Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. 
    Mi pequeño sitio donde digo libremente lo que pienso y siento.   

Todos tenemos obligaciones y deberes hacia nuestros semejantes. Pero parece bastante curioso que, en la sociedad neurótica moderna, las energías de los hombres se consuman en ganarse la vida y rara vez en la vida misma. Se necesita mucho coraje para que un hombre declare, con claridad y sencillez, que el propósito de la vida es disfrutarla. Hay tanto que amar y admirar en esta vida que es un acto de ingratitud no ser feliz y estar contento en esta existencia.                                                        Mis escritos están encauzados como un camino de crecimiento personal y espiritual.

Una “buena vida” no es ausencia de sombras.

mayo 7, 2024


La diferencia entre una buena y una mala vida es qué tan bien se camina a través del fuego. El fuego representa ansiedades, pérdidas, dolor, conciencias ocultas y crisis existenciales que amenazan con consumirnos.

El lado oscuro de la vida, las partes secretas de nosotros mismos y del mundo, pueden ser a la vez aterradores y transformadores. La humanidad quiere plenitud, una integración entre el ego consciente y la sombra inconsciente. Sin embargo, la sombra no es inherentemente mala. Pero las emociones, los deseos y los instintos reprimidos que no se examinan pueden estallar como incendios forestales y consumirnos a su paso.

El proceso de trabajo con las sombras es como enfrentarse a un dragón. El dragón, un símbolo arquetípico común, a menudo representa nuestros aspectos indómitos y destructivos. Sin embargo, matar al dragón no es el objetivo. El objetivo es integrar su poder y canalizar su energía ardiente en algo constructivo para una mejor vida. Eso podría implicar expresar emociones reprimidas de manera saludable, aprovechar la ira para lograr un cambio positivo o encontrar salidas creativas para los impulsos destructivos.

Las emociones no procesadas, los traumas no resueltos y el dolor crudo de la pérdida son las fuentes de nuestras luchas internas. Nuestro yo emocional o inconsciente puede abrumarnos, creando un estado constante de miseria que agota nuestra energía y nos deja sintiéndonos agotados.

El fuego es también fuente de luz y transformación. Creo que confrontar nuestro yo inconsciente y las emociones reprimidas, simbolizadas por el fuego, es vital para alcanzar la plenitud. Las experiencias de dolor y pérdida, aunque dolorosas, pueden obligarnos a reevaluar nuestras prioridades y encontrar un significado más profundo a la vida. Así como un fuego controlado es una fuente de calor, enfrentar nuestros demonios internos puede iluminar el camino hacia nuestras mejores vidas.

Una “buena vida”, entonces, no es ausencia de fuego. Es una elección consciente atravesarlo y enfrentar estos desafíos de frente. Para caminar con éxito a través del fuego, primero debes comprender el proceso de integración de tu yo consciente e inconsciente.

La individuación es un proceso de transformación mediante el cual el inconsciente personal y colectivo se hace consciente (por ejemplo, mediante sueños, imaginación activa o asociación libre) para ser asimilado en toda la personalidad. Es un proceso completamente natural necesario. La individualización tiene un efecto curativo holístico en la persona, tanto mental como físicamente.

El objetivo de la individuación es nada menos que despojar al yo de las falsas envolturas de la persona, por un lado, y asimilar el 'oro en la Sombra', por el otro. Pero primero debemos enfrentar nuestra sombra.
Creo que la sombra contiene nuestros deseos, miedos e instintos reprimidos. Ignorarlo permite que estos aspectos nos congestionen y nos controlen. Reconocer e integrar la sombra nos ayuda a obtener una imagen completa de nosotros mismos y la fuerza para enfrentar las llamas de la vida.

Desgraciadamente, no cabe duda de que el hombre es, en general, menos bueno de lo que se imagina o quiere ser. Todo el mundo lleva consigo una sombra, y cuanto menos encarnada está en la vida consciente del individuo, más negra y densa es. Si una inferioridad es consciente, siempre hay una posibilidad de corregirla. Además, está constantemente en contacto con otros intereses, por lo que está continuamente sujeto a modificaciones. Pero si se reprime y se aísla de la conciencia, nunca se corrige.

Al enfrentar el “fuego” interno y externo, integramos la sombra, nos reconciliamos con nuestros aspectos más oscuros y descubrimos un sentido completo de nosotros mismos. Pero la plenitud no se trata de alcanzar un estado de perfección. Es una aceptación total de nuestro ser: la luz, la sombra, los triunfos y las cicatrices. Si bien son dolorosos recordatorios de luchas pasadas, estas cicatrices también encierran una belleza inquietante. Son un testimonio de nuestra capacidad de crecimiento y transformación. Las heridas emocionales no se convierten en una carga, sino en una fuente de fortaleza, un recordatorio de los fuegos que atravesamos y de los que salimos más fuertes.

Según mi criterio, la “mala vida” es sucumbir a las llamas de la vida. Es la vida de la inconsciencia, donde nuestras ansiedades y sombras nos gobiernan. Lo que saca lo peor de nosotros nos controla. Nos convertimos en observadores pasivos de nuestras propias vidas, dejando que el fuego dicte nuestro camino. Una mala vida puede manifestarse como adicción, amargura o simplemente falta de propósito, todos síntomas de no afrontar los desafíos internos y externos de nuestra vida. El mal camino de la vida conduce a un alma fragmentada, a una vida no vivida en todo su potencial. 

El hombre tiene que darse cuenta de que posee una sombra que es el lado oscuro de su propia personalidad; se ve obligado a reconocer su “función inferior”, aunque sólo sea porque a menudo se siente abrumado por ella, con el resultado de que el mundo luminoso de su mente consciente y sus valores éticos sucumben a una invasión del lado oscuro. 

Todo el sufrimiento causado al hombre por su experiencia del mal inherente a su propia naturaleza (de hecho, todo el inconmensurable problema del “pecado original”) amenaza con aniquilar al individuo en un torbellino de ansiedad y sentimientos de culpa. 

Pero afrontar nuestras sombras se requiere de mucho trabajo.

Entiendo que el fuego puede ser abrumador. La ira, por ejemplo, puede canalizarse hacia una comunicación asertiva o una acción productiva. Actúa como mediación entre el ego racional y las ardientes emociones de la sombra. Es la forma en que entendemos nuestros miedos, frustraciones y conflictos no resueltos lo que nos hace sentir miserables. Integrar las lecciones aprendidas del incendio puede ayudarnos a emerger más resilientes y comprendernos mejor a nosotros mismos.

A través de la expresión creativa o expresiones saludables, podemos canalizar las emociones crudas del fuego en una forma de expresión que nos permita procesarlas e integrarlas. No sólo soportamos el sufrimiento; le encontramos significado, creando historias personales que nos ayudan a comprendernos a nosotros mismos en un nivel más profundo.

Si la vida tiene algún significado, entonces debe tenerlo el sufrimiento. El sufrimiento es una parte indestructible de la vida, al igual que el destino y la muerte. Sin sufrimiento y muerte la vida humana no puede ser completa. 

El secreto para una buena vida es desarrollar un ego fuerte (el centro consciente de nuestra alma), que es la forma en que elegimos el camino de “la buena vida”. Un ego sano significa enfrentar tu sombra, integrar su sabiduría y usarla para enfrentar los desafíos externos con resiliencia. La autoconciencia te ayuda a reconocer tus factores desencadenantes, comprender tus vulnerabilidades y elegir tus batallas sabiamente.

En todas las circunstancias es una ventaja estar en plena procesión de la propia personalidad; de lo contrario, las porciones reprimidas de la personalidad sólo surgirán como un obstáculo en otra parte, no en algún punto sin importancia, sino en el mismo lugar donde somos más sensibles.: este gusano siempre pudre el corazón. En lugar de declararse la guerra a sí mismo, seguramente es mejor para un hombre aprender a tolerarse a sí mismo y convertir sus dificultades internas en experiencias reales en lugar de gastarlas en fantasías inútiles. Entonces al menos vivirá y no desperdiciará su vida en luchas infructuosas. 

Creo que debemos aceptar plenamente los inevitables fuegos de la vida. Al enfrentar el fuego, aprendemos a coexistir con él. Puede que nunca seamos completamente inmunes a su calor, pero desarrollamos mecanismos de afrontamiento para superar nuestro sufrimiento. Es en el acto de atravesarlos con coraje y propósito que creamos un camino significativo hacia adelante. 

El fuego amenaza, pero también es una fuerza de transformación. A través del ardiente proceso podemos comprendernos a nosotros mismos e iluminar nuestro camino hacia la plenitud.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.

 

La novela de nuestra vida.

mayo 2, 2024



Las novelas son parte de nuestra vida, o al menos deberían serlo. Ficción y realidad son dos caras de la misma verdad, la vida. Una dota de sentido y narración a la otra. La otra añade la verosimilitud del dolor, la ausencia, la alegría, el amor o el odio. Somos narración. Todos elementos de la misma historia que se entrelazan en nuestra biografía. Todos somos un cuento que soñamos ser leídos al calor de una sonrisa, o con la caricia de una lágrima.

Cada mañana comienza un capítulo de la novela de nuestra vida; nos miramos en el espejo que refleja nuestras esperanzas y temores, y elegimos el vestuario de nuestras almas. Tras el prólogo, comienza el desfile de máscaras que cubren nuestros rostros; amable con quienes amamos, indiferente con quienes no nos importan, merecidamente o no, sonriente con quienes nos ofrecen su compañía, triste con aquellos con los que compartimos algún amargo capítulo de nuestros cuentos, y así decenas de máscaras que cubren los sentidos ocultos de los versos escondidos tras la prosa con la que escribimos nuestro trato con los demás.

Al transcurrir el día, maquillamos las cicatrices que en nuestras máscaras dejaron las lágrimas, y reímos al ver las arrugas que dejaron las sonrisas propias o ajenas. Como en cualquier historia que merezca realmente la pena, la trama se enriquece con el juego de deslices, confusiones, anhelos y alegrías que acompañan nuestro devenir por las páginas de nuestro relato.

Al anochecer se acercan las páginas finales de nuestra novela diaria y hacemos una pausa en la lectura para recordar las mejores páginas, esos instantes mágicos de nuestro día que iluminaron cada instante que mereció la pena vivir y que iluminarán nuestros sueños, esos espacios entre novela y cuento donde se almacenan las semillas de los reglones del día siguiente. Pero cada sueño encuentra su límite en las pesadillas, esas que devienen de las frías cenizas de las esperanzas calcinadas por la realidad impuesta, que quiebra nuestro corazón refugiado en el crepúsculo. Y con el insomnio nuestras agotadas máscaras se quiebran en nuestros rostros y nuestras almas quedan desnudas con el nuevo amanecer. 

Y volvemos a mirarnos en el espejo inquietos y atrapados entre la duda y la esperanza, porque como cada día tan sólo el abismo nos devuelve la mirada. El abismo del vacío de las páginas sin empezar de la novela de cada día. Pero todo abismo, como todo vacío, tan sólo está a la espera de encontrar un camino que lo cruce, una historia que comience un nuevo relato, un nuevo cuento con el que hilar los enredados hilos de las historias que narran lo que fuimos, lo que somos, lo que seremos.

Lo que nunca deberíamos hacer es simplemente ser lectores del libro de nuestra vida, sin ser capaces de soñar con cada frase que allí se escribe, siendo protagonistas, y no tan sólo viviendo lo que otros narran sobre nosotros, y soñando los sueños ajenos. Se trata de ser el protagonista de tu propia historia, nunca dejar que los demás te conviertan en un personaje secundario de tu propia novela. 

Tú, yo somos el autor y el principal lector. Al fin y al cabo, la principal diferencia entre aquello que llaman realidad y lo que denominan ficción, es que en el primer caso tratan de escribirnos el guion de nuestras vidas, mientras nosotros apenas podemos realizar algún que otro comentario al margen. 

En la ficción, podemos narrar nosotros el relato de nuestras vivencias, y son los otros los que tratan de hacer anotaciones al margen. Encontremos una forma de vivir cada realidad como si fuera ficción, para de tal manera encontrar una forma de narración compartida, que nos permita mantener el control de nuestra narrativa, dejando también que los lectores de nuestra vida puedan participar de su escritura, y no tan sólo de dejarles escribir alguna que otra cita al margen, pero sin destronarnos como autores.

Si la gramática va a dominar nuestras vidas, nunca dejemos que nos conviertan en un pretérito imperfecto, en verbos irregulares que buscan desesperadamente un predicado, y ser qué, tan sólo un presente de indicativo soñando un futuro pluscuamperfecto, aquello que hubiéramos podido ser.

Toda buena historia necesita de las preguntas, las que hace el autor, y las que provoca la narración en el lector. Preguntas que pesan como una losa, y que nunca deberíamos dejar sin buscar su respuesta, las encontremos o no. 

A dónde irán esas preguntas que nunca hicimos, por vergüenza o miedo, a quienes amamos o a quienes nos despreciaron, a aquellos amigos que nos defraudaron o a los que defraudamos, a aquellos personajes patéticos a los que nunca pudimos apreciar, a quienes nos apreciaron y no supimos corresponder, a quienes se quedaron atrapados en las encrucijadas de nuestras vidas, o a quienes nos atraparon en las suyas. Quizá haya un cementerio de las preguntas perdidas que podamos visitar. Cuentos de nuestra vida emborronados con las incógnitas que nunca aprendimos a despejar, cuyas páginas polvorientas se esconden en la trastienda de nuestro subconsciente, más presentes en nuestro devenir de lo que nos gustaría, y quizá menos de lo que hubiéramos querido.

El sentido y la referencia de nuestro fracaso siempre se esconde tras esas palabras nunca pronunciadas por unos labios atenazados por el miedo, nunca escritas por unos dedos paralizados por el terror a que la comedia devenga en tragedia.

Pero, ¿no es cada buena historia una mezcla de ambas? 

Puede ser que haya días en que tu novela entrelazada con las novelas de los demás se desvanezca y te sientas como si fueras una simple nota a pie de página en la historia de los demás, puede que algunos pretendan tratarte como si fueras una vergonzosa cita de un mal libro, pero nunca dejes que se eso te impida seguir siendo el o la autora o autor de tus historias, porque si insistes, tarde o temprano habrá ocasiones en las que brilles como si la gracia acompañara el ritmo de cada palabra que escribes. 

Nunca permitas que nadie te trate como si fueras un libro en blanco, y eso tan sólo depende de ti, de tu voluntad, de tu pasión, de tu sentido. Nunca dejes de escribir sin parar, susurrando palabras, aunque resuenan sobre el vacío y nos aterre ensordecedor silencio que nos devuelve el eco fantasma de esas palabras. Qué más da mientras sigas teniendo la ilusión de escribir, de narrar cada amanecer una nueva historia, una nueva novela que nos acune, a nosotros y aquellos a quienes amamos.

¿Y qué hacer con las novelas de las vidas ajenas? 

El placer y el misterio de la lectura de la ficción ajena,  se encuentra no en dejarnos arrastrar a los mundos y personajes creados por otros autores, otras vidas, sino en atraerlos a nuestra propia vida, dejar que inunden nuestra imaginación, que sus personajes encuentren su eco en nuestra conciencia, que sus sentimientos iluminen los nuestros, y así aprender no sólo a conocernos mejor, sino comprender a ese otro, siempre separado por el mundo real, que tan ajeno y difícil de entender nos resulta. Y a veces, por qué no, como en esos relatos salvajes y extraños que despiertan nuestra imaginación deberíamos perdernos en el estilo, dejarnos atrapar por la calidad de los adverbios, por las propiedades de los adjetivos. E ir más allá, dejarnos subyugar por la trama, seducir por sus personajes, entender el porqué de cada historia, sentir con los personajes cada pulsión, cada deseo o pasión. 

Porque la lectura, de libros o de personas, es un juego donde puedes quedarte en lo superficial, lo literal, lo que aparentemente nos dice el texto o el sujeto, o bien puedes jugarte el "sentido", arriesgarte, leer lo que está ausente, lo que tan solo se insinúa, pero como en todo juego, has de apostar tu propio sentido, encontrarte a mitad del camino con el otro, fusionar significados, dejar que la interpretación vague por el resbaladizo sendero de los signos, y abrirte a nuevos mundos más allá de lo dado, caer una y otra vez en la maravillosa confusión, que en realidad es, la comunicación humana.

