Cuando sales diariamente a tus labores cotidianas no te permites ver lo que sucede, vives en un estrés constante como si se acabase el día y no terminas de hacer las cosas. Descubres el dolor y el amor en todos los procesos y no logras saber para qué te sirven. Pasas muchas veces cerca de las personas, sin percatarte de que están allí, no las puedes ver con claridad porque el estado de ansiedad por vivir como si fuese el último aliento de ese día.

Algunas veces estamos tan ensimismados que no miramos a nuestro alrededor o queremos hacer caso omiso a las personas que vemos, cada uno anda viviendo su vida. Estás tan aislado que te pierdes las oportunidades que se presentan.

Tomar una posición frente a la vida es fijarse una meta o derrotero a seguir, es optar por dos caminos: recuperación o sufrimiento; Yo puedo elegir un camino de sufrimiento donde el dolor se eternice y pierda su sentido de generador de reacciones, o puedo utilizar el dolor como motor de reacción frente a las circunstancias de la vida. Imaginemos una situación que produzca dolor, por ejemplo: quemarse un dedo, la acción de la llama sobre la piel genera una reacción fisiológica sobre el sitio afectado produciéndose el enrojecimiento y posteriormente la ampolla, pero la reacción no es solamente a nivel local, todo el cuerpo en conjunto reacciona en función de proteger su integridad, el dolor alerta al organismo para que tome medidas de cambio: retroceder, soplarse el dedo, gritar y llorar para clamar la atención y ayuda de los otros, correr y buscar agua helada, etc.

El dolor alerta al organismo como totalidad para la búsqueda de soluciones; el sufrimiento, por el contrario, es mantener el dedo sobre la llama, es acostumbrarse al origen del dolor y considerar su permanencia parte esencial de un proceso sin fin; el sufrimiento es una decisión durante esta etapa de vida que puede llevarme a una posición inmutable donde nada de lo que se haga sirve para mejorar.

Cuando pasas por una enfermedad de cualquier índole o una situación que te hace entrar a priorizar lo importante en tu vida, o dejar de andar corriendo y ver que caminado también se llega a donde quieres, es donde aprendes a valorar cada instante vivido.Tienes tanta ceguera emocional que no ves las personas a tu alrededor, sientes que si abres tu corazón a las emociones ya no vas a ser la misma persona, graso error, porque es allí donde encuentras más empatía con los que te aman de verdad.

Nadie, absolutamente nadie da lo que no tiene. Para poder cambiar algo primero hay que querer hacerlo. Algunas veces sientes que estás anclado en la vida, que por mucho que quieras andar no sales del mismo sitio.

En algún momento pasó algo que me llevó a buscar, desarrollarme en otros ámbitos, para darle sentido a todo y dejar de actuar por inercia. Las experiencias por las que paso no son del todo agradables, pero es lo que necesito para tener el conocimiento que deseo en la vida. He tenido muchas oportunidades para que todo lo vivido pueda integrarlo y comenzar esa armonía y equilibrio que necesito. Las necesidades de crecer y aprender me llevaron a experimentar procesos donde conoces a muchas personas que debían presentarse en mi vida y quedarse en el camino. Reconocí en otros el respeto y la educación con el cual me educaron y sigo practicando, para experimentar y reconocer todo lo que tengo dentro de mi y  que puedo aportar a otros.

Estoy evolucionando por todas las experiencias que vivo de carencias o abundancia, superando retos u obstáculos para poder ver las diferencias que supero en el diario vivir con el trabajo y esfuerzo. 

Al perder todos los miedos empecé a descubrir que los esfuerzos realizados valían ser vividos porque esa experiencia me dio el conocimiento profundo para llegar a conocer muchas personas con situaciones similares y así orientarles desde tus valores aprendidos. Después que he superado todo lo que ha pasado puedo ver con claridad y discernir en situaciones que siento mucho dolor y que me permiten seguir adelante en todo, asumiendo la vida con responsabilidad.

Puedo observar entonces que el proceso de adaptación a la perdida de mi Madre requiere inicialmente una actitud abierta a los cambios y de un compromiso a la superación y mantenimiento en vida de los legados de mi Madre. Recordar lo que esmeradamente me dio durante su vida, me permite reconocer que no era la tristeza el legado que deseaba para su familia, por el contrario era la búsqueda de la felicidad, el crecimiento, el amor y muchas cualidades especificas: me enseñó a ser padre, hijo, respetuoso, disciplinado, alegre, trabajador, honrado, responsable...

Yo mas que nadie se, que por mi Madre y por mi mismo, la vida debe vivirse en función de lo aprendido y no del dolor transitorio mientras comprendo el cambio a nivel relacional con mi mamacita, que ahora mi relación no es física es esencial y trascendente.

Patricio Varsariah.