Bienvenidos a este humilde pero sincero espacio. 
    Mi pequeño sitio donde digo libremente lo que pienso y siento.   

Todos tenemos obligaciones y deberes hacia nuestros semejantes. Pero parece bastante curioso que, en la sociedad neurótica moderna, las energías de los hombres se consuman en ganarse la vida y rara vez en la vida misma. Se necesita mucho coraje para que un hombre declare, con claridad y sencillez, que el propósito de la vida es disfrutarla. Hay tanto que amar y admirar en esta vida que es un acto de ingratitud no ser feliz y estar contento en esta existencia.                                                        Mis escritos están encauzados como un camino de crecimiento personal y espiritual.

La fragilidad.

marzo 14, 2023


El amor más fuerte es el amor que puede demostrar su fragilidad. O tal vez es solo que las cosas bellas son tan fácilmente rotas por el mundo.

La verdad de cualquier cosa es como un mosaico con muchos mosaicos y muchas partes. Una parte de la verdad de las cosas es que son sólidas y duraderas, ya sea el amor de un niño por su madre y su padre.

Otra parte de la verdad es que las cosas se magullan, se rasgan, se erosionan, se dispersan o terminan; fundamentalmente, son frágiles. El amor y otros sentimientos a menudo cambian en una familia. Los cuerpos enferman, envejecen y mueren. La leche se derrama, los vasos se rompen, la gente te maltrata y los buenos sentimientos se desvanecen. 

El sentido de la calma o el valor de uno se perturba fácilmente. Las guerras comienzan y luego terminan mal. Los planetas se calientan y los huracanes inundan las ciudades. Los terremotos provocan maremotos y dañan los reactores nucleares.

La vida es como un castillo de naipes, y una sola ráfaga (un despido en el trabajo, una lesión, un error de juicio, un poco de mala suerte) puede derribarla. Desde una perspectiva más amplia, dentro de varios miles de millones de años, nuestro Sol se hinchará hasta convertirse en una estrella roja gigante que consumirá a Mercurio, Venus y la Tierra: el Gran Cañón y el Océano Pacífico, y todas las obras de la humanidad llegarán a su fin, por completo. frágil.

A veces sobreestimamos la fragilidad de las cosas, como cuando no reconocemos los pozos profundos de fuerza interior en nosotros mismos y en los demás. Pero creo que es más probable que neguemos o minimicemos el verdadero alcance de la fragilidad: da miedo darse cuenta de lo delicado y vulnerable que es tu cuerpo, o los hilos que te unen a los demás, tan fácilmente deshilachados por una sola palabra, o el equilibrio del clima y la ecología en nuestro planeta. 

Da miedo y una lección de humildad, nada de lo cual le gusta a la gente, enfrentar la fragilidad subyacente del cuerpo, lo fácil que es que una relación salga mal, las formas en que tantos de nosotros estamos sobrecargados y agotados, los fundamentos desvencijados del sistema financiero global, las profundas fisuras dentro de muchas naciones, o la imprevisibilidad e intensidad de la Madre Naturaleza.

Pero si no reconocemos la fragilidad, perderemos la oportunidad de proteger y nutrir tantas cosas que importan, y nos sorprenderemos y molestaremos innecesariamente cuando las cosas inevitablemente se desmoronen. 

Necesitamos abrazar la fragilidad, para verla claramente y tomarla en nuestros brazos, para estar cimentados en la verdad, pacíficos en medio de los cambios y finales de la vida, e ingeniosos en nuestra administración de las cosas que nos importan.

El tejido invisible de la civilización: tan delgado, tan fácil de romper. Es un milagro que exista en absoluto.

Saludos.

Patricio Varsariah.
www.patriciovarsariah.com
 

Desaprender lo que no es cierto.

marzo 14, 2023
La mitad de la sabiduría es desaprender hábitos, creencias y suposiciones que ya no nos sirven. Lo único que debemos hacer al menos una vez al año. El aprendizaje más útil para los usos de la vida es desaprender lo que es falso.

Estamos formados por nuestras experiencias y el conocimiento que adquirimos a lo largo de nuestras vidas, pero lo que aprendemos no siempre es exacto o verdadero. A medida que crecemos, podemos desarrollar creencias y suposiciones sobre el mundo que se basan en información incompleta o inexacta. Estas creencias pueden arraigarse profundamente y pueden dar forma a cómo nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo que nos rodea.

A veces, nos aferramos a creencias o suposiciones que hemos aceptado sin un examen crítico, y esto puede limitar nuestro crecimiento y dificultar nuestra capacidad para tener éxito. La mitad de la sabiduría es aprender qué desaprender. Si podemos reconocer que algunas de nuestras creencias son falsas o están des-actualizadas y trabajemos activamente para des-aprenderlas, podemos liberarnos de sus limitaciones y abrirnos a nuevas perspectivas y experiencias.

Este proceso de des aprendizaje puede ser desafiante, ya que requiere que cuestionemos nuestras suposiciones y cuestionemos creencias arraigadas. Pero al hacerlo, podemos obtener mayor claridad, flexibilidad y resiliencia en nuestro pensamiento. Por ejemplo, es posible que hayamos desarrollado creencias limitantes sobre nuestras habilidades y potencial en base a experiencias pasadas o comentarios negativos de otros.

Sin embargo, al reconocer que estas creencias no son necesariamente verdaderas o útiles, podemos trabajar para desafiarlas y desarrollar una mentalidad de crecimiento que nos permita aprender y crecer a partir de nuestras experiencias. Es posible que hayas desarrollado un sentido de identidad basado en factores externos, como el estatus social o el éxito profesional. Puedes construir una vida más auténtica y satisfactoria al desaprender estos marcadores externos de identidad y cultivar un sentido de ti mismo basado en tus valores y fortalezas internas.

En el pasado, a las personas se les puede haber aconsejado permanecer en una carrera o especializarse durante toda su vida y ascender en la escala corporativa. Sin embargo, es posible que este consejo ya no sea cierto o relevante en el mercado laboral actual que cambia rápidamente. Al explorar nuevas trayectorias y oportunidades profesionales, podemos adaptarnos al mundo laboral cambiante y encontrar carreras satisfactorias.

Algunas personas tienen prejuicios implícitos basados en el género, la raza o la apariencia de alguien. Al buscar activamente diversas perspectivas y experiencias, podemos volvernos más inclusivos y empáticos con los demás. Muchas de nuestras creencias limitantes son inconscientes: se necesita una acción deliberada para superarlas.

Todos los días debes desaprender las formas que te frenan. Debes deshacerte de la negatividad para que puedas aprender a volar. El aprendizaje más valioso para una vida buena, significativa y mejor es desaprender lo que no es cierto: cada mentalidad limitante que sabotea tu progreso.

No siempre es fácil dejar de lado nuestras nociones preconcebidas, pero hacerlo puede abrir un nuevo mundo de posibilidades. A medida que crecemos y aprendemos, a menudo nos aferramos a ideas y creencias que ya no nos sirven o, peor aún, que son completamente falsas. Desaprender estos conceptos erróneos puede ser un proceso difícil, pero también es increíblemente liberador.

Al cuestionar lo que sabemos, nos permitimos explorar nuevas ideas y perspectivas y crecer como individuos. Entonces, ya sea desaprendiendo un estereotipo dañino, una creencia limitante sobre nosotros mismos o una idea errónea sobre el mundo que nos rodea, abrazar el proceso de desaprender puede ser el aprendizaje más útil que jamás hayamos hecho.

Si bien aprender cosas nuevas puede ser emocionante, es igualmente importante desaprender lo que no es cierto. Desaprender es el proceso de soltar creencias, suposiciones y hábitos que ya no nos sirven o que incluso pueden ser dañinos. Se trata de cuestionar lo que creemos que sabemos y estar abiertos a nuevas perspectivas.

Desaprender es tan difícil como aprender. Desaprender puede ser un proceso difícil pero necesario para el crecimiento personal. ¿Cómo desaprendo creencias, suposiciones, hábitos y rutinas que ya no me sirven?

Comience por cuestionar y reflexionar sobre tus creencias actuales. Tómese un tiempo para reflexionar sobre las áreas de tu vida en las que te sientes estancado o infeliz. ¿Qué hábitos o rutinas ya no te sirven? ¿Qué creencias o suposiciones te están frenando? Una vez que haya identificado las creencias y suposiciones que desea desaprender, comience a cuestionarlas.

Pregúntese, “¿Por qué creo esto?”

"¿Esta creencia se basa en evidencia o es algo que siempre he asumido?"

“¿Esta creencia me sirve o me detiene?”

Incluso podría convertirlo en un hábito anual. Obtenga un diario y escriba sus principales creencias, percepciones y suposiciones sobre las áreas más importantes de su vida: salud (física y emocional), carrera, finanzas y relaciones.

¿Qué rutinas, hábitos y acciones aplicas en esos ámbitos de la vida? ¿Todavía te sirven después de todos estos años? ¿Qué puede desaprender, actualizar o anular?

Busque evidencia y perspectivas alternativas que desafíen sus creencias y suposiciones actuales. Busque investigaciones, datos y experiencias personales que contradigan tus creencias. Hable con personas con diferentes perspectivas y pídales que compartan sus experiencias y puntos de vista.

Una vez que haya identificado el hábito o la creencia que desea cambiar, determine con qué hábito desea reemplazarlo. Este hábito de reemplazo debe alinearse con sus objetivos y valores y ayudarlo a lograr los cambios positivos que desea. Por ejemplo, en lugar de pensar en un gimnasio como el único lugar donde puedes ponerte en forma, trata de caminar, correr y dar largos paseos en la naturaleza.

Podría comenzar con el objetivo de hacer ejercicio durante 10 minutos todos los días en la naturaleza y aumentar gradualmente el tiempo. No necesariamente tienes que pasar horas en un gimnasio para mejorar tu salud.

No confíes en mi palabra. Busca la evidencia tú mismo.

Comience poco a poco y haga cambios graduales. Si un hábito actual no te sirve, reemplázalo lentamente sin abrumarte. Cuestionar nuestras creencias sobre hábitos y acciones es un proceso necesario y, a veces, lento, pero a largo plazo vale la pena: su éxito y satisfacción con la vida dependen de ello.

Es importante tomarse unos momentos de vez en cuando para reflexionar sobre las cosas que sabemos que son ciertas y actualizar la lista a medida que evolucionan nuestras creencias. La forma más corta y segura de llegar al conocimiento real es desaprender las lecciones que nos han enseñado, montar los primeros principios y no tomar la palabra de nadie sobre ellos.

En conclusión, desaprender lo que es falso es un proceso continuo que requiere coraje, humildad y compromiso con el crecimiento personal. Al desafiar nuestras suposiciones y estar abiertos a nuevas ideas, podemos continuar aprendiendo y prosperando.

Saludos.

Patricio Varsariah.

 

Todo el mundo habla de libertad y de tolerancia.

marzo 2, 2023


Hoy, con las enormes tecnologías de la información y los enormes poderes y de documentación sobre hechos y personas, es absolutamente, necesario reivindicar dos principios, la libertad de conciencia-pensamiento y por tanto de expresión-difusión, por un lado, y al mismo tiempo, que esa información o datos o conceptos o ideas o narración de hechos, sean lo más verdaderos o bondadosos posibles, es decir, lo más reales.

Toda persona puede equivocarse, en sus ideas y en su expresión, pero a toda persona, según parámetros amplios de la legalidad y la moralidad, según los derechos humanos de 1948, como carta moral máxima de convivencia humana, de cualquier persona, sea del continente que sea. Toda persona tiene derecho a recibir información lo más correcta posible, y al mismo tiempo, toda persona, aunque se equivoque, tiene derecho a la libertad de conciencia y de expresión. Este elemento es tan esencial, que, si se cercenase o cortase en individuos o sociedades, dichos entes, crecerían de forma irracional y asimétrica.

Ciertamente la libertad de pensamiento y de conciencia, junto con la libertad de expresión y publicación hay que difundirla de forma racional, correcta, prudente, moral, con sentido común y situándose en circunstancias...

Todo el mundo habla de libertad y de tolerancia, pero en el fondo, no toleran la libertad de pensamiento. La mayoría de personas no aceptan que otras personas no piensen como ellos. Pueden ser muy tolerantes con la sexualidad, por poner un ejemplo, pero no lo son con otras personas tengan otra opción socio-política, o incluso crean que disponen de otra.

Respetar las opciones de pensamiento de otras personas, no quiere decir, estar de acuerdo con ellas. Sino solo tener diferentes puntos de vista, y cada uno, puede y debe argumentar con respeto y tolerancia sus propias posiciones.

Si una sociedad quiere alcanzar altos niveles de libertad y de equidad, debe incentivar el librepensamiento. Igual que si desea alcanzar un alto nivel de riqueza debe incentivar la investigación en todos los campos y saberes.

Es cierto, que el libre pensamiento no exige necesariamente ir en contra de todo y de todos, ni tampoco ir a favor de todo y de todos. El librepensamiento, que es hija de la libre conciencia, y consecuencia la libre expresión, es dentro del enorme marco de la legalidad y la moralidad, con todos los matices de estos dos conceptos, es intentar que los conceptos e ideas y datos sean armónicos con la realidad y lo real.

Para ello la sociedad, debe permitir el librepensamiento, y, por tanto, no castigar y no sancionar a las personas, que se dedican a ello. Cosa, que ni siquiera en las democracias se respeta. Porque "si no eres de los míos, o no atacas a los contrarios a los míos, entonces no eres de los míos", y te cerramos muchas puertas, mucho ascenso laboral y profesional y social. Y esto, aunque parezca un cuento, ocurre y ha ocurrido, incluso en las democracias...

El librepensador debe, buscar la realidad, la verdad-bondad de la realidad, de lo real, le guste o disguste. No debe expresar la proyección solo de su ser o de su estar en el mundo. O, dicho de otra manera, de sus traumas y heridas y de su ideología o su sociedad o su cultura. Todos esos condicionamientos y otros, no podemos obviarlos y negarlos. Pero el librepensador, si lo es de verdad, el pensador observador si lo es de verdad, se mueve en el terreno de la búsqueda constante de la realidad. Y, por tanto, no negar lo evidente y lo obvio, pero tampoco lo secundario y terciario, le guste o disguste, esté de acuerdo con sus posiciones primigenias y originales o no lo esté...

Si miramos hacia atrás, en estos últimos tiempos, estás últimas décadas, y estos últimos siglos, el territorio de la libertad de pensamiento y de conciencia y de culto y de religiosidad y de expresión de esa libertad, no ha sido tan grande. Más bien siempre ha estado restringido, sin negar que en cada periodo del tiempo es diferente el concepto o el grado de libertad y de libertad de pensamiento...

Pero, incluso en sociedades que constitucionalmente abogan por la libertad y la defienden en sus leyes y en todos sus marcos jurídicos. La realidad social tiene otros colores, imperan otras fuerzas y otros colectivos y otras ideologías y otros intereses. No podemos negar, que se han cortado y mermado muchas carreras profesionales, incluso en los ámbitos de los centros educativos, por no tener o no ser afín o no tener el "suficiente pedigrí de una ideología equis", puede incluso, según el territorio o el centro educativo, primar una sobre otra.

Demasiadas personas, se les llena la boca de luces de colores hablando de libertad. Pero pocas personas, de verdad, buscan la libertad del pensamiento, la libertad de la realidad. No es, como muchos piensan estar en contra de todo, o estar a favor de todo. Sino buscar en todas las ideologías y culturas y sociedades y concepciones lo que sea más verdad o sea menos, encontrar los datos y los conceptos y los argumentos y las razones, para en un tema equis, indicar, con modestia y humildad, que bajo su parecer esto es lo correcto o más correcto o menos... Tomar y beber y analizar todas las fuentes, no solo las ciencias y las tecnologías, ni solo las filosofías, sino también las artes, las estéticas, las culturas, las metafísicas, las religiones-teologías, la realidad de la vida...

Ciertamente, si el saber de las humanidades, de la filosofía, de las letras y de las ciencias sociales avanzasen más deprisa y más acertad-amente, los humanos alcanzaríamos mayores grados de verdad y de realidad y por tanto de libertad. Cierto sería, que, si nos aproximásemos más a las ciencias naturales y matemáticas, que han dado un florecimiento enorme en estos últimos tres siglos o si quieren cinco, estaríamos en otra situación. Somos unos gigantes en ciencias y tecnologías, aunque no tanto como creemos y muy pequeños en los terrenos de las humanidades, la filosofía y los saberes del sentido...

Si se encuentra, por casualidad, un librepensador, que no intenta imponerla a usted, ni a nadie, ninguna idea, ninguna ideología, sino solo desea observar y pensar, y solo después exponer lo que cree ha encontrado. Si encuentra usted, en toda su vida, un librepensador con esas características, que quizás, no le caiga bien, no sea extrovertido o quizás si lo sea, si lo halla, no le ponga más zancadillas, de las que ya soporta y sufre, no les ponga más cruces de las que ya lleva, que es hoy, hoy muy difícil, seguir observando y pensando y analizando con libertad.