Qué otra cosa nos queda por hacer en nuestras novelas sino dudar bajo el signo de la interrogación que dirige nuestros deseos, gozar bajo el signo de exclamación que subyace a nuestras pasiones, sufrir bajo los puntos y aparte que marcan nuestras encrucijadas, suspirar perdidos en los puntos suspensivos de los que se deriva nuestra incertidumbre, avanzar a trompicones, enredados en las comas de nuestro diario quehacer, enfadarnos entrecomillando nuestras frustraciones; intentando aprender a vivir, a soñar, a despertar, desconcertados por la gramática de la vida que a veces parece no tener reglas, sentido, ritmo ni razón.

Toda novela tiene su principio y su final, como este relato. Pero todo final no deja de ser tan sólo la oportunidad de otro principio, de otra novela, de otro relato, de otro día lleno de incógnitas que resolver, o que dejar al margen, no importa tanto el resultado como que nunca deje de importarnos seguir tratando de resolverlas, como si las matemáticas y la literatura fueran el motor y el corazón de la novela de nuestra vida. 

Escribamos para que nos lean y disfrutemos leyendo a los demás como nos gustaría que disfrutaran con nosotros.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Negarse a comprometerse con el “aquí y ahora”.

mayo 2, 2024


El intento de encontrar una vida mejor puede fácilmente distraernos de nuestra vida actual. La mayoría de las personas se sienten atrapadas en una sala de espera, esperando tener la “vida” que desean. Pero es una experiencia seductora que te exime de responsabilidad.

Tienes un trabajo, pero es sólo un espacio provisional hasta que encuentres tu pasión "real". Estás en una relación, pero existe la persistente sospecha de que es un ensayo de tu "verdadera" relación. Piensas en tu vida presente como una aventura fugaz, convencido de que algo emocionante está a la vuelta de la esquina. El presente se ha convertido en un calentamiento interminable. Has pospuesto vivir con la promesa de un mañana mejor.

Los psicólogos tienen un concepto que llaman “vida provisional”. Ésa es la insistencia, tan a menudo escuchada por parte de personas cuyas vidas están atrapadas en un tiovivo disfuncional de crisis autoinfligidas, en que todo lo que no les gusta de sus vidas cambiará tan pronto como suceda algo más: tan pronto como pierden veinte libras, se divorcian, renuncian a su pésimo trabajo o lo que sea. Si esta actitud se prolonga, significa un constante rechazo interior a comprometerse con el momento. En esto suele haber, en mayor o menor medida, un complejo de salvador, con el pensamiento secreto de que algún día se podrá salvar el mundo; se encontrará la última palabra en la, religión, política, arte o cualquier otra cosa.

Negarse a comprometerse con el “aquí y ahora” crea una especie de limbo emocional. Anhelas algo más grande mientras tus responsabilidades y compromisos diarios parecen una sentencia de prisión. Te atrae todo lo que esperas hacer con tu vida, cualquier cosa que te permita escapar del suelo, de lo ordinario. Pero cuanto más tiempo permanezcas en esa mentalidad, más solitaria se volverá tu vida. Es una trampa. Quedas suspendida en un estado de “qué pasaría si”, paralizado por el miedo a tomar la decisión equivocada. Pasas de un trabajo a otro, sin establecerte ni construir nunca una base. 

El sentimiento perpetuo de esperar arreglar tu vida pronto significa que te pierdes las conexiones profundas del ahora y el sentido de propósito que conlleva comprometerte hoy. El problema es que la “vida real” que deseas rara vez llega en bandeja de plata. Se construye a través de los compromisos que asumes, de las relaciones que cultivas y los desafíos que superas aquí y ahora. 

El intento desesperado por algo que está fuera de tu alcance significa que siempre estás persiguiendo un futuro que tal vez nunca llegue. Pero los sueños y esperanzas a largo plazo se convierten en un sustituto de la realidad, una forma de evitar el complicado proceso de construir una vida, que te conduce al síndrome de la “vida momentánea”, debido al miedo de verse atrapado en una situación de la que tal vez no sea posible escapar... Los planes para el futuro se desvanecen en fantasías de lo que será, de lo que podría ser, mientras no se toman medidas decisivas. se toma para cambiar. 

Cualquiera atrapado en la trampa de la vida momentánea, no ama a su gato, sino sólo a sus gatitos; ni en realidad los gatitos, sino sólo los gatitos de los gatitos, y así hasta el fin de la felicidad. Nos quedamos atrapados en esta mentalidad con todo. Nos esforzamos en ese trabajo aburrido porque “un día dará sus frutos” y conseguiremos la carrera de nuestros sueños. Posponemos ese viaje porque “cuando las cosas se calmen” tendremos las vacaciones perfectas. Posponemos pasar tiempo con nuestros seres queridos porque estamos demasiado ocupados “construyendo un futuro” para disfrutar el presente.

Nos decimos a nosotros mismos: "Una vez que alcance X, viviré de verdad". X es una ilusión si permanece en tu cabeza.

Entonces, ¿cómo nos liberamos de esta trampa?

Comienza con una brutal autoconciencia. Mira tu vida, honestamente. ¿Estás constantemente a punto de empezar, pero nunca llegas allí? ¿Las relaciones fracasan porque el compromiso se siente como una carga pesada? ¿Estás rodeada o rodeado de proyectos a medio terminar y metas abandonadas? Reconoce los patrones en tu vida: el miedo a comprometerte con cualquier cosa.

Quizás tu pasado tenga algo que ver con eso. Quizás creciste en un ambiente sofocante, anhelando la libertad que nunca tuviste. Tal vez fuiste testigo de relaciones fallidas, lo que te hizo desconfiar de acercarte alguna vez. ¿A qué le tienes realmente miedo? ¿Es el miedo al fracaso? ¿El miedo a perderte a ti mismo? Cualquiera sea la razón, te está frenando. Una vez que identifiques la raíz de tu miedo, podrás abordarlo y escapar de la “vida provisional”.

No me malinterpretes. La libertad es importante. Pero la verdadera libertad proviene de dominar tu propia vida, no de huir de ella. Se trata de saber que puedes salir de una situación si no es saludable, pero también de tener el coraje de ver las cosas e invertir en algo significativo ahora.

La verdadera libertad no es la ausencia de compromiso. Es la capacidad de elegir. Es el coraje de aprovechar la oportunidad de construir algo significativo, incluso si eso significa enfrentar la posibilidad del fracaso. Todavía puedes divertirte ahora. Pero eso requiere crecimiento, salir de su “burbuja segura” y dar ese primer paso aterrador hacia el compromiso.

Superar al padre y a la madre es asumir las responsabilidades de la edad adulta, sacrificar la vida momentánea. Entonces la vida seguramente se volverá más dura y problemática, pero potencialmente más significativa. Es un paso trascendental, hasta el punto de que los pueblos primitivos, cercanos al inconsciente y a sus leyes eternas, celebran la transición con los siempre serios y a veces bastante sombríos ritos de iniciación.

Para salir de la “vida momentánea”, hay que dar un paso demasiado pequeño para comenzar. El primer paso es el más difícil. Así que empieza poco a poco. No necesitas una revisión completa de tu vida. Comprométete con un proyecto pequeño, una meta a corto plazo. Ve lo bien que se siente seguir adelante y tachar algo de tu lista. Cuanto más haces, más fácil se vuelve. Elije un camino, cualquier camino, y comprométete con él durante un período de tiempo determinado. Mira qué pasa. Es posible que te sorprenda de la profunda satisfacción que se obtiene al seguir adelante. Puede que tropieces y dudes, pero con cada paso ganarás confianza.

Si no se corre el riesgo, de alguna manera se viola el significado de la vida y todo el futuro está condenado a un estancamiento impotente… No es necesario que renuncies a tus metas o sueños a largo plazo. Pero puedes encontrar una manera de integrarlos en tu vida actual. Tal vez la carrera de tus sueños no sea tu trabajo diario, pero puedes comenzar a mejorar tus habilidades ahora para avanzar gradualmente hacia la vida que deseas. 

No solo esperes. Tomar medidas ahora. El punto es comenzar a construir la vida que realmente deseas ahora con intención, si lo haces con convicción lo siguiente y lo más necesario, siempre estarás haciendo algo significativo y previsto por el destino.

Utiliza el presente no como una sala de espera sino como la base de la vida que deseas. Encuentra significado no en un futuro lejano sino en actos cotidianos de valentía, conexión y contribución. La verdadera libertad no está en el escape perpetuo sino en el coraje de comprometerse con la vida ahora. 

La vida es impredecible. Pero también es hermosa, sorprendente y llena de amor, si te permites experimentarlo.

Elije estar viva o vivo mientras estas viva o vivo.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar
 

La experiencia del dolor define nuestra vida.

abril 30, 2024


No hay dolor que se resista al desgaste de las laceraciones del tiempo.

La manera en la que afrontemos el dolor decidirá la manera en la que decidimos vivir, al igual que condicionará extraordinariamente aquello que consideramos placer o goce, pues sin comprender qué es el dolor, el sufrimiento y la angustia que se derivan de tu experiencia, difícilmente seremos capaces de comprender qué es el goce, el placer o el disfrute. 

Cada uno tenemos una manera diferente de afrontar el dolor, y no me atrevería a decir cuál es la más apropiada. 

La experiencia del dolor define nuestra vida de manera más significativa que el placer, y probablemente marca inexorablemente nuestro destino. De ahí la importancia de cómo afrontarlo, pues de ello dependerá también nuestra propia felicidad o al menos aprender a no renunciar a ella, por miedo al dolor que hemos de sufrir, o por la angustia del dolor que ya experimentamos. 

No lleguemos tan lejos, el dolor es la sustancia de la vida y la raíz de la personalidad. Todo queda definido por esa experiencia: El dolor nos dice que existimos, el dolor nos dice que existen aquellos que amamos, el dolor nos dice que existe el mundo en el que vivimos. Poco más y poco menos. Seamos tan trágicamente existencialistas o no, ante la plenitud del dolor en cada aliento que exhalamos, su presencia es incontestable.

En una Era en la que combatimos el dolor; físico, emocional y existencial, básicamente a través de medicamentos o similares, hemos renunciado a la voluntad como primera barrera para aprender a manejar cualquier tipo de dolor. Y a la razón, como sencilla herramienta para tolerar lo tolerable y aguantar serenamente ante lo intolerable. Qué remedio nos queda si lo pensamos racionalmente. Sin embargo, tratamos de barrerlo de nuestra existencia de la manera más rápida posible, sin darnos cuenta que esa treta puede causar más dolor a largo plazo. 

En ocasiones, la receta sería tan sencilla como dejar que la huella del tiempo borre las heridas que nos duelen, pero nuestra natural impaciencia nos corta de raíz esa medicina natural. No hay dolor que se resista al desgaste de las laceraciones del tiempo. Y si lo hay, tal y como siempre ese dolor acabará con nosotros debido a su insostenibilidad. Por lo tanto, más nos vale aprender que si no acaba con nosotros, sea físico o emocional, podemos manejarlo con mayor o menor esfuerzo, ayudados por la paciencia del tiempo, la razón y la voluntad, que tan prontamente nos abandonan ante cualquier inconveniente marcado por el dolor.

Vivir el presente no implica abandonar el pasado y olvidarlo, pero nunca debemos permitir que nos aprisione. El dolor, entre otras miserias humanas, hay que tener claro que quien sabe del dolor, todo lo sabe. Las personas que se declaran plenamente felices no suelen saber mucho de la vida. O mienten descaradamente para ocultar la presencia del dolor en su vida, o están bendecidos por la inocencia de la ignorancia. La sabiduría comienza por la gestión del dolor, y qué aprendamos de esta experiencia tan natural al ser humano como respirar. La experiencia nos advierte que no hay mayor dolor que recordar en la miseria los tiempos felices. 

Si en el presente nos vemos atrapados por el dolor, suele ser causa de mayor angustia perdernos en aquellos momentos en los que no lo experimentábamos, como si eso evitara el dolor presente. Al igual que el temor de males futuros no puede condicionar nuestro presente, pues si suceden, ya aprenderemos a lidiar con ellos, y si nunca suceden, para qué angustiarnos y sentir dolor prontamente. 

Somos tan pequeños como nuestra dicha, pero somos tan grandes como nuestro dolor. La enseñanza está clara; nos definimos no en nuestros momentos felices o placenteros. Lo que marca nuestro verdadero ser es nuestro comportamiento ante el infortunio, ante el sufrimiento, ante el dolor, ahí es donde mostramos nuestro verdadero rostro, y donde podemos observar el verdadero rostro de la gente que amamos u odiamos. Es el dolor el que desvela todas nuestras máscaras, rara vez la felicidad.

Ni buenos ni afortunados se libran del dolor alguna vez en su vida. Su presencia, es ineludible, aunque la virtud de la bondad, real o pretendida, sea tu máscara: aunque nunca obres mal, no por ello escaparas del dolor alguna vez. Su inevitabilidad, independientemente de nuestro comportamiento o suerte, no debe hacernos ser tan pesimista ya que la dicha no es más que un sueño, y el dolor la realidad, sino incentivarnos a aceptarlo y aprender que tenemos herramientas naturales a nuestro alcance para lidiar con el dolor cuando se nos presente, más allá de su procedencia, más allá de su durabilidad. Y esas herramientas naturales son a largo plazo mucho más efectivas que cualquier medicamento, o placer banal, que puede ayudar, pero no ser el soporte vital al que agarrarnos para lidiar con el dolor, la angustia o el sufrimiento.

La voluntad juega un papel esencial, pues el dolor no tiene existencia objetiva. El dolor depende de la representación que nos hagamos. Y por tanto de nosotros mismos. Si aprendemos a dominar la voluntad, las representaciones con las que nos movemos en el mundo y lidiamos con las personas, los afectos o emociones, no pueden dominarnos

¿cómo puedo ser firme ante el dolor?: una vez que hemos discernido con la razón entre aquellas cosas que dependen de nosotros y aquellas que no, todo es más sencillo; dependen de nosotros nuestras opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones, nuestras aversiones, en una palabra, todas nuestras acciones. Y no dependen de nosotros el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra, todo lo que no es una acción nuestra. Si tenemos clara esta distinción, y para ello tan solo nos basta la reflexión racional, es un primer paso aprender cómo lidiar con el ineludible dolor y sufrimiento en la vida.

Un segundo paso, es tener claro qué hacer con lo que nos sucede: si sufrimos una enfermedad, o alguien querido la sufre, y por tanto nosotros también empáticamente sentimos dolor, podemos convertirnos en prisioneros de ese dolor, o no permitir que nos defina. Y ahí dependemos de nuestra voluntad. No permitir que ese dolor, esa situación nos defina, y defina aquello en lo que nos convertimos al tratar con los demás. 

Cuando la muerte llega nosotros ya no estamos y cuando nosotros estamos ella (la muerte) no existe. Permitir que nos aprisione, cuando existimos y ella no está, es permitir vivir enjaulados en un dolor que aún no existe. Lo inevitable no depende de nosotros, pero sí que depende cómo vivir y cómo comportarnos mientras no llega. Pronto o tarde.

Lo que nos turba a todos no son las cosas, sino las opiniones que se forman de ellas, es decir nosotros mismos. Y el ciclo se completa, somos responsables pues de las representaciones que nos hacemos. Si nosotros somos los creadores de cómo vemos el mundo, cómo sentimos, en nuestra mano está moldear emocionalmente cada instante de nuestras representaciones, y no dejarnos llevar. 

La voluntad, la razón, el sentido común de aceptar el dolor cuando se nos presenta, sin culpar a otros de esta situación, sin amarguras innecesarias, controlando nuestras emociones, aceptando lo que está en nuestras manos cambiar y aceptando por tanto lo que no lo está, es un principio sencillo de comprender, aunque no tan sencillo de aplicar. 

