Quiero comenzar este escrito con un cuento de la mariposa: Cuenta esta leyenda oriental de la mariposa que, hace muchos años, un hombre ideó una pícara trampa para medir la sabiduría de un sabio con una pregunta que fuese incapaz de responder.Fue al campo y atrapó una mariposa, envolviendola en su pañuelo para que no se escapase y se decía que  mientras sostengo la mariposa azul en mis manos, le preguntare al sabio si está viva o muerta. Si responde que está viva, apretaré mis manos y la mataré. En cambio, si afirma que está muerta, la liberaré y volará libre. De esta forma, sea cual sea su respuesta, siempre será incorrecta.

A la mañana siguiente el hombre acudió al sabio, deseosas de hacerle caer en su trampa, y le formulo la pregunta. Pero el hombre sonrío tranquilo y calmado y procedió a responder: «depende de ti, ella está en tus manos».

La leyenda de la mariposa nos enseña que somos los dueños de nuestra vida y los únicos responsables de decidir qué ocurrirá con ella. El presente y el futuro están en nuestras manos, tenemos la responsabilidad de hacernos cargo de ellos. Pero también el poder de crear algo maravilloso para nosotros mismos.

Es necesario que salgamos del papel de víctima, que dejemos de culpar a los otros, a las circunstancias o a la suerte de lo que nos sucede. Tomemos las riendas y dirijamos nuestro camino sin miedo. Muchas de las decisiones que tomaremos serán acertadas, y otras muchas, incorrectas. Entonces, agradezcamos las primeras y aprendamos de las segundas.

La vida es un constante cambio, un aprendizaje infinito. Por eso, tratemos de ver la lección en lugar del problema, enfoquémonos en apreciar cómo cada acontecimiento de nuestra vida nos convierte en el ser que somos. Hay que estar orgullosos de nuestras decisiones porque todas nos han traído hasta aquí. No temamos volver a equivocarnos, cada tropiezo nos acerca a nuestra mejor versión.

Dejemos de escudarnos detrás del destino y reconoce quiénes somos: el pintor del lienzo que es nuestra vida. Tenemos derecho a fallar, a cometer errores, a cambiar de opinión. Sin embargo, nunca veremos nuestras posibilidades si nos mantenemos en un pasivo segundo plano. Atrevámonos a liderar nuestro destino, dejémonos de sentirnos preso de las circunstancias y, como un mago, transformemos nuestra realidad.

Todo está en nuestras manos. Recordemos no delegar en nadie la delicada tarea de hacernos feliz. Muchas veces depositamos nuestras esperanzas y anhelos en otra persona e, invariablemente, salimos decepcionados. Buscamos en otros el amor, el apoyo y el respeto que no nos damos a nosotros mismos.

Por mucho que la otra persona nos entregue siempre sentiremos el vacío, porque lo que verdaderamente anhelamos es el amor que viene de nosotros. Comencemos a cuidarnos, a escucharnos y a complacernos. Tratémonos con dulzura, con compasión y con amor incondicional.

Tú eres la persona más importante de tu vida. Tu eres quién más te necesita, no te abandones, no te dejes para después. No caigas en el error de serte infiel a ti mismo por complacer a alguien más. No priorices al otro por encima de ti. Si lo haces estaremos renunciando al hermoso regalo de disfrutar nuestra existencia por servir a la de alguien más.

Todo comienza en nosotros. Nuestro estado emocional no puede depender de los actos de otra persona, porque entonces deja de ser nuestro. No depositemos nuestra mariposa en manos de nadie, no les demos el poder de decidir aplastarle o dejarle volar. Solo nosotros merecemos el privilegio de decidir.

Saludos.
Patricio Varsariah