Y desde luego, porque crea que no es de su ideología o de su pensamiento o de su carácter, no le cierre su desarrollo profesional o laboral o vocacional o social o económico, porque como usted necesita aire y vestido y cobijo y alimento... Si encuentra usted una persona así, porque en toda su vida, no creo que halle más de dos o tres, tenga la sabiduría y el conocimiento de respetar a esa persona, porque es una especie a extinguir, incluso en las democracias... ¡Paz y bien!

Saludos.

Patricio Varsariah.
 

El atascado mundo de la política.

marzo 1, 2023
¿Qué nos queda en tiempos políticos tan convulsos si no es el arma de la ironía y del humor? que des dramatice asuntos que son ciertamente vitales, sí, pero que además necesitan de una profunda reflexión en primera persona del singular, que nos ponga a todos por igual, políticos y sociedad frente al espejo de nuestros actos, y nada mejor que la sonrisa descreída para lograr ese efecto. 

Necesitamos de una buena dosis diaria de ironía somática que interrogue a los demás sobre todos esos asuntos de los que tan seguros de saber la respuesta están, que los desmenuce hasta desnudar la ignorancia y las dudas que en muchos casos esconde, pero, sobre todo, que la apliquemos a nuestras propias certezas, dogmas y argumentos irrebatibles, y que nos enseñen a pensar que puede que los demás también tengan un poco de razón. 

No cabe duda que una sana ironía podría ejercer ambas labores en el atascado mundo de la política, des dramatizarlo, para así abrir paso a un diálogo y a una honestidad mayor, y denunciar el exceso de manipulación de la realidad política y la intención de convertirnos en espectadores sin seso de la dramatización del triste espectáculo en el que se ha convertido.

El problema es que todos están, estamos, tan seguros de nuestro camino, que todos tiramos por direcciones diferentes, porque pase lo que pase, y al final se decida lo que se decida, todos los demás pensaran que es un camino equivocado y pondrán piedras en el camino, como ya se ha venido haciendo preventivamente. Se ve que eso del diálogo como medio para solucionar problemas y disensiones ha quedado obsoleto ante las pedradas, aunque sean virtuales, de unos contra otros. Quién sabe si esto durará hasta que tan sólo quede uno en pie, o hasta que todos yazcan descerebrados, más aún, en el suelo, con el considerable hastío del resto de la sociedad que asiente perpleja a este espectáculo de equivocaciones compartidas. 

Sociedad, que seamos sinceros, más allá de que hay niveles y niveles de responsabilidad, y algunos tienen mucha, y otros muy poquito, no deja de ser también responsable de lo que está pasando. Y en la que podemos encontrar adhesiones y dogmatismos en muchas de sus posiciones tan estrictos como las de los máximos responsables. 

Y qué decir de los medios de comunicación, en su mayoría, atrincherados en uno u otro lugar de la selva mediática y pretendiendo, especialmente con sus editoriales, con sus tertulianos, con noticias y titulares tan manipulados, que sus creadores no deberían haber pasado de primero de carrera al suspender la asignatura de ética periodística, si existiera, tener la solución, exigiendo a unos y otros de los políticos lo que han de hacer, como si ellos hubieran sido los votados y no los políticos, y clamando lo injusto de la situación, aunque  nos den soluciones incompatibles entre sí, a un lado u otro de la selva mediática

La ironía al convertirse en hiper-ironía, no hace sino denunciar un hecho trascendental de los tiempos contemporáneos; no existe una verdad última, ni autoridad a la que recurrir, ni método para alcanzarla. 

Los conocimientos trascendentes (cambiemos ese término por dogmas políticos) no dejan de ser una re-elaboración, a veces con trazos más delicados, a veces más gruesos, de conocimientos y estrategias del pasado, y por tanto, al emplear ese instrumento de la ironía se revela la ausencia de autoridad moral superior que decida fulminante-mente quién tiene razón (le pese lo que le pese a algún ex que anda por ahí) 

Qué nos queda entonces; la frágil, pero maravillosa mente inquieta de los seres humanos, que nos permite superar los instintos de arreglar nuestros problemas a pedradas, virtuales o reales, y sentarnos las horas que hagan falta a deliberar con medios transparentes y lo más democráticos posibles cuales son las verdades provisionales que guiarán nuestra convivencia en sociedad ( o en un partido político, que no deja de ser una micro sociedad reflejo de la que pretende representar, un poco distorsionado el reflejo, eso sí). 

Y para ello, tan sólo tenemos un instrumento válido, reciclarlo lo necesario: más democracia. Y si a eso le añadimos transparencia en motivos, intenciones, hojas de ruta, personales y colectivas, proyectos de futuro para el país, etc., quizá así nos hagan salir del bucle político y del hastío en que nos encontramos. 
Ironía y democracia, ¿quién puede oponerse a tan brillantes inventos humanos?

No prestar atención ni al mejor de los argumentos en contra de una decisión ya adoptada constituye una muestra evidente de un carácter enérgico. Ello incluye también una voluntad de llegar a la estupidez.

He dicho…

Patricio Varsariah.

 

Si decides ordenar tu vida y limpiar tu espacio.

marzo 1, 2023


La siguiente lista es un punto destacado de esas pequeñas invenciones, junto con algunos puntos clave de claridad que tratamos de recordar: algunos buenos recordatorios que todos necesitamos.

Te comparto esta lista con la esperanza de que la próxima vez que decidas ordenar tu vida y limpiar tu espacio, comiences con tu espacio intelectual limpiando las viejas invenciones subconscientes y el diálogo interno negativo que a veces te dices a ti mismo. 

Es hora de DEJAR de decirte a ti mismo...

Todavía no tengo suficiente para ser feliz. – En cada error y lucha hay un mensaje. Algunas personas pierden el mensaje porque están demasiado ocupadas reprendiéndose por el error o preocupándose obsesiva-mente por el problema. Estar molesto por lo que no tienes es siempre un desperdicio de lo que tienes. Las personas más felices rara vez son las más afortunadas y, por lo general, no tienen lo mejor de todo; simplemente aprovechan al máximo todo lo que se les presenta. La razón por la que tantas personas se dan por vencidas es porque tienden a mirar lo que les falta y lo lejos que les queda por recorrer, en lugar de lo que está presente y lo lejos que han llegado.

Mis sueños son imposibles. – No dejes que alguien que renunció a sus sueños te convenza de no ir tras los tuyos. Lo mejor que puedes hacer en la vida es seguir tu intuición. Toma riesgos calculados. No solo toma las decisiones seguras y fáciles porque tienes miedo de lo que pueda pasar. Si lo haces, nunca pasará nada. Y si sigues haciendo lo que estás haciendo, seguirás obteniendo lo que estás obteniendo. Así que deja que tus sueños sean más grandes que tus miedos y que tus acciones hablen más que tus palabras. Haz algo todos los días que tu futuro te agradezca.

Estoy atrapado con personas que me lastiman. - La vida es demasiado corta. Cuídate a ti mismo. Si alguien te maltrata continuamente, ten suficiente respeto por ti mismo para crear algunos límites saludables. Puede doler por un tiempo, pero estará bien. Estarás bien. A menudo, alejarse no tiene nada que ver con la debilidad y todo que ver con la fuerza. Nos alejamos no porque queremos que otros se den cuenta de nuestro valor, sino porque finalmente nos damos cuenta de nuestro propio valor.

Mis relaciones fallidas fueron una pérdida de tiempo. – Hay ciertas personas que no están destinadas a encajar en tu vida, pero ninguna relación es una pérdida de tiempo. Si no te trae lo que quieres, te enseña lo que NO quieres. Rara vez perdemos amigos, solo descubrimos gradualmente quiénes son los verdaderos. Nunca obligues a alguien a que te haga un espacio en su vida, porque si sabe lo que vales, seguro que te crea uno. Y recuerda, cuando estás arriba, tus "amigos" saben quién eres, cuando estás abajo, sabes quiénes son tus "verdaderos amigos". Por lo general, solo toma algo de tiempo resolverlo todo. 

Las cosas nunca mejorarán. – No hay persona en el mundo capaz de manejar sin problemas cada golpe que se le lanza. Así no es como estamos hechos. De hecho, estamos hechos para enojarnos, entristecernos, lastimarnos, tropezar y caer. Porque eso es parte de la vida: enfrentar problemas, aprender, adaptarse y resolverlos a lo largo del tiempo. Esto es lo que finalmente nos moldea en la persona en la que nos convertimos. Cuando te encuentres aislado en un capullo y no puedas salir de la oscuridad, recuerda que este es un lugar similar al lugar al que van las orugas para que les crezcan las alas. El hecho de que hoy sea un día terrible no significa que mañana no pueda ser el mejor día de tu vida. Sólo tienes que llegar allí.

El fracaso es malo. – A veces hay que fallar cien veces para tener éxito. Y no importa cuántos errores cometas o cuán lento progreses, todavía estás muy por delante de todos los que no lo intentan. Así que no te obsesiones tanto con un intento fallido que pierda la oportunidad de muchos más. Todas tus ideas que no funcionan son simplemente peldaños en tu camino hacia la única idea que sí funciona. Y recuerda, el fracaso no es caer; el fracaso es quedarse abajo cuando tienes la opción de volver a levantarte y ¡recuperarte siempre! A menudo, las cosas buenas se desmoronan para que las cosas mejores puedan unirse.

Grandes cosas vendrán a mí con facilidad. – De varias maneras, somos quienes elegimos ser. Nadie va a venir a salvarte, tienes que salvarte a ti mismo. Nadie te va a dar nada, tienes que salir y ganártelo. Nadie sabe lo que quieres excepto tú. Y nadie se arrepentirá tanto como tú si no lo consigues. Así que nunca dejes la llave de tu felicidad en el bolsillo de otra persona, y no esperes que alguien más construya tu vida por ti. Sé la arquitecta o el arquitecto y guardián de tu propio camino. Y recuerda que cuanto más te responsabilices de tu pasado y presente, más podrás crear el futuro que buscas.

Mi pasado es indicativo de mi futuro. – En algún momento, todos hemos cometido errores, nos han pisoteado, usado y olvidado. Hemos dejado que la gente se aproveche de nosotros y hemos aceptado mucho menos de lo que merecemos. Pero no debemos arrepentirnos de un momento de ello, porque en esos momentos hemos aprendido mucho de nuestras malas decisiones. Hemos aprendido en quién podemos confiar y en quién no. Hemos aprendido el significado de la verdadera amistad. Hemos aprendido a saber cuándo las personas mienten y cuándo son sinceras. Hemos aprendido a ser nosotros mismos y a apreciar las personas y las cosas verdaderamente grandiosas en nuestras vidas a medida que llegan. Y aunque hay algunas cosas que nunca podremos recuperar y personas que nunca se arrepentirán, ahora lo sabemos mejor para la próxima vez.

No necesito conocer a nadie nuevo. – Suena duro, pero no puedes mantener a todos los amigos que has hecho. Las personas y las prioridades cambian. A medida que algunas relaciones se desvanecen, otras crecerán. Aprecia la posibilidad de nuevas relaciones a medida que dejas de lado las viejas que ya no funcionan. Confía en tu juicio también. Adopta nuevas relaciones, sabiendo que estás entrando en un territorio desconocido. Prepárate para aprender, prepárate para un desafío y prepárate para conocer a alguien que podría cambiar tu vida para siempre.

No puedo vivir sin los que se han ido. – Si alguien llega a tu vida y tiene un impacto positivo en ti, pero por alguna razón no puede quedarse, haz tu mejor esfuerzo para no resistirte a esta evolución. Agradece que tus caminos se hayan cruzado y que de alguna manera te hayan hecho feliz, aunque haya sido por poco tiempo. Vida es cambio. La gente realmente va y viene. Algunos regresan, otros no, y eso está bien. Y solo porque una persona se vaya, no significa que debas olvidarte de todos los demás que todavía están a tu lado. Continúa apreciando lo que tienes y sonríe por los recuerdos.

No estoy listo porque todavía no soy lo suficientemente bueno. – Nadie se siente 100% listo cuando surge una oportunidad. Porque la mayoría de las grandes oportunidades en la vida nos obligan a crecer más allá de nuestras zonas de confort, lo que significa que no nos sentiremos totalmente cómodos al principio. Deja de regañarte por ser un trabajo en progreso. ¡Empieza a aceptarlo! Porque ser un trabajo en progreso no significa que no seas lo suficientemente bueno hoy; significa que quieres un mañana mejor y deseas amarte a ti mismo por completo, para que puedas vivir tu vida plenamente. Significa que estás decidida o decidido a sanar tu corazón, expandir tu mente y cultivar los dones que sabes que debes compartir. ¿Estas lista o listo? Solo necesitas empezar.

Tengo demasiado que perder. – Al final no te arrepentirás de las cosas que has hecho tanto como de las cosas que no has hecho. 

Confía en mí, honestamente puedo decir que la mayoría de nosotros preferiríamos mirar hacia atrás y decir: "¡No puedo creer que hice eso!" en lugar de, "Ojalá hubiera ..." Es más fácil procesar algunos "Oh, bueno", que procesar un montón de "qué pasaría si". Es más fácil tener una vida llena de errores de los que aprendiste, en lugar de un corazón lleno de arrepentimientos y promesas vacías para ti mismo.

Saludos.
Patricion Varsariah.
Pd. - Espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el conocimiento es el único bien que crece cuanto más se comparte. Compartir, NO IMPONER, nos hace más humanos, ya que nos permite preocuparnos por el otro y no solo por uno mismo.
 

La separación del conocimiento y la ignorancia.

febrero 21, 2023


Un gran desafío de la vida, especialmente para todos los Políticos : saber lo suficiente para pensar que tienes razón, pero no saber lo suficiente para saber que estás equivocado. Estas palabras les deben recordad el valor del conocimiento y la importancia de comprender el nivel de ignorancia y qué hacer al respecto. También sirve como un recordatorio de que incluso la persona con más conocimientos tiene mucho que aprender y no debe confiar demasiado en sus habilidades. Destaca la necesidad de reconocer nuestras limitaciones y permanecer abiertos al aprendizaje y al crecimiento. Podemos llegar a ser mejores humanos y buenos políticos, cuando comprendan y aprecien la importancia del conocimiento y la humildad.

Las palabras anteriores son tanto una advertencia para aquellos políticos que creen que lo saben todo como un recordatorio de que el conocimiento es un viaje interminable.

Saber lo suficiente para pensar que tenemos razón es un activo valioso, pero también es importante ser conscientes de nuestras propias lagunas de conocimiento. Debemos reconocer cuándo no sabemos lo suficiente para saber que estamos equivocados y estar preparados para actualizar o mejorar nuestro conocimiento. Si quieres ser un verdadero buscador de la verdad, es necesario que al menos una vez en tu vida dudes, en la medida de lo posible, de todas las cosas.

El conocimiento es una herramienta poderosa. Nos da la confianza para tomar decisiones cruciales y apoyarlas. Sin embargo, hay un punto en el que esta confianza puede volverse peligrosa; cuando sabemos lo suficiente para pensar que tenemos razón, pero no lo suficiente para saber que estamos equivocados.

La separación del conocimiento y la ignorancia es un problema común en todos los políticos en muchas áreas de la vida, especialmente en lo que respecta a la experiencia. La mayoría de las veces, las personas se ven tentadas a buscar conocimientos que confirmen sus creencias mientras ignoran la información que las contradice. Esto puede conducir a una falta de comprensión y un exceso de confianza en el propio conocimiento.

Pensar como un político serio implica más que solo reaccionar con una mente abierta. Significa ser activamente de mente abierta. Requiere buscar razones por las que podrían estar equivocados, no razones por las que deben tener razón, y revisar vuestros puntos de vista en función de lo que aprenden. Es esencial cuestionar y desafiar constantemente sus creencias y buscar activamente diversas perspectivas e información para obtener una comprensión más completo y preciso de un tema.

Sobreestimar tu conocimiento es un sesgo cognitivo que puede conducir a muchos resultados negativos, como tomar malas decisiones, perder información importante e incluso perpetuar la información errónea. También puede conducir a la falta de progreso en el desarrollo personal y político. El sesgo se produce porque las personas con baja capacidad carecen de los conocimientos y habilidades necesarios para evaluar con precisión sus capacidades, lo que los lleva a sobrestimar su competencia.

Por eso es importante ser consciente de tu ignorancia y estar dispuesto a escuchar y aprender de aquellos con más experiencia en un campo en particular. Esto es especialmente cierto cuando se trata de asuntos de ciencia, medicina y otros campos en constante evolución. También vale la pena mencionar que existe un efecto opuesto llamado "síndrome del impostor", donde las personas altamente capacitadas y conocedoras subestiman sus habilidades y creen que no son tan competentes como lo son.