Desde tiempos inmemoriales la sabiduría nos muestra el camino a la pregunta: Cómo podemos afrontar el dolor, el sufrimiento. En nuestra mano está seguir una guía o dejarnos llevar.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Lecciones de vida vitales que he aprendido con los años.

abril 25, 2024



Sólo unas pocas lecciones de vida vitales, intemporales que todos aprendemos en el camino de la vida

1. Tú no estás sola o solo. Todos tenemos nuestros problemas y como dicen en mi pueblo, para perder el sueño preocúpate por un amigo. Para tener problemas en recogerte a ti mismo después de que alguien te defraudara. Sentirse menos porque alguien no te amaba lo suficiente para quedarse. Tener miedo de intentar algo nuevo por temor a que fallará. Nada de esto significa que estás disfuncional o loco. Simplemente significa que eres humano, y que necesitas un poco de tiempo para rectificarte. No estás solo. No importa lo embarazoso o patético que se sienta acerca de tu propia situación, hay otros por ahí experimentando las mismas emociones.

2. El dolor tiene un propósito. El dolor no sólo aparece en tu vida sin razón. Es una señal de que algo en tu vida necesita cambiar. Este cambio toma fuerza. Pero recuerda, no son fuertes aquellos a los que nunca se les debilitan las rodillas, o que nunca jadean o les falta aire para respirar. Es que mientras sus rodillas están temblando, te obligan a respirar y dar otro paso.

3. Hay personas correctas, y personas equivocadas, para todos nosotros. Hay gente falsa, y aquellos que son verdaderos amigos. Hay gente que te quita el corazón, y los que lo devuelven. Tu tienes una opción a quien dedicar y con quién pasar tu tiempo. Los amigos verdaderos tienen un corazón honesto, y harán todo lo posible para ayudarte cuando más lo necesites. Quédate con la gente que nunca te decepciona y cumple sus promesas. No puedes fingir eso.

4. Tus creencias se convierten en su realidad. Lo que Tú crees tiene más poder que lo que sueñas o deseas o esperas. Te conviertes en lo que crees. Aunque Tu no puedas controlar todo lo que sucede, puedes controlar tu actitud hacia lo que sucede. Y en eso, estarás dominando el cambio en lugar de permitir que te domine. 

5. No dejes que la negatividad se desvanezca en ti. No dejes que la amargura te robe tu dulzura. Promueva lo que amas en lugar de desacreditar lo que no te gusta. Cuando decides enfocarte en las cosas que amas, terminas encontrando más alegría y más amor en la vida.

6. Lo que no comienzas hoy, no estará terminado para mañana. Hay siete días en la semana y algún día no es uno de ellos. Pregúntate a ti mismo si lo que estás haciendo hoy te está acercando a donde quieres estar mañana.

7. El éxito es raramente fácil, pero siempre vale la pena. Aquellos que han logrado sus sueños saben que la vida es sobre la fuerza de voluntad y la persistencia. Se trata de aguantar a la esperanza cuando Tu corazón ha tenido suficiente, y dar aún más cuando Tu mente y cuerpo quieren renunciar. Sí, cada paso puede ser más difícil, pero la vista desde la cima no tiene precio, y vale la pena soportar el viaje para llegar allí. 

Y, por supuesto, si TU estás luchando con algo de esto, recordad de nuevo que Tú no estás sola o solo. Muchos de nosotros estamos ahí contigo, trabajando duro para sentirnos mejor, pensar más claramente y recuperar nuestras vidas.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

La observación es algo imprescindible para la vida.

abril 25, 2024


La noche transcurre tranquila como de costumbre. Un espectáculo de sonidos naturales llena el espacio de la mente mientras ese silencio sagrado envuelve todo el universo. Es una noche fresca y uno siente como una leve y suave corriente de aire acaricia tu cuerpo mientras concilias el sueño. Cuando despierto en mitad de la noche los sueños son tan claros como la vigilia.

Los sueños son una continuidad de nuestra vida diaria, de nuestras impresiones, preocupaciones y motivaciones. Recreamos la realidad para poner orden o destensar aquello que estaba en desorden o en tensión.

Es curioso lo que podemos aprender de los sueños sin necesidad de que nadie nos lo enseñe, pero pocas veces, por no decir ninguna, nos adentramos en nuestra mente, preferimos ser parte de toda esta orquesta social donde se determina lo que podemos elegir.

¿Por qué no nos dan la opción de elegir estudiar en nosotros mismos, ver cómo somos, aprender de nuestros sueños o de nuestra conducta? Podemos estudiar carreras, una tras otra, pero olvidamos lo imprescindible que es conocernos.

Muchas veces me despierto poco antes de las seis cuando aún no se percibe ninguna claridad del nuevo día. Es curioso sentir como la noche tiene su luz propia, una luz que llega de los planetas y de esa mancha enorme de estrellas que cruza el firmamento de lado a lado. No solemos mirar aquello que de antemano sabemos que no hay nada que ver, pero lo cierto es que si miramos en ello nos daremos cuenta que es ahí donde más encontramos.

La noche está llena de luz, llena de música, llena de paz, llena de uno mismo entre las sombras. Uno siente al caminar por el monte, cuando apenas distingue las siluetas de los árboles, de las plantas o de las rocas, que es más real esa visión que te hace poner atención para no tropezar, que cuando por el día hay como una especie de exceso de confianza e insensibilidad hacia lo que te rodea.

Cuando salgo de casa, el horizonte resurge de la noche con un color violeta claro con tintes de anaranjado y un cielo azul turquesa oscuro que se va aclarando con el paso del tiempo anuncia un hermoso día de verano. Desde donde uno mira puede divisar un gran valle que duerme esperando el canto del gallo o el sonido del despertador para comenzar la faena del nuevo día. Aunque yo no trabajo siento un gran respeto por la gente que ha de trabajar para subsistir y siento su cansancio como si fuera propio.

La yerba seca, de color amarillo pálido, forma mantos en los descampados y uno se queda absorto en su belleza acariciando con la vista su textura.

Por la tarde escribo algo que tenía pendiente en la cabeza y que ha necesitado de cierto reposo y maduración para exponerlo. En realidad, cuando escribo no sé lo que voy a decir porque no es tanto una cuestión de conocimiento como de describir lo que uno es capaz de observar. La observación es algo imprescindible para la vida y es un gran misterio incluso para mí, sin ella uno estaría aislado en mitad de una multitud. Es la observación lo que permite que dos seres se unan, se relacionen, se toquen y puedan compartir.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Aprovecha el día.

abril 25, 2024


Si puedes hacer bien un día, tienes una oportunidad de hacer bien tu vida. Se dueño de hoy, se dueño de tu vida. "Un día es igual a todos los días". Lo dijo en el sentido en que, si puedes hacer bien un día, tienes una oportunidad de hacer bien tu vida y que deberías tratar de hacer bien el día de hoy, porque el mañana no es garantía.

Cada día tiene 24 horas, el sol sale y se pone, un ciclo que se repite sin cesar. Observa que cada día es la esencia de todos los tiempos. Se dueño de tus acciones hoy y probablemente crearás un efecto dominó que influirá en tus acciones mañana, y vivir virtuosamente en el momento presente.

Una simple comprensión de que cada día tiene el potencial de ser bueno o malo significa que podemos concentrarnos en aprovechar al máximo el presente en lugar de insistir en el pasado o temer el futuro. Hay que recordar que cada día, al desnudo, contiene los mismos elementos fundamentales.

Durante este día, experimentas las polaridades fundamentales de la vida: luz y oscuridad, alegría y tristeza, actividad y descanso, productividad y ociosidad. No importa cuánto tiempo vivas, estas experiencias fundamentales seguirán desarrollándose día tras día. Estas son las constantes universales. Aquí es donde se vuelve verdaderamente personal. La forma en que vives cada día (con intención, con propósito o sin propósito) se convierte en un ejemplo de cómo es probable que vivas toda tu vida.

Te empujo a considerar la gran escala de la existencia. La vida más larga, el viaje más épico, es una colección de días. Dentro de cada día se encuentra el microcosmos de la eternidad: el ciclo de vigilia y sueño, el flujo y reflujo de la energía. Persigues grandes objetivos, pero ¿no se vive la esencia de una vida en los momentos de cada día?

Aquí está el desafío:  Si cada día es una imitación, un reflejo en miniatura del todo, entonces cómo manejes este día es de suma importancia. Se convierte en un campo de práctica, un ensayo para la gran actuación de tu vida.

¿Abordaste el día de hoy con intención y sentido de propósito? ¿Abordó sus tareas con concentración y disciplina? ¿Te conectaste con tus seres queridos de forma abierta? ¿Enfrentaste los desafíos con valentía y resiliencia? ¿Saboreaste los momentos simples: tu viaje al trabajo, un paseo por la naturaleza, la sonrisa de un ser querido, ¿la risa con alguien cercano a ti o una experiencia que vale la pena recordar? ¿O dejaste que el día transcurriera en una niebla de distracción?

Estas elecciones aparentemente pequeñas tomadas en un solo día tienen un poder inmenso. Ellos dan forma a tu vida a medida que se desarrolla. Si puedes dominar el arte de vivir bien este día, te equiparás con las herramientas para afrontar cualquier día siguiente. El día de hoy contará si decides hacerlo contar.

No puedes controlar el mundo externo ni el gran paso del tiempo, pero puedes controlar cómo afrontas este único día. Puedes elegir estar listo para aprender, crecer y conectarte. O puedes dejarlo pasar, otra oportunidad desperdiciada.

Debemos vivir el presente, lanzarnos a cada ola, encontrar nuestra eternidad en cada momento.

No te pido que vivas cada día como si fuera el último. Te pido que veas el valor inherente de cada día. Porque si puedes dominar el arte de vivir bien un día, con intención y propósito, entonces tienes las bases para una vida bien vivida. Cada día se convierte en un trampolín hacia el siguiente. Y con cada paso deliberado, cada momento consciente, te acercas cada vez más a ser dueño de tu vida.

Pero aquí está la amarga realidad: no hay garantía del mañana.

Sugiero que cada día se debe vivir como si fuera el último, no con miedo sino con un mayor sentido de propósito. Si abordas cada día como un todo completo y perfecto, un microcosmos de toda tu vida, le inyectas experiencias significativas. Tomas decisiones conscientes, saboreas experiencias y te esfuerzas por vivir con integridad.

Esta práctica diaria, perfeccionada y refinada, se convierte en la base de una vida bien vivida.

Por supuesto, algunos días serán mejores que otros. Habrá tropiezos, reveses y momentos en los que te quedarás corto. Pero tienes la oportunidad de empezar de nuevo cada día. Puedes aprender de los errores de ayer y elegir actuar de manera diferente hoy.

En resumen, no necesitas esperar a que algún gran propósito o evento que cambie tu vida te ponga en el rumbo correcto. Tienes el poder, ahora mismo, en este único día, de tomar decisiones que repercutirán en el exterior y darán forma a la narrativa de tu vida.

Domina hoy y estarás en camino de dominar todos los demás días. Empieza a vivir de inmediato y cuenta cada día por separado como una vida separada.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Saber escuchar es indudablemente una forma de respeto hacia los demás.

abril 25, 2024



Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa. 

Escuchar a una persona, ya de por sí, revela un respeto que desinteresadamente tú le otorgas. Por eso la mayor parte de esa información que intercambiamos reside en nosotros mismos, ya que es de máxima prioridad saber adquirir la capacidad de compartir una escucha de respeto.
           
Todos tenemos sentimientos distintos y, sobre todo, vidas complejas, llenas de emociones y pensamientos que nos acompañan en todo minuto, por eso cuando interaccionamos a través del diálogo es difícil ponerse de acuerdo, haciendo que en nuestra conversación influyan factores contradictorios.
          
Pero escuchar no es suficiente para un perfecto entendimiento; es necesario en primer lugar, “darle espacio” a tu interlocutor, es decir, regalarle tiempo, sin que se sienta abordado por un cúmulo de interrupciones, lo cual hará fácil poder llegar a un mutuo acuerdo. Para conseguir dicho propósito debemos conseguir que nuestras preguntas sean de carácter inteligente, procurando realizarlas de la forma más eficaz posible a fin de canalizar un perfecto diálogo, sin parecer que actuamos de forma inquisitiva o acusadora. De esta manera, es fácil promover entusiasmo y sobre todo franqueza, sin intuir que estamos a la defensiva.
            
Todo ello es necesario para que nuestro interlocutor se sienta reconocido y al mismo tiempo respetado, e incluso podamos llegar a estar de acuerdo. No es nada nuevo reconocer a las personas que escuchan atentamente y saben callar durante las conversaciones, demostrando de esa manera una gran inteligencia. Indudablemente son personas que saber evitar conflictos y problemas innecesarios, que pueden llegar a un falso entendimiento sobre tu interlocutor.
            
Cuando intentamos formular una distendida conversación con alguna persona, es posible que tropecemos con aquellas que nos hacen ver que, “siempre están en posesión de la verdad”, tema que debemos tener muy en cuenta, y en virtud de lo cual, tenemos que optar por un tipo de escucha, pero siempre con respeto, manteniendo que de esa forma se manifieste. En algún momento apreciará que nuestro contenido está completo de fundamento, aunque nunca haciéndoselo ver. Sólo él recapacitará y comprenderá que su intervención es posible que no sea razonable. 
           
Quien habla siempre en función de lo que le interesa a sí mismo, es difícil que pueda relacionarse, no consiguiendo ni escuchar ni ser escuchado. Así saber escuchar es indudablemente una forma de respeto hacia los demás. Sin embargo, pocos son los que lo valoran, tratando siempre de imponerse a nuestras reflexiones. Siendo esto unos de los errores que cometemos al tratar de mantener una conversación con carácter positivo.
             
De esta manera demostramos ante nuestro interlocutor que le hemos escuchado con toda atención, haciéndole ver que su intervención ha sido de pleno convencimiento terminando siempre con alguna pregunta sobre el tema que nos ha desarrollado; de esta forma siempre quedará convencido que le hemos escuchado con atención y respeto.
 
Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

El envejecimiento desde mi punto de vista.

abril 24, 2024



Durante los últimos meses, he estado luchando con la creencia común de que "envejecer" es algo que hay que temer. Parte del problema es que las palabras "envejecer" están cargadas de un bagaje negativo.

Muchas personas asocian el envejecimiento con problemas de salud, no verse tan bien, ser reemplazados en la fuerza laboral por personas más jóvenes, quedarse al margen en un mundo que cambia rápidamente, perder capacidad intelectual, luchar contra el aburrimiento en la jubilación y pasar demasiado tiempo en los consultorios médicos.

También tengo otro problema con esas palabras.

Hace dos semanas me pasó algo que aclaró ambas cuestiones, que explicaré en un momento. Lo que contribuye a mi dilema mental es que, a los 74 años, me siento más comprometido, conectado, inspirado y enérgico que hace diez años. Cuando era más joven, pensaba que la vejez sería un gran fastidio.

Dejar mi último trabajo a tiempo completo cuando tenía 71 años, limpiar mi personalidad adictiva y han contribuido a mi burbuja general de satisfacción.

Soy activo, pero no frenético ni estresado. Tengo mucho tiempo para reflexionar, viajar, dormir hasta tarde cuando quiero, y a veces caminar. No me meto en dramas y me resisto mucho menos a lo que no puedo cambiar. Claro, tengo diabetes, dolores y molestias y mi cuerpo tarda más en recuperarse de la actividad atlética, pero no es nada terrible.

Pero hay otra razón para mi buen eje: estoy prestando más atención a mi mundo interior a través de la reflexión, la meditación, la escritura y el estar en la naturaleza. Estoy más en contacto con mi espíritu, que parece ganar vitalidad a pesar de que mi cuerpo envejece.

Creer que "me estoy haciendo mayor" es como creer que la comida rápida es buena para la salud. Simplemente no es cierto. La cuestión más crucial aquí no es "envejecer", sino quién está envejeciendo.

Esto es lo que me pasó.

Hace unos días, caminé por la calle de la ciudad donde vivo (Yo le llamo mi pueblo), disfrutando de las vistas y los sonidos en una fresca tarde de abril. De repente, fue como si atravesara un portal hacia otro mundo. Me convertí en el observador de mis pensamientos y de mi cuerpo, flotando, presenciando todo pero sin ser parte de ello. No era mi cuerpo; era conciencia pura mirando por mis ojos, eterna, inmaculada y vibrando con vida; soy parte de la fuerza vital omnisciente. Fue un hermoso recordatorio de lo que sé que es verdad.

Mi cuerpo está envejeciendo, pero yo no soy mi cuerpo; simplemente vivo en él.

