Existen únicamente dos maneras de vivir la vida. Una es como si nada fuese milagro. La otra, como si todo lo fuese. Muchos de vosotros habéis escuchado sobre la resiliencia, pero que es la resiliencia..? bueno yo creo que  es la capacidad de las personas de asumir situaciones difíciles, sobreponerse a ellas y salir fortalecidas. Es una capacidad que no todos tenemos innata pero que se puede aprender y desarrollar, para lograr tener una perspectiva más positiva de la vida. Por lo tanto, una persona resiliente no nace sino que se hace. Por lo general se trata de personas que han tenido que vivir situaciones de adversidad, que han sufrido y que aun así se han fortalecido y nos dan cada día una lección de coraje y de superación.

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento.  Como muchos de vosotros  soy de esas personas que  conocen perfectamente sus fortalezas y debilidades, y ese poder del autoconocimiento, nos  permite trazarnos objetivos para cumplir nuestros  sueños y hacerlos realidad. Somos personas creativas, que hemos  aprendido a levantarse cuando nos caemos, y a ver el lado positivo de cada situación, sin desmoralizarse y sin perder la ilusión. A lo largo de nuestra vida surgen muchos acontecimientos que pueden resultar tristes, que pueden suponer un sufrimiento o que ponen a prueba nuestro optimismo y nuestras ganas de vivir. Pero, el secreto está en saber afrontar la adversidad y en cómo nosotros dejamos que nos afecten esos acontecimientos, cómo los asumimos y los gestionamos para que no nos paralicen, ni nos hagan perder la ilusión de vivir.

Todos hemos visto que hay personas que ante una circunstancia negativa se hunden en la tristeza y otras que están tristes pero demuestran su fortaleza y sus ganas de vivir a pesar de la dureza de la situación. De estas últimas, de las personas resilientes, podemos aprender muchas cosas, para no permitir que una situación negativa nos invada y nos paralice. La muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, la pérdida de un trabajo, una enfermedad… son situaciones que probablemente vivamos todos a lo largo de nuestra vida, pero podemos elegir cómo nos sentimos ante esas situaciones para afrontarlas lo mejor posible. A continuación quiero compartir contigo la forma que he actuado para superar la adversidad y que tu día a día sea más positivo:

Primero debemos aceptar  las situaciones difíciles. Circunstancias complicadas vamos a vivir muchas a lo largo de nuestra vida, y una de las cosas más importantes es saber gestionar esas situaciones y lo que nos provocan, de forma adecuada. Aceptar la adversidad no significa que no te puedas sentir triste o frustrado, sino que debes dejar salir tus emociones, pero no permitir que invadan tu día a día. Para ello, puedes llora, pero luego es aconsejable que te centres en otras tareas que mantengan tu atención en otra cosa, de forma que tus pensamientos no vuelvan una y otra vez a una idea recurrente. Sal a la calle, pasea, lee… Mueve tu mente y tu cuerpo. La salud mental depende tanto de lo que entrenes tu cerebro, como de lo que entrenes tu cuerpo. Por lo tanto, estudia, lee, aprende sin parar, no dejes de tener curiosidad, pon tu cerebro a trabajar. Y, también, camina, corre, monta en bici, lo que sea, lo que te guste, pero no dejes de moverte.

Segundo es muy importante hacer lo que más te apasiona. Seguro que hay algo que has deseado hacer toda tu vida. Estudiar algo que te atrae mucho, bailar, cantar, escribir…Es hora de hacerlo y de sentir que eres tú quien elige, quien toma las riendas de su vida para disfrutar. Disfruta del placer de viajar. Viajar es un aprendizaje, no se trata de visitar un lugar, se trata de dejarse invadir por las sensaciones, por los olores y los colores del lugar que visitamos, por las sonrisas de las personas, por los paisajes y aprender a ver el mundo con otros ojos. Por eso, si puedes viajar, viaja, sal ahí fuera a conocer el mundo y a sentirlo.

Tercero habla con alguien. si hay algo que te preocupa mucho, intenta hablar con alguien, un amigo, un familiar, tu pareja, comparte lo que te da miedo, lo que te hace daño. Muchas veces otra persona nos puede dar una visión más objetiva de la situación que nos va a permitir ver todo de forma más global y sin que influyan tanto nuestros sentimientos. Si es necesario puedes buscar la ayuda de un psicólogo con el que hablar y comentar todas tus preocupaciones.

Finalmente  aprende de lo malo.  La adversidad nos puede enseñar a valorar muchas cosas que antes no valorábamos, nos puede enseñar muchas cosas de nosotros mismos y de cómo afrontamos esas situaciones y sobre todo nos da una lección de vida que debemos aprender y no olvidar. Si te resulta complicado aprender o no logras ver de qué forma sacar una lección de una adversidad, prueba a hablar con otra persona y que te ayude a ver con objetividad, mira a través de sus ojos y aprende de esa perspectiva diferente.

Un buen día tocas fondo; llegas a una situación límite y ahí empieza la revolución personal.