He aquí cómo superar el gran desafío de ser un político:

1. Busque perspectivas e información diversas: busque y considere activamente información y opiniones que difieran de las suyas, y esté abierto a la posibilidad de que sus creencias puedan estar equivocadas.
2. Cuestione sus suposiciones y sesgos: reflexione sobre sus creencias y suposiciones y trabaje activamente para identificar y desafiar cualquier prejuicio, sesgo o concepto erróneo. Y esté dispuesto a cambiar de opinión si la evidencia o el razonamiento nuevos y mejorados contradicen sus creencias actuales.
3. Participe en el pensamiento crítico: evalúe cuidadosamente la credibilidad y la relevancia de la información que encuentre, y sea escéptico con la información que confirme las creencias existentes.
4. Busque evidencia que no lo confirme: haga un esfuerzo deliberado para buscar información que contradiga sus creencias y considere cómo esa información podría cambiar su punto de vista sobre el tema.
5. Rodéese de personas que tengan diferentes perspectivas: busque personas con diversos antecedentes, experiencias y perspectivas, y participe activamente con ellas en discusiones y debates.
6. Fomente la crítica constructiva: acepte los desafíos a sus ideas y opiniones, y busque activamente comentarios que lo ayuden a identificar y corregir cualquier sesgo o concepto erróneo.
7. Practica la humildad: reconoce que no lo sabes todo y que siempre hay más que aprender. Esté abierto a nueva información y perspectivas, y esté dispuesto a cambiar de opinión a la luz de nueva evidencia.
8. Da un paso atrás: cuando estés en una situación en la que estés discutiendo un tema con alguien y sientas que te pones a la defensiva o te atrincheras en tu posición, da un paso atrás y trata de entender su perspectiva antes de responder.

Es importante tener en cuenta que superar el sesgo cognitivo es un proceso continuo; superar las deficiencias humanas requiere tiempo y esfuerzo. Y también es importante ser consciente de que no es fácil cambiar las creencias arraigadas, pero se puede lograr con un esfuerzo constante y una mente curiosa. Pero al ser consciente del sesgo y trabajar activamente para contrarrestarlo, es posible mejorar la comprensión y la capacidad de toma de decisiones.

Saludos.

Patricio Varsariah.
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El embeleso del poder.

febrero 16, 2023



El poder es la más adictiva de las drogas, te enerva como el consumo de la cocaína y te da una apariencia de claridad y seguridad, que tan sólo barre bajo la alfombra tus inseguridades y miedos. Te hace alucinar, como una sobredosis de LSD, y te crees con la capacidad de doblegar cualquier obstáculo, sin importarte el daño que causas. Te endulza la realidad, como si el humo de la marihuana, o el hachís, dulcificara el agrio sabor de su desempeño. Te envalentona como el abuso del alcohol, y falsifica bajo su vértigo el pánico al desprecio ajeno o propio. No hay droga con mayor dependencia que el poder. Tan sólo probarlo y el hambre de ese deseo, siempre insatisfecho, de dominio, nunca se alejará de tu voluntad, por mucho que tu corazón, o los restos acorralados de tu conciencia clamen en su contra.

Siempre quieres más, rara vez uno se conforma con el poder que ya tiene. El miedo configura tu desempeño; miedo a perderlo, miedo a que te consideren débil, miedo a ser lo que en verdad eres, no esa deformada imagen que has creado para subyugar. Miedo a mirar atrás y ver los cadáveres que ha alumbrado tu camino, miedo a que los esqueletos que pisas remuevan lo que te queda de conciencia, miedo a las víctimas que habrán de alumbrar tu ascenso, y que su voluntad pueda con la tuya. El camino de los poderosos es un camino lleno de dagas, de venenos que tarde o temprano te alcanzaran, quieras o no. 

Pero el poder también es una prisión. Te aísla, crea una burbuja a tu alrededor, tan sólo traspasada por aquellos que consideras demasiado débiles para arrebatarte cualquier gramo de poder. Una lujosa prisión que confunde amistad con sumisión o interés, que confunde amor con dependencia, que trastoca cualquier lealtad al albur de las migajas que puedas desprender para mantenerla. Cierto es, que ese es un camino que lleva en el mejor de los casos a la mediocridad, y en el peor a tu autodestrucción. 

Pero al poder le da igual, porque, aunque tu creas que te pertenece, es todo lo contrario. Una vez que se ha servido de ti, no le importara sustituirte por alguien que no haya perdido el filo, que mantenga esa ansia de dominio que arrebata tu fuerza vital. Puede que, dado su cruel sentido del humor, incluso vuelva en contra de ti todas aquellas herramientas que utilizaste para adquirirlo. 

Es posible que en tu naturaleza se encuentre el ansía del poder por el poder, o puede que tan sólo lo desees como instrumento de cambio, con las mejores intenciones, con la mayor honestidad. Para transformar esa realidad tan dolorosa que te hizo acreedor de grandes ideales. Pero al final, como una enfermedad que va poco a poco aletargando tus sentidos, termina por sutilmente cambiarte a ti primero. 

Sigues jurando y prometiendo que todo lo haces por los demás, pero como un lobo obsesiono ya tan sólo ves a los demás como el medio de obtener tu dosis de gloria.  El éxtasis del poder, que te hace creer que eres el eje central, indispensable en una misión para salvar a los demás, sin darte apenas cuenta, que lo único que está en juego es tu conciencia.

El poder está en tu alrededor desde que tenías razón de ser, tentándote con sus largos brazos, con sus dulces cantos, desde que aprendiste el dominio y la satisfacción que nos da controlar a través de la fuerza, o la sutileza, los deseos propios y ajenos. 

El poder es el amor al caos de esos políticos, aspirantes a tiranos, dictadores o amos. Las situaciones de desorden e inseguridad, provocadas o alimentadas por ellos mismos, les permiten situarse como única salvaguardia ante el caos. Lo que puedo definirlo como el fraude de la protección, al ofrecerse el tirano, dictador o cacique como salvaguardia ante sus protegidos del caos e inseguridad que el mismo ha provocado. 

En el ascenso al poder tan sólo hay dos alternativas; o acaricias y sometes con prebendas a aquellos que pueden oponerse y que te facilitan el camino, o los destruyes totalmente, sin piedad, de manera colosal y fulminante. 

Y eso ha de ser así, porque has de destruirles de tal manera que no sea posible la venganza, y porque el conflicto tan sólo ha de durar el tiempo que necesites para debilitar al adversario y preparar su destrucción. 

Políticamente, es la capacidad efectiva de dominio, de ejercer autoridad bajo pena de sanción. Pero el poder también es una ilusión, a veces no es tan importante la capacidad real de castigo al infractor de tus deseos de dominio, como hacerle creer que eso es posible. ¿Cómo si no explicar la mentalidad de rebaño que domina a la mayoría de los oprimidos? 

La resistencia a resistir al abuso de aquellos que no tienen más poder real que el que le otorgamos con nuestra pasividad, o al vendernos por cualquier hueso que arrojan a nuestros pies, como si fuéramos cachorros amaestrados. ¿Cómo explicar nuestra vana resistencia a la corrupción que ante nuestros ojos desmantela cualquier apariencia de igualdad y equilibrio a través de las leyes que para ello nos hemos dado? 

Quizá en parte por el miedo a ser pisoteados por aquellos que campan aparentemente inmunes a las leyes comunes, quizá por esa parte que se dejó seducir por el abusón que todos tenemos dentro, que ansía ser lobo y no cordero, y sentimos envidia de aquellos que se han despojado de cualquier lazo moral, o quizá, sencillamente porque nos conformamos con las migajas que nos arrojan.

Lo cierto es, que no puedes ignorarlo. Tan indiscutible es la probabilidad de ser corrompido por el poder, como la certeza de ser destruido si no lo tienes en cuenta. 

Atrapados en un juego diabólico, nos enseñan desde niños a ser víctimas o verdugos. A aceptar que siempre hay quien gana y siempre quien pierde, y que el silencio ante este perverso juego es la única solución, pues el lamento tan sólo lleva a la desesperación, y la desesperación te convierte en un bufón al que no sólo ignoran los débiles, sino que aquellos que abusan, utilizan como diversión o distracción para los suyos. Despreciándote, como un elefante haría con una hormiga a la que pisa sin notar su existencia. 

El poder no está tan sólo en la política, por mucho que sea allí donde su crudeza más se manifiesta. Se encuentra en todos los ámbitos de nuestra vida; en nuestras relaciones de pareja, con nuestros amigos, en nuestros trabajos, en nuestra familia, en nuestro ocio, en la escuela. Todo lo impregna, porque es parte de nuestra naturaleza, pero también lo son otros instintos. Elegir uno u otro, cada día, en cada momento, siempre vigilantes, es lo que determinará qué naturaleza prevalecerá. O bien dejamos que la fiebre del poder se apodere de nosotros, y así trataras a las personas como objetos, como medio para satisfacer tus fines. 

Actuando con el egoísmo de que  poder conseguir algo, o alguien, te da derecho a hacerlo, sin importar las consecuencias, utilizando a las personas como peones de tu juego privado, siempre jugando con las cartas marcadas, no es porque seas un miserable, que también, sino porque en el fondo, tienes miedo de no valer nada, de ser una cáscara vacía, de sólo ser apreciado por tus mentiras, de ser despreciado si te muestras como eres, pero al final, toda mascara cae, todo telón baja , y tú descubres que todo ese esfuerzo fue en vano, que tus éxitos son cenizas al viento, y entonces, es cuando de verdad, descubres el precio de tu egoísmo.

O bien, optamos, por lo contrario; cultivar a cada instante esas ideas capaces de corroer por dentro las obsesiones del poder, como un gusano a una manzana. Cultivar esos sentimientos que purguen el amor y la amistad de cualquier instinto de dominación. Cultivar esos sueños que alimentan la generosidad del compartir y no el instinto de guardar para nosotros todo lo poseído y de arrebatar a los demás sus posesiones. 

Cultivar, cada día, los deseos que alienten la alegría y la creatividad construida en común. Cultivar cada noche, las pasiones, que arañen y corroan nuestras pesadillas, que desnuden nuestras inseguridades, y muestren sin maquillajes el rostro de nuestra inocencia, aún posible.

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Patricio Varsariah.
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Hemos transformado gran parte de nuestra intimidad en mercancía pública.

febrero 10, 2023


Cuando lo privado se convierte en parte de lo público, dejas de tener control sobre ello, es una mercancía más que se privatiza, pertenece al mercado, no a ti. El agua derramada no puede recogerse, y tu vida vendida a trozos tampoco. Gente extraña se enriquece con lo más preciado que hay en ti, tu esfera personal. No hay derecho a nuestra confidencialidad. Y eso ha repercutido en la vida de ciudadanos medios y de famosos casi por igual. 

Antaño existía un acuerdo tácito en los medios de comunicación sobre lo que podía compartirse y lo que no acerca de aquellos personajes con exposición pública. Existían debates éticos sobre hasta qué punto era legítimo dar información sobre una persona que atañía únicamente a su esfera privada. 

Hoy no hay debate, si se puede explotar la noticia para ganar dinero se hace. Se ha perdido la vergüenza propia y ajena. De la ética profesional mejor no hablar. Todo por el “interés público”. Podemos consolarnos pensando que eso únicamente afecta al famoso o al aspirante a famoso, pero la mal denominada democratización de las redes sociales si algo ha mostrado, es que, hasta el más común de los mortales, una vez que ha expuesto públicamente su vida, corre el riesgo de ser sometido a algún tipo de acoso virtual. 

Si todo se vende y se compra, ya no existe lo privado y los limites se han desdibujado hasta hacerlos irreconocibles. ¿Por qué no aprovecharse sin importar ni el daño ni las consecuencias? Si todo deviene en espectáculo, no debemos extrañarnos que nosotros mismos podamos terminar convertidos no solo en espectadores, sino en víctimas de escarnio público en cualquier e inesperado momento.

En tiempos pasados la amistad y el amor se veían reforzados por la confianza que suponía dar acceso a una parte de tu intimidad, de tu privacidad, a un selecto grupo de personas. Así se construían relaciones, jerárquicamente determinadas por la confianza. Si esa confianza se quebraba, esa persona perdía acceso a esa intimidad. Hoy día la intimidad queda tan desdibujada, que lo mismo ha sucedido con la amistad o el amor. Consideramos tener a derecho a la amistad, y por tanto acceso a esa esfera de privacidad, a personas virtuales, con las que nunca hemos tenido trato, ni confianza, pero como compartíamos imágenes personales, gustos, juegos, o lo que sea con ellos, creemos que tenemos derecho a que nos correspondan de la misma manera. Es un juego perverso de equívocos auspiciado por una pésima lectura de lo que supone convertir lo privado en público.

Y no hay peor pesadilla que despertarte un día y darte cuenta de que casi nada de lo que importa en tu vida es real, y lo que es real, lo has vendido a empresas a las que importas bien poco, salvo su obtención de beneficios.

El mundo ha cambiado en las últimas décadas de manera extraordinaria. Nunca, en ninguna de las revoluciones tecnológicas previas que ha vivido la humanidad el cambio se había acelerado de tal manera, que en apenas una década una generación pueda quedar desfasada de la siguiente. 

Nadie está a salvo del descontrol tecnológico que estamos viviendo, ante el cual ni estamos preparados, ni conocemos las consecuencias.  Y lo que es peor, no es que el común de los mortales no entendamos nada o controlemos lo más mínimo, es que aquellos poderes públicos que deberían velar por mantener el control se encuentran tan desconcertados, que han perdido la capacidad de anticiparse a las empresas que se aprovechan. Las instituciones públicas se ven desbordadas y sin herramientas para reaccionar. 

No hay nada más estúpido que tratar de resolver un problema de comunicación con un programa informático que efectúa automáticamente tareas reiterativas mediante Internet a través de una cadena de comandos o funciones autónomas previas para asignar un rol establecido; y que posee capacidad de interacción, cambiando de estado para responder a un estímulo, ya sea para solventar un problema con el banco, de salud, o de cualquier tipo, pero ahí estamos, encantados con los sucedáneos del trato humano que nos venden como un logro que cambiará nuestra vida radicalmente. 

Tan extraña resulta la experiencia de que una persona, un ser de carne y hueso, comprensivamente escuche tus problemas, tus necesidades, sea para pedir una cita en el medico, sea para resolver tus dudas sobre cómo pagar un impuesto o arreglar una avería, que casi lloramos de alegría al saber que hay alguien real al otro lado de la línea.

Numerosos han sido los cambios culturales que el desborde tecnológico ha provocado, pero uno de los más preocupantes, tanto por sus consecuencias, como por la tácita aceptación que hemos hecho como sociedad, es la absorción de la esfera de lo privado por empresas que tratan de aprovechar cada pequeño deseo, rincón, anhelo, experiencias o espacios de tu vida. Pretender hoy día mantener un atisbo de privacidad es tarea hercúlea, a no ser que te conviertas en una especie de paria social que renuncia a las regalías que ofrece nuestra permanente exposición pública. 

Ni en lo laboral, ni en lo personal, ni en lo social, se ve con buenos ojos a quien decide mantener su intimidad en el espacio reservado que tan adecuado resultaba hasta hace bien poco tiempo. Resulta sospechoso que no tengas redes sociales. Antes compartías con tus amistades más íntimas tus deseos, expectativas, miedos, hoy día si no te expones, si mientras más gente mejor no tiene acceso a tus gustos, a tus dramas, a tus alegrías, no eres virtual, ni realmente, nadie de interés. Un rarito.

Lo privado siempre se ha entendido como el ámbito propio de cada cual, mientras que lo público era aquel espacio social compartido. Las fronteras estaban meridianamente claras, y únicamente, y a regañadientes, permitíamos que el Estado tuviera bajo estrictos controles acceso a esa esfera personal. 

Hoy día cualquiera de los conglomerados empresariales que dominan y abanderan la transformación tecnológica, poseen información personal acerca de cada uno de nosotros que haría palidecer de envidia a la que antaño poseía cualquier tirano totalitario. Estas opacas compañías saben más de cualquiera de nosotros que un Estado democrático. Se adelantan a los controles democráticos, aprovechan argucias legales. Los conglomerados tecnológicos burlan a los Estados democráticos lastrados por la burocracia jurídica, y la imposibilidad de ponerse de acuerdo las potencias mundiales, en un campo, el de los avances tecnológicos, que se ha convertido en un nuevo escenario de conflicto geopolítico.

Pongo como conclusión a este escrito lo que implica hacer depender toda tu vida del uso, personal, profesional, en ocio, trabajo, amores y desamores, de un simple móvil, que se usa para casi todo, salvo para lo que se debería hacer; hablar voz a voz con aquellas personas queridas con las que por una circunstancia u otra no podemos hacerlo cara a cara. Que el móvil sea todo para ti, significa que rara vez puedas desconectar de todas esas redes que tan falsamente has convertido en reales. Todo el día y toda la noche expones tu vida a ellas. No hay límites, y la voracidad de los metaversos y similares lo que pretenden es ir cada vez más allá. 

Todo se desdibuja, nada real permanece. Los sueños virtuales terminarán por convertirse en edulcoradas realidades, mientras la amarga realidad se desdibujará. Lo que no se nos dice es que donde hay sueños, hay pesadillas. Y no hay peor pesadilla que despertarte un día y darte cuenta de que casi nada de lo que importa en tu vida es real, y lo que es real, lo has vendido a empresas a las que importas bien poco, salvo su obtención de beneficios.