Experiencias trascendentales como ésta pueden ocurrir si uno practica meditación, atención plena, respiración, yoga, oración, retiros silenciosos o simplemente caminar por la calle, como lo hice yo. Entonces, ¿cambia esto la experiencia de envejecer? Si y no. No revertirá el envejecimiento físico del cuerpo, pero conocer tu verdadero yo interior es muy importante.

¿Por qué?

Si me identifico con algo rico, vibrante, vivo y floreciente en mi interior, soy más propenso a volverme positivo, enérgico y animado. El juego interior afecta al juego exterior.

¿A quién le gusta pasar tiempo con llorones negativos y que matan los rumores? Yo no. Probablemente tú tampoco. Es muchísimo mejor pasar el rato con personas inspiradas, motivadas y optimistas. Entonces, si quieres disfrutar al máximo del envejecimiento, trabaja en el juego interior. Eso significa comprender que tu verdadero yo no son tus pensamientos, emociones, sentimientos o creencias. El verdadero tú es otra cosa.

Conocer tu verdadero yo crea libertad porque en lugar de creer que eres tu cuerpo, te conviertes en su observador. Lo ves, lo sientes y lo cuidas. Pero tú, cuanto más profundo interiormente eres, sabes que no eres tu cuerpo. Hay una libertad sublime en esto. Suave y sutil, pero ahí, haciéndote saber que tu hogar natural está dentro, no fuera.

Sé que mi esencia, mi ser interior, se está volviendo más sabio, más exigente, menos agitado, más empático y más amable. Siento mi corazón madurar. Está creciendo, no disminuyendo y, en la mayoría de los casos, dirige el espectáculo mucho más que mi cabeza: un cambio significativo con respecto a mis 40 y 50 años.

Mi ser no está envejeciendo, está madurando y creciendo. Mi cuerpo está envejeciendo: una gran diferencia. Tiene sentido que, naturalmente, estemos más en contacto con nuestro corazón y espíritu a medida que envejecemos. No conozco ninguna evidencia que respalde esto; es sólo un sentimiento.

La pregunta es: ¿Quién crees que eres?

Si crees que eres tus pensamientos, tu ego y tu cuerpo, envejecer puede ser un fastidio. Te resistirás y te quejarás. Pero conocer tu verdadero yo, quién eres, bueno, eso abre una puerta diferente.

¿Cómo puede esta noción volverse práctica y no sólo un ejercicio intelectual? Sólo conozco una forma: pasar tiempo yendo hacia adentro.
Quédate quieto.
Desenchufar.
Tranquilizarse.
Relajarse.
Déjalo ir.
Cierra los ojos y siente lo que hay ahí.

Quizás el viaje no se trate tanto de convertirse en algo. Tal vez se trata de dejar de convertirte en todo lo que no eres realmente tú, para que puedas ser quien debías ser en el primer lugar.

Que tengas un día maravilloso y gracias por leer.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.

Pd. - Tengo un libro que posiblemente lo termine en junio, Vivir una vida consciente: cómo encontrar paz, plenitud y libertad en un mundo caótico.
 

Hábitos que aumentaban mis inseguridades.

abril 23, 2024


Bienvenido al club de los que piensan demasiado y dudan de sí mismos. No estás solo.

En este escrito te mostraré 3 hábitos que me hacían sentir mal conmigo mismo.

1. — Dudar de mi propia capacidad

Comúnmente conocido como “síndrome del impostor”

Esta condición psicológica hace que las personas se pregunten si son lo suficientemente buenos en algo que han estado haciendo objetivamente lo suficientemente bien. Básicamente tienes miedo de ser expuesto como un perdedor. Es algo que los grandes triunfadores suelen encontrar porque no pueden aceptar sus propias habilidades y logros. Y es realmente difícil creer en uno mismo. Es una tontería, pero sucede. Y me hacía sentir inseguro.

¿Qué a hacer al respecto?

Necesitas empezar por darte cuenta de que esas dudas en tu cabeza no son la historia completa.
Sólo porque a veces te sientes como un perdedor no significa que lo seas. Debes recordar tus éxitos y reconocerlos por lo que son: los resultados de tu arduo trabajo y tus habilidades, no son solo la suerte.

También tienes que empezar a fijarte expectativas más realistas.

Está bien no ser perfecto todo el tiempo: todo el mundo comete errores y eso no los convierte en un perdedor. La autocompasión es clave aquí. 

2. - Hacer suposiciones sobre las opiniones que la gente tiene sobre tí

Si eres increíblemente inseguro. Es como si siempre estuvieras jugando a las adivinanzas, tratando de descubrir qué piensan los demás de tí. A menudo te sorprendes imaginando lo peor, creyendo que te ven como estúpido o molesto.

Esta preocupación constante por las percepciones de los demás puede resultar agotadora. Es como si estuvieras atrapado en tu propia cabeza, inventando historias que probablemente ni siquiera sean ciertas.

Ten en cuenta de que necesitas dejar de asumir y empezar a centrarme en los hechos. Las opiniones de las personas no siempre son las que pensamos y, en la mayoría de los casos, son más positivas de lo que esperas; tienes que aprender a dejar de lado esos miedos infundados y confiar en tu propio valor.

Necesitas recordarte a tí mismo que no puedes leer la mente y que no es saludable intentarlo. En cambio, deberías centrarte en tus acciones y tus resultados, no en los juicios imaginarios de los demás; al hacerlo, puedes empezar a liberarte de este ciclo de inseguridad y construir una versión de tí mismo más segura y seguro de tí mismo.

2. – Pensar demasiado en escenarios inexistentes

Esto es algo interconectado con el hábito anterior.

Hoy en día, muchas personas tienden a pensar demasiado y eso es lo que las hace muy inseguras acerca de tantas cosas: les causa estrés y ansiedad.

A menudo nos encontramos perdidos en interminables escenarios de "qué pasaría si".

Estas creando problemas en vuestras mentes que en realidad no existen. Este hábito de pensar demasiado puede resultar paralizante, ya que magnifica los miedos y las dudas, lo que lleva a un ciclo de preocupación y estrés constantes.

¿Qué hacer al respecto?

La clave es sorprenderte en el acto de pensar demasiado y cambiar conscientemente tu atención al momento presente. Necesitas recordarte a tí mismo que estos escenarios son sólo producto de tu imaginación, no predicciones del futuro.

Practicar técnicas de atención plena y conexión a tierra puede ayudarte a mantenerte anclado en el aquí y ahora, reduciendo el espacio para que crezcan preocupaciones innecesarias.

Además, participar en actividades que requieren toda tu atención puede ser una excelente manera de romper el ciclo de pensar demasiado; al aprender a controlar este hábito, puedes reducir significativamente tus niveles de estrés y ansiedad, lo que te lleva a un estado mental más tranquilo y seguro.

Pensamientos finales:

Entonces, resumiendo todo, lidiar con sentirnos, adivinar lo que los demás piensan de vosotros y pensar demasiado en cosas que ni siquiera han sucedido están todos relacionados. Realmente pueden alterar vuestras cabezas, haciéndonos estresados e inseguros; el truco consiste en darnos cuenta cuando estamos haciendo esto y luego intentar activamente cambiar de marcha.

Necesitas centrar tu atención en lo que es real, ahora mismo, no en los aterradores “qué pasaría si”. Se trata de recordar que vuestro valor no proviene de estas preocupaciones, sino de lo que realmente puedes hacer y has hecho.

Con un poco de esfuerzo y algo de paciencia, puedes cambiar vuestra forma de pensar para ser más solidario y positivo con vosotros mismos. Es como bajar el volumen de las cosas negativas y aumentar las buenas vibraciones.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Momentos de nuestra vida que veces tocan nuestro corazón.

abril 21, 2024


Las sombras bailan en las paredes cercanas iluminadas por el sol, y los momentos se desvanecen como susurros en algún sueño medio recordado, mientras el silencio consciente en nuestro corazón trae inspiraciones repentinas como remolinos que aparecen en un océano invisible tocando cada estrella, ayudándonos a ver la vida como un viaje donde encontramos y conocemos lo oculto tejiendo inteligencia a través de cada momento, ayudándonos a ver que siempre hay más para entender, más para saber, mientras la canción silenciosa canta en todo nuestro corazón, dando significado a lo ordinario y lo cotidiano.

En el silencio interior más profundo a veces puede haber un cambio en nuestro conocimiento de nosotros mismos, como si el universo consciente nos disolviera en todas partes a través de sí mismo, con cada estrella y sinapsis tejido en una danza sagrada.

Su orquestación en espiral, todo arreglado y afinado. para que lo eterno pueda expresarse como este momento, ahora, un momento que tocó tanto nuestro corazón de alguna manera se volvió parte de nosotros, como cuando mirábamos las estrellas en el cielo infinito y vislumbramos algo casi inexpresable en todo el clamor inquieto de lo cotidiano, el alma universal tejida a través de toda la vida, la armonía del silencio haciéndose visible como luz, el susurro oculto a través de cada corazón.

A veces podemos escuchar en ese silencio, el canto de lo eterno, la flor escondida que trae la intuición a los artistas del alma y guardianes de la llama interior, mostrando a los viajeros del camino interior la belleza oculta tejida a través de toda la vida, la belleza escondida trayendo tulipanes y la poesía silenciosa de la sabiduría susurrado a nuestro oído interno, revelando lo eterno, lo casi inexpresable, mientras las sombras bailan en las paredes cercanas iluminadas por el sol, y los momentos se desvanecen como susurros en algún sueño medio recordado.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Mis tres secretos de la vida.

abril 13, 2024



Hoy quiero compartir mis tres secretos que podría cambiar tu perspectiva y tal vez, solo tal vez, mejorar tu vida. Estas son observaciones prácticas que considero estimulantes. Pequeños ajustes que pueden conducir a un cambio masivo en la forma de percibir y experimentar la vida.

1.- Haz lo correcto hoy
El secreto de la vida es hacer bien el hoy. Todo el mundo puede acertar hoy, y si puedes hacerlo una vez, podrás hacerlo repetidamente. El secreto para una buena vida, una vida significativa, es sorprendentemente simple: hacer bien el día de hoy, es que hacer bien el día de hoy puede cambiar tu vida. Si aciertas hoy, es probable que esa misma mentalidad te ayude a acertar mañana y así sucesivamente.

"Un día es igual a todos los días". El único requisito es el compromiso de aprovechar al máximo estas preciosas 24 horas. Come bien, mueve tu cuerpo y haz ese trabajo que te ha estado molestando. Pero lo más importante es estar presente. Conéctate con las personas que te rodean, saborea tu café y ríete de lo absurdo de todo.

¿Por qué hoy? Porque todo lo que tienes es este fragmento de tiempo, este ahora. ¿Tropezaste ayer? No importa. Hoy es borrón y cuenta nueva. Puedes elegir la bondad en lugar de la ira, la concentración en lugar de la distracción y el progreso en lugar del estancamiento.

Un día puede parecer insignificante. Un buen día, ¿qué diferencia hay? Pero junta un montón de buenos días de hoy y tendrás una buena semana. Las semanas se convierten en meses, los meses en años. Una vida bien vivida se construye sobre la base de días bien vividos.

El punto es que el secreto de la vida es presentarse a diario y concentrarse en dar lo mejor de sí. Haz una cosa bien. Luego otro. Y otro. Porque el secreto de la vida no es una gran revelación. Es la tranquila satisfacción de saber que has construido algo bueno, un día bien vivido a la vez.

2.- Olvidarse de uno mismo
Este es el secreto de la vida: el yo vive sólo muriendo, encuentra tu identidad (y tu felicidad) sólo mediante el olvido de ti mismo, la entrega de ti mismo, el sacrificio de ti mismo y el amor que solo persigue el bienestar del otro anteponiéndolo al propio, sin esperar nada a cambio, incluso aunque ese amor no sea correspondido.

El secreto de la vida es abrir el corazón. Déjalo ir. Sal de ti mismo para encontrarte a ti mismo. Afloja el control sobre tu ego; así es como experimentas la magia de la vida. Te conectas con algo más grande que tú mismo. Experimentas una sensación de propósito, una pertenencia que trasciende tu existencia individual. 

Nuestra realización más profunda depende de una especie de muerte del ego. Derribar los muros. Cambia tu enfoque de "¿qué puedo conseguir?" a “¿qué puedo dar?” Es una elección consciente invertir en algo externo a uno mismo. Tal vez sea una causa en la que crees, una búsqueda de curiosidad que eleva a los demás o un camino espiritual que construye una conexión con un poder superior. Sea lo que sea, encuéntralo y vacíate en él.  Morir a tu ego te abre a una existencia más rica y significativa.


3.- Comprometerte.
Éste es el verdadero secreto de la vida: estar completamente comprometido con lo que estás haciendo aquí y ahora. Y en lugar de llamarlo trabajo, date cuenta de que es un juego, ya que el secreto de la vida es el compromiso puro. No importa lo que estés haciendo. Simplemente está ahí en cuerpo y alma.

El compromiso lo cambia todo. Cuando estás realmente presente, cuando todo tu ser está absorto en la tarea que tienes entre manos, ocurre una extraña alquimia. El tiempo se desvanece, la timidez se disuelve y te quedas con una experiencia pura y sin adulterar.

La presencia comprometida es un estado de máxima satisfacción. Los atletas lo llaman estar "en la zona" y los artistas lo describen como un estado de fluidez.

Cuando estás completamente presente, tu mente se enfoca como un láser, tu cuerpo se mueve con gracia y sin esfuerzo y todo lo demás se vuelve secundario. No sólo estás haciendo, estás siendo. Plenamente presente en este momento, este regalo que tienes ahora mismo.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
 

Elijo la perspectiva de adentro hacia afuera.

abril 12, 2024


Estoy trabajando para despertar quién soy o, mejor aún, impropia de quién no soy. La vida es un movimiento entre dos mundos: el exterior y el interior. Las personas espirituales viven de adentro hacia afuera para interactuar mejor con el exterior. Perfeccionan la conciencia, la regulación emocional, la atención y la concentración.

En los últimos cinco años, me he vuelto más consciente de mis reacciones emocionales y de cómo afectan mi forma de interactuar con todos y con todo. Poco a poco estoy despertando a quién soy por dentro.

La mayoría de las veces me encuentro en mi peor momento. En mis momentos de estrés, frustración, ansiedad y distracción, noto las emociones que siento, las construyo y me autorregula conscientemente para mantener la calma. No siempre sale como esperaba, pero lo estoy logrando. Sólo necesito seguir practicando. Me siento más arraigado con cada práctica.

No es hasta que despiertes y estés completamente presente que te darás cuenta de que no has estado presente. El objetivo no es convertirme en un gurú iluminado, sino convertirme en la mejor versión de mí: defectuosa, sí, pero más consciente de cómo mis debilidades afectan mi forma de vivir y cómo mejorar.

Pienso que la espiritualidad es convertirme en quien no soy. No soy mis reacciones emocionales. Entonces, estoy trabajando para despertar quién soy o, mejor aún, impropiar de quién no soy. La vista desde dentro no es bonita, pero fusionar mi yo consciente e inconsciente es la única manera de vivir plenamente.

Muchos maestros espirituales e incluso psicólogos han escrito sobre el valor de despertarnos para interactuar significativamente con el mundo. Quien mira afuera, sueña; Quien mira hacia dentro, despierta, porque: Despertar no es cambiar quién eres, sino descartar quién no eres.

La espiritualidad es un compromiso con el autodescubrimiento que ilumina la increíble luz interior. A medida que cultivas tu luz interior, te vuelves más receptivo a la interconexión de todas las cosas. No es fe ciega; es un conocimiento intuitivo, un sentimiento de profunda paz interior que guía la forma en que uno interactúa con los demás.

A medida que tu luz interior se fortalece, se desborda e ilumina las vidas de quienes te rodean. Un simple acto de bondad, un oído atento, una sonrisa genuina: estas cosas aparentemente pequeñas se convierten en poderosas ondas de una mejor conexión con el mundo exterior. Tu luz auténtica, alimentada desde dentro, te transforma e inspira a otros a despertar su luz interior. 

La espiritualidad no es un escape del mundo; es interactuar con él desde un lugar de paz interior. Pero debes querer operar desde adentro hacia afuera para despertarte. Es un acto consciente. Despertar a uno mismo es una práctica consciente.

