Para Ti que es perdido tu brújula...
Publicado por Patricio Varsariah el sábado, julio 11, 2015
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En el camino hacia mí mismo aprendí ciertas cosas muy valiosas que les dejo por si a alguno les sirve, y casi el descubrimiento más importante fue el de que sólo yo decido adonde quiero llegar, como y en qué manera, en que aunque hubiera montañas y valles, la fuerza interior que había descubierto sería la mejor de las aliadas y la fuerza de vida el motor de la ilusión.
¿cómo es su fuerza de vida? ¿qué sienten de ustedes mismos? ¿cómo se ven? Por los recovecos que fui encontrando decidí no asustarme mucho más de mis propios miedos y plantarles cara, puesto que ya habían estado demasiado tiempo donde no debían.
La ruta varía según lo que les de miedo. Primera parada técnica para ponerle nombre y reconocer todo aquello que nos asusta o inquieta. Cojan papel y boli y sincérense con ustedes mismo, pregúntense ¿qué me ocurre y por qué? ¿qué despierta en mí lo anterior? ¿me sirve y lo quiero seguir teniendo? ¿puedo cambiarlo?. Esto es para romper lazos con uno mismo, de malos hábitos interiores a nivel mental y emocional, no para buscar culpables, porque nadie nos obliga a nada: dos no discuten si uno no quiere, y nadie salvo yo puedo decidir si lloro o río. Es traer de frente todo eso de lo que huimos pero que realmente quisiéramos dejar partir. Es darse cuenta de una manera efectiva y real de lo que nos sucede, por qué y qué hacemos con ello. Es el paso al cambio.
Esta parada técnica es la parte más importante de la expedición, porque cuando le ponemos nombre a las cosas, las reconocemos y sabemos cómo manejarlas, un poco mejor. Recuerden no despegarse de su brújula, el corazón, y sacar de la mochila la paciencia, el cariño y la autocomprensión, porque desde ese entonces ya no irán guardados en la bolsa, sino caminando codo a codo con ustedes, como ayudantes del sendero y sus posibles adversidades o complicaciones.
El resto del camino yo no puedo hacerlo por ustedes, pero les diré que tendrán la tentación de salir corriendo, por la inercia y por la confrontación. En ese instante frenen, respiren, miren alrededor, sientan como palpita todo su ser en consonancia al resto del universo y entiendan que se trata del mejor regalo que puedan hacerse a ustedes mismos y que será de por vida, porque cuando inicias el sendero y caminas un poco , ya no hay vuelta atrás, porque se nota el cambio casi en seguida con muy muy poco y ocurre como con el chocolate, que quieres más………
Muchos caminantes andan perdidos buscando la entrada de tan misterioso y, cuentan, peligroso sendero, aunque lo que no saben los cientos de seres que decidieron no buscar esa ruta, por el miedo a , que es mucho más tortuoso, sufrido y falto de unidad, el pasar de largo esta senda, la ruta de la vida.
Que seguir caminando deambulando entre las ánimas de las penas y sufrimientos del pasado, o dando vueltas como la masa de aire de un ciclón ,perturbado por el futuro que podamos vivir, es la pena más tortuosa que podemos infligirnos a nosotros mismos.
El camino hacia uno mismo parece ser el viaje más arriesgado, peligroso y arduo, a territorios desconocidos, inexplorados, y con sendas que se nos antojan vertiginosas, engañosas y sin salida, como un laberinto del que siquiera conocemos la entrada, un camino que nunca nadie nos enseñó porque nuestros padres tampoco conocían el mapa, porque lo primordial era buscar el sustento en una época difícil de mucho trabajo en la que las emociones se dejaban a segundo plano.
El camino hacia uno mismo, evidentemente está dentro de uno mismo y los mapas o se trazan o no se trazan, pero lo sabio es delinearlos y recorrerlos, sin prisa pero sin pausa. En esta exploración interior, en este recorrido al fondo del ser, el guía va a ser el corazón, la mejor brújula de viaje, los bultos de la mochila, la paciencia, el cariño y la autocomprensión, y como bastón de camino, la certeza de que arribaremos al centro de nosotros mismos, sea lo que sea que veamos, de lo que nos percatemos o tomemos conciencia, esto es, que descubramos de su existencia.