Pensémonos un poco hasta qué punto queremos convertir lo privado de nuestras vidas en carne de exposición pública. Hasta qué punto es sano que lo que antes quedaba reservado a unas pocas personas de un íntimo círculo de confianza, se despedace para venderlo al mejor postor en una exposición pública, y que creas que, por estar conectado virtualmente con miles de personas, a estas personas les importas de verdad, mientras ignoras a las personas que importas y tan sólo se encuentran a un “metro” de distancia.

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Patricio Varsariah.
 

Dejarlo ir hoy

febrero 6, 2023


Mucho de lo que nos molesta hoy, algún día no importará. La capacidad de dejar ir las cosas ahora y vivir el momento puede ahorrarnos años de estrés. Nuestras preocupaciones son en su mayoría mentiras de todos modos. Aferrarse a ellos no evita que sucedan cosas malas. Y a veces aferrarnos a ellos hace que tomemos acciones que empeoran las cosas que si los hubiéramos dejado ir.

¿Cuánto tiempo estás realmente dispuesto a dedicar a tus preocupaciones? ¿Y de verdad crees que pensar en ellos hará que desaparezcan? ¿Mejorará la calidad de tu vida? ¿Puedes dejar ir y ser agradecido en su lugar?

La Ley de Murphy dice que cualquier cosa que pueda salir mal, saldrá mal. Pero no todo a la vez, y no todo dentro de su tiempo de vida. Algunas cosas saldrán mal y no podemos hacer nada al respecto, pero también es cierto que muchas cosas saldrán bien. Incluso cosas que no organizamos.

Algunos de ellos ya han sucedido, incluido el hecho de que estamos vivos en primer lugar. O el hecho de que puedes leer estas palabras ahora mismo. Hubo un tiempo en que la palabra escrita no existía y hubo un tiempo después de que existiera que pocas personas podían leerla. Eres uno de los pocos afortunados en la historia humana que puede hacerlo. Y no saliste del vientre de tu madre pensando en leer. Otras personas que vivieron antes que tú ya habían establecido un sistema educativo para que lo aprendieras. No fue obra tuya. Como tantas otras cosas.

Aprende a soltar, no para que puedas hacer menos, sino para que puedas ser más. No somos completamente nosotros mismos si no sabemos cómo dejar ir. No te pongas en una cinta de correr, aprende a sentarte en silencio. 

Ocúpese de lo que es ahora, deje que después sea después.

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Patricio Varsariah.

 

Ejercer nuestro derecho a pensar.

enero 31, 2023


El derecho a pensar es un enfoque proactivo e inquisitivo de la vida. Toda persona tiene derecho a pensar, decidir, formarse y opinar y elegir su propio camino.

Este derecho a veces es puesto a prueba por influencias externas, como la familia, los amigos, la sociedad y los medios de comunicación. Puede ser difícil defenderse y reservar su derecho a pensar en el mundo moderno. Manteniéndose firme y reservándose su derecho a pensar, puede tomar decisiones que sean fieles a usted mismo y que, en última instancia, lo conducirán a su felicidad.

Mi compromiso con el aprendizaje y la enseñanza, mi coraje inquebrantable frente a la adversidad y mi inquebrantable dedicación a mis creencias son recordatorios de la importancia del pensamiento independiente, que me han enseñado a que hay que reservar el derecho a pensar, porque incluso pensar mal es mejor que no pensar en absoluto, destacando la importancia de la libertad intelectual y la necesidad de pensar por uno mismo.

El poder del pensamiento individual conduce al progreso, de la creatividad y la libertad intelectual. es especialmente relevante en el mundo moderno, donde es muy fácil quedar atrapado en el ruido y olvidarse de pensar por nosotros mismos.

La mente no es un recipiente para llenar, sino un fuego para encender. Nos debemos a nosotros mismos comprometernos con nuestros pensamientos y ser capaces de pensar de manera crítica e independiente. Todos tenemos derecho a pensar y que es esencial usar nuestra mente para buscar el conocimiento, desafiar el statu quo y exigir más de nosotros mismos.

Los librepensadores son aquellos que están dispuestos a usar su mente sin prejuicios y sin temor a comprender cosas que chocan con sus propias costumbres, privilegios o creencias. El derecho a pensar es un enfoque proactivo e inquisitivo de la vida. Ser uno mismo en un mundo que está constantemente tratando de convertirte en otra cosa es el mayor logro en la vida.

Ejercer nuestro derecho a pensar, formar nuestras propias opiniones y tomar decisiones independientes en lugar de depender únicamente de las opiniones de los demás consigue ampliar nuestras perspectivas en la vida. También mejoran nuestra comprensión del mundo que nos rodea y aumenta el autoconocimiento.

Perfeccionar y dominar el pensamiento independiente consigue guiar nuestras decisiones, dar forma a nuestros valores y creencias, y brinda la confianza para crear nuestra identidad única. También nos permite expresarte libremente y sin temor a ser juzgado. Logra brindarnos claridad y comprensión del mundo que nos rodea y abrirnos a nuevas posibilidades.

La vida es crecimiento, y cuanto más viajamos, más verdad podemos entender. Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que están más allá. El derecho a pensar consigue moldear la forma en que interactuamos con los demás, brindándonos una perspectiva única sobre cualquier situación.

La sociedad tiene una forma de presionar a las personas para que se conformen, pero es importante recordar que tienes derecho a pensar. Todos debemos reservarnos el derecho de pensar por nosotros mismos y no sentirnos obligados a seguir a la multitud. Pensar por uno mismo es una habilidad valiosa que logra ayudarnos a tomar mejores decisiones en la vida. Nos permite desarrollar nuestros valores, creencias y opiniones y formar nuestros propios juicios. También nos ayuda a ser más independientes y autosuficientes.

Para vivir verdaderamente una vida auténtica, es esencial poder pensar de forma independiente y formar nuestras propias opiniones. No hay que tener miedo de pensar por nosotros mismos. Desarrollar nuestros propios pensamientos y opiniones nos permiten confiar en nosotros mismo y en nuestras decisiones.

Responsabilidad hacia uno mismo significa negarse a permitir que otros piensen, hablen y nombren por nosotros; significa aprender a respetar y usar nuestros propios cerebros e instintos. Al ejercer nuestro derecho a pensar, podemos volvernos más conscientes de nuestras propias creencias y valores y construir una vida más plena.

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Patricio Varsariah.
 

La libertad no es solo un estado del ser, sino un proceso.

enero 27, 2023


La verdadera libertad no se trata solo de ser física o legalmente libre, sino de estar libre de restricciones internas como el miedo, la ansiedad y las creencias limitantes. También es la capacidad de vivir de manera auténtica y en consonancia con tus objetivos sin que te detengan las expectativas sociales o las limitaciones autoimpuestas. Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo. Debemos tomar el control de nuestras vidas si alguna vez esperamos ser verdaderamente libres.

La libertad no es un privilegio sino un derecho; lograrlo es una meta que vale la pena. Cuando descubras la verdadera libertad, te liberarás de lo mundano y vivirás la vida en tus propios términos.

Muchas personas luchan por alcanzar la libertad. Con demasiada frecuencia, se encuentran definidos por sus circunstancias y se sienten limitados por las expectativas de la sociedad, la familia y los compañeros. Sin embargo, cuando miramos más allá de nuestra situación actual y nos enfocamos en la libertad como una meta valiosa, podemos liberarnos de todas las limitaciones que nos retienen.

La libertad no se trata solo de la capacidad de hacer lo que queremos, cuando queremos, sino también de la capacidad de vivir nuestras vidas según nuestros valores, creencias y objetivos. Todos podemos encontrar nuestros propios caminos únicos hacia la libertad; cuando lo hagamos, encontraremos que la vida es mucho más satisfactoria y significativa.

Estar libre de las limitaciones de la sociedad, nuestras propias dudas personales y las expectativas de los demás es estar verdaderamente liberado y vivir la vida al máximo. La libertad no es solo un estado de ser, sino una forma de vida que nos permite explorar las profundidades de nuestro ser y los límites de nuestro potencial.

Con la libertad viene la responsabilidad y la oportunidad de tomar nuestras propias decisiones, y es esta libertad la que nos permite convertirnos en nosotros mismos. La búsqueda de la libertad es una meta valiosa en la vida, ya que conduce al crecimiento personal y a una mejor comprensión del mundo que nos rodea.

La verdadera libertad proviene de aceptar y comprender las cosas que están bajo nuestro control y las que no. Muchas veces no podemos controlar los eventos externos, pero podemos controlar nuestros pensamientos y reacciones. Al desapegarnos de los acontecimientos externos y centrarnos en nuestro propio estado mental interior, podemos mantener una sensación de paz interior y tranquilidad, independientemente de lo que suceda a nuestro alrededor.

La libertad es el único objetivo digno en la vida. Se gana haciendo caso omiso de las cosas que están fuera de nuestro control. Tenemos control sobre nuestros propios pensamientos, acciones y reacciones, pero no sobre los eventos externos. Ya sea que se trate de una promoción laboral, el mercado de valores o incluso las opiniones de los demás, nuestro enfoque en estos factores externos puede dificultar el mantenimiento de una sensación de control.

Al reconocer las cosas que podemos controlar y centrarnos en ellas, podemos obtener una sensación de libertad y empoderamiento. Si bien puede ser un desafío dejar de lado nuestro apego a las cosas que están fuera de nuestro control, a menudo es necesario para nuestro propio bienestar.

Cuando nos enfocamos en las cosas que están bajo nuestro control, tomamos posesión de nuestras propias vidas y tomamos decisiones conscientes sobre la dirección que queremos que tomen nuestras vidas. Nos permite vivir con propósito e intención en lugar de sentir que fuerzas externas nos están arrastrando. 

Cuanto más valoramos las cosas que están fuera de nuestro control, menos control tenemos. Nuestro enfoque debe estar en las cosas que están bajo nuestro control, como nuestra actitud, acciones y mentalidad. Cuando nos enfocamos en las cosas que podemos controlar, podemos aprovechar al máximo nuestras vidas y encontrar paz mental.

Solo hay un camino a la felicidad y es dejar de preocuparse por cosas que están más allá del poder o de nuestra voluntad.

Es importante también, la autoconciencia y la atención plena para lograr la libertad, porque al monitorear y examinar constantemente nuestros pensamientos, emociones y acciones, podremos comprendernos mejor a nosotros mismos y nuestro lugar en el mundo.

Al comprender nuestros valores, emociones y motivaciones, podemos equiparnos mejor para encontrar la libertad y la alegría que provienen de controlar nuestras propias vidas. La verdadera libertad se encuentra en la capacidad de separarse de los eventos externos y concentrarse en el estado mental interno. Ser un maestro de uno mismo es ser capaz de controlar sus reacciones a los eventos externos y ser capaz de mantener una sensación de paz interior y tranquilidad incluso frente a la adversidad.

Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo. Un hombre debe vivir de tal manera que su felicidad dependa lo menos posible de las cosas externas.  Para ser libres, también debemos practicar la aceptación y dejar ir las cosas que están fuera de nuestro control. Dominarte a ti mismo es clave para la libertad personal.

En resumen, la libertad no es solo un estado del ser, sino un proceso, algo por lo que siempre puedes luchar y seguir trabajando. No es un destino sino un viaje que continúas haciendo.

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Patricio Varsariah.
 

Cada uno tenemos una manera diferente de afrontar el dolor.

enero 24, 2023

Desde tiempos inmemoriales la sabiduría nos muestra el camino a la pregunta: Cómo podemos afrontar el dolor, el sufrimiento, que forma parte de nuestra vida, desde que inhalamos el primer oxigeno que poco a poco nos va desgastando, hasta nuestro descanso final, es, quizá, la principal pregunta que han tratado de responder los sabios desde el principio de los tiempos. Sea dolor físico, sea dolor emocional, sea dolor espiritual o existencial, según nuestras creencias, da igual. 

La manera en la que afrontemos el dolor decidirá la manera en la que decidimos vivir, al igual que condicionará extraordinariamente aquello que consideramos placer o goce, pues sin comprender qué es el dolor, el sufrimiento y la angustia que se derivan de su experiencia, difícilmente seremos capaces de comprender qué es el goce, el placer o el disfrute. 

Cada uno tenemos una manera diferente de afrontar el dolor, y no me atrevería a decir cuál es la más apropiada. Quizá ninguna lo sea, o lo sean todas

La experiencia del dolor define nuestra vida de manera más significativa que el placer, y probablemente marca inexorablemente nuestro destino. De ahí la importancia de cómo afrontarlo, pues de ello dependerá también nuestra propia felicidad o al menos aprender a no renunciar a ella, por miedo al dolor que hemos de sufrir, o por la angustia del dolor que ya experimentamos. 

El dolor es la sustancia de la vida y la raíz de la personalidad. Todo queda definido por esa experiencia: El dolor nos dice que existimos, el dolor nos dice que existen aquellos que amamos, el dolor nos dice que existe el mundo en el que vivimos. Poco más y poco menos. Seamos tan trágicamente existencialistas o no, ante la plenitud del dolor en cada aliento que exhalamos, su presencia es incontestable.

En una Era en la que combatimos el dolor; físico, emocional y existencial, básicamente a través de medicamentos o similares, hemos renunciado a la voluntad como primera barrera para aprender a manejar cualquier tipo de dolor. Y a la razón, como sencilla herramienta para tolerar lo tolerable y aguantar estoicamente ante lo intolerable. Qué remedio nos queda si lo pensamos racionalmente. Sin embargo, tratamos de barrerlo de nuestra existencia de la manera más rápida posible, sin darnos cuenta que esa treta puede causar más dolor a largo plazo. 

En ocasiones, la receta sería tan sencilla como dejar que la huella del tiempo borre las heridas que nos duelen, pero nuestra natural impaciencia nos corta de raíz esa medicina natural. No hay dolor que se resista al desgaste de las laceraciones del tiempo. Y si lo hay, tal, ese dolor acabará con nosotros debido a su insostenibilidad. Por tanto, más nos vale aprender que si no acaba con nosotros, sea físico o emocional, podemos manejarlo con mayor o menor esfuerzo, ayudados por la paciencia del tiempo, la razón y la voluntad, que tan prontamente nos abandonan ante cualquier inconveniente marcado por el dolor.

Vivir el presente no implica abandonar el pasado y olvidarlo, pero nunca debemos permitir que nos aprisione. Quien sabe del dolor, todo lo sabe. Las personas que se declaran plenamente felices no suelen saber mucho de la vida. O mienten descaradamente para ocultar la presencia del dolor en su vida, o están bendecidos por la inocencia de la ignorancia. La sabiduría comienza por la gestión del dolor, y qué aprendamos de esta experiencia tan natural al ser humano como respirar. La experiencia nos advierte que no hay mayor dolor que recordar en la miseria los tiempos felices. 

Si en el presente nos vemos atrapados por el dolor, suele ser causa de mayor angustia perdernos en aquellos momentos en los que no lo experimentábamos, como si eso evitara el dolor presente. Al igual que el temor de males futuros no puede condicionar nuestro presente, pues si suceden, ya aprenderemos a lidiar con ellos, y si nunca suceden, para qué angustiarnos y sentir dolor prontamente. Somos tan pequeños como nuestra dicha, pero somos tan grandes como nuestro dolor. 

La enseñanza está clara; nos definimos no en nuestros momentos felices o placenteros. Lo que marca nuestro verdadero ser es nuestro comportamiento ante el infortunio, ante el sufrimiento, ante el dolor, ahí es donde mostramos nuestro verdadero rostro, y donde podemos observar el verdadero rostro de la gente que amamos u odiamos. Es el dolor el que desvela todas nuestras máscaras, rara vez la felicidad.

Ni buenos ni afortunados se libran del dolor alguna vez en su vida. Su presencia, es ineludible, aunque la virtud de la bondad, real o pretendida, sea tu máscara: aunque nunca obres mal, no por ello escaparas del dolor alguna vez. Su inevitabilidad, independientemente de nuestro comportamiento o suerte, no debe hacernos ser tan pesimista como algunos afirman que la dicha no es más que un sueño, y el dolor la realidad, sino incentivarnos a aceptarlo y aprender que tenemos herramientas naturales a nuestro alcance para lidiar con el dolor cuando se nos presente, más allá de su procedencia, más allá de su durabilidad. Y esas herramientas naturales son a largo plazo mucho más efectivas que cualquier medicamento, o placer banal, que puede ayudar, pero no ser el soporte vital al que agarrarnos para lidiar con el dolor, la angustia o el sufrimiento.

La voluntad juega un papel esencial, pues el dolor no tiene existencia objetiva. El dolor depende de la representación que nos hagamos. Y por tanto de nosotros mismos. Ahora bien, te preguntaras: ¿cómo puedo ser firme ante el dolor?: 

Una vez que hemos discernido con la razón entre aquellas cosas que dependen de nosotros y aquellas que no, todo es más sencillo; dependen de nosotros nuestras opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones, nuestras aversiones, en una palabra, todas nuestras acciones. Y no dependen de nosotros el cuerpo, los bienes, la reputación, la honra; en una palabra, todo lo que no es una acción nuestra. Si tenemos clara esta distinción, y para ello tan solo nos basta la reflexión racional, es un primer paso a la sabiduría que nos enseñará como lidiar con el ineludible dolor y sufrimiento en la vida.