Hay que quererlo y buscarlo. Algunas personas sólo se despiertan cuando algo cambia. Tal vez sea un desamor, una pérdida o un momento de belleza impresionante. Abre un atisbo de conciencia o vida más allá de la mera existencia. Saboreas la posibilidad de una existencia más rica, una vida en la que no sólo estás presente, sino que estás realmente vivo.

Quieres comprender tus emociones, no dejarte dominar por ellas. Quieres ver a través de las ilusiones y conectarte con algo más profundo, algo real. 
Ese es el verdadero despertar espiritual cuando algo emerge de tu interior que es más profundo de lo que pensabas que eras. Así, la persona sigue ahí, pero casi se podría decir que algo más poderoso brilla a través de ella.

El anhelo de conciencia es una señal. Es tu yo real despertando de su letargo, buscando la luz. Millones de personas a lo largo de la historia han tenido experiencias similares. No es necesario ser religioso para despertarse.

Con los años me estoy volviendo más consciente porque quiero ser más consciente. He leído lo suficiente para saber en qué pueden ser diferentes las cosas. El despertar sólo es posible para aquellos que lo buscan y lo desean. El cambio del exterior al interior sólo se produce cuando estás preparado.

Siempre he tenido un hambre creciente de ver el mundo, no sólo a través de mi lente habitual, sino con un enfoque más nítido y consciente. El despertar, el estado elevado de conciencia, no es una experiencia pasiva hacia la iluminación. Es un fuego que enciendes tú mismo. 

Hace unos años, anhelaba claridad porque tenía la persistente sensación de que mi vida estaba en piloto automático. Estaba siguiendo los movimientos, pero algo no me parecía bien. Quería más: más presencia, conciencia y control de mi yo inconsciente.

Una mayor conciencia no se trata sólo de experimentar el mundo más vívidamente. Se trata de experimentarte a ti mismo de manera más significativa. Despertar no se trata de convertirse en alguien nuevo; se trata de redescubrir el ser magnífico que ya eres. Es despertar a cómo el estrés, la ansiedad, las creencias limitantes y las muchas frustraciones de la vida controlan una parte de tu vida.

Cada acción basada en tus valores fundamentales, como un acto de atención plena, una caminata introspectiva o una anotación meditativa en un diario, te acerca a la claridad. Estás desarrollando los músculos mentales para explorar tu yo interior. La buena noticia es que tienes el poder de superarlos.

Pero es una guerra del ego, la voz interior que se nutre de la comodidad y el control. Quiere que sigas buscando la validación externa. ¿Pero tú? Ya terminaste con eso. Quieres una vida de intención. El camino no será lineal. Habrá momentos de duda y días en los que la niebla pare La buena noticia es que tienes el poder de superarlos.

Pero el mero hecho de que quieras conciencia es un testimonio de tu fuerza. Despertar a mí mismo es continuo. Cada vez que elijo la conciencia y veo las cosas con una mente de principiante, ilumino mi camino y derribo los muros que he construido a mi alrededor. Me abro a una vida con más presencia, más conexión y más increíble energía interior.

Sé que cuanto más profundice, más despierto estaré y más me daré cuenta de la verdad: la mayor aventura de la vida no está afuera sino dentro de mi propia conciencia. Es un enfoque de la vida de adentro hacia afuera.

Siempre me concentraré en perfeccionar mis emociones, pensamientos, atención y conciencia. Si puedo hacer las cosas bien, mi interacción con el mundo será hermosa. Elijo la perspectiva de adentro hacia afuera. Así es como poco a poco voy despertando a mí mismo.

Gracias por tu interés y tu tiempo.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

El mundo de las relaciones tiene grandes misterios.

abril 10, 2024


Para que exista la relación de afecto uno tiene que comprender que en esencia uno es igual a la otra persona, que ambos somos producto del mundo, que el mundo nos ha hecho, y de igual forma nosotros estamos haciendo el mundo con nuestra relación. Cualquier cosa que suceda en la relación afecta al mundo porque nosotros somos el mundo. 

Si nosotros hacemos de nuestra relación algo puramente mercantil pues hacemos que el mundo sea mercantil, si hacemos de nuestra relación una guerra, una pelea, una discusión, pues eso mismo hacemos del mundo, pero si hacemos una relación de afecto donde poder desarrollarnos y crecer humanamente entonces el mundo será un lugar donde poder vivir en relación.

El afecto es un sentimiento de aceptación y agrado hacia el ser humano con independencia de su condicionamiento, sentimientos o conducta, lo cual no quiere decir en absoluto que uno se identifique, valore o potencie el condicionamiento. Tampoco se trata de eliminar el condicionamiento sino de hacerlo consciente y aprender de él.

El afecto es un sentimiento que discierne o distingue al ser humano de su condicionamiento o de sus limitaciones psicológicas y pone el énfasis en la potencialidad del ser humano de desarrollarse y crecer más allá de su condicionamiento.

Una relación de afecto requiere un sentimiento de independencia y madurez que permita que cada persona dé sus propios pasos de comunicación y comprensión sin interferir en la independencia de la otra persona. Es necesario distinguir entre independencia e individualidad, mientras la independencia supone que solo uno mismo es el que tiene en su mano la posibilidad de crecer, en la individualidad uno crece a costa del otro lo cual le hace dependiente del otro y por consiguiente no hay desarrollo humano sino explotación o manipulación.

Por esa razón uno ha de permitir que el otro sea como es, aceptar que el otro es y que uno no debe cambiarlo. Con esa actitud de otorgarle la libertad de ser al otro nos posibilita a escucharlo y poder aprender a través de su expresión y al otro le permite sentirse cómodo y libre en la relación como para poder expresarse sin que reciba juicios o evaluaciones.

No es fácil en esta cultura que vivimos relacionarnos sin juicios o evaluaciones porque la base de todo juicio o evaluación es la comparación, el más y el menos, lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor, y si bien ello es necesario en el mundo material o físico, sin embargo, es un grave error comparar, calificar o evaluar en el mundo psicológico o en el mundo de las relaciones. Toda comparación nos hace caer en la envidia.

Para mantener una relación de afecto es necesario no caer en juicios o evaluaciones y por ello hemos de experimentar y comprender la diferencia entre las ideas y los hechos, de tal forma que podamos hablar de hechos, de percibir hechos, sin necesidad de evaluarlos, ya que la propia evaluación de un hecho es una idea que invalida su percepción.

Una relación de afecto es una relación donde se invita a la observación, al conocimiento de uno mismo, y por ello no es una relación que tenga por objeto potenciar las ideas, opiniones o creencias de las personas sino de que se den cuenta hasta qué punto las ideas, opiniones, creencias, valores, prejuicios, limitan su desarrollo humano.

Por consiguiente, en una relación de afecto no ha de haber acuerdo o desacuerdo en el terreno de las ideas sino poder distinguir lo que es una idea de lo que es algo real y darle a la idea su justo valor. Al no basarse la relación de afecto en acuerdos o desacuerdos, juicios positivos o negativos, halagos o desprecios, no hay ningún tipo de enfrentamiento que suponga una amenaza para nuestras ideas u opiniones.

Para que exista una relación de afecto ha de surgir una actitud de escucha incondicional que es la raíz o la base de la comunicación, donde las personas pueden expresar con autenticidad los sentimientos o actitudes que existan en ellas. Las personas han de sentir que pueden mostrarse tal y cual son sin necesidad de cambiar absolutamente nada. Las personas hemos de entender que tenemos un valor intrínseco profundo incuestionable y que nuestro condicionamiento, nuestros sentimientos, nuestros pensamientos, nuestra conducta es un aspecto secundario que es modificable según cambien las circunstancias o cambie nuestra forma de entenderlas.

La escucha incondicional es una actitud de aprender, de ser sensible, de captar, de darse cuenta y en definitiva de percibir los sentimientos, las actitudes, las conductas, los deseos, los pensamientos y todo aquello que la otra persona muestre en la relación con el objeto de comprender. Hay que tener en cuenta que este sentido de comprensión se refiere a lo que ambas personas comparten. En esa escucha no hay juicio, ni interpretación, ni aceptación ni rechazo, sin embargo, es una escucha activa donde se cuestiona lo que se oye con el fin de poder indagar y percibir en profundidad.

En una relación de afecto las personas podemos experimentar y comprender aspectos de nosotros mismos que antes estaban reprimidos como por ejemplo actitudes de defensa por considerar que ciertos aspectos dejan en entredicho nuestra posición social. Si ni yo ni el otro ocultamos sentimientos importantes en la relación, no cabe duda de que podremos establecer una adecuada relación de afecto. Interactuar abiertamente con otra persona permite dejar un poco de lado nuestro mundo subjetivo para acercarnos al mundo de lo real a través del otro. Si la persona que nos escucha no se sobresalta, ni se asusta, ni se horroriza, por lo que expresamos con cierto reparo o emocionalidad, entonces nosotros mismos podremos escucharnos, aceptarnos, comprendernos, y posiblemente cambiar o crecer.

En una relación de afecto uno siente que se está escuchando a sí mismo a través del otro y en la medida que el otro se expone en la relación, en realidad todo ello es un reto para uno mismo.
Una relación de afecto requiere honestidad y sinceridad, poder expresar los sentimientos respecto de la relación sin reprimirlos, esconderlos o deformarlos de tal forma que pueda ser cuestionada la relación al objeto de ser encauzada con vistas al desarrollo y crecimiento humano. Es fácil pasar de una relación de afecto a otro tipo de relación como un escape para no hacer frente a la oportunidad que supone una relación tan estrecha y entrañable con otro ser humano.

Para que se dé una relación de afecto es imprescindible una actitud de vulnerabilidad, de poder ser afectado por la relación. El ser afectado por la relación implica que las personas pueden pasar por situaciones o diálogos que causen emociones de temor, ansiedad, dolor, sorpresa, etc. y es interesante aprovechar dichas emociones para aceptarlas, expresarlas, y poder comprenderlas más allá de lo meramente intelectual.

Hemos de comprender que el mundo de las relaciones tiene grandes misterios que resolver desde un punto de vista psicológico y algunos de esos misterios demuestran que gran parte del comportamiento del otro se debe a una actitud nuestra sobre el otro que le hace comportarse según lo que nosotros le proyectamos. Por ejemplo, queda demostrado que en la relación el afecto incondicional hacia el otro hace que la otra persona se acepte a sí misma tal y como es, y asimismo afecte a la posibilidad de aceptar a otras personas que piensan o sienten de forma diferente a uno mismo.

Otro de los grandes misterios es que lo que vemos en el otro habla más de nosotros mismos que de la persona que miramos. En realidad, a veces estamos librando una batalla interior y utilizamos a los demás como campo de batalla llegando a pelearnos con ellos cuando en realidad la verdadera pelea es con nosotros mismos.

Por todo ello deberíamos darle suma importancia a la relación y tomarla como, sino el único, quizás sea uno de los caminos más importantes para nuestro crecimiento humano.

Una relación de afecto es algo que uno tiene que hacer con independencia de los demás, es una actitud inteligente y madura que permite crecer en la relación a la vez que permite a otros su propio desarrollo.

Gracias por tu interés y tu tiempo.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.

 

Aprovecha el día.

abril 10, 2024


Si puedes hacer bien un día, tienes una oportunidad de hacer bien tu vida. Se dueño de hoy, se dueño de tu vida. "Un día es igual a todos los días". Lo dijo en el sentido en que, si puedes hacer bien un día, tienes una oportunidad de hacer bien tu vida y que deberías tratar de hacer bien el día de hoy, porque el mañana no es garantía.

Cada día tiene 24 horas, el sol sale y se pone, un ciclo que se repite sin cesar. Observa que cada día es la esencia de todos los tiempos. Se dueño de tus acciones hoy y probablemente crearás un efecto dominó que influirá en tus acciones mañana, y vivir virtuosamente en el momento presente.

Una simple comprensión de que cada día tiene el potencial de ser bueno o malo significa que podemos concentrarnos en aprovechar al máximo el presente en lugar de insistir en el pasado o temer el futuro. Hay que recordar que cada día, al desnudo, contiene los mismos elementos fundamentales.

Durante este día, experimentas las polaridades fundamentales de la vida: luz y oscuridad, alegría y tristeza, actividad y descanso, productividad y ociosidad. No importa cuánto tiempo vivas, estas experiencias fundamentales seguirán desarrollándose día tras día. Estas son las constantes universales.

Aquí es donde se vuelve verdaderamente personal. La forma en que vives cada día (con intención, con propósito o sin propósito) se convierte en un ejemplo de cómo es probable que vivas toda tu vida.

Te empujo a considerar la gran escala de la existencia. La vida más larga, el viaje más épico, es una colección de días. Dentro de cada día se encuentra el microcosmos de la eternidad: el ciclo de vigilia y sueño, el flujo y reflujo de la energía. Persigues grandes objetivos, pero ¿no se vive la esencia de una vida en los momentos de cada día?

Aquí está el desafío:  Si cada día es una imitación, un reflejo en miniatura del todo, entonces cómo manejes este día es de suma importancia. Se convierte en un campo de práctica, un ensayo para la gran actuación de tu vida.

¿Abordaste el día de hoy con intención y sentido de propósito? ¿Abordó sus tareas con concentración y disciplina? ¿Te conectaste con tus seres queridos de forma abierta? ¿Enfrentaste los desafíos con valentía y resiliencia? ¿Saboreaste los momentos simples: tu viaje al trabajo, un paseo por la naturaleza, la sonrisa de un ser querido, ¿la risa con alguien cercano a ti o una experiencia que vale la pena recordar? ¿O dejaste que el día transcurriera en una niebla de distracción?

Estas elecciones aparentemente pequeñas tomadas en un solo día tienen un poder inmenso. Ellos dan forma a tu vida a medida que se desarrolla. Si puedes dominar el arte de vivir bien este día, te equiparás con las herramientas para afrontar cualquier día siguiente. El día de hoy contará si decides hacerlo contar.

No puedes controlar el mundo externo ni el gran paso del tiempo, pero puedes controlar cómo afrontas este único día. Puedes elegir estar listo para aprender, crecer y conectarte. O puedes dejarlo pasar, otra oportunidad desperdiciada.

Debemos vivir el presente, lanzarnos a cada ola, encontrar nuestra eternidad en cada momento.

No te pido que vivas cada día como si fuera el último. Te pido que veas el valor inherente de cada día. Porque si puedes dominar el arte de vivir bien un día, con intención y propósito, entonces tienes las bases para una vida bien vivida. Cada día se convierte en un trampolín hacia el siguiente. Y con cada paso deliberado, cada momento consciente, te acercas cada vez más a ser dueño de tu vida.

Pero aquí está la amarga realidad: no hay garantía del mañana.

Sugiero que cada día se debe vivir como si fuera el último, no con miedo sino con un mayor sentido de propósito. Si abordas cada día como un todo completo y perfecto, un microcosmos de toda tu vida, le inyectas experiencias significativas. Tomas decisiones conscientes, saboreas experiencias y te esfuerzas por vivir con integridad.

Esta práctica diaria, perfeccionada y refinada, se convierte en la base de una vida bien vivida.

Por supuesto, algunos días serán mejores que otros. Habrá tropiezos, reveses y momentos en los que te quedarás corto. Pero tienes la oportunidad de empezar de nuevo cada día. Puedes aprender de los errores de ayer y elegir actuar de manera diferente hoy.

En resumen, no necesitas esperar a que algún gran propósito o evento que cambie tu vida te ponga en el rumbo correcto. Tienes el poder, ahora mismo, en este único día, de tomar decisiones que repercutirán en el exterior y darán forma a la narrativa de tu vida.

Domina hoy y estarás en camino de dominar todos los demás días. Empieza a vivir de inmediato y cuenta cada día por separado como una vida separada.

Gracias por tu interés y tu tiempo.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Virar nuestro presente..

abril 9, 2024



Hoy quiero contarles una historia mínima, un trozo de alguien que siempre soñó con cosas imposibles; con cosas poco comunes; cosas que no producen dinero, mas sí, riqueza invisible, y sobre todo: claridad. Plenitud de sentir el encuentro con la vida. Porque, cuántas veces al hacernos adultos y llenarnos con responsabilidades, no nos habremos preguntado si: "¿era esto lo que yo quería...?".

