Todos tenemos nuestras propias batallas con las que lidiar y nuestros propios recursos para hacerles frente de una manera u otra, tan solo hay que descubrirlos.

Con los años he podido generar una capacidad para superar circunstancias adversas. Tengo como arma esa capacidad de seguir a flote ante las dificultades y como principal sostén la visión de la dificultad como aprendizaje.

Se perfectamente que la inmunidad al sufrimiento es imposible y comprendo que las tormentas que hacen a nuestros días oscuros también son oportunidades para sobreponerse. Por lo que me arman de valor y continuo, teniendo como mantra proseguir para crecer, a pesar de las adversidades. 

Cuando hay una tormenta, los pajaritos se esconden, pero las águilas vuelan más alto.

Cuando hablamos de resiliencia solemos pensar en hechos traumáticos, como la pérdida de un ser querido, sobrevivir a un accidente o a situaciones de maltrato… Pero en nuestro día a día también se dan situaciones complejas que tenemos que enfrentar. No hace falta que suceda una catástrofe, superar cualquier dificultad cotidiana como hacer frente a las críticas, conseguir superarse o comenzar el día con una sonrisa tras una época de tristeza también es ser capacidad para superar circunstancias adversas.

Con mi capacidad para superar circunstancias adversas he aprendido a lidiar y sortear las piedras del camino por sí solas: he aprendido a partir del ensayo y error, a ser fuerte a partir de mis propias cicatrices.

Esto nos indica que la capacidad para superar circunstancias adversas es una habilidad que todos podemos desarrollar y, por lo tanto, practicar. Para ello, es necesario gestionar adecuadamente nuestros pensamientos y emociones.

A continuación, me permito compartir algunas de las principales características que me han ayudado muchísimo a superar circunstancias adversas:

Debemos saber adaptarnos a los cambios y aumentar nuestra capacidad de ser flexibles cuando el viento azota con fuerza, ir en contra de las circunstancias nos hará perder energía, pero debemos optar por tener una mente abierta.

Debemos desprendernos de nuestras viejas creencias, prejuicios e inseguridades para vestirnos con nuevos trajes que nos acompañen en los momentos de cambio. Pero no nos adaptaremos por resignación, sino porque sabemos que existen otros mundos diferentes que no por ser distintos son erróneos. El agua lo vence a todo, porque se adapta a todo.

Las personas con capacidad para superar circunstancias adversas se conocen. Sabemos qué es aquello que nos hace daño y nos molesta y comprendemos que el soporte fundamental de nuestro bienestar depende de cuidarnos nosotros mismos. Sabemos que debemos identificar nuestras debilidades, pero también nuestras fortalezas para ponerlas en marcha cuando sea necesario.

Utilizaran nuestras ganas de luchar, nuestra motivación, nuestro esfuerzo y nuestras habilidades son los cimientos para seguir adelante. Pero, tener en cuenta que conocerse a sí mismos, es el paso fundamental para crecer y establecer relaciones sanas con los demás. Cada persona es una isla en sí misma, en un sentido muy real, y solo puede construir puentes hacia otras islas si efectivamente desea ser él mismo y está dispuesto a permitírselo.

Las personas capacidad para superar circunstancias adversas sabemos que la aceptación es la compañera aliada del avance y el cambio. Porque solo cuando aceptamos lo que nos ocurre podremos comenzar a trabajar para mejorarlo. De otra manera, si lo negamos, lo único que hacemos es darle más fuerza.
Las personas con capacidad para superar circunstancias adversas sabemos que aceptar es comprender y afrontar, no darse por vencidos.

Considerar que nadie es inmune al sufrimiento, tener la capacidad para superar circunstancias adversas no quiere decir que una persona no tenga heridas, sino que a pesar de ellas la situación adversa nos ha sido instructivas de algún modo. Hemos sido capaces de aceptar el dolor y en lugar de sumergirnos en él, hemos optado por aprender. Sabemos, además, que escudarse y protegerse del dolor no siempre va a funcionar, ya que huir nos alejaría de la posibilidad de comprender qué nos sucede y seguir creciendo.

Como ves, tener la capacidad para superar circunstancias adversas puede aprenderse y entrenarse. De hecho, tendría que ser una enseñanza fundamental en las escuelas. Siempre vale la pena aprender estrategias para mejorar y seguir creciendo y la resiliencia es esa capacidad que nos permite ser fuertes a pesar de que el viento azote con fuerza, adaptándonos lo mejor posibles a los baches que conforman las pérdidas, las decepciones, los traumas y los fracasos.

Tú también tienes esa capacidad para superar circunstancias adversas, no lo olvides ¿o es que no has superado ninguna dificultad o situación en tu vida? Piensa y recuerda en aquella vez que fuiste valiente y a pesar del miedo, te lanzaste a la piscina…

Que el día de hoy encuentres esa capacidad y la paz que estás buscando.

Patricio Varsariah.