Un segundo paso, es tener claro qué hacer con lo que nos sucede: si sufrimos una enfermedad, o alguien querido la sufre, y por tanto nosotros también empáticamente sentimos dolor, podemos convertirnos en prisioneros de ese dolor, o no permitir que nos defina. Y ahí dependemos de nuestra voluntad. No permitir que ese dolor, esa situación nos defina, y defina aquello en lo que nos convertimos al tratar con los demás. 

Cuando la muerte llega uno ya no estay cuando uno está ella no existe. Permitir que nos aprisione, cuando existimos y ella no está, es permitir vivir enjaulados en un dolor que aún no existe. Lo inevitable no depende de nosotros, pero sí que depende cómo vivir y cómo comportarnos mientras no llega. Pronto o tarde.

Y de ahí, la tercera regla: Lo que turba a los hombres no son las cosas, sino las opiniones que se forman de ellas, es decir ellos mismos. Y el ciclo se completa, somos responsables pues de las representaciones que nos hacemos. Si nosotros somos los creadores de cómo vemos el mundo, cómo sentimos, en nuestra mano está moldear emocionalmente cada instante de nuestras representaciones, y no dejarnos llevar. 

La voluntad, la razón, el sentido común de aceptar el dolor cuando se nos presenta, sin culpar a otros de esta situación, sin amarguras innecesarias, controlando nuestras emociones, aceptando lo que está en nuestras manos cambiar y aceptando por tanto lo que no lo está, es un principio sencillo de comprender, aunque no tan sencillo de aplicar. En nuestra mano está seguir su guía o dejarnos llevar.

Finalmente, el hombre que no conoce el dolor no conoce ni la ternura de la humanidad ni la dulzura de la conmiseración. 

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Patricio Varsariah.
 

Volver a empezar implica cerrar círculos.

enero 22, 2023


Creer que tenemos el futuro en nuestras manos es un arma de doble filo: por un lado, nos da seguridad y vitalidad; por otro, puede traernos un enorme vacío. Volver a empezar implica cerrar círculos y dejarlos ir porque algo ha salido mal y puede, incluso, que duela.

Es probable que tú, como todos alguna vez, tengas la necesidad de parar en seco tu vida para darte otra oportunidad de ser feliz. Te verás dando vueltas sin rumbo por el mismo recuerdo de acontecimientos y cosas y no sabrás como salir de ahí, pero serás consciente de que tienes que hacerlo. Es así, el principio es saber que va a llevarte tu tiempo y este depende de muchos factores. 

Volver a empezar es tomar conciencia de que algo tiene que cambiar en nuestra vida y de que es necesario sanar heridas para mirar de nuevo al futuro.

El tiempo es fundamental, en las situaciones en las que nos encontramos perdidos, dado que solo así podemos reconstruir nuestros principios. Desde el primer momento en el que nos damos cuenta de que hay que volver a empezar notamos que algo ha cambiado dentro de nosotros y que no somos los mismos: es necesario reconocernos de nuevo. Saber quiénes somos después de los bloqueos emocionales que sufrimos es una obligación para construir relaciones con nuevas personas, desarrollarnos como lo que somos en cualquier ámbito de la vida o simplemente para ser felices con lo que hacemos. Justamente, no darnos el tiempo oportuno para ello es uno de los errores que más comúnmente cometemos: nos disponemos a volver a empezar cuando quizá el daño no esté reparado.

Estar preparado, como he dicho, es una obligación que lleva su tiempo. Este tiempo es muy personal y relativo: no existe una regla para ello, pues la única regla que puede haber depende del grado de pérdida interior, sufrimiento, voluntad y fuerza, entre otras cosas. 

Como personas somos diferentes y nuestra capacidad para afrontar distintas situaciones difiere de la del resto. Lo que sí es seguro es que, como todo proceso, este de volver a empezar tiene sus pautas y, de no cumplirlas, puede conducirnos a un retroceso: a veces, pensamos que estamos ya preparados para enfrentarnos a otro comienzo cuando la realidad llega y nos baña por completo. Esta es su forma de decirnos que nos equivocamos y que todavía queda mucho por avanzar.

Este proceso del que hablo, tiene sus idas y venidas y supone uno de los mayores esfuerzos que podemos hacer en nuestra vida: no mirar atrás salvo para seguir adelante es duro, aceptar algo que no entendemos es difícil, aprender a ser sin algo con lo que contábamos es desolador, ver cómo alguien se va antes de tiempo de nuestra vida puede superarnos… 

Sin embargo, volver a empezar nos enseña otras muchas cosas que en un principio no se ven y que nos hacen crecer. 

El esfuerzo que llegamos hacer cuando nos toca vivir algo así acaba por transformarse en una recompensa positiva que puede llenarnos mucho, en forma de experiencia y bienestar. Es sólo a través del trabajo y del esfuerzo doloroso, por la energía sombría y el valor resuelto, que pasamos a cosas mejores.

Finalmente, tras mucho sacrificio, nos sentiremos libres y plenos emocionalmente: sabremos lo que hemos vivido y nos quedaremos con aquello que de verdad nos es útil, habremos aprendido a vivir con lo que tenemos en el presente y podremos marcar nuestra vida en función de los nuevos principios ya reconstruidos. Volver a empezar será ya el nuevo comienzo que ha surgido del final de otra etapa más que tenía que estar ahí, pero ya no.

Lo que tenga que ser será, a su tiempo y en su momento, porque el destino es incierto y a veces simplemente los vientos no soplan a nuestro favor ni nuestras velas están por la labor de izarse a pesar de nuestro empeño. 

Dicen que las mejores cosas no se planean, que simplemente suceden y que es mejor no presionar al tiempo. Porque realmente si algo debe pasar, sucederá de todas maneras. Y si no debe hacerlo, pues no lo hará. Es simple. 

Por eso de vez en cuando es bueno no planear ni esperar, dejar de exigir razones por las que seguir avanzando por un camino que no vemos muy claro y bajarnos del mundo de las expectativas y de las programaciones.

Termino este escrito con una frase muy aplicable a nuestra realidad: "No se puede volver a empezar sin estar preparado".

Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.

Saludos.

Patricio Varsariah.
 

La vida no es una línea recta.

enero 19, 2023


Querida amiga, gracias por escribir y de verdad es como Tú dices: Uno no puede esperar cambios de las demás personas. 

Entonces, como eso no es posible, hoy a través de este escrito te convoco para que tú puedas analizar cuáles son tus limitaciones sin tener vergüenza, porque todos las tenemos, algunos quizás en mayor grado que otros, pero no existe la persona a la cual solamente le adornen virtudes o fortalezas. En algún sector o en algún área, conocida u oculta, esa persona tendrá algunas debilidades y esas debilidades las tendrá que conocer y las tendrá que transformar. 

Ahora, es posible que no te sea tan sencillo descubrir cuáles son tus zonas débiles. ¿Por qué? Por una sencilla razón: nosotros nos defendemos frente a eso. Pero, sin embargo, yo te aconsejo que no abandones tu esfuerzo por ello. Porque en el camino hacia el encuentro con lo mejor de tu persona, llegarás sin duda al borde de precipicios que no estaban en tu mapa y a la tentación de abordar atajos, con el pensamiento que quizás haya otras formas menos dolorosas o menos penosas de conocer tus dificultades. Pero… yo te aconsejo que no te dejes deslumbrar por esas posibilidades. ¿Y sabes por qué? Porque esos atajos en realidad siempre conducen a lugares ciegos, conducen a lugares sin salida, conducen a esas encrucijadas de la vida en la cual no existe luego el modo de escapar.

Entonces, piensa por un instante cuál ha sido el resultado de tratar de actuar de esa manera, buscando siempre atajos sin terminar de aceptar nunca nuestra realidad. ¿Qué es lo que has avanzado? O ¿en qué medida tu conducta trajo bienestar a tu vida? Son preguntas básicas, son preguntas nucleares, son preguntas centrales que nosotros tenemos que hacernos.

Cuantas veces nos hemos tapado los ojos para no ver una realidad que nos estaba golpeando día a día, creyendo nosotros que por alguna circunstancia esto iba a cambiar, por alguna circunstancia esto se podría modificar. Y sin embargo no es así, porque las cosas por sí solas, jamás se corrigen en la medida que nosotros no trabajamos duramente sobre, fundamentalmente, nuestra ACTITUD, frente a esos sucesos que nos tienen como protagonistas.

Entonces, recuerda por un instante, todas esas veces que tú dejaste pasar situaciones que no eran para dejar pasar, con el pensamiento de que por sí solas, o por gracia de la magia, esto iba a cambiar, con lo cual tu vida iba a ser mejor. El tiempo pasó, hoy puedes mirar retrospectivamente aquellas debilidades, en definitiva, que pudiste tener y te das cuenta de que nada cambió y que únicamente las cosas pueden cambiar en la medida que tú te lo propongas y en la medida que tú recorras esos caminos de fuego que tiene la vida de cada ser humano, para poder darte cuenta dónde están tus problemas, donde están tus limitaciones y también cuáles son los puntos más fuertes de tu vida.    

Casi todos los seres humanos, lo que buscamos, es tratar de sentirnos bien con la misma y poder alcanzar aquello que nos hemos propuesto y que aún quizás no lo hayamos podido conseguir. 

Claro que la vida no es una línea recta, claro que hay situaciones que no podemos calcular, claro que hay obstáculos que se interponen en el camino para lograr ese estado de bienestar al que todos anhelamos. Pero… una cosa es enfrentar los desafíos de la vida y otra cosa es tener conductas repetitivas de autodestrucción, que no hacen otra cosa que señalar nuestro problema de autoestima, nuestra falta de respeto por nosotros mismos y sobre todas las cosas, nuestra falta de confianza en que podemos vivir de un modo diferente.

Entonces, piensa por un momento, cuántas veces has ocupado tu tiempo en tratar de descifrar qué es lo que los demás piensan de ti o en tratar de ser como las otras personas y hacer lo que otros han hecho, presumiblemente, para que les vaya bien en la vida. 

¿Y qué significa que les vaya bien en la vida? ¿Es dinero? ¿Es fama? ¿Es éxito? ¿Cuál es el concepto que cada uno tiene acerca del equilibrio, acerca del bienestar, acerca de la calidad de vida? ¿Qué es lo que uno pretende? Y eso es lo que tú tienes que preguntarte: cuál es tu pretensión respecto a la vida. ¿Y sabes cómo llegas a una conclusión respecto a tu pretensión? 

Confrontando lo que has vivido hasta ahora, evaluando el grado de satisfacción o insatisfacción con lo que has vivido hasta el presente y confrontarlo con el diseño que tú quisieras para tu vida de aquí en adelante. Y de aquí en adelante, porque estos son los dos tiempos de la vida reales. El pasado también ha sido un tiempo real pero ya no lo, es más. Quiere decir que los dos tiempos reales son el presente y el futuro y es allí donde tú debes centrar tu fuerza y tu energía.

A veces te olvidas de que eres único y que las experiencias, que pueden haber sido satisfactorias para otras personas, quizás no necesariamente se ajustan a tus necesidades. Qué quiero decir con esto: tú asimilas esas experiencias, tratas de aplicarlas como tus propias experiencias y te das cuenta después que no es el modelo que tú necesitas para sentirte bien con la vida. 

Quizás sí le hizo bien al otro porque el otro tenía otras necesidades, otros deseos, otros requerimientos, pero mientras tanto, tratando de imitar a otros, tratando de ver cómo hicieron los demás, perdemos un tiempo precioso que tú puedes utilizar en construir tu propio camino, sin mirar a tu alrededor, pensando que los otros lo hacen mejor. CADA UNO HACE SU PROPIO CAMINO EN LA VIDA AL ANDAR....

Un abrazo.

Patricio Varsariah.
 

Dos ingredientes, esperanza por un lado y fe por otro...

enero 19, 2023



Siempre es una buena oportunidad sentarse a tomar un café con uno mismo o con alguien, pero suele suceder que a veces, por circunstancias imprevistas o que no dependen de nuestra voluntad, ese café se posterga, lo cual no invalida la importancia y el beneficio que nos otorga, el poder llegar a ese momento de poder tomar ese café con otra persona e intercambiar aquello que sentimos, aquello que pensamos, o con uno mismo para poder encontrarse con lo mejor y quizás con lo que no es tan bueno de nuestra persona, pero para poder vernos reflejados en ese espejo del alma tal como somos. 

Por eso la paciencia y la esperanza tienen que unirse para que ese momento pueda darse, cuando las condiciones personales o circunstanciales estén dadas, pero siempre con la mira puesta en que ese encuentro será positivo, en que ese encuentro será revelador, en que ese encuentro nos va a mostrar tal como somos y tal como sentimos.

Y uno se pregunta, después del café, qué es lo que uno puede esperar después de ese análisis, después de ese intercambio que uno puede hacer a través de esa magia que significa tomar el café. Y… yo creo que ese café nos puede ayudar a modificar algunas creencias y algunas actitudes mentales, hasta que uno pueda obtener por lo menos dos columnas fundamentales en las cuales apoyarse. Una que es la esperanza, que es lo que traduce el deseo de obtener algo, y sobre todo la creencia de que ese algo es posible. Y lo segundo es elaborar un concepto de fe en uno mismo. Es decir, es la creencia en nuestras propias fuerzas para poder obtener algo y el valor agregado que significa intentarlo, aun corriendo el riesgo de fracasar.

Entonces, estos dos ingredientes, esperanza por un lado y fe por otro, son dos fuerzas extremadamente poderosas que nos motivan y nos impulsan a la acción. Aparece desde lo más profundo de nuestro ser, una energía creadora y estimulante, que está basada en el reconocimiento de las personas que somos y de la decisión de apoyarnos en nosotros mismos como trampolín para lograr aquello que deseamos en la vida. Y si a esta acción nosotros  le sumamos el compromiso y la energía total, vamos a obtener finalmente cambios muy significativos en la relación que nosotros tenemos con nuestro entorno. 

Y quizás te haya pasado que hayas tenido que postergar ese café que querías tomar, una semana, dos semanas, quizás tres, y… por el otro lado te has munido quizás de la paciencia, de la tolerancia, del compromiso de tratar de que en algún momento, ese encuentro se pueda realizar. Compromiso que es la acción e interacción con los demás seres humanos y con el mundo que te rodea, agregándole la responsabilidad de tus actos y respetando tus deseos y tus necesidades, pero manteniendo también la consideración acerca de los deseos y necesidades de los demás.

Y actuar en la vida, con entrega total, significa emplear al máximo nuestras capacidades y nuestros talentos brindando lo mejor de nosotros mismos y siendo perseverantes, y yo diría, que no solamente perseverantes, sino también obstinados, en algunos aspectos, teniendo siempre en cuenta cual es nuestro objetivo final, con la convicción de que no hay duda de que hemos de llegar. Y el objetivo final primordial, es el bienestar. 

El objetivo final primordial, es sentirnos bien con nosotros mismos, en primer lugar y con la vida. Y a medida que vamos obteniendo pequeños resultados o cambios, que van sustentando ese juicio que nos merece nuestra propia persona, el valor que nos merece nuestra persona, se estimula automáticamente la confianza en nosotros mismos, o sea, que vamos a creer cada vez más en nuestras propias fuerzas a través de una acción constante y sostenida. Y esa confianza, en la medida que crece, nos va a estimular a tener una imagen o un concepto mucho más fortalecido, de cómo somos, de quienes somos y de hacia dónde vamos.

Un ser humano que se respeta a sí mismo, es capaz de tomar decisiones, es capaz de asumir la responsabilidad de su propia vida y es capaz también, de desarrollar una buena dosis de tolerancia a la frustración. Y vaya que a veces, hay momentos, en los cuales hay que poner dosis elevadas de tolerancia a la frustración, cuando algo que deseamos, cuando algo que queremos, se posterga. Y esto significa que tanto los éxitos como los fracasos, debemos aceptarlos como si fueran una moneda con un anverso y un reverso con la cual nos manejamos cotidianamente.

Y después de leer todas estas apreciaciones, yo te pregunto, si tú no estás dispuesto a asumir ese compromiso por trabajar cerca de lo que significa el mejor concepto de tu persona. El camino es largo. Muchas veces no sabemos hacia dónde dirigirnos, porque es tanta la oferta de posibilidades, que dudamos acerca de cuál es exactamente el camino. Y Bernard Shaw decía que las personas siempre culpan a las circunstancias de lo que son, y él decía “yo no creo en las circunstancias, la gente que avanza en este mundo, es la que persigue y busca las circunstancias que desea. Y cuando no las encuentra, las crea”.

Entonces una vez que hemos recorrido esos caminos del diálogo interno, una vez que hemos tomado una serie de cafés con nosotros mismos, y habiendo incursionado en lo más profundo de nuestro ser, para ver cómo somos y cómo actuamos, nos vamos a encontrar en las mejores condiciones para iniciar ese nuevo camino que nos va a llevar hacia un horizonte diferente, a un destino distinto. Una nueva identidad, una nueva persona va a emerger como consecuencia de un trabajo serio y profundo que nosotros hemos realizado para establecer, en primer lugar, una relación de simpatía y de amistad con nosotros mismos, con esa confianza y seguridad en aquellas cosas que pensamos, que decimos y que sentimos y con una capacidad de aprender a utilizar ese respeto por nuestra persona, como un instrumento para poder marcar los límites necesarios en el contacto con los demás seres humanos.