Los senderista que buscan la entrada con desespero pero no dan con ella, al menos han visto que es vital su hallazgo y recorrido, aunque tampoco sepan de todas todas cómo hacerla, cuáles son las paradas, las rutas más ventajosas… Y el camino hacia ti mismo no es sino este: Respírate para sentirte dentro de ti mismo, toma conciencia en ese instante presente de lo que eres en verdad y se puede guardar en una caja, o sea los huesos, la carne que después se descompondrá, y comprende que los pensamientos y las emociones no se pueden agarrar con una chincheta o una grapa, que vuelan dentro de ti sin parar, porque tú los llamas y alimentas.
Sigue respirando y siente qué sientes, qué nota tu cuerpo desgastado por el viaje ya emprendido antes de dar con la puerta a tu ser, sigue respirando y busca tu corazón, y quédate ahí parado un largo rato.El corazón es la puerta de la vida, el guardián de un alma luminosa, de un ser radiante, y todo eso lo eres aunque nunca lo hayas sentido o creído, pero es solo cuestión de escarbar en la arena para sacar el tesoro.
El corazón que va a ser tu brújula de viaje, te ayudará a ver qué camino tomar, hacia dónde girar primero, pero con sentido y sensibilidad. Hay fantasmas que aguardan, y asustan al principio porque no hemos sino sido víctimas de ellos y nosotros mismos, re-accionando una vez tras otra, sin darnos tiempo ni paso a solo ser y estar.
El pasado nos ha acompañado en cada presente y hemos violado el tiempo del tiempo, mezclando polvo de ilusiones a la vida real, de pesares que ya no están pero que dejamos como los mejores compañeros de la vida, de un fardo tan tan pesado que hemos dejado de notar.
Enciende la linterna de tu vida y alumbra cada rincón para que permitas que los fantasmas se vayan y regresen a su tiempo, para que ambos podáis caminar en libertad.No quieres seguir sufriendo por una herida de hace mucho mucho tiempo, no quieres pero no la dejas ir como a un globo que el viento levanta, sino que le clavas una estaca, a tu costado, pegado a tu piel, para que sea el aire mismo que respiras, y te duele el alma mismamente.
Abre los ojos, inspira lentamente, observa con atención y honestamente, dime ¿qué ves? ¿una cuerda, una caja, una pistola, alguien que te amenaza para que sigas atado a ese pasado que transforma tus noches en horas de vueltas en círculos, de felicidad incompleta, de tristeza soslayada?
Te repito, abre bien los ojos, y sigue respirando, muy, muy, muy despacio, no tengas prisa, y vuelve a mirar-te, ahora mira el alrededor y busca vida vegetal o animal e intenta averiguar cómo transcurre su vida: Nacen, se desarrollan y mueren, siendo lo que son, sin aparentar ni buscar nada, sólo siendo. No se afligen porque las otras zanahorias son más grandes, ni porque el puerro crece alto y robusto y ellas bajo tierra, tampoco el pájaro se cree más grande que el gusano.
En el centro de ti mismo, el corazón es tu guía permanente, y aprendes a ver qué, cómo y cuándo. Pero lo más importante, aprendes a cuidar-te, querer-te, a entablar una relación sincera, honesta y de crecimiento interior contigo mismo…. Cuando descubres que el pasado no es más que polvo, que no tiene hombros, manos, uñas ni dientes, sino que nosotros mismos se los pusimos, cuando te atreves a darte la vuelta y mirarlo de frente, ahí comienzas a liberarte de ti mismo, y a volverte fuerte y poderosa….. a nivel emocional, mental, en equilibrio, viviendo, sintiendo, siendo y estando…. en armonía a la vida.
Nosotros, los humanos, tenemos claro lo de nacer y morir, pero lo de desarrollarnos se nos perdió por el camino, y por ello andamos perdidos sin saber por qué nos sentimos de esta u otra manera o por qué aunque me compro esto o aquello no siento verdadera felicidad o es solo pasajera: son todo añadidos, pero lo básico está dentro de cada ser humano.
Nunca piensen que no pueden, ni cuando se sientan caer al abismo, o el peor de sus miedos parezca comérselos vivos, porque sólo es una ilusión, porque siguen vivos, respirando, envejeciendo. Sientan que pueden , sea lo que sea y sea como sea. Y siéntanlo porque es la pura verdad.