Posiblemente, no tengan remedio algunas cosas, es cierto: lo vivido, ya está vivido. Pero tampoco debemos martirizar nuestra mente por ello, porque lo que si podemos hacer, es cambiar en adelante. Virar nuestro presente y cambiar algo, en algo, por algo... Y darnos la satisfacción de atrapar algún sueño perdido. Solemos creer en demasiadas cosas y darlas por válidas, por aquello de que siempre fue así; así me lo ensañaron; eso es lo que se espera de mí... Eso es lo que figura en todos los escaparates.

Los paradigmas que se nos muestran en la vida, y que no son más que limitaciones a nuestra "felicidad"; solemos asumir sin preguntar, aceptar sin comprender, incluso en las arbitrarias incoherencias que la sociedad nos muestra como "verdades". Pero yo: soy yo (dijo alguien). Y dejando las "circunstancias" de aquél a un lado, nuestros sueños, muchas veces, no compiten con nuestras circunstancias para ser realizados, sino con nuestra voluntad y, por inercia, con nuestro miedo.

 De hecho , si nos preguntaran qué cambiaríamos de nuestra vida presente, si pudiéramos, seguro que muchos volveríamos a nuestros pocos años, y veríamos que nuestras inquietudes de entonces no tomaron el camino imaginado, sino "ese otro" que la sociedad nos muestra como el único posible para nosotros. ¿Elegimos?. O simplemente asentimos y amén.

Es evidente, que la asertividad es una de nuestras asignaturas pendientes. Ni nos hacemos valer, ni sabemos cuánto valemos. Es difícil, después de años de ver y oír la repetición de tal número de "monerías" que producen la felicidad, que descolgarse de lo populoso, con sus pegamentos "pegamentosos", cuesta. Y un día, descubrimos (por esa inquietud de búsqueda que nunca nos abandonó), que todo es engañoso y no vale la envidia. Y que la felicidad, no está en esto o aquello; ni es esto, ni lo otro; ni se compra, ni tiene precio. Ni se gana en la ruleta, ni se cambia por un póster de Brad Pitt de cuando andaba en el Tíbet. Ni cae del cielo, como la mirada de Angelina Jolie en aquella "Inocencia interrumpida"... Y ése, será nuestro mejor día: el día más claro.

Habremos comenzado a caminar hacia ella... Porque la felicidad nos busca; porque ella sí sabe lo que valemos, y nos persigue con su regalo... Porque yo soy yo. Caminaba sin prisas, mientras la tarde gris cimbreaba su delirio entre el maizal en flor. Y en púrpura eclipsada la luna de los sueños iba mudo en la boca, iba triste en los ojos. Pasos silenciosos hacia el puente fluvial de aquél constante ir cual abeja en la jara, un remolino de agua entregando la vida: surtidor de los tiempos. Y al lado de la senda, las piedras tiritaban; caracoles sedientos besaban las huellas y el musgo verdinegro embarrado y con lluvia, dejaba olor a trueno.

 Dolor de la tormenta, seca bruma de ensueños, angostos pensamientos talando sin esmero. Henchida la tarde, se dejaba arrastrar. Pero nada detendrá el viaje del anhelo, doliente y aferrado, a los pies del que viaja con el verbo en las manos, con la palabra a cuestas... No importa taladores, ni el tálamo yermo, ni la hojarasca bruta con su flama viviente...

Quien ha de anotar en páginas calladas, quien ha de esgrimir la esencia de su aliento, abrirá su corazón y tendrá la fuerza. Y ella llegará, deseando pintar en tu blanco elemento, un vocablo de ti expresado con gracia. Sí, aunque en la tarde gris, cimbree en su delirio el maizal en flor.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.


 

En definitiva, ¡¡vivirás!!

abril 9, 2024


No es suficiente correr cuando se tiene prisa, ni hablar alto cuando queremos que nos escuchen, ni saltar hasta bien arriba cuando intentamos llegar alto o escribir cuando pretendemos que nos lean. No es suficiente porque sencillamente no todo depende de nosotros, pero vamos a ponernos en camino, vamos a intentarlo con tantas ganas que cada “no” sea para nosotros un “por ahora, no” y nos motive a seguir hacia adelante.

Y es que, al final, todo lo que ocurre pasa por un filtro que es cómo nosotros lo interpretamos, según desde el lugar donde nos asomemos a mirar…. No es que estemos a la deriva, es que disfrutamos del trayecto; no es que la desilusión se haya apoderado de nosotros, es más bien que nuestras expectativas están esperando a ser cumplidas; no es que tengamos prisa en darle un rumbo a nuestra vida, es que nos apremian las ganas por llegar adonde nos propusimos hace algunos años…I

Improvisa siempre que puedas, pero traza un plan a seguir, uno en el que escribas en mayúsculas los nombres de quienes quieres tener cerca, créeme que al final eso será lo más importante. No habrá trabajo, ni afición que pueda sustituir a esas personas, poco a poco dejará de tener valor lo que hagas y empezará a ser cada vez más importante con quién lo hagas. 

Elige bien, el vagón no es tan amplio como para que pueda subirse cualquiera, el tren tomará velocidad y no resultará fácil que suban o bajen, por eso una vez que estén dentro, cuídalos. Que, tanto para ti, como para ellos, el viaje sea un placer.

¿Añoras algo? Vuelve a ello, no dejes que se te escape de nuevo si está en tus manos. Si no es así, olvídalo cuanto antes, deja espacio a lo que está por venir. Los recuerdos están bien, pero nada como vivir el presente, saborearlo y tener plena conciencia del qué y, sobre todo, con quién. Debes hacer muchas fotos porque te gustará verlas, pero que ello no te impida disfrutar del momento, de nada vale inmortalizarlos si no los has sentido tuyos.

¿Qué esperas? No te conformes con menos, hay mil oportunidades a diario para hacerte con aquello que sueñas, aquí o allí y acabarás llegando a ello… Mientras, no te precipites porque es posible que, entreteniéndote con otras cosas, tú mismo te estés negando la posibilidad de llegar a donde deseabas. 

Respeta las normas -las que todos sabemos que están bien-, no te hablo de las impuestas por otros, sino de aquéllas que podrían hacer de este mundo un lugar más agradable aún para vivir.

¿Estás a tiempo? ¡¡Siempre!! De ponerte en camino, de volver, de huir, de callar, de hablar, de olvidar, de recordar, de esperar, de abrir puertas, de sonreír, de confiar, de sentir, de pensarlo una y mil veces… Y entonces, cuando hagas todas estas cosas, acertarás y te equivocaras, en definitiva, ¡¡vivirás!!

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

Como construir una mejor relación con el sufrimiento y contigo mismo.

abril 7, 2024


El sufrimiento cesa cuando cesa el “apego” al deseo. “Yo no soy mi sufrimiento”. Es un mantra que he estado usando durante años para desapegarme de las pérdidas inevitables, la frustración, el estrés, las luchas en las relaciones, la angustia emocional y los muchos sufrimientos de la condición humana.

No importa cuánto desee que desaparezca el sufrimiento, no puedo separarlo de mis experiencias de vida. Entonces, cambié mi perspectiva o forma de pensar al respecto. He tomado la vista desde arriba para evitar sentirme abrumado. Estoy transformando mi relación con el sufrimiento. Es la única manera de tomar el control de mi paz interior.

A continuación, comparto con ustedes: cuatro nobles verdades sobre el sufrimiento que me parecen muy prácticas. Independientemente de sus creencias espirituales, sus observaciones que cambian la realidad pueden ayudarlo a construir una mejor relación con el sufrimiento y contigo mismo.

Las cuatro nobles verdades son;
I. El sufrimiento existe.
II. El sufrimiento surge del “apego” a los deseos.
III. El sufrimiento cesa cuando cesa el “apego” al deseo.
IV. Liberarse del sufrimiento es posible siguiendo el camino que lleva al cese del sufrimiento.

Exploremos estas verdades no como meros principios religiosos sino como una filosofía para la vida.
Espero que puedas utilizarlos para iluminar tu camino hacia la paz interior, incluso cuando todo a tu alrededor sea caótico.

I. El sufrimiento existe
La primera noble verdad (sufrimiento), va más allá del dolor físico o la angustia emocional, se expande a un sentido más amplio de insatisfacción, impermanencia y un sentimiento de incompletitud inherente en la experiencia humana.
Todos queremos experiencias felices, mejores relaciones y cosas que podamos llamar nuestras. Pero incluso cuando conseguimos lo que queremos, no garantizan una satisfacción duradera. El miedo a perder lo que apreciamos crea aún más ansiedad y sufrimiento.
En cuanto al sufrimiento físico, vale la pena reconocer que la enfermedad, la pérdida y la frustración también son parte de la experiencia humana. Tratar de luchar contra la realidad es una receta para la miseria. Acéptalo. El sufrimiento es parte del viaje humano, pero no tiene por qué controlarte ni definirte.
Utilice la primera verdad para reflexionar sobre la naturaleza del sufrimiento en su vida. Mire más allá de los deseos superficiales y contemple la naturaleza más profunda de la realidad. ¿Puedes encontrar una sensación de paz sabiendo que los altibajos de la vida son la realidad objetiva de cada vida?

II. El sufrimiento surge del “apego” a los deseos.
Todo cambia, incluidas las personas, las relaciones y las posesiones; todo es temporal. Aferrarnos a algo inherentemente impermanentes nos prepara para sufrir cuando inevitablemente cambia o desaparece.
Nuestro sentido del yo, el “yo”, también es impermanente. El yo puede fácilmente convertirse en una ilusión. Nos apegamos a deseos basados en este concepto de un yo fijo, buscando constantemente cosas que nos llenen o nos completen. La necesidad persistente de validación externa crea una sensación de carencia e insatisfacción.
Cuando nos apegamos a un deseo, alimentamos el anhelo de cumplirlo. Este anhelo, a su vez, nos ciega ante la impermanencia de las cosas y la naturaleza fugaz del placer que se deriva de alcanzarlas. Una vez que se logra el objeto del deseo, la satisfacción es temporal y conduce a un ciclo renovado de anhelo por la siguiente "solución".
Verás, nuestros deseos son insaciables. No sólo queremos placer sino también seguridad y comodidad. Nuestros deseos crean una falsa sensación de dualidad, donde la felicidad depende de la ausencia de sufrimiento. Caemos en la trampa de la dualidad, que refuerza el ciclo del apego, mientras nos aferramos a cosas que prometen eliminar el malestar.
Pero puedes hacer algo al respecto, como reconocer la naturaleza impermanente de los deseos y la ilusión de un yo fijo puede ayudarte a aflojar tu apego a los deseos en constante cambio. No significa apatía total sino más bien un cambio de enfoque. Aprende a apreciar las experiencias por lo que son sin aferrarse al resultado. El desapego conduce a un estado de paz interior y aceptación, libre de la constante agitación de los deseos.
La solución no consiste en eliminar los deseos sino en cultivar una relación más desapegada con ellos.

III. El sufrimiento cesa cuando cesa el “apego” al deseo
Aprende a apreciar el momento presente, lo que es, en lugar de anhelar lo que podría ser. Es la clave para la libertad. El desapego de los deseos significa que eres libre de elegir cómo responder a ellos. Puedes perseguir metas con una sensación de alegría, no de desesperación. Y cuando no obtienes lo que deseas, experimentas decepción, pero no una devastación.
Desapegarse de los deseos también puede ayudarte a deconstruir tu ego. Descubres un sentido de ser más profundo que existe independientemente de deseos fugaces. Un yo desapegado no se define por lo que quieres sino por su capacidad inherente de paz y aceptación.

IV. Liberarse del sufrimiento es posible siguiendo el camino que lleva al cese del sufrimiento.
La cuarta verdad es un marco para transformar nuestra relación con el sufrimiento, con nosotros mismos y con el mundo. Los 8 caminos son:
1. Comprensión correcta (visión).
2. Intención correcta (pensamiento).
3. Discurso correcto.
4. Acción correcta.
5. Medio de vida adecuado.
6. Esfuerzo correcto.
7. Atención plena.
8. Meditación correcta (concentración).

A través de la visión correcta y la intención correcta, obtenemos sabiduría, reconociendo la impermanencia de todas las cosas y la interconexión de nuestra existencia. El discurso, la acción y los medios de vida correctos pueden convertirse en nuestro marco ético. Estos principios garantizan que nuestras interacciones con el mundo minimicen el sufrimiento. Nos volvemos conscientes del impacto de nuestras palabras y acciones, alineándonos con el bien mayor.

El esfuerzo correcto, la atención plena y la concentración son claves para la disciplina que necesitamos para descondicionar nuestra mente de patrones de pensamiento poco saludables y desarrollar una autoconciencia más observadora.

Los últimos tres caminos son un camino para aprender a observar nuestros pensamientos y emociones sin juzgar. Y reconocerlos como aspectos temporales más que inherentes al yo. Integra estos principios en tu vida y gradualmente aflojará tu control sobre los deseos, verás las cosas con mayor claridad y cultivarás la paz interior.
El cambio de perspectiva mejora nuestra paz interior. Una nueva mentalidad basada Las cuatro nobles verdades puede ayudarnos a experimentar las alegrías y las tristezas de la vida sin aferrarnos a ninguna de ellas.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.

 

Fluye con el orden natural de las cosas.

abril 6, 2024


Suéltate, encuentra el flujo. Despierta tu ser completo y entra en un espacio libre y más ligero

La energía negativa de experiencias pasadas nos frena. Tal vez sea un rencor del que parece que no puedes deshacerte, una preocupación que te roba el presente o el miedo a lo que te depare el mañana. 
Sea lo que sea, te agobia, te roba la alegría y te impide vivir tu mejor vida.

La buena noticia es que dejar ir lo cambia todo: te desahogas, despiertas por completo y entras en un espacio más ligero y libre.

Cuando estás agobiado por la negatividad, tomas malas decisiones, actúas impulsivamente y alejas a la gente. Pero cuando te sueltas, ves las cosas con ojos nuevos. Afrontas los problemas con una mejor mentalidad, te conectas con los demás de forma auténtica e irradias una calma que anima a todos los que te rodean.

Déjate llevar para encontrar el flujo. Aferrarse a los deseos y expectativas crea resistencia, haciendo la vida más pesada y difícil. Te insto a fluir con el orden natural de las cosas, a dejar el control y abrazar lo que es.
La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos. No te resistas, eso sólo crea tristeza. Deja que la realidad sea realidad. Deje que las cosas fluyan naturalmente como quieran.

Sugiero soltar el control del pasado para disfrutar la vida por completo. Deja de lado la necesidad de controlar cada resultado y la vida se convertirá en un viaje más tranquilo y alegre. Cuando dejas ir lo que eres, te conviertes en lo que podrías ser.

El desorden mental, es la fuente de gran parte de nuestro sufrimiento. Debemos tomar conciencia de nuestros pensamientos, a verlos como nubes pasajeras en lugar de verdades sólidas. Los animó a dejar de lado la constante charla interna y vivir plenamente el presente, el aquí y el ahora.

Despertar a quién eres requiere dejar de lado quién imaginas que eres.

Así como limpiar u ordenar crea espacio y claridad mental, soltar el equipaje mental te permite ver el mundo con ojos nuevos y apreciar la belleza del ahora. Traer tu ser completo al presente es una forma de entrenar tu atención y desapegarte de los pensamientos y emociones negativos.

Cuando nos damos la oportunidad de soltar toda nuestra tensión, la capacidad natural del cuerpo para curarse a sí mismo puede comenzar a funcionar. Imagínate sentado en la orilla de un río, viendo pasar las hojas flotando. La práctica de vida consciente es así. Observas tus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos, dejándolos ir como hojas arrastradas por la corriente.

Con la práctica, te vuelves menos apegado a la negatividad y más capaz de saborear el momento presente.

Imagínate que finalmente dejas ir ese viejo resentimiento. Sientes un levantamiento de peso, una ligereza en tu paso. O imagina que ya no te consumen las preocupaciones del mañana. Puedes concentrarte en lo que realmente importa: el momento presente, las personas que amas, la belleza que te rodea.

Si te aferras a las acciones de los demás, no despertarás realmente para encontrar la paz interior. Tienes que dejarlo ir. Es difícil, pero funciona. Eres un río, siempre fluyendo. No estás destinado a quedarte estancado en rocas, charlas mentales, ansiedades.

