sentir y comprender mi tristeza
Publicado por Patricio Varsariah el viernes, junio 30, 2017

La vida no siempre es fácil. Hay días en que estoy cansado de luchar, de fingir una sonrisa y cuando mi alma me pide de llorar, de quedar bien con los demás, por que maquillar mi tristeza se ha convertido en mi rutina y evadir el malestar ha sido hasta ahora lo que me ha permitido continuar. Pero ya no, ya no puedo más. mi desgana es tan grande que ni siquiera soy capaz de disimular. Yo estoy convencido que como todo el mundo tengo derecho a derrumbarme. A llorar, a gritar de dolor y a no querer sonreír si no lo siento. A veces la vida pesa y nos desgarra sin ninguna contemplación. Mi deber no es estar siempre bien, ni ponerme un disfraz para hacérselo creer a los demás, las máscaras también hacen heridas porque te ocultan y te ofrecen un personaje al que te puedes enganchar a cambio de traicionarte a ti mismo.
En mis días tristes vale más expresar cómo me siento que ahogarme en ello y que en algún momento me haga enfermar. Sea cual sea el motivo, creo que debo sentir mi tristeza para desahogar todo ese dolor emocional que llevo dentro cada vez que llame a mi puerta. Aceptarlo es la única manera sana de hacerlo y la forma más adecuada para comenzar a construir el puente hacia mi bienestar. Aunque no puedo olvidar que estar triste se conecta con el recuerdo y aunque este sea útil, deja de serlo cuando apoyas toda tu vida en ello. Porque aunque no sea responsable de cómo me sientes, sí lo soy de lo que hago con ello.
PERO a partir de ahora voy a olvídame de mis temores y al igual que soy valiente para no preocupar a los demás, debo ser valiente para sincerarme conmigo y descubrir en qué punto estoy. Debo mirarme al espejo y darme el amor que tantas veces se me olvida para recuperar mi autenticidad, esa que eche a un lado por el bien de los demás. No debo tener miedo. Lo más grave que pueda descubrir es a un desconocido frente a mi. Si es así, debo abrazar,y abrazarme. Para reencontrarme conmigo mismo, por que no hay mejor medicina que el calor de sentirse querido… y eso hace tiempo que he olvidado hacerlo. Tratarme con cariño, libre de juicios y críticas para recoger cada parte que mi tristeza que esta hecho añicos y debo comprenderla.Para ello, debo dejarme de tratarme mal a mi mismo. Sea lo que sea lo que haya sucedido recriminarme a voces o en bajito hace que mi herida sangre más fuerte.
Me será de gran ayuda perdonar mis errores, las veces que no supe hacerlo bien y otras tantas que ni siquiera sabía cómo hacerlo. Nadie nace sabiendo. Mis equivocaciones forman parte de mi aprendizaje. Seguro que detrás de cada una de ellas ha habido un avance. Lo que sucede es que no me he dado cuenta. Lo mínimo que puedo aprender es que esa forma de hacer las cosas no es válida y ¿a quién no le gusta descartar opciones? Cada vez que lo hacemos estamos un paso más cerca.
También voy a dejar a un lado a mis queridos porqués: “¿Por qué me ha tenido que pasar a mí?”, “¿Por qué siempre es lo mismo?”, “¿Por qué se ha comportado así conmigo?“… Tan solo me seducen para que formes parte de una espiral sin salida que me aprieta el alma. Lo reconozco porque está repleta de justificaciones, explicaciones y evasiones de toda clase de sentimientos y responsabilidades. Si los dejo acabarán por hacer de mis días tristes mi propia rutina. Lo que debo preguntar es el cómo, el qué, el cuándo o el para qué, creo que será más constructivo y reparador.
Ahora, tras abrazarme y reflexionar es el momento de volver a mirarme al espejo para reconocer a quien soy de verdad. Buscare mis ojos,para conéctame con ellos y mientras lo hago pronunciare esta sencilla frase de dos palabras y grandes efectos: “¡Me quiero!”. Quizás me de cuenta de que he estado demasiado tiempo esperando a que alguien me valore y me quiera como esperaba., así, olvide que la única persona que podía hacerlo se encontraba siempre conmigo.
Mis días tristes necesitan que los escuche para que los entienda. Solo si lo hare, que mis heridas comiencen a cicatrizar poco a poco y el dolor comenzará a desaparecer. Comprenderlo es la clave para avanzar y el amor por mi mismo la herramienta más potente que me permitirá conseguirlo. Creo que mis días tristes me ayudan a desconectarme del exterior y a conectarme conmigo. Porque, aunque tras mis días tristes el sol aparese con pequeños destellos para no deslumbrarme y que poco a poco me vaya adaptando a su fuerza, depende de mi salir a recibirlo o, por el contrario, cubrirme con una manta para no darle la bienvenida. Lo que me propongo a partir de ahora es que debo atreverme. Que debo ser valiente una vez más para sentir y comprender mi tristeza, sin dejar en el camino de ser auténtico.
Saludos.
Saludos.