Este corto escrito podrá ayudarle a tomar responsabilidad acerca de sus propias debilidades, y a trabajar para no volver a caer en las mismas trampas. Cuando más se conozca una persona a sí misma, mejor sabrá elegir lo que necesita, y más objetiva será en cuanto a lo que tiene para ofrecer.

Si queremos “dar vuelta la página”, primero tiene que ser capaces de VER la página que se encuentra delante de sus ojos. Quien ignore el pasado, lo repetirá. Duele verlo, pero más duele vivir dominado por éste.

No hay atajos para salir del patrón de amar demasiado en el que usted está atrapada. Es un patrón aprendido a temprana edad y muy bien practicado, y el hecho de abandonarlo será temible, amenazador y un constante desafío. Con esta advertencia no pretendo desalentarla. Después de todo, si usted no cambia su patrón de relaciones, sin duda se enfrentará a una lucha en los años venideros. Pero en ese caso, su lucha no será por crecer sino simplemente por sobrevivir. Si elige iniciar el proceso de recuperación, dejará de ser una mujer que ama a alguien con tanta intensidad que resulta doloroso para pasar a ser una mujer que se ama a sí misma lo suficiente para detener el dolor.

A pesar de los detalles específicos de sus historias y luchas, ya sea que hayan soportado una larga y difícil relación con un solo hombre o se hayan visto involucradas en una serie de relaciones infelices con muchos hombres, las mujeres que aman demasiado comparten un perfil común. Amar demasiado no significa amar a demasiados hombres, ni enamorarse con demasiada frecuencia, ni sentir un amor genuino demasiado profundo por otro ser.

En verdad, significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”, permitiendo que ésta controle sus emociones y gran parte de vuestra conducta y, si bien comprende que ejerce una influencia negativa sobre su salud y su bienestar, se siente incapaz de librarse.Amar demasiado significa medir vuestro amor por la profundidad de vuestro tormento.

Todos tenemos fuertes reacciones emocionales ante palabras como ‘alcoholismo’, ‘incesto’, ‘violencia’ y ‘adicción’, y a veces no podemos mirar nuestra vida con realismo porque tememos que nos apliquen esos rótulos a nosotros o a los que amamos. Es triste, pero nuestra incapacidad de usar las palabras cuando sí son aplicables a menudo nos impide conseguir ayuda adecuada. Por otro lado, esos temidos rótulos pueden no ser aplicables en su vida. Es probable que en su niñez haya tenido problemas de naturaleza más sutil. 

Es importante entender que lo que todas las familias disfuncionales tienen en común es la incapacidad de discutir problemas de raíz. Quizás haya otros problemas que sí se discuten, a menudo hasta el punto de saturación, pero con frecuencia estos encubren los secretos subyacentes que hacen que la familia sea disfuncional.

Es el grado de secreto la incapacidad de hablar sobre los problemas, más que la severidad de los mismos, lo que define el grado de disfuncionalidad que adquiere una familia y la gravedad del daño provocado a sus miembros.En las familias disfuncionales, los aspectos principales de la realidad se niegan, y los papeles permanecen rígidos.

Aprendemos a no creer en nuestras propias percepciones o sentimientos. Como nuestra familia niega la realidad, nosotros también comenzamos a negarla. Nos volvemos incapaces de discernir cuándo alguien o algo no es bueno para nosotros. Las situaciones y la gente que otros evitarían naturalmente por peligrosas, incómodas o perjudiciales no nos repelen, porque no tenemos manera de evaluarlas en forma realista o autoprotectora.

No confiamos en nuestros sentimientos, ni los usamos para guiarnos. Y por medio de esa atracción nos dañamos más, porque gran parte de aquello hacia lo cual nos vemos atraídas es una réplica de lo que vivimos mientras crecíamos.

No la atraen los hombres que son amables, estables, confiables y que se interesan por usted....esos hombres “agradables” le parecen aburridos.

El hombre inestable resulta excitante; el hombre que no es confiable parece un desafío; el hombre imprevisible, romántico; el hombre inmaduro, encantador; el hombre malhumorado, misterioso. El hombre furioso necesita comprensión. El hombre desdichado necesita consuelo. El hombre inadecuado necesita aliento, el hombre frío necesita calidez. PERO no puede “arreglar” a un hombre que está bien tal como es, y si es amable y le quiere tampoco puede sufrir. 

Acostumbrada a la falta de amor en las relaciones personales, usted está dispuesta a esperar, conservar esperanzas y esforzarse más para complacerlo.
Vive con la esperanza de que mañana será diferente. Espera que él cambie en realidad es más cómodo que cambie Usted y vuestra propia vida.

Un saludo.

p.varsariah