestidad. Protégela con paciencia. Deja que el tiempo y la presión hagan el resto.
Todo nace del cambio. Y todo lo que existe ya es una semilla de lo que viene. Eso te incluye a ti. Aférrate a esa verdad. Dila cuando tengas dudas. Escríbela cuando sientas dolor. Y confía en que, incluso ahora, algo nuevo crece a través de la incomodidad. No estás estancado. No te quedas atrás. Te estás transformando. Todo a tu alrededor está en movimiento, y tú también. Cuando eres consciente de que todo nace del cambio, dejas de temer a lo desconocido. Dejas de aferrarte a lo que fue.
Lo que termina, termina. Y lo que comienza, comienza. Eres la vida que se derrumba y la vida que se abre paso. Lo que te quiebra hoy puede estar forjándote para el mañana. Confía en tu naturaleza. Toma parte del control del cambio. Y guía deliberadamente el proceso. Haz que tu transformación personal sea intencional. Resistirse al cambio es resistirse a convertirse en uno mismo.
Si mis palabras te trajeron consuelo o reflexión, gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.