Ese respeto por uno mismo es una puerta cuyo picaporte se abre de adentro. Nosotros vamos a dejar que se aproximen aquellas personas que nosotros deseamos o entendemos que pueden hacerlo.

Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.

Saludos.

Patricio Varsariah.
 

Un enfoque lógico de la vida.

enero 19, 2023
La vida es compleja pero no complicada. Por mucho que nos gustaría pensar que todo es blanco y negro y que no hay tonos de gris, la verdad es que la vida suele ser mucho más ambigua que eso.
De hecho, es casi imposible ver todas las diferentes posibilidades en juego cuando miramos las cosas desde un punto de vista lógico.

Para muchas personas, la vida está llena de tanto ritmo que a menudo sienten que siempre están corriendo de una cosa a la siguiente. Y si bien esto no es necesariamente malo, reducir la velocidad o hacer una pausa para pensar en una forma mejor o más inteligente de avanzar tiene muchos beneficios.

La vida puede ser agitada y, en su mayor parte, es algo bueno. Pero hay momentos en los que necesitamos reducir la velocidad y encontrar formas de ser más eficientes, productivos y lógicos. Eso significa ser racional y deliberado acerca de sus acciones y elecciones sobre su yo futuro.

Hay dos formas principales de pensar: lineal y circular. El pensamiento lineal sigue una serie de pasos de la A la Z, de principio a fin. El pensamiento circular implica comenzar con un estado final y luego trabajar hacia atrás para descubrir cómo llegaste allí.

Los pensadores lineales se enfocan en los resultados que logran en su vida cotidiana, mientras que los pensadores circulares se enfocan en sus valores y metas. Determine qué forma de pensar funciona mejor para usted y utilícela constantemente a lo largo de su vida.

También puede usar ambos dependiendo del problema o circunstancia específica. Si cambias la forma en que miras las cosas, las cosas que miras cambian. En resumen, mantener una mente abierta puede ayudarlo a tomar decisiones informadas, tomar mejores decisiones a medida que avanzas en tu vida y, en última instancia, conducirte a una vida más satisfactoria.

¿Cuál es el enfoque lógico de la vida?

La lógica es una rama de la filosofía y una forma de pensar. Se utiliza para identificar la causa subyacente de un evento y para evaluar las consecuencias de esa causa.

La lógica es el proceso de pensar y responder a los desafíos de la manera más reflexiva posible. Implica hacer preguntas, evaluar información, pensar hacia adelante y hacia atrás y encontrar la mejor manera de avanzar con las menores consecuencias que cambien la vida. La vida solo puede entenderse al revés; pero hay que vivirlo hacia adelante.La forma lógica de pensar es la base sobre la cual se construyen todas las demás habilidades de pensamiento exitosas. Al pensar lógicamente, podemos entender cómo nuestras acciones afectan nuestras vidas y el mundo que nos rodea.Para usar la lógica en la vida, debe poder pensar claramente sobre sus objetivos y prioridades y los desafíos que enfrenta.

También necesita tomar decisiones lúcidas cuando las cosas se ponen difíciles y mantener la calma y la concentración en situaciones estresantes. Todas estas son habilidades importantes para cualquier persona que quiera tener éxito en cualquier campo.

La lógica es una habilidad vital que cualquier persona debe cultivar porque nos ayuda a evaluar situaciones objetivamente. Nos permite ver las cosas desde diferentes ángulos y considerar múltiples perspectivas antes de actuar. La lógica también es útil cuando tratamos de dar sentido a nuestros pensamientos y sentimientos. Una vida lógica no se trata solo de ser inteligente e inteligente. Significa ser práctico y proactivo sobre lo que sucede ahora y en el futuro. También significa tener una dirección clara en la vida.

Un enfoque lógico de la vida significa pensar de manera crítica y analítica y tomar medidas para evitar creencias o comportamientos irracionales que podrían generar remordimientos y obstáculos en el futuro.
Es como ejecutar casi todas las elecciones importantes a través de un modelo mental (marco de pensamiento) para asegurarse de que no se pierda los efectos adversos inesperados. Aplica modelos mentales (herramientas para pensar con claridad) en su carrera, relaciones, finanzas y crecimiento intelectual. Algunas personas usan modelos mentales para tomar mejores decisiones de salud y estado físico.

Solo vives una vez, pero si lo haces bien, una vez es suficiente.

El objetivo del pensamiento lógico es mantenerse en el camino correcto en la vida la mayor parte del tiempo. No hay resultados perfectos, pero tomará buenas decisiones en el futuro si piensa en sus elecciones.La lógica es una habilidad valiosa que te ayuda a tomar mejores decisiones en la vida. Piense en la lógica como un término general para muchas habilidades especializadas.

El enfoque lógico está anclado en principios para lograr su mejor vida y manejar situaciones desafiantes en la vida. La lógica es una extensión de nuestra capacidad cognitiva, lo que significa que podemos aplicar la lógica a casi cualquier problema con la práctica.

Para hacer esto, siempre debe buscar sesgos cognitivos y otras formas en que su mente puede ser engañada para tomar malas decisiones. Mantenga una mente abierta mientras navega por la vida, cuestione lo obvio y exija más de su cerebro, para que no se cierre a nuevas y mejores conclusiones, acciones o experiencias. 

La gente siempre preferirá el blanco y negro a los tonos de gris, por lo que siempre existirá la tentación de tener creencias demasiado simplificadas y tener una confianza excesiva.

La lógica es una forma poderosa de resolver problemas y tomar buenas decisiones. Esto es especialmente cierto en la vida. La vida a menudo nos lanza obstáculos que no podemos anticipar, y mucho menos planificar. Es posible que no veamos venir ciertas cosas hasta que estemos justo en medio de ellas. Ahí es donde la lógica es útil: nos ayuda a filtrar el desorden y encontrar orden en nuestras vidas. La lógica es una estrategia que puedes usar para enfrentar cualquier situación o desafío, desde frustraciones diarias hasta grandes pruebas de carácter.

Puede ayudarlo a tener éxito en cada área de su vida y carrera. La lógica es un activo valioso para todos los que quieren mejorar sus vidas y convertirse en una mejor versión de sí mismos. Las personas que llevan vidas lógicas no toman decisiones impulsivas. No viven por casualidad sino por elección.
Los médicos no te harán saludable. Los nutricionistas no te harán adelgazar. Los maestros no te harán inteligente. Los gurús no te tranquilizarán. Los mentores no te harán rico. Los entrenadores no te harán estar en forma. Al final, tienes que asumir la responsabilidad. Sálvarte a ti mismo.

En general, un enfoque lógico te ayudará a tomar la decisión correcta para casi todas las áreas de su vida y te ayudará a prepararte para las eventualidades al pensar con anticipación y planificar en consecuencia.
También lo ayudará a aceptar más los cambios que se produzcan en el camino porque no será una completa sorpresa cuando inevitablemente sucedan. 

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Saludos.

Patricio Varsariah.

 

Como subsistir a un mundo de certidumbres y verdades que parecen ser y no son.

enero 10, 2023



Necesitamos estar seguros de aquello que vemos, necesitamos estar seguros de aquello que sentimos, necesitamos estar seguros de aquello en lo que creemos. Necesitamos poseer certeza de que lo que nos cuentan es la verdad, necesitamos poseer certeza de que aquello que nos dicen sentir es verdad. 

Necesitamos tener fe y creer en políticos, profetas, sacerdotes y amantes. Necesitamos un clavo ardiendo que queme nuestras incertidumbres y nos proporcione un asidero ante tanto bamboleo de los desconciertos que se presentan en nuestra vida y en nuestra visión del mundo. 

Pero por muy triste, dramática, irónica, o patética, que sea nuestra situación, anhelando aquello que no podemos tener, no las hay. Y durante miles de años la humanidad no ha dejado de preguntarse cómo sobrevivir a un mundo de certidumbres y verdades que parecen ser y no son, y de incertidumbres y mentiras que contienen algo de certidumbre y de verdad. La búsqueda de certezas es un vacío que nunca podremos llenar y que siempre nos acompañará en nuestro deambular por el mundo.

Cómo si no explicar que hubiera aparecido sobre la faz de este planeta una especie plenamente consciente de las heridas y el desgaste del tiempo, de su furor destructor de certezas, y sin embargo, a pesar de vivir en un mundo de incertidumbres, nos agarramos como náufragos a punto de ser arrastrados a las profundidades del mar, a cualquier frágil atisbo de certeza o certidumbre que pudieran proporcionarnos; la ciencia, el arte, las religiones, las supersticiones y hasta esa cosa que hemos llamado amor y sus derivados como la amistad. 

El solo hecho de ser criaturas temporales, mareadas por el vértigo de un presente que continuamente se convierte en polvo, y de un futuro que ya desapareció antes de poder saborearlo, es síntoma de la irónica broma a la que estamos expuestos en nuestra desesperada búsqueda de certezas. Mientras el tiempo desgasta inmisericorde cualquier certeza que creíamos poseer, buscamos balbuceantes una explicación a la ausencia de ellas.

Hay cosas más ciertas que otras; la ciencia antes que la religión o la superstición. La felicidad conjugada en el recuerdo de la nostalgia de un pasado que pudo suceder así, o que nos hemos inventado para recordar una felicidad que nunca fue tal. El éxtasis de la felicidad presente que se desvanece al segundo de querer saborearlo, y otras entelequias de nuestra engañosa mente. 

Estamos seguros de querer a alguien, aunque no de dejar de quererla, como estamos relativamente seguros de que nos quieren, pero no de hasta cuándo nos querrán. Sentimientos y certezas cambian como cambiamos nosotros, y aquellos que nos rodean. Cambian como cambia el mundo, cada vez a más velocidad de vértigo. La incertidumbre es nuestra sombra existencial y tratar de deshacernos de ella es como tratar de eliminar la sombra que nos proporciona cualquier atisbo de luz. A veces desaparece momentáneamente, pero siempre está ahí como una posibilidad.

Por supuesto, existen los dogmáticos y los fanáticos, aquellos que necesitan mantener su visión del mundo y sus verdades a sangre y fuego, y no soportan a quienes les dicen que podrían no estar en lo cierto. 

Repudian a los que afirmamos que la ciencia es el arma más poderosa que poseemos, revisada críticamente por la razón, pero que no nos da nunca verdades absolutas, que las teorías científicas cambian y se adaptan a nuestros contextos históricos, pero funcionan, avanzamos en nuestro conocimiento de la realidad, siempre parcial, nunca completa. 

Tampoco es que los seres humanos seamos la obra maestra de la evolución, que como sabemos funciona a base de aciertos, errores y mucho azar, sin ninguna dirección predeterminada por mucho que nos gustase a los ateos creer en una fuerza ciega de la naturaleza que nos dirige a algún futuro paraíso como especie.

Los fanáticos, crean en un dios, en un profeta terrenal, en un líder político, o en cualquier pasión que les arrebate el sentido común, no soportan a los que dudan, a los que vacilan, a los que dan un paso adelante y otro atrás, o al lado. Tratan de que desaparezcan de la faz de la tierra. Pero esa duda, esa vacilación, es la clave que nos permite sostenernos en un mundo de incertidumbres. Nos guste o no, la mayor parte del tiempo estamos ciegos a la certeza y a la certidumbre, y necesitamos ir tanteando, paso a paso, adquiriendo mapas existenciales que nos orienten, como aquellos desprovistos de la vista, adquieren destrezas que los que poseemos visión no. 

Para sobrevivir hemos de desarrollar otras intuiciones y sentidos, que habitualmente dejamos adormilados, mientras confiamos no en nuestra razón o instintos, sino en los de los demás. Es la única manera de desafiar a los dogmas y a los fanáticos, la propia y balbuceante búsqueda de certidumbres que nos proporcionen frágiles sentidos, y de incertidumbres que nos espabilen, nos estimulen y nos permitan sonreír desafiantes y rebelarnos ante tanto desconcierto.

Hablando de desconcierto, se ha establecido que es imposible indicar simultáneamente, a voluntad y de una manera exacta, la posición y velocidad de una partícula atómica. Básicamente porque al percibirlas, al observarlas, altera el azar que es un elemento que siempre tememos en nuestras vidas, pues introduce el caos en nuestro aparente orden. Incertidumbre en nuestras aparentes certezas. ¿Por qué hemos de temer tanto que nos espabilen a través del caos y el azar? Si no fuera por esos sucesos azarosos que hacen tambalear los cimientos de nuestra apacible y estancada existencia, ¿no terminaríamos por morir de aburrimiento y extinguirnos? 

Existir es ser percibido. Enfrentarte a la percepción, y por tanto al juicio de otras personas, en tanto que entras en sus vidas, siempre produce circunstancias azarosas e impredecibles, y todo lo que creíamos certeza se escabulle por las fisuras de lo que creíamos nuestros solidos muros de creencias, sentimientos y percepciones. 

Es la indiferencia de la que nos saca el azar, cuando nos sacude, la que nos devuelve la belleza de la vida, que como toda belleza en ocasiones es aterradora, y nos paralizamos ante ella o huimos despavoridos ante la incertidumbre que nos provoca. Aun así ¿qué haríamos sin el azar y su consecuente incertidumbre, que nos desvela aquello que antes siempre se ocultaba a nuestra acomodada existencia? Si la propia física nos dice que los pilares de nuestro mundo descansan en la incertidumbre, quiénes somos nosotros, meros mortales, para contradecir tal afirmación.

La vida, y su imperfecto equipaje; nuestras circunstancias, afectos, desafectos, encuentros y desencuentros, es compleja, y debe ser simple para ser cierto. Si no es simple, probablemente no podremos descifrarlo. Al menos no del todo en los dilemas existenciales. En la vida solo tenemos certeza de que dos cosas llegarán: la muerte y los impuestos. 

Ahora bien y: ¿Cómo sobrevivir en un mundo de incertidumbres?  Muy sencillo, con la misma actitud que adopta mi gato Vito, ante un mundo que continuamente les sobresalta con sus ruidos, prisas y desconciertos, y con los extraños comportamientos de los humanos que adoptan como servidores; con resignada paciencia, con una pizca de sana curiosidad e irónica rebeldía ante las heridas del tiempo y las incertidumbres, y con cierta alegre y placentera despreocupación.

Estoy tan cansado de estar cansado. Tan seguro como el día sigue a la noche, que la mayoría de cosas de las que me preocupo, en cualquier caso, nunca suceden. Porqué preocuparse pues, lo que haya de ser, será, como me dicen las abuelas.

Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.

Saludos.

Patricio Varsariah.
 

Enfrentarse con valor a la vejez y a la enfermedad.

enero 9, 2023



En la infancia la posibilidad de convertirnos en ancianos, de que la vejez nos alcance y nos equipare a esas venerables e irritantes criaturas que nos abrazan, de manera tan frágil que parece que se van a romper, nos parece algo tan lejano como cualquier tierra incógnita a cuya orilla nunca llegaremos. En la juventud, ya conscientes de la posibilidad de tal destino, cuando nuestras fuerzas y sinos se hayan desvanecido, nos rebelamos y nos decimos que nunca llegaremos a viejos, que apuraremos hasta la última gota de nuestra vitalidad en un interminable baile de orgia de los sentidos. 

En la madurez, esa elusiva etapa que nos llega entre que abandonas la juventud y de repente te das cuenta que no falta tanto para arribar a la tierra antes incógnita, empezamos a tantear, entre balbuceos incomodos, que esa posibilidad que tan lejana veíamos, comienza a acercarse. Y de repente, un día te levantas, y el niño que aún permanece escondido en tu corazón llora por el abandono de la juventud ansiada. El joven rebelde que tanto te dio, y tanto te quitó, balbucea ante una madurez a la que nunca debió arribar. Y esa persona madura, en la que nunca creíste que llegarías a convertirte, grita sorprendida ante el incontestable hecho de la llegada de la vejez. 

Puede incluso que te hayas saltado, la etapa de la madurez y hayas pasado directamente de la adolescencia o la juventud a la vejez. A veces sucede, cuando el niño que nunca nos abandona decide resistirse a cualquier precio al ineludible destino de todo ser humano. También tenemos la opción contraria, la del amargado que, siempre pendiente de los vicios a los que acogernos para aliviar la amargura de nuestra existencia, que nos advertía que envejecer no es nada, lo terrible es seguir sintiéndose joven.

El arte de saber vivir no es sencillo, entre otras cosas porque nadie nos enseña las claves para aprender esa virtud. A nadie le importa cómo vivas mientras seas productivo e (in)útil a la sociedad. El arte de aprender a envejecer es aún más complicado, pues todo es merma, física, mental y anímica. A lo que hay que añadir la dura perdida de personas queridas, amigos, amantes, compañeras, que te habían custodiado en tu viaje, pero el destino les deparó una estación término diferente a la tuya. 