Deja ir la resistencia. El río no lucha contra las rocas; funciona a su alrededor. No puedes detener el flujo del río y no puedes detener tu naturaleza esencial. No intentes represar el río. Déjalo fluir libremente.
Cuanto más te resistes, más sufres. Pase lo que pase, sigue fluyendo.

No tienes que luchar contra la corriente, agotarte y lograr poco. En lugar de eso, da un paso atrás, observa el flujo y confía en que el universo seguirá su curso. Deje de lado el frenético ajetreo y encuentre la paz en la quietud.

Vemos luchas en todas partes porque perseguimos demasiado. No estoy diciendo que abandones tus objetivos, sino que dejes de aferrarte a los resultados. Deja de lado la necesidad de controlar, manipular y forzar las cosas. En cambio, fluye con el orden natural de las cosas.

No puedes controlar lo que sucede fuera de ti, pero puedes controlar cómo respondes. Tome la vista desde arriba. Sumérgete en el proceso diario de hacer lo mejor que puedas y el resultado llegará solo.

Ahora bien, esa es una expectativa que se ha quitado de encima.

La mayoría de las personas pasan demasiado tiempo perdidas en sus pensamientos, repitiendo el pasado, preocupándose por el futuro y perdiéndose el momento presente.

Los que deberían y los que podrían tener están agotando su paz actual. Dejar ir no se trata de volverse pasivo. Se trata de volverse intencional. Tú eliges a qué aferrarte y qué soltar. Tú decides en qué concentrarte: las cosas que más importan, la experiencia presente y las cosas que puedes controlar.

No puedes controlarlo todo. Los atascos ocurren. La gente te decepciona. Pero puedes controlar cómo reaccionas. Puedes optar por dejar de lado la ira, la frustración y el resentimiento. Puedes elegir ver lo bueno, encontrar la paz y seguir adelante.

Dejar ir no es fácil. Es una práctica, un compromiso diario. Pero con cada respiración y momento de vida intencional, te deshaces de las cargas que llevas. Creas un espacio para la alegría, la paz y una vida que fluye libremente, como un río alrededor de una roca.

Estás aquí y ahora, respirando. Y en este momento eres libre. Libre de escoger. Libre para dejarlo ir. Libre para vivir.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
 

De frente a una adversidad.

marzo 31, 2024


La adversidad es parte inevitable de la vida. Acéptala, abrázala y supérala… Para muchas personas, la vida resulta ser un trago amargo, las penas llegan y se presentan de manera inesperada, las adversidades están y forman parte de la vida de todos, inevitablemente, por lo que debemos elegir la manera en la cual le haremos frente.

Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles. Todos quisiéramos que nuestra vida estuviera llena de hermosos momentos, de paz, alegría y dicha, sin embargo, las adversidades se pintan en distintos lienzos y en todos los espacios y solemos sufrir cada quien en aquello que más le sensibiliza.

Muchas veces nos derrumbamos sin remedio, nos abatimos por circunstancias que en su mayoría no comprendemos, y es que el dolor jamás encuentra justificación, solo pensamos en injusticia, y en que no somos merecedores de lo que nos ocurre en algunos momentos.

Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más temerosos. Las adversidades forman parte de la vida, no estamos exentos de ellas, no somos ajenos al sufrimiento, pues es un canal de aprendizaje, incluso más directo que la misma felicidad, por lo que aceptar, abrazar y superar lo que nos sucede en las adversidades, es vital para trascender la experiencia.

Aceptar, quizás las parte más difícil frente a una adversidad, entender que negar una cosa no va a hacerla desaparecer, que únicamente aceptando podremos hacer algo al respecto.

Abrazar la realidad, vivirla, asimilarla, sufrirla e interiorizarla, no basta con oír, hay que saber escuchar, no basta con ver, hay que saber mirar, entender que siempre hay un más allá y que este puede ser nuestro mayor consuelo en las adversidades. 

Superarla, para lo cual necesariamente debemos habernos permitido vivir las dos fases anteriores, pues no se puede superar aquello que no se acepta y menos aún se asimila, la mejor manera de superar el dolor es hacerle frente al sufrimiento.

Aunque resulte doloroso muchas veces, aunque pensemos que el mundo se nos viene encima, debemos tener presente que todo en la vida ocurre por una razón, y debemos ser capaces de asumir, tener la fortaleza de tolerar y la entereza de superar y dejar atrás, alegrías y adversidades, dos extremos de la Melodías de la vida            

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
*Agradezco tu visita si pasas por aquí*
 

La verdad no se evaporará cuando se deja de lado o se ignora.

marzo 30, 2024


Verdades dolorosamente obvias sobre la vida que todos olvidamos con demasiada frecuencia, o mejor dicho lecciones eternas que la mayoría de nosotros probablemente aprendimos hace años y las hemos recordado desde entonces, pero por alguna razón aún no las hemos comprendido por completo.

Este, amigas y amigos míos, es mi intento de ayudarnos a todos, incluido yo mismo, a “entenderlo” y “recordarlo” de una vez por todas…

1. La vida humana promedio es relativamente corta.
Sabemos en el fondo que la vida es corta y que la muerte nos sucederá a todos eventualmente y, sin embargo, nos sorprende infinitamente cuando le sucede a alguien que conocemos. Es como subir un tramo de escaleras con la mente distraída y juzgar mal el último paso. Esperabas que hubiera una escalera más de las que hay, por lo que te encuentras fuera de equilibrio por un momento, antes de que tu mente regrese al momento presente y a cómo es realmente el mundo.
¡Deja que ese recordatorio sea tu llamada de atención para vivir tu vida hoy! No ignores la muerte, pero tampoco le tengas miedo. Ten miedo de una vida que nunca viviste porque tenías demasiado miedo para actuar. La muerte no es la mayor pérdida en la vida. La mayor pérdida es lo que muere dentro de ti mientras aún estás vivo. Y en la vida puedes estar cómodo o ser valiente, pero no ambas cosas a la vez. Así que sé audaz, sé valiente... muere de miedo y luego date la oportunidad de dar el siguiente paso de todos modos.

2. En gran medida, vives la vida que creas para ti mismo.
Tu vida es sólo tuya. Otros pueden intentar persuadirte, pero no pueden decidir por ti. Pueden caminar contigo, pero no en tus zapatos. Así que asegúrate de que el camino que decidas recorrer se alinee con tu propia intuición y deseos, y no tengas miedo de cambiar de camino o allanar uno nuevo cuando tenga sentido.
Recuerda, siempre es mejor estar al final de la escalera que deseas subir que en la cima de la que no. Se productivo y paciente. Y comprende que la paciencia no se trata de esperar; es la capacidad de mantener una buena actitud mientras trabajas duro por lo que crees.
Sí, al fin y al cabo, esta es tu vida, y en gran medida se compone de tus pequeños hábitos y elecciones recurrentes. Que tus acciones diarias hablen más que tus palabras. Que tu vida predique más fuerte que tus labios. Que tu éxito sea tu ruido al final.

3. Estar ocupado no significa ser productivo.
Estar ocupado no es una virtud ni algo que deba respetarse. Aunque todos tenemos temporadas con horarios locos, muy pocos de nosotros tenemos una necesidad legítima de estar ocupados todo el tiempo. Simplemente no sabemos cómo establecer límites, priorizar adecuadamente y decir no cuando deberíamos.
Hoy en día, estar ocupado rara vez equivale a productividad. Sólo echa un vistazo rápido a tu alrededor. Las personas ocupadas superan en número a las productivas por un amplio margen. La gente ocupada corre por todos lados y llega tarde la mitad del tiempo. Se dirigen al trabajo, a conferencias, reuniones, compromisos sociales, miran sus teléfonos, crean TikTok, etc. Apenas tienen suficiente tiempo libre para hacer ejercicio y rara vez duermen lo suficiente. 
Sin embargo, los mensajes de texto, los correos electrónicos y las actualizaciones de las redes sociales salen disparados de sus teléfonos inteligentes como cohetes y sus agendas están repletas de obligaciones. Su apretada agenda les da un elevado sentido de importancia. Pero todo es una ilusión. Son como hámsteres corriendo sobre una rueda.
Aunque estar ocupado puede hacernos sentir más vivos que cualquier otra cosa por un momento, la sensación no es sostenible a largo plazo. Inevitablemente, ya sea mañana o en nuestro lecho de muerte, llegaremos a desear haber pasado menos tiempo en el bullicio del ajetreo y más tiempo viviendo una vida con propósito.

4. Siempre ocurre algún tipo de fracaso antes del éxito.
La mayoría de los errores son inevitables. Aprende a perdonarte a ti mismo. No es un problema hacerlos; sólo es un problema si nunca aprendes de ellos.
Si tienes demasiado miedo al fracaso, no podrás hacer lo que hay que hacer para tener éxito. La solución a este problema es hacer amistad con el fracaso. ¿Quieres saber la diferencia entre un maestro y un principiante? El maestro ha fracasado más veces de las que el principiante lo ha intentado. Detrás de cada gran obra de arte hay docenas de intentos fallidos de realizarla, pero estos intentos simplemente nunca se nos muestran.
En pocas palabras: el hecho de que no esté sucediendo ahora no significa que nunca sucederá. Aprender el camino en el camino es clave. A veces las cosas tienen que salir muy mal para poder salir bien. 

5. Pensar y hacer son dos cosas muy diferentes.
El éxito nunca viene a buscarte mientras esperas pensando en ello.
Eres lo que haces, no lo que dices que harás. El conocimiento es básicamente inútil sin acción. Las cosas buenas no les llegan a quienes esperan; llegan a quienes trabajan por objetivos significativos. Pregúntate qué es realmente importante y luego ten el coraje y la determinación de construir tu vida diaria en torno a tu respuesta.
Y recuerde, si esperas hasta sentirte 100% listo para comenzar, probablemente estarás esperando el resto de tu vida.

6. No es necesario esperar una disculpa para perdonar.
La vida se vuelve mucho más fácil cuando aprendes a aceptar las disculpas que nunca recibiste. La clave es encontrar cierto nivel de paz en cada experiencia, ya sea positiva o negativa. En cierto modo, es como dar un paso atrás, dejarse llevar un poco y afrontar cada experiencia de vida con la mente abierta. Es darse cuenta de que los rencores del pasado son un perfecto desperdicio del crecimiento y el potencial de hoy, y que mantener uno es como dejar que una compañía no deseada viva sin pagar alquiler en tu cabeza.
En última instancia, el perdón es una promesa que uno desea cumplir. Cuando perdonas, estás haciendo la promesa de no atribuir el pasado inmutable a tu yo presente. No tiene nada que ver con liberar a un criminal pasado de su crimen, sino con liberarse tú mismo de la carga de ser una víctima eterna.

7. Algunas personas simplemente no son la pareja adecuada para ti.
Sólo serás tan bueno como las personas que te rodean, así que sé lo suficientemente valiente como para dejar ir a aquellos que te siguen derribando. No debes forzar las conexiones con personas que constantemente te hacen sentir menos digno.
Si alguien te hace sentir incómoda o incomodo e inseguro cada vez que estás con é o con ella, por cualquier motivo, probablemente no sea material para un amigo cercano. Si te hacen sentir que no puedes ser tú mismo, o si te hacen “menos que” de alguna manera, no busques una conexión diaria con ellos. Si te sientes emocionalmente agotado después de salir con ellos o sientes un pequeño ataque de ansiedad cuando te los recuerdas, escucha tu intuición. No tienes que exiliarlos de tu vida, pero puedes darte espacio.
Establecer límites. Hazte una prioridad. Hay muchísimas “personas adecuadas” para ti: aquellas que te dan energía y te inspiran a ser tu mejor yo. No tiene sentido forzarlo constantemente con personas que no son adecuadas para ti. 

8. No es trabajo de otras personas amarte y respetarte, es tuyo.
Es importante ser amable con los demás, pero es aún más importante ser amable contigo mismo. Realmente tienes que amarte y respetarte a ti mismo para lograr algo a largo plazo. Así que asegúrate de no empezar a verte a ti mismo a través de los ojos de quienes no te valoran. Sepa su valor, incluso si ellos no lo saben.
Hoy, deja que alguien te ame tal como eres: por imperfecto que seas, por poco atractivo que a veces te sientas y por incompleto que creas que eres. Sí, dejas que alguien te ame a pesar de todo esto, y dejas que ese alguien seas TÚ.

9. Lo que posees no es lo que TÚ eres.
Las cosas realmente son sólo cosas y no tienen absolutamente ninguna relación con quién eres como persona. La mayoría de nosotros podemos tener una gran vida con mucho menos de lo que creemos que necesitamos. Se trata de un recordatorio valioso, especialmente en una cultura enormemente impulsada por el consumo que se centra más en cosas materiales que en conexiones y experiencias significativas.
Hay que crear tu propia cultura. No mires demasiada televisión o YouTube, no leas todos los consejos de moda en línea y no consumas demasiado las noticias de la noche. Encuentra la fuerza para llenar tu tiempo con experiencias significativas. El espacio y el tiempo que estás ocupando en este mismo momento es VIDA, y si te preocupas por Kim Kardashian o Lebrón James o algún otro rostro famoso, entonces estás sin poder. Estás entregando tu vida al marketing y a los engaños de los medios, creados por grandes empresas para, en última instancia, motivarte a querer vestirte de cierta manera, lucir de cierta manera y ser de cierta manera. Es trágico este tipo de pensamiento. Todo es sólo un lavado de cerebro de Hollywood. Lo real eres TÚ y tus amigos y tu familia, tus amores, tus altibajos, tus esperanzas, tus planes, tus miedos, etc.
Con demasiada frecuencia se nos dice que no somos importantes, que simplemente somos periféricos a lo que es. "Consigue un título, consigue un trabajo, consigue un coche, consigue una casa y sigue obteniendo". Y es triste, porque algún día te despertarás y te darás cuenta de que te han engañado. Y todo lo que querrás entonces es recuperar tu mente sacándola de las manos de los lavadores de cerebro que quieren convertirte en un dron que compra todo lo que no es necesario para impresionar a todos los que no son importantes.

10. Todo cambia, todos los días.
Abrasa el cambio y comprende que sucede y que se puede gestionar. No siempre será fácil al principio, pero al final valdrá la pena. La aceptación es el primer paso adelante.
Lo que tienes hoy puede convertirse en lo que tenías mañana. Nunca sabes. Las cosas cambian, a menudo de forma espontánea. Las personas y las circunstancias van y vienen. La vida no se detiene para nadie. Se mueve rápidamente y pasa de la calma al caos en cuestión de segundos, y le sucede así a la gente todos los días. Probablemente le esté sucediendo a alguien relativamente cercano en este momento.
A veces, la fracción de segundo más corta en el tiempo cambia el rumbo de nuestras vidas. Una decisión aparentemente inofensiva sacude a todo nuestro mundo como un meteorito que choca contra la Tierra. Vidas enteras han dado un giro y un vuelco, para bien o para mal, debido a un acontecimiento impredecible. Y estos eventos siempre están sucediendo.
Por muy buena o mala que sea una situación ahora, cambiará. Eso es con lo que puedes contar. Entonces, cuando la vida sea buena, disfrútala. No busques algo mejor cada segundo. La felicidad nunca llega a quienes no aprecian lo que tienen mientras lo tienen.

Finalmente: Si recientemente has manejado mal u olvidado uno o más de los puntos anteriores. Perdónate por los errores que has cometido, por las veces que te faltó claridad, por los pasos en falso que crearon un estrés innecesario. Perdónate ahora, por ser humano. Todas estas son lecciones vitales y lo que más importa ahora es tu voluntad de empezar a crecer a partir de ellas.

Gracias por tu interés y tu tiempo.
Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
*Agradezco tu visita si pasas por aquí*
 

Todo lo que llega a tu vida, lo atraes a tu vida.

marzo 26, 2024

Foto de la calle "Wijdesteeg" en la ciudad de Ámsterdam.


La vida adopta el color de nuestros pensamientos. Nuestra mente es como un filtro. También es como un proyector. Proyecta las cosas en las que pensamos con más frecuencia. Sólo nos permite ver y actuar según lo que nuestra mente percibe.

No vemos las cosas como son; Los vemos como somos. Es una comprensión que me ha empoderado para participar activamente en mi vida. Cuando abordas los desafíos con una mentalidad de crecimiento, el mundo responde de la misma manera. Cambia tus pensamientos y cambiarás tu mundo.

