Puedes cambiar cómo te sientes cambiando cómo piensas.
Publicado por Patricio Varsariah el sábado, abril 29, 2023

Las emociones son una parte natural y esencial del ser humano. Experimentamos muchas emociones diariamente, desde alegría y felicidad hasta tristeza e ira. El razonamiento emocional es una habilidad valiosa, pero puede interponerse en el camino del pensamiento racional. Se supone que los sentimientos no son lógicos.
Peligroso es el hombre que ha racionalizado sus emociones.
Los sentimientos son experiencias subjetivas que surgen en respuesta a varios estímulos, mientras que los hechos son piezas de información objetivas y verificables que pueden respaldarse con evidencia. Tus experiencias pasadas, antecedentes y creencias personales influyen en cómo te sientes acerca de cualquier cosa. Es esencial reconocer que solo porque sientes algo con fuerza, no significa necesariamente que sea verdad.
Las emociones son información, pero cuando esa información es poderosa, intensa y ruidosa, como pueden ser las emociones, entonces somos más vulnerables a creer en ellas como un fiel reflejo de lo que está pasando. Al aprender a separar nuestras emociones de los hechos, podemos tomar decisiones más informadas y racionales basadas en evidencia y lógica.
Las emociones pueden nublar nuestro juicio y llevarnos a tomar decisiones que no son lo mejor para nosotros. Cómo nos sentimos en cualquier momento puede dictar nuestros pensamientos y comportamientos. Tus emociones son esclavas de tus pensamientos, y tú eres el esclavo de tus emociones. Las emociones pueden ser poderosas, abrumadoras y confusas a veces, pero no siempre son reflejos precisos de la realidad. Por ejemplo, si te sientes ansioso por hacer una presentación, podrías pensar: “Debo ser un orador pésimo”. O, si te sientes triste después de una ruptura, podrías pensar: “Nunca volveré a encontrar el amor”.
Cuando está enojado, puede percibir una experiencia como más amenazante o peligrosa de lo que realmente es. Por ejemplo, puede entrar en una discusión con alguien y percibir sus palabras como un ataque hacia ti, incluso si no fueron intencionadas de esa manera. Ese razonamiento puede llevar a decisiones irracionales como arremeter o guardar rencor. Cualquiera puede estar enojado, eso es fácil. Pero estar enojado con la persona correcta, en el grado correcto, en el momento correcto, con el propósito correcto y de la manera correcta, eso no es fácil.
Cuando estamos tristes, a veces percibimos situaciones como desesperadas o inmutables, un proceso de razonamiento emocional que puede conducir a decisiones irracionales, como renunciar a sus objetivos o aislarse de los demás. El razonamiento emocional por sí solo puede conducir a una baja autoestima, ansiedad, aislamiento social, dificultad para tomar decisiones y problemas en las relaciones.
Si te sientes ansioso por una experiencia y asumes lo peor, puedes evitar la situación por completo, lo que refuerza tu ansiedad y conduce a un comportamiento de evitación en el futuro. De hecho, las emociones a menudo pueden distorsionar nuestras percepciones y llevarnos a tomar decisiones irracionales.
Si recibes un correo electrónico crítico de tu jefe, su respuesta emocional inicial puede ser enojo o frustración. Sin embargo, si das un paso atrás y analizas la situación de manera objetiva, puedes darte cuenta de que el correo electrónico no estaba destinado a ser tomado como algo personal y era simplemente una crítica constructiva de tu trabajo. Al separar sus emociones de los hechos de la situación, puede tomar una decisión más informada y racional sobre cómo responder.
El razonamiento emocional por sí solo es un sesgo cognitivo. Cuando tenemos emociones fuertes, somos propensos a engañarnos a nosotros mismos. Saber equilibrar la emoción, el instinto y la lógica es una habilidad. Si sabes cuándo tus sentimientos se están apoderando de tu proceso de toma de decisiones, puedes desarrollar estrategias para regresar a un estado mental más racional. Si bien las emociones brindan información sobre nuestros pensamientos y sentimientos, solo deben usarse como base para tomar decisiones o sacar conclusiones después de examinar primero los hechos subyacentes.
Es importante distinguir entre las reacciones emocionales y la información fáctica al emitir juicios o tomar medidas. Todo el mundo experimenta emociones negativas de vez en cuando. Sin embargo, si encuentra que el razonamiento emocional está interfiriendo con su vida, desafíe sus pensamientos y profundice en los hechos.
• Pregúntate si hay alguna evidencia que respalde tu reacción emocional.
• O pregúntate: “¿Existe una explicación más racional para esta situación?”
• Considera otras posibles explicaciones para tus sentimientos.
• Dé un paso atrás, cálmate y evalúe la situación basándote en los hechos disponibles en lugar de nuestras reacciones emocionales.
• Mejora tu conocimiento del proceso de pensamiento manteniendo un diario de pensamientos. Puede ayudarte a rastrear tus pensamientos e identificar patrones de razonamiento emocional.
• Tómate el tiempo para analizar tus emociones e identificar los factores desencadenantes subyacentes, lo que facilita tu manejo efectivo.
Puedes cambiar cómo te sientes cambiando tu forma de pensar.
Si alteramos nuestros pensamientos y, por lo tanto, nuestras emociones, podemos alterar nuestra vibración y, en última instancia, nuestra realidad. Reconocer que las emociones no son hechos puede ayudarlo a manejarlas mejor. Las emociones son poderosas y, si no se controlan, pueden hacerse cargo y controlar nuestros comportamientos. También es esencial reconocer que el hecho de que las emociones no sean hechos no significa que no sean válidas. Las emociones son reales y pueden ser intensas y abrumadoras. Es crucial validar y reconocer nuestras emociones sin dejar que dicten nuestro comportamiento. Puedes aprender a cuestionar y evaluar tus sentimientos racionalmente entendiéndolos.
El grado de las emociones de uno varía inversamente con el conocimiento de los hechos. Comprender la diferencia entre tus emociones y la realidad objetiva es crucial para la toma de decisiones, el manejo de las emociones y el mantenimiento de relaciones saludables.
La próxima vez que te sientas abrumado por tus emociones, da un paso atrás, respira hondo y recuerda que las emociones no son hechos. Con esta mentalidad, puede tomar decisiones más informadas y enfrentar los desafíos de la vida más fácilmente.
Saludos.
Patricio Varsariah.