Estoy aprendiendo a superar lo que estoy pasando sin perder la cabeza. He dejado de intentar "arreglar" mi vida. Estoy aprendiendo a vivir bien a pesar de que todo salga mal al mismo tiempo.

Durante mucho tiempo, creí que si lograba controlarlo todo (mi trabajo, mis relaciones, mi salud), me sentiría tranquilo. Establecido. Seguro. Pero la vida nunca esperará a que me ponga al día. O me adapto o me quedo atrás. Así que dejé de intentar escapar de las dificultades. Me estoy centrando en la respuesta a esta simple pregunta: ¿cómo puedo crecer a través de esto?

El arte de vivir consiste menos en eliminar nuestros problemas que en crecer con ellos. Si tu objetivo es eliminar las dificultades, el dolor, el conflicto o la pérdida de tu vida, te la pasarás librando la batalla equivocada. Nunca llegarás a un punto donde nada te moleste. Donde lo tengas todo resuelto. Donde sientas calma en todo momento. Esa versión de la vida no existe.

Pero cada vez que enfrentas algo que no elegiste y sales un poco más sabio, quizás incluso más fuerte, estás practicando el arte de vivir.

He dejado de buscar una vida fácil. Me estoy enfocando en una mentalidad que me ayudará a afrontar los muchos desafíos de la vida. Ese es el trabajo. Dejas de intentar esconderte de la vida y empiezas a aprender de ella. Desarrollas resiliencia. Te adaptas. Y sigues adelante. Creces cuando la vida te pone a prueba. No cuando todo está bien, sino cuando enfrentas lo difícil y sigues adelante.

Vivir bien no es escapar de la oscuridad. Sino llevar tu propia luz a través de ella.

La herida es el lugar por donde entra la luz. Lo he visto en mi vida y en las personas que me importan. Quienes brillan en la vida son quienes aprendieron a contener su dolor con delicadeza, sin dejar que los endureciera. Crecieron, no evitando la oscuridad, sino enfrentándola y aun así eligiendo estar presentes.

He crecido más a través de las cosas que nunca pedí. El duelo. La incertidumbre. El agotamiento. Y sí, no querría volver a pasar por eso, pero no cambiaría lo que aprendí de ellos. Ese es el punto. El objetivo es una vida sabia. Una en la que no te rompas cada vez que algo se rompe a tu alrededor. Me concentro en una experiencia a la vez. He aceptado que algunas cosas llevan tiempo. 

Algunas cosas siguen siendo difíciles. Y aún puedo vivir bien en medio de eso. Todavía puedo vivir. Aún estar presente. No estás roto porque estés luchando. Estás creciendo. Así es como se siente el crecimiento. Incómodo. Incierto. Pero significativo.

No esperes el día en que tus problemas desaparezcan. Empieza a convertirte en el tipo de persona que puede crecer con ellos. A través de ellos. Ese es el arte de vivir. No arreglarlo todo. Simplemente aprender a vivir, incluso cuando es difícil. ¿Y esa versión de ti? Esa es la que es libre. Crecer a través de cualquier cosa puede significar cosas diferentes. A veces, seguir adelante, simplemente seguir adelante, es un logro sobrehumano.

A veces, crecer significa soltar el control. Otras veces significa establecer un límite que has evitado durante años. A veces es descansar. No hacer nada en lugar de esforzarte. Y a veces es defenderte de una manera que da miedo, pero es necesaria.

¿Qué pasa si nada se “arregla” exactamente como lo imaginé? ¿Puedo seguir viviendo bien? ¿Puedo seguir amando mi vida de todos modos? Sí, puedes. Porque la alternativa no es esperar eternamente. 

La mayoría de la gente pierde el tiempo esperando a que la vida se sienta “bien”. Para que el estrés desaparezca. Para que sus relaciones se arreglen. Para que el trabajo sea más fácil. Para que sus mentes simplemente se relajen. Ante cada experiencia, tienes dos opciones: resistir y empeorar tu sufrimiento o dejarte llevar por la vida. Esta última es clave para tu cordura.

Me estoy inclinando hacia la "dualidad de la vida". El arte de equilibrar la alegría y el dolor al mismo tiempo. Crecer a través del duelo con una mentalidad de gratitud. La vida es dura. Pero crece de todos modos. Ama de todos modos. Vive de todos modos.

Permítete ser humano. Mide tu vida por lo presente que estás en tus propias experiencias, incluso en las difíciles. Porque eso es vivir de verdad: estar presente en todo. No solo en los altibajos. Los momentos bajos pueden llevarte a lugares que te fortalezcan para tu próxima experiencia.

Vivir bien no es escapar de la oscuridad. O esperar a que tus problemas desaparezcan. Es convertirte en alguien que puede crecer con tus problemas. Que puede superarlos. Ese es el arte de vivir. No hay que arreglarlo todo. No hay que fingir que es fácil. Sino aprender a vivir, incluso cuando es difícil.

Vivir bien es volver a lo que es. Y transformarse en lo que puede ser. Si la vida se siente incierta, confusa o simplemente difícil, no esperes a que pase para volver a vivir. Marca tu propio ritmo. Encuentra pequeños rituales, rutinas y hábitos que te mantengan cuerdo.

No estás roto. Te estás transformando. Y cada vez que decides aparecer, incluso en la oscuridad, te acercas un poco más a la libertad que nadie te puede arrebatar.

Si estás lidiando con algo ahora mismo. Algo incómodo o aterrador, no digo que sea fácil superarlo. Pero sí diré esto: hay una versión de ti al otro lado que aún no has conocido. Y es más sabia. Más tranquila. Más resiliente. No llegas a esa versión resistiéndote a la vida. Llegas a ella enfrentándola y creciendo con ella. Ese es el arte de vivir bien.

Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.

Patricio Varsariah.
A todo lo que te reste paz súmale distancia.