Somos infelices porque somos insaciables.
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, septiembre 29, 2022

¿Qué podría llevarnos a tal desesperación? ¿Por qué no podemos tener suficiente de nada? Conocimiento, dinero, tecnología, medios de comunicación, alcohol, sexo, videojuegos, etc.: nada está fuera de nuestro alcance, pero todo sigue estando fuera de nuestro alcance.
La respuesta está en la naturaleza de los humanos. No es el hambre lo que nos mueve; más bien, nuestra insatisfacción proviene de un sentido innato de anhelar algo más satisfactorio que lo que tenemos.
Tenemos ansias insaciables porque somos insaciables desde el nacimiento. Nuestros cerebros están programados para buscar nuevas fuentes de estimulación. Esto se llama el instinto de "anhelo". Anhelamos la novedad, la variedad y la estimulación, ya sea una nueva comida, una casa, un automóvil, ropa o una nueva relación.
Los humanos somos infelices en gran parte porque somos insaciables; después de trabajar duro para conseguir lo que queremos, habitualmente perdemos interés en el objeto de nuestro deseo. En lugar de sentirnos satisfechos, nos sentimos un poco aburridos y, en respuesta a este aburrimiento, formamos deseos nuevos e incluso más grandiosos.
Nuestro apetito insaciable conduce a todas nuestras insatisfacciones en la vida. En otras palabras, al esforzarnos tanto por seguir subiendo la apuesta en todo en nuestras vidas, en realidad evitamos que estemos contentos.
Nuestra naturaleza insaciable nos convierte en los consumidores ideales: buscamos constantemente cosas nuevas para satisfacer nuestras necesidades, y cuando encontramos algo que funciona, queremos más. Y si bien algunas de estas necesidades pueden estar bien fundadas (comida, agua), muchas no lo están (vida lujosa que solo complica la vida).
Entonces, si bien podemos estar felices al principio, no dura mucho: cuanto más felices somos, más probable es que estemos insatisfechos en el futuro.
Y una vez que nos damos cuenta de lo insatisfactoria que es nuestra nueva búsqueda, comenzamos a buscar otra que nos dé lo que necesitamos.
Es por eso que tanta gente es tan infeliz hoy: están buscando algo que no existe. De hecho, nunca ha habido ninguna explicación del flujo y reflujo en nuestras venas, de la felicidad y la infelicidad.Un apetito insaciable por más, más rápido, más nuevo y ahora nos ha estado impulsando durante muchos siglos. En nuestro mundo digital, donde la información viaja a la velocidad de la luz, con un acceso casi infinito a productos, servicios y experiencias, nuestras expectativas se han elevado para siempre.
Con una gran cantidad de lujos asequibles compitiendo por nuestra atención y un flujo interminable de novedades provenientes de todas las direcciones, no es de extrañar que nos sintamos insatisfechos. El problema no es que no seamos lo suficientemente felices; no somos lo suficientemente infelices.
Mi pregunta y quizá la tuya es: si alguna vez estaremos saciados. ¿Está el hombre condenado al hambre eterna?
Parece que estamos perpetuamente anhelando más. En una época de excesos e indulgencias, preferimos preguntarnos qué nos hace tan infelices. La gente es infeliz porque es insaciable. Queremos más, más y más. La búsqueda interminable de riqueza, estatus y fama crea una epidemia de soledad y depresión.
Tenemos trastornos de selfis porque estamos tan concentrados en nosotros mismos que no tenemos tiempo ni atención para nadie más. Tenemos miedo a perdernos, porque estamos tan atrapados en el momento que perdemos el panorama general.
Queremos sentirnos valorados e importantes. ¡Queremos ser vistos como interesantes, fascinantes y felices! Y por eso buscamos compulsivamente nuevas experiencias y personas para sentirnos valorados e importantes.
Desafortunadamente, esto no siempre funciona. A veces terminamos sintiéndonos peor que antes, ya que nuestra búsqueda insaciable de estimulación nos lleva a situaciones inseguras o insostenibles.
¿Estamos condenados a ser miserables por el resto de nuestras vidas? ¿Cómo podemos satisfacer este anhelo de estimulación sin sentirnos insatisfechos? La verdad es que todos tenemos estos antojos de una forma u otra en algún momento de nuestras vidas.
La clave es aprender a reconocerlos y responder adecuadamente: dejar de perseguir lo que no puedes tener y comenzar a invertir en lo que puedes disfrutar de formas más sostenibles. Invierte en experiencias en lugar de cosas. Diseña tu vida en torno a experiencias significativas: tiempo de calidad con la familia y los seres queridos o un pasatiempo que te apasione. Podemos encontrar y vivir vidas significativas de tres maneras diferentes:
1. Al crear una obra o hacer un hecho.
2. Experimentando algo o encontrándose con alguien.
3. Por la actitud que adoptamos ante el sufrimiento inevitable.
Este enfoque de la vida te ayudará a sentirte realizado y a mantener feliz a tu cerebro, siempre que puedas dominar tu deseo por todo lo que no tienes. Cuando no estés contento, reflexiona sobre lo que tienes, lo lejos que has llegado y todo lo que te está pasando en la vida.
Deja que tus recuerdos inunden tu mente, traigan calidez, paz, consuelo y fuerza a tu corazón y te guíen hacia adelante.
Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.
Saludos.
Patricio Varsariah.