Nuestra piel va adquiriendo tonos más grises, por mucho que tratemos de trampear la aridez del tiempo en los poros del rostro. Nuestros músculos y huesos comienzan a dialogar sobre tiempos mejores en los que fantaseaban con atléticas hazañas, imaginarias o reales. Mi corazón pausa cada vez más los latidos de las pasiones que antes tanto me encendían y provocaban la maravillosa sensación que te salía del pecho. Y la belleza, esa luz que antes solo buscábamos en la superficie de las personas, comienzas a encontrarla en rincones escondidos, tras una segunda y una tercera mirada, más profundas, que indaga en lugares donde antes ni se te ocurría mirar, y si por casualidad lo hacías, los ignorabas por ser carentes de relevancia para lo que te importaba, tan solo arañar la superficial belleza de las personas.

Cuanto más se envejece más se parece la tarta de cumpleaños a un desfile de antorchas. Un desfile de antorchas que lloran por los años calcinados que nunca volverán, una procesión de recuerdos agridulces a los que ni siquiera la azucarada tarta puede endulzar. Y lo más terrible de la llegada de la vejez, acompañada por esa procesión de antorchas, es aún más que adquirir plena conciencia de tu mortalidad, el aterrador silencio que acompaña a la soledad. 

Esa plaga inmoral que acompaña a los ancianos a los que nuestra sociedad abandona y arrincona. Lo hemos visto en la pandemia. Fueron los primeros en caer en masa de manera indigna, y ahora que el resto de la sociedad festeja la salida de la pesadilla del Covid-19, ellos son los últimos en caer, sin apenas conmoción, ni lágrimas por parte de nadie. Una soledad, abandonados por familias, por toda la sociedad despreocupados por ellos, que es uno de los peores cánceres que indican lo mal que están los indicadores de salud moral de nuestras acomodadas sociedades. A nadie parece importar en exceso esa soledad a la que un gran número de ancianos se ven abocados.

Solo la fantasía permanece siempre joven; lo que no ha ocurrido jamás no envejece nunca. Quizá esa sea una de las claves para mantenerse joven, incluso disfrazado por lo ropajes de la vejez, dar siempre rienda suelta a la imaginación, dejarse llevar por esos mundos o deseos que probablemente nunca obtengamos, pero cuya solo presencia, en nuestra mente y en nuestro corazón, nos inspira a mantener esa llama que el tiempo, las circunstancias, y la aridez de otros corazones humanos siempre trata de extinguir. 

Lo mismo podría decirse de ese infante, que se queda deslumbrado ante cualquier novedad que llega a su vida, que se sorprende con cada beso y abrazo, que se esconde del dolor inmerecido, que se desborda de jolgorio y placer ante cualquier lluvia inesperada o la caída de la primera nieve. Ese niño que la sociedad y su cruel egoísmo tratan que escondamos porque ha de avergonzarnos, y, sin embargo, es otra de las claves del arte de saber envejecer. Mantener a ese niño a salvo, y nunca dejar que se desvanezca de nuestras vidas. Nunca perder su sentido de la maravilla ante los acontecimientos inesperados y felices de nuestra vida.

La clave del arte de saber envejecer es haber llevado una buena vida. Difícil premisa, pero comprensible exigencia. También la vejez fruto de una vida llevada con calma, con honor y con dignidad, es una vejez apacible y dulce. La naturaleza, los azotes de la existencia, pueden haber tratado de descarrilarme una y otra vez, pero si he resistido, si mantengo la honestidad como mi principal ancla a la vida, el adiós, cuyo preludio es la vejez, resulta más fácil. Si al mirar atrás me siento satisfecho, no de logros egoístas, sino de mi integridad y de mis aportaciones al bien común, no de las heridas que he causado, sino de las que he ayudado a remendar, entonces, y solo entonces, la plenitud de mi vida coincidirá con mi final.

La vejez nos pone límites, muchos, ¿cómo no iba a ponerlos? Pero no podemos escapar de la necesidad del tiempo que transcurre y nos desgasta. Aceptar nuestra corporalidad, y con ella nuestra mortalidad, es un principio para el arte de saber envejecer. La vejez no es solo una cuestión de nuestro cuerpo, es un estado del alma, de nuestra voluntad. Hay personas que en la plenitud y madurez de sus vidas se comportan como si la vejez les hubiera llegado antes de tiempo. Sin embargo, encontramos personas que casi alcanzan el siglo de edad y nos sorprenden por la vitalidad que desprenden, a pesar de las ineludibles carencias de la carne a la que se ven atados.

Negarse a envejecer cuando ha llegado el momento es un lastre para disfrutar de la serenidad que puede proporcionarte.  A los que no tienen ningún recurso en sí mismos para llevar una vida buena y feliz, toda edad les resulta pesada. En cambio, a los que buscan todo lo bueno en sí mismos, nada de lo que ocurra por la ley de vida les puede parecer malo. El insensible muestra su verdadera cara al enfrentarse con valor a la vejez y a la enfermedad, condiciones que suelen ir juntas. Nuestra mente ha de jugar un papel fundamental en saber envejecer. El cuerpo podrá estar debilitado, pero si otras condiciones no nos afectan a la mente, en nuestra mano está fortalecerla día a día. Si lo físico disminuye, aumentemos la fuerza que nos aporta nuestra voluntad, y esa fortaleza es una virtud que se practica con ejercicios mentales.

No permitas que la sociedad te considere un inútil por envejecer, es un error si aceptas esa falsa premisa que trata de arrinconarte al desván de los olvidos. El cuerpo con el que llegamos a nuestra vejez depende en gran parte de lo que hemos hecho en nuestra vida, por tanto, es responsabilidad nuestra, y escondernos o renegar de ella, es tan absurdo como gritar al león que se alimenta de su presa, porque la fuerza física tiene sus límites, la fortaleza mental, no. Y si no te sacude una enfermedad que te la arrebate, en tu voluntad se encuentra que esa fortaleza se erija en la principal defensa ante los achaques de la vejez. Con la llegada de la vejez debemos abandonar placeres más terrenales, que tiempo hemos tenido de disfrutarlos, y centrarnos en otros tipos de placeres que siguen estando a nuestro alcance, más sutiles, más finos, y que nunca te abandonarán mientras tu mente no lo haga. 

La mejor manera de acabar la vida es mantener la mente lúcida y todos los sentidos en plena forma, y dejar que la propia naturaleza destruya lo que ella misma creó. No hay escapatoria posible a ese epílogo a nuestra vejez; trata pues de llevar una buena vida, epítome de una buena muerte. Vivamos lo mejor posible, respiremos al ritmo de nuestro corazón, acelerado o pausado, amemos siempre que podamos, evitemos odios inútiles, disfrutemos de la amistad y los buenos placeres de la vida y evitemos dañar a otros al igual que evitemos dañarnos a nosotros mismos.

Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.

Saludos.

Patricio Varsariah.
 

Mi tiempo es escaso.

enero 7, 2023


Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.

Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces; los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.

Me he jubilado y ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.

Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.

Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos dulces en el paquete…

Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos. Que no se considere electa antes de la hora. Que no huya de sus responsabilidades. Que defienda la dignidad humana. Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.

Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.

Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas… Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.

Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.

Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan… Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido.

Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.

Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una. 

Patricio Varsariah.
 

No todos los que creemos son nuestros amigos.

enero 6, 2023


Hoy llaman amistad a lo que no suele ser más que una corta camaradería, una breve familiaridad o un vago compañerismo. La amistad (considerada en su perfección) es la unión de dos personas a través del mismo amor y respeto recíprocos. Igualmente, ridículo es el concepto de amistad derivado del uso de las redes sociales; en cualquier plataforma. No tanto por lo virtual, pensemos en aquellas personas que en tiempos pretéritos se relacionaban en la distancia a través del perdido arte de la correspondencia, construyendo amistades auténticas e imperecederas, sino por aquellos vicios que las relaciones virtuales nos provocan y que superan, desgraciadamente, a las virtudes que en potencia podríamos tener con las nuevas tecnologías.
 
Más allá de las máscaras y la falsedad con la que dibujamos un personaje virtual, algo más complicado, pero también habitual en la vida real, es la hipocresía derivada de nuestra dependencia de la atención. 

Buscamos seguidores, no amigos, buscamos correspondencia y amistad en algo que es imposible, pues en el batiburrillo acompañado por el ruido de las redes sociales es imposible la dedicación y paciencia que requiere la amistad. No confundamos seguidores con amistad. No hace bien a los que se endiosan por tener tantísimos seguidores, me gusta, Re tweets o lo que sea, y tampoco hace bien a aquellos que, por pretender seguir a alguien, creen haber encontrado un amigo. 

Podría suceder, ocasionalmente, si una semilla plantada en el vertedero virtual de las redes sociales se transformase en un atípico huerto o un pequeño jardín, pero ¿tenemos la paciencia y la voluntad para profundizar, regar y permitir que esa semilla crezca? Lo circunstancial que nos une, sobre todo si está acompañado por intereses espurios o mucho ruido emocional, difícilmente permite la amistad.  

La amistad verdadera es compartir, intercambiar, asociarse; permite hablar al otro como si fuéramos nosotros mismos; permite vivir plenamente la alegría, felicidad, y la prosperidad, porque entonces se puede vivir a dos: hace que la adversidad, la mala suerte y la maldad del mundo sean menos crueles porque podemos aligerar nuestra carga gracias a la espalda del amigo; impide el abatimiento y hace surgir la esperanza. Esta definición de “La Amistad”, debiera hacernos reflexionar sobre aquellas personas que cumplen esos requisitos en nuestra vida, y aún más importante; ¿somos nosotros capaces de cumplir esos requisitos con ellas? 

La amistad que exige este trabajo hercúleo no puede ser producto de las circunstancias, las emociones o el azar, sino del querer y la voluntad compartidas, y no es tan fácil. Si somos honestos, no habrá más personas que dedos de una mano que cumplan esos requisitos, siendo generosos, y con las que nosotros estemos dispuestos a su vez a cumplirlos.

Con la palabra amistad sucede como con todas las palabras mágicas que usamos indiscriminadamente para afirmar con potencia algo en lo que realmente no creemos, o quizá sobre lo que tenemos tantas dudas como certezas; llámese amor, amistad o sus contrarios, enemistad u odio. Tendemos a banalizar el significado más profundo de estas palabras problemáticas y las utilizamos con una ligereza que en ocasiones nos confunde. Muy propio de una posmodernidad que parece haber renunciado a creer en nada que no sea superficial, líquido o intrascendente. Al igual que probablemente nunca hemos reflexionado en profundidad sobre el amor, su contraparte el odio, o sobre la amistad y su opuesta, la aversión o enemistad, aceptamos que tenemos amigos o enemigos, que amamos u odiamos al albur de pasiones pasajeras, alejadas de la voluntad y la razón.

Nos dejamos llevar, conocemos a alguien que nos cae simpática o simpático y ya pensamos que somos amigos, o nos cae mal alguien por su carácter o por cualquier acción que haya hecho nos afecte o no, y ya se convierte en adversario o enemigo. Nos dejamos llevar por emociones. Y no que es que haya nada antinatural en ello, pues somos seres emocionales en gran parte. La cuestión no es desprendernos de ellas, sino no dejar que nos conduzcan. 

La amistad o es un producto de una voluntad compartida, inspirada por las emociones, pero solidificada a través de una relación racional, o es otra cosa. Si no es así no es amistad, llamémosle camaradería o compañerismo, por compartir algún vínculo social o laboral, llamémosle familiaridad por la simpatía mutua que a veces se comparte con algún conocido, sin más.

La amistad, como otras tantas cosas que importan en la vida, se construye, como hacemos con los relatos que nos dan sentido. Y por tanto la dirigimos, la erigimos andamio a andamio, incluyendo errores y heridas del camino, huellas que pusieron a prueba el relato en busca de sentido. Si no interviene ese sentido que decidimos darle, a través de las emociones filtradas por la razón, impulsadas por la voluntad, cedemos a impulsos. Dejamos que nos dirijan; pasiones, emociones o acontecimientos tan frágiles como las mismas emociones y pasiones que los despertaron. Solo lo que adquiere sentido puede permanecer en el tiempo, tan solo la amistad convertida en un relato compartido tiene sentido, y eso exige trabajo, voluntad y razón, aparte de simpatías y sentimientos. Exige tantas decepciones como alegrías, tantos desapegos como apegos. 

Los amigos se eligen, no aparecen. Pero esa es una decisión que ha de ser mutua. No se puede ser amigo de quien no lo es nuestro, eso es adoración, servidumbre o la búsqueda de algún interés que creamos esa persona puede satisfacer, porque tiene más estatus, poder o dinero o algo que ofrecernos. No somos amigos suyos si actuamos así, y desde luego las personas que dejan que una cohorte de personas las rodee considerándolas sus amigos en base a esa adoración, servidumbre o interés, tampoco debieran considerar como amigos a tales personas. Todas estas cosas tienden a desaparecer con la misma facilidad que los deseos inmediatos una vez satisfechos, convirtiendo esa hambre por algo o alguien, en indiferencia, desprecio u odio. Llamémosle como queramos a este tipo de comportamientos, pero no amistad.

El mayor valor, de la amistad, se encuentra en la difícil durabilidad de este acontecimiento compartido, pues el desgaste del tiempo, que hiere todo lo que importa, también es corrosivo para la amistad; evolucionamos y cambian nuestros sentimientos, opiniones, entornos, responsabilidades y tantas cosas que nos alejan del otro. El peligro se encuentra en permitir que todos estos factores que no controlamos conviertan al amigo, no ya en un simple conocido, sino en un enemigo. Y cuando eso sucede algo en nuestro interior también se rompe, o debería, si en verdad sentimos en su momento amistad por esa persona. 

La amistad, aquella que tiene sustancia, realidad, que duele tanto como en ocasiones embriaga, es un ideal de muy difícil cumplimiento. Es exigente, y tiene poco que ver con la amistad que habitualmente desarrollamos en nuestra vida social, pues exige un grado de confianza mutua, de apoyo mutuo, harto complicado en una sociedad que premia el egoísmo. Aun así, es posible acercarse a ella, si existe un ideal. 

No hemos de ser perfectos en su consecución, pues siempre habrá fallas y errores que hemos de asumir, pero posible si tenemos una guía. El esfuerzo es enorme, pero las recompensas están a la altura. No, no tenemos tantos amigos como creemos, al menos en este sentido, y nunca los tendremos, pero al menos deberíamos reflexionar sobre qué tipo de amistad buscamos en cada caso y si decidimos que merece la pena el esfuerzo, fracasemos o no, hemos de emplear la voluntad en ello, y no abandonar al primer descalabro.

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Saludos.

Patricio Varsariah
 

Hay límites pero que estos límites en verdad no nos limitan.

enero 5, 2023


Es que a veces nos aferramos a una idea y queremos que esta idea sea como nosotros lo deseamos, lo planeamos, pero no es así. El sol no va a salir de noche. Una flor seca no va a volver a ser fresca como antes. Entonces, mejor será sembrar y cosechar el fruto de la semilla y no vivir de una fantasía. 

Las cosas son como son y tenemos que aceptarla así podremos tener más seguridad de lo contrario, nos pondremos alas subiendo a lo alto de la montaña y nos caeremos porque no nacimos para volar. 

Y fue alegre y doloroso, pero comprendí que hay límites pero que estos límites en verdad no me limitan, mejor me conducen por un camino seguro. 

Sí yo trato de cambiar las cosas, si trato de cambiar a las personas no serán ellas mismas, es mejor entender sin soñar demasiado, sin esperar demasiado pero no por eso dejare de vivir, sino más bien, valor más lo que tengo y lo que no tengo, pero no para forzar las cosas sino para fluir entre ellas.

Para este 2023, te deseo: Que descubras la serenidad y tranquilidad en un mundo imposible de entender y el dolor que has vivido y los problemas que has experimentado, te den el poder de caminar por la vida, enfrentando cada situación con optimismo y valor. No olvides que habrá seres cuyo amor y comprensión, siempre estarán contigo aun cuando te sientas sola o solo. 

Que descubras, suficiente bondad en otros, para creer en un mundo de paz… y una palabra generosa, un abrazo y una sonrisa, sean tuyos todos los días de tu vida. Para que puedas dar estos regalos, tanto como recibirlos. Enseña amor a aquellos que odian, y que este amor te fortalezca… 

No te preocupes demasiado por lo material, valoriza más la bondad y generosidad que habita en tu corazón…para que encuentres tiempo cada día para apreciar la belleza y el amor que te rodean, date cuenta que como seres humanos tenemos muchas cosas en común, pero en el fondo todos somos diferentes… aprecia y respeta las diferencias…y que encuentres suficiente fortaleza en tu interior para determinar por ti mismo tu valor y no dependas de la opinión de otros, para reconocer tus habilidades. 

Recuerda olvidar a los amigos que resultaron falsos, pero nunca olvides a aquellos que permanecieron contigo. deseo que olvides las cosas que te entristecieron, pero nunca te olvides de recordar las cosas que te alegraron, y siempre olvidar los problemas que ya pasaron… 

Finalmente, que nunca te falte un amor donde tu corazón pueda guarecer… que la buena suerte te persiga cada día y cada noche. 