Si siempre te quejas de tu trabajo, empezarás a notar todo lo que no te gusta de él. Y cuanto más te concentres en lo negativo, más infeliz te volverás. Pero si te concentras en lo que quieres de tu trabajo, empezarás a notar todas las cosas positivas que tiene. Y cuanto más te concentres en lo positivo, más feliz te volverás. Si no tienes la intención de cambiar de trabajo por un tiempo, también podrías asumir una mejor mentalidad.

Todo lo que llega a tu vida, lo atraes a tu vida. Y se siente atraído por ti en virtud de las imágenes que tienes en tu mente. Es lo que estás pensando. ¡Lo que sea que esté pasando por tu mente, lo estás atrayendo hacia ti!

La realidad comienza en nuestras mentes. Sólo actuamos según lo que creemos que es verdad, incluso si es así como interpretamos el mundo. He aprendido que la mente es un poderoso alquimista: la negatividad corroe, mientras que la positividad transmuta los desafíos en triunfos. 

Como afirmó conmovedoramente Víctor Frankl: “A un hombre se le puede quitar todo menos una cosa: la última de las libertades humanas: elegir su actitud en cualquier conjunto de circunstancias”. 

La libertad de elegir los colores de mi paisaje mental da forma no sólo a mi perspectiva sino a la esencia misma de mi realidad.

Cuando veo las cosas con optimismo, los obstáculos muchas veces se transforman en oportunidades. Por el contrario, insistir en todo lo que está mal en mi vida tiende a ensombrecer incluso los momentos más brillantes. Tomar posesión de mis pensamientos ha cambiado las reglas del juego. No estoy atrapado donde estoy a menos que decida estarlo. Es una mentalidad para elegir la resiliencia en lugar de la resignación.

Los obstáculos se convierten en peldaños cuando afronto los desafíos con resiliencia y una actitud positiva. Es una interacción dinámica: mis pensamientos marcan el tono y la vida responde con una paleta a juego.

Las creencias, suposiciones, valores y todo lo que creo que es verdad repercuten en mi realidad. Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón. Esta declaración no es sólo retórica motivacional; es una herramienta de navegación para toda la vida. Cuando adopto una mentalidad de posibilidades, los desafíos se transforman en oportunidades. No se trata de ignorar las tormentas sino de aprender a bailar bajo la lluvia.

Las personas que se ven a sí mismas como víctimas tienen más probabilidades de atraer a otras personas y situaciones que las traten como tales. Pero si te ves a ti mismo como un creador poderoso, comenzarás a ver y atraer oportunidades que se alineen con tus metas y deseos.

Creo profundamente que la imaginación es más importante que el conocimiento, al descubrí que atreverse a imaginar una realidad más brillante y audaz a menudo precede a su manifestación. Si siempre te preocupa que las cosas salgan mal, es más probable que atraigas experiencias negativas a tu vida. Pero si crees que las cosas saldrán bien y tomas medidas para atraer esa realidad, descubrirás cómo conseguir lo que deseas.

Tu mente es como un jardín. Las semillas que plantes se convertirán en las flores que veas. Si siempre estás pensando en tus inseguridades y defectos, tu jardín se llenará de maleza de dudas y baja autoestima. Pero si te concentras en tus fortalezas y logros, tu jardín se llenará de flores de confianza en ti mismo y amor propio.

La buena noticia es que el color de tu mente no es fijo. Puedes cambiar tu realidad. Empiece por ser más consciente de tus pensamientos y creencias. 

¿Qué historias te cuentas sobre ti y el mundo que te rodea? ¿Son estas historias empodera doras o desempoderadoras? Pregúntate si existe alguna evidencia que respalde tus creencias negativas. Si no, déjalos ir y reemplázalos por otros más positivos y empoderadoras.

Se necesita muy poco para tener una vida feliz; todo está dentro de ti, en tu forma de pensar. También las cosas en las que piensas determinan la calidad de tu mente. Tu alma adquiere el color de tus pensamientos. Para cada obstáculo, me inspiro en la siguiente frase: Aunque el mundo está lleno de sufrimiento, también está lleno de superación del mismo.

Finalmente, recuerda, tú eres el creador de tu propia realidad. Tu mente no es sólo una herramienta; es una potencia. Cambie tu punto de vista y observa cómo se transforma tu vida. Toma el control de tu narrativa y cambiarás todo tu mundo. Tu realidad, tus reglas: haz que cuenten.

Todo está dentro de ti, el oro y el barro, el deleite y la pena, la risa infantil y la angustia moral. ¡Acéptalo todo, no te aflijas por nada, no intentes rehuir nada!, eres un pájaro en plena tormenta.  ¡Déjala rugir! ¡Déjate llevar! 

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
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Eres quien debes ser.

marzo 25, 2024


¿Quiere liberarse del guion “normal” y vivir según sus propios términos, no según un plan predeterminado, sino mediante una fuerza primordial que surge desde dentro?

Intentaré profundizar más brevemente el por qué aliento a las personas a forjar una vida que es nada menos que alucinante. 

Pienso que mandar o ejercer poder sobre uno mismo, no sobre los demás, es la clave para una vida significativa. Creo que una fuerza vital central, la voluntad de poder, anima toda nuestra existencia.

El significado y la moralidad de la vida provienen de uno mismo. Los individuos sanos y fuertes buscan la auto expansión experimentando y viviendo peligrosamente. La vida se compone de un número infinito de posibilidades y la persona sana explora tantas como sea posible. Las religiones que enseñan la compasión, el desprecio por uno mismo, la humildad, el autocontrol y la culpa, me parecen son desatinadas. La buena vida es siempre cambiante, desafiante, libre de arrepentimientos, intensa, creativa y arriesgada.

La “voluntad de ser” es una fuerza primordial, una negativa a simplemente existir, una exigencia de “apropiarse” de la trayectoria de tu vida. No es una ambición ciega, sino el poder puro de estar vivo y forjar tu camino a través del caos. Es la libertad de definir lo que significa el éxito para Ti. 

La libertad es la voluntad de ser responsables de nosotros mismos.

Te has preguntado alguna vez: ¿Quién eres realmente? ¿Qué te hace sentir vivo? ¿Qué te hace querer levantarte de la cama por la mañana, incluso en los días más tristes? ¿Qué camino te permitirá expresar el núcleo de tu ser? Tal vez sea un cambio de carrera, una búsqueda creativa abandonada hace mucho tiempo, una aventura atrevida.

¿Una vida “normal” ahoga tu espíritu? Si no hubiera respuestas empaquetadas de antemano, ¿cuál dirías que es la chispa que hace que valga la pena vivir tu vida? Profundiza más allá de las muchas expectativas y condicionamientos sociales. Ya que una vez que sepas tu PORQUÉ, el QUÉ seguirá.

Ser dueño de la trayectoria de tu vida te permite conectarte contigo mismo y con los demás más profundamente.

La voluntad de ser es mirar fijamente al abismo de las incertidumbres de la vida y elegir crear tu significado a pesar de lo desconocido. Es el coraje de decir "no" a lo que no resuena contigo (un trabajo sin futuro, una relación tóxica) es una victoria en sí misma. Es una declaración de independencia, una negativa a dejarse definir por presiones externas.

Muchos piensan que la fórmula para la grandeza de un ser humano es como el amor a lo que nos toca en destino o en suerte, que uno no quiere que nada sea diferente, ni hacia adelante, ni hacia atrás, ni en toda la eternidad. No simplemente soportar lo que es necesario, y mucho menos ocultarlo, todo idealismo es mentira frente a lo que es necesario.

La voluntad de ser es el coraje de obedecer a tu verdadero yo, a pesar del caos que supone tomar el control total. Incertidumbres, obstáculos, pérdidas, lo absurdo de la vida y lo inevitable. Pero dentro del caos hay una fuerza potente: tu voluntad. Es el fuego en tus entrañas que se niega a ser extinguido por todo lo que te rodea.

Nadie puede construir el puente para que cruces el río de la vida, nadie más que tú mismo. Sin duda, hay innumerables caminos, puentes y semidioses que te llevarían a través de este río, pero sólo a costa de ti mismo; te empeñarías y perderías. Sólo hay en el mundo un camino por el que nadie puede ir excepto tú: ¿a dónde lleva? No preguntes, síguelo.

La voluntad de ser es un compromiso de por vida. Es una lucha constante contra la complacencia, una búsqueda incesante de la autorrealización. Tus deseos, valores y comprensión del mundo evolucionan constantemente.

Devora el conocimiento, explora diferentes filosofías, experimenta con nuevas experiencias y haz más de lo que te da vida. Habrá momentos de miedo e incertidumbre; es natural. Pero no dejes que el miedo te paralice. Reconocerla y comprenderla, pero no permitir que eso dicte tus acciones.

Recuerde, el coraje no es la ausencia de miedo; es la voluntad de actuar a pesar de ello. Da ese primer paso, incluso si es inestable. El impulso aumenta con cada paso adelante.

Patricio Varsariah.
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Mis días difíciles solían aterrorizarme.

marzo 25, 2024


Experimentar la realidad plena de la vida en mis días bajos no son el momento para la autocompasión. Me recuerdan mi fragilidad y la impermanencia de todo aquello a lo que me aferro.

No me mal interpreten, también tengo días buenos en los que la concentración fluye sin esfuerzo y puedo lograr la paz interior. Los días aún mejores son cuando siento que estoy en la cima del mundo, alineado con algún flujo universal, y todo encaja.

Pero esos hermosos tramos se ven inevitablemente truncados por caídas temporales en la desesperación existencial. La contemplación profunda de la vida, la existencia, el significado y el absurdo puede resultar inquietante. La desesperación existencial no es necesariamente algo malo, lo veo como una etapa necesaria en la búsqueda de significado de la vida.

Enfrentar nuestro lugar en el mundo puede ser un camino solemne para definir nuestra propia vida con sentido. Simplemente no me detengo en eso. Todavía estoy aprendiendo, superándome y dominándome. 

Las numerosas etapas del desarrollo personal no están exentas de un cierto nivel de duda existencial. Mi crecimiento personal es un trabajo en progreso, ya sean días difíciles o días buenos.

Mis días difíciles solían aterrorizarme. Me reprendía mentalmente por no tener el control. Pero con el tiempo, estas profundidades se han convertido en un camino inesperado hacia mi yo superior e inspirado. La desesperación existencial es un sentimiento. No me apego a eso; No lo juzgo. En cambio, lo veo pasar. 

Estoy convencido que insistir en la desesperación sólo alimenta su fuego y me convierto en un observador silencioso de ese sentimiento y en lugar de ser mis pensamientos y emociones, soy la conciencia detrás de ellos. Eso es exactamente lo que funciona para mí. Me convierto en un observador. No soy mis pensamientos ni mis sentimientos. 

Veo mis sentimientos pasar como nubes temporales, los reconozco, observo cómo se disipan y me recuerdo a mí mismo: esto también pasará. No me detengo en eso, porque cuando miras un abismo durante mucho tiempo, el abismo también te mira a ti.

Con los años he aprendido a observar mi desesperación con una curiosidad distante. Es una nube de tormenta que pasa por encima y, como cualquier clima, tiene un principio y un final. El desapego consciente me permite avanzar a través de la oscuridad sin dejarme llevar.

Superar la desesperación es una práctica más que cualquier otra cosa. Es un esfuerzo consciente para concentrarme en las muchas cosas buenas de la vida o reflexionar sobre lo lejos que he llegado. Ganar el día se reduce a dominar el arte de ceñirse a mis prácticas, hábitos y rutinas principales, incluso cuando el mundo me arroja lo peor.

La única manera es terminar, así que me concentro en lo que funciona o sucede a mi favor en lugar de hacerlo en mi contra. Pienso que la vida sucede a mi favor, no en mi contra. Esa mentalidad es la forma en que influyo activamente en la dirección de mi crecimiento.

La única salida es pasar, así que sigo adelante, concentrándome en lo que está funcionando, las pequeñas victorias, las alegrías inesperadas y las sorpresas del día. Reflexiono sobre las cosas por las que estoy agradecido: lo bueno, lo inesperado e incluso mi yo inconsciente. Encuentro el lado positivo, incluso en mis días más oscuros.

Mis bajas me obligan a enfrentar mis vulnerabilidades, a mirar fijamente al abismo de mis miedos y limitaciones. Pero también es donde ocurre el verdadero crecimiento. Reconocer estas emociones oscuras sin juzgar me ayuda a comprenderlas. Las veo como lo que son: nubes temporales que oscurecen la versión de mí que sabe más. No se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente a la oscuridad.

Estoy experimentando activamente la plena realidad de la vida. Sabiendo lo que sé sobre cómo construir una vida significativa, mis días bajos no son el momento para la autocompasión. Me recuerdan mi fragilidad y la impermanencia de todo aquello a lo que me aferro. Es una experiencia humillante, que expone áreas de crecimiento. Desde lo más profundo de la vulnerabilidad ocurre una verdadera transformación.

Mis peores días me obligan a reevaluar y cuestionar los fundamentos mismos de mis creencias y deseos. Los días malos me quitan las ilusiones de una “buena vida”, un despojo de percepciones innecesarias que ya no me sirven. Destacan la importancia del proceso espiritual en la vida. El objetivo no es la mejora final sino el cultivo diario del flujo, la paz interior y la calma.

Mis días malos se están convirtiendo en mis mejores maestros, transformándome en una versión más consciente, resiliente, capaz, mentalmente fuerte y la mejor de mí mismo. Y creo que ese es el significado mismo de convertirme en mi yo más elevado.

Mis luchas existenciales están dando forma a mi "auto conversión". Me están enseñando compasión, no sólo por los demás sino también por mí mismo. Me están obligando a enfrentar mi yo sombra, las partes de mí que prefiero mantener ocultas. Con cada confrontación surge una comprensión más profunda de quién soy y en quién quiero llegar a ser.

La verdad es que es posible que nunca “lo tenga todo resuelto”. Pero eso está bien. El viaje en sí, el desordenado medio, da forma de quién me estoy convirtiendo. La herida es el lugar por donde entra la Luz. Los tiempos difíciles, los que amenazan con hundirme, son los mismos que me obligan a profundizar para descubrir reservas de fuerza y resiliencia que nunca supe que poseía. Son, de una manera extraña, los cimientos de mi yo más elevado.

Gracias por tu interés y tu tiempo.

Patricio Varsariah.
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El ser que soy hoy.

marzo 24, 2024


Sí, soy aquel, el que antes temeroso, que sin medir el paso vacilaba entre el miedo y las constantes lecciones de la vida de ingenuidades blancas, transparentes, de dar a manos llenas, sin reflexión ninguna, de inocente blancura me vestía. 

Sin embargo el camino no fue y tampoco es una suave alfombra de pétalos de rosas, hay guijarros que hieren, espinas que te punzan si no aprendes. Errores que te marcan y que así llanamente te dan conocimiento Y en tu libre albedrío lo dejas o lo tomas si tú quieres. 

Fue muy duro el sendero que camine muchos días de mi vida, más fue también el faro que con una gran luz se convirtió en mi guía. Vivencias que me transformaron y engrandecen, que unidas fueron causa de lo que soy, de lo que sé, de que mis pasos hoy caminen veredas más tranquilas. 

Cada acontecimiento, cada etapa vivida en aquellos parajes de dolores y lucha, cada lagrima oculta, cada dura agonía, fueron fuertes cimientes que colocados uno a uno y que son la base que sostiene la gloria de mi vida, que hoy levantan con fuerza mi corazón y mente. 

Hoy afirmo seguro que no hay dicha sin dolores y llanto 

El ser que soy hoy no es inmune a las constantes envestidas del destino pero tiene las armas para luchar sin miedo contra quien amenace la calma de mis días Hoy sin lugar a dudas tengo la fortaleza de apartar una a una las piedras del camino. Hoy me reafirmo entero de pies a la cabeza que soy un ser y valgo. 

Doy si, se dar y recibir con gozo y alegría, amo y vivo, doy gracias a Dios por cada día pero ya no me visto de blanca ingenuidad, hoy prefiero vestirme de colores de luz de prudencia y de fuerza  hoy el ser que soy le apetece vestirse de gran sabiduría.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
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