Deseo: que nunca te falte el fuego que te dé calor ni el agua para apaciguar tu sed, y que vivas tu tiempo y tu vida como tú quieras, y que nunca te hagan vivir lo que otros quieran.

¡¡¡¡Cariños para todos y ánimo en sus desafíos personales!!!!

he dicho...

Patricio Varsariah

 

El paso de hoy es la vida de mañana.

enero 3, 2023


El amor, el trabajo y el conocimiento son las fuentes de nuestra vida, también deben gobernarla. La mayoría de las personas intelectuales no creen en Dios, pero le temen igualmente. La teoría científica es un punto de apoyo artificial en el caos de los fenómenos vivos. El derecho del hombre a saber, a aprender, a investigar, a cometer errores de buena fe, a investigar las emociones humanas debe, por todos los medios, estar a salvo, si la palabra "libertad" debe ser alguna vez más que un eslogan político vacío.

El grito de libertad es un signo de represión. No dejará de sonar mientras el hombre se sienta cautivo.

Sigue la voz de tu corazón, aunque te desvíe del camino de las almas tímidas. No te vuelvas duro y amargado, incluso si la vida te tortura a veces. Solo hay una cosa que cuenta: vivir la vida bien y felizmente.

Tendrás una vida buena y segura cuando estar vivo signifique más para ti que la seguridad, el amor más que el dinero, tu libertad más que la opinión pública o partidista, cuando el estado de ánimo de la música se convierta en el estado de ánimo de toda tu vida; cuando tu pensamiento está en armonía y ya no está en conflicto con tus sentimientos; cuando os dejéis guiar por los pensamientos de los grandes sabios y ya no por los crímenes de los grandes guerreros; cuando los maestros de vuestros hijos estén mejor pagados que los políticos; cuando las verdades te inspiran y las fórmulas vacías te repelen; cuando tendréis más respeto por el amor entre hombre y mujer que por una licencia de matrimonio.

Te diferencias de un gran hombre en un solo aspecto: el gran hombre fue una vez un hombre muy común, pero desarrolló una cualidad importante: reconoció la pequeñez y la estrechez de sus pensamientos y acciones. Bajo la presión de alguna tarea que significaba mucho para él, aprendió a ver cómo su pequeñez, su mezquindad ponían en peligro su felicidad. En otras palabras, un gran hombre sabe cuándo y de qué manera es un hombre común. 

Un hombre común no sabe que es pequeño y tiene miedo de saber. Esconde su mezquindad y estrechez detrás de ilusiones de fuerza y grandeza, la fuerza y la grandeza de otra persona. Está orgulloso de sus grandes generales, pero no de sí mismo. Admira una idea que no ha tenido. Cuanto menos entiende algo, más firmemente cree en ello. Y cuanto mejor entiende una idea, menos cree en ella.

Tú mismo creas toda tu miseria, hora tras hora, día tras día. Crees que el fin justifica los medios, incluso los viles medios. Estás equivocado: La meta está en el camino por el que llegas a ella. Cada paso de hoy es tu vida de mañana. No se puede alcanzar una gran meta por medios viles. Eso lo han probado en cada revolución social. La vileza o inhumanidad del camino hacia la meta te hace vil o inhumano, y la meta inalcanzable.

No soy cristiano ni judío ni mahometano, mormón, polígamo, homosexual, anarquista o boxeador. . .. No creo que, para ser religioso en el buen y genuino sentido de la palabra, haya que arruinar la vida amorosa y volverse rígido y encogido en cuerpo y alma. Sé que lo que llamas “Dios” existe en realidad, pero de una manera diferente a lo que piensas: como la energía cósmica primordial en el universo, como tu amor en tu cuerpo, como tu honestidad y tu sentimiento de naturaleza en ti y alrededor de ti.

Y ante todo, piensa con claridad, confía en la tranquila voz interior que te dice qué hacer. Tienes tu vida en tus manos, no se la confíes a nadie más, y mucho menos a tus líderes elegidos. ¡SER UNO MISMO! Muchos grandes hombres te lo han dicho."¡Solo tú mismo puedes ser tu libertador!"

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Patricio Varsariah.
 

La vida es corta. Encuentra y persigue tu verdadero norte.

diciembre 28, 2022


Después de unos días de receso he vuelto para compartir con Ustedes mis reflexiones, pensamientos, cosas que me preocupan, algunas vivencias, historias que conozco... lo que me dicta el corazón, ya que para mí, es una manera de saber que no estamos solos en este mundo virtual y poder hacerlo más real y cercano. Los que hemos encontrado el don de escribir, también encontramos otro don: el de poder vivir maravillados. El asombro nos permite descubrir en el mundo indicios de lo divino; percibir en las cosas pequeñas el principio de lo infinitamente significativo; sentir lo fundamental en lo común y lo simple, y en la velocidad de lo transitorio, la quietud de lo eterno.

La vida es corta e impredecible, pero no tiene que tener sentido. Todos tenemos el poder de hacer que nuestras vidas sean más significativas, no importa cuán cortos puedan ser. La vida es un viaje de crecimiento; Aunque la vida es corta, puede ser increíblemente gratificante cuando se vive con intención. No hay tiempo que perder, así que aproveche al máximo cada momento y crea una vida llena de alegría y significado.

Mi reflexión: “¿Por qué no te enseñan que el tiempo es un chasquido para los dedos y un ojo parpadea, y que no debes permitir que un momento te pase sin tomar una nota alegre y extasiada de ello, no desperdiciar un solo momento de tu ¿Circuito rápido, vertiginoso?

La vida puede ser impredecible, pero no tiene que ser sin propósito. Al centrarnos en hacer que nuestras vidas sean más significativas, podemos aprovechar al máximo el tiempo que tenemos. En nuestro mundo increíblemente ocupado, puede ser fácil quedar atrapado en el ajetreo y el bullicio de la vida cotidiana, pero es esencial tomarse el tiempo para detenerse y reflexionar sobre lo que queremos aprovechar al máximo nuestra existencia finita.

Depende de nosotros vivir vidas decididas tomando decisiones conscientes y tomando medidas para que nuestras vidas sean más decididas, significativas y agradables. Podemos hacer esto desafiándonos a salir de nuestra zona de confort y explorar las experiencias que nos hacen cobrar vida. La vida es demasiado corta para desperdiciar tareas y actividades mundanas.

La vida es corta y cuanto mayor seas, más la sientes. De hecho, cuanto más corto es. Las personas pierden su capacidad para caminar, correr, viajar, pensar y experimentar la vida. Me doy cuenta de lo importante que es usar el tiempo que tengo. También podemos apreciar la vida y hacer experiencias memorables tomándose el tiempo para apreciar los pequeños momentos, teniendo en cuenta cómo gastamos nuestra energía y estableciendo objetivos para garantizar que cada día se viva con un propósito.

Sin nada significativo en la vida, nada es interesante. Ingresa el aburrimiento. Un hombre aburrido incluso anhela anhelar. Tiene tiempo para llenar, pero no hay nada convincente que hacer. Al centrarnos en lo que realmente importa, podemos asegurarnos de que nuestras vidas estén llenas de propósito y alegría el mayor tiempo posible. "Lo que sea que seamos, lo que hagamos de nosotros mismos, es todo lo que tendremos, y eso, en su profunda simplicidad, es el significado de la vida.

Quiero compartir contigo algunas formas de hacer que tu vida sea más significativa.

Comienza con objetivos personales: reflexiona sobre tus valores y prioridades y úsalos para definir tus objetivos. Saber lo que más te importa puede ayudarte a tomar decisiones y tomar medidas que sean significativas para ti. Tener un sentido de propósito y dirección puede darle sentido a tu vida y un sentido de logro.

Encuentra y persigue tu verdadero norte: hacer cosas que te apasionan puede darle sentido a tu vida y traerte alegría. Tomate el tiempo para explorar diferentes actividades y encuentra lo que realmente te emociona y lo cumples. Privados de un trabajo significativo, los hombres y las mujeres pierden su razón para la existencia; Se vuelven marcados, entusiasmados.

Has que el aprendizaje de toda la vida sea un hábito: participar en actividades que te desafíen y te ayuden a crecer como persona puede darle significado a tu vida y propósito. Esto puede incluir aprender nuevas habilidades, asumir nuevos pasatiempos o desafíos, o simplemente estar abierto al aprendizaje y crecer como persona.

Practica la vida consciente: tomarse el tiempo para estar presente en el momento y comprometerse completamente con tu entorno puede ayudarte a encontrar significado y propósito en tu vida diaria. La vida es un baile. La atención plena es testigo de esa danza.

Encuentra el equilibrio en el caos: esforzarse por el equilibrio puede ayudarlo a sentirse más satisfecho/ o satisfecha. Esto puede implicar encontrar un equilibrio entre el trabajo, el ocio y las relaciones.

Construye relaciones significativas: las relaciones sólidas con familiares, amigos y seres queridos pueden brindar alegría y satisfacción a tu vida. Tomate el tiempo para nutrir y cultivar estas relaciones.

Encuentra formas de expresarte creativamente: participar en actividades creativas, como escribir, pintar o música, puede ser una forma significativa y satisfactoria de expresarse y conectarse con los demás.

Has un impacto positivo: encontrar formas de tener un impacto positivo en el mundo, ya sea a través de tu trabajo, esfuerzos de voluntariado o acciones personales, puede darte a tu vida un propósito y significado. 
Ayudar a otros puede aportar un sentido de propósito y significado a tu vida.

Cuídate: tu bienestar físico, mental y emocional es crucial para vivir una vida satisfactoria y significativa. Asegúrate de priorizar el autocuidado y tomate el tiempo para hacer cosas que nutren y rejuvenecen.
Ya sea a través de relaciones significativas, perseguir nuestras pasiones o comprometerse con una causa en la que creemos, hay muchas maneras de hacer que nuestras vidas sean más significativas. 

Vivir es lo más raro del mundo. La mayoría de las personas existen, eso es todo. En última instancia, la clave para hacer la vida más significativa es encontrar lo que le brinda alegría y satisfacción y hacerlo una prioridad en tu vida. Esto puede requerir tomar riesgos, mantener una mente abierta y aprender de experiencias pasadas, pero la recompensa de vivir una vida más significativa puede valer la pena.

Deja que tus recuerdos inunden tu mente, traigan calidez, paz, consuelo y fuerza a tu corazón y te guíen hacia adelante.

Gracias por tu generosidad y la paciencia de leerme, espero que hayas encontrado algo útil y si deseas puedes compartirlo ya que el saber aumenta si se comparte.

Saludos.

Patricio Varsariah.
 

Preguntas más profundas, vida significativa.

noviembre 25, 2022
La vida es tan simple como estas tres preguntas: ¿Qué quiero? ¿Por qué lo quiero? Y, ¿cómo lo lograré?. 

No hay una sola respuesta correcta o incorrecta

Hacer mejores preguntas es el primer paso para comprendernos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Cuando hacemos preguntas profundas sobre la vida, podemos comenzar a descubrir significados ocultos que pueden ayudarnos a diseñar mejores caminos.

Las preguntas que nos hacemos pueden afectar significativamente la calidad de nuestras vidas. Si solo hacemos preguntas convencionales y superficiales, solo obtendremos sabiduría superficial para la vida.

Una vida significativa se esconde en las preguntas que no estás haciendo. Estar más interesado en las preguntas que en las respuestas. Prefiero tener preguntas que no puedan ser respondidas que respuestas que no puedan ser cuestionadas.

Piensa en esto por un momento: si hay algo más que simplemente pasar y hacer los movimientos todos los días, ¿dónde lo encontramos? ¿Dónde podemos buscar respuestas más allá de “otro día”?

Puedes diseñar una vida mejor cavando un poco más profundo de lo que puede llegar el pensamiento cotidiano. Las ideas que necesitamos pueden estar en algún lugar debajo de la superficie de las preocupaciones diarias.

Las preguntas más profundas de la vida son las que nos hacen pensar, las que nos hacen cuestionar todo lo que sabemos. Son las preguntas que no tienen respuestas fáciles, las que nos hacen profundizar y pensar en lo que sabemos que es la única verdad. Y son las preguntas que pueden conducir a una vida más profunda y significativa.

La presión por tener éxito y el miedo al fracaso son compañeros constantes para muchas personas. ¿Alguna vez te preguntas qué haces a diario cuando sientes que no estás progresando? Si estás dispuesto a profundizar un poco más, puedes descubrir mucho más sobre ti mismo, el mundo y tu lugar en él.
Entonces, ¿cuáles son algunas preguntas más profundas que podemos hacernos?

¿Me entiendo lo suficiente como para diseñar la vida que realmente quiero? ¿Cuáles son mis valores más profundos y cómo puedo alinear mi vida con ellos? ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Estoy viviendo de acuerdo con él? ¿Cómo puedo volverme más consciente de mí mismo y hacer más de lo que me hace cobrar vida?

¿Cómo puedo crear relaciones más significativas? ¿Cómo puedo estar más presente y consciente en mi vida diaria? ¿Es mi realidad presente la única verdad? ¿Cuál es el punto de mis suposiciones? ¿Mis rituales y rutinas actuales me están ayudando a diseñar la vida que espero de mí mismo? ¿Es todo lo que sé la única verdad para una buena vida? ¿De quién puedo aprender para diseñar una mejor trayectoria en la vida?

Hacer preguntas como estas puede conducir a una mayor comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Y eso puede conducir a una vida más rica y satisfactoria.

No hay una sola respuesta correcta o incorrecta

El viaje para encontrar una vida significativa es diferente para todos. Pero es un viaje que vale la pena emprender. Todos podemos encontrar una vida rica en propósito y significado haciendo preguntas profundas y explorando las respuestas.

No se concentre en hacer las preguntas correctas o encontrar las respuestas correctas. Manten una mente abierta. Usa tus respuestas personales para profundizar aún más y comprenderte a ti mismo y al mundo que te rodea.

Hacer preguntas más profundas y personales significa que tenemos que mirar el mundo con nuevos ojos y ver las cosas como realmente son.

Significa confrontar nuestra propia oscuridad (nuestros miedos, nuestras debilidades, nuestros peores impulsos) y aprender a aceptarlos en lugar de ignorarlos o racionalizarlos. Significa saber quién eres y decirlo en voz alta, incluso cuando duele o hace que otras personas se sientan incómodas.
Si puede encontrar respuestas a las preguntas de Shannon L. Alder, estará en camino hacia un futuro diferente y mejor.

La vida es tan simple como estas tres preguntas: ¿Qué quiero? ¿Por qué lo quiero? Y, ¿cómo lo lograré?

Para una vida significativa o con propósito, debe hacer mucho más que simplemente seguir los movimientos diarios. Puedes vivir una vida con un propósito más profundo encontrando significado en todo lo que haces.

Al menos el 90% de tus rutinas, hábitos, rituales, comportamientos y acciones deberían ayudarte a acercarte a una mejor versión de ti mismo.Todo, desde su trayectoria profesional hasta tus relaciones, podría tomar una nueva luz una vez que haga preguntas perspicaces sobre su vida. Cuanto más conocimiento obtienes, más preguntas haces. Cuanto más inteligente te vuelves, más te das cuenta de que todo puede ser posible.

No hay una respuesta correcta o incorrecta para preguntas más profundas. Pero lo importante es que les sigamos preguntando. Porque sólo a través de una profunda reflexión e introspección podemos encontrar las respuestas que buscamos.

No esperes a que la vida suceda. Haz que suceda. Vive con intención y propósito, y encontrarás que tu vida es más plena y significativa.

No tenga miedo de hacer preguntas difíciles, significativas o desafiantes porque solo a través de la exploración y el descubrimiento podemos comprendernos realmente a nosotros mismos o lo que nos hace cobrar vida.

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Patricio Varsariah.

 

Solo historias que vivimos.

noviembre 25, 2022


Sí... y las historias de las que aprendemos.

Dejar ir... y seguir adelante

Con demasiada frecuencia, las viejas historias y las ideas gastadas nos mantienen a raya de maneras que ni siquiera nos damos cuenta. Necesitamos practicar dejarlos ir. Y este soltar no tiene nada que ver con la debilidad, y todo que ver con la fuerza. Es un proceso de reescribir gradualmente el guion que nos hemos estado recitando durante demasiado tiempo. Y de eso se trata esta breve lista: recordatorios para ayudarte a identificar las historias negativas en tu cabeza, para que puedas dejarlas ir.

En este momento, es hora de recordarte a ti mismo...

1. El pasado puede robar tu presente si lo dejas. —Puedes pasar horas, días, semanas, meses o incluso años sobre analizando una situación del pasado, tratando de juntar las piezas, justificando lo que podría o debería haber sucedido. O simplemente puede dejar las piezas en el suelo y salir por la puerta a la luz del sol.

2. La felicidad no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de afrontarlos. — Imagina todas las cosas maravillosas que tu mente podría abarcar si no estuviera tan atada a tus luchas. Porque no es lo que el mundo te quita lo que cuenta, es lo que haces con lo que te queda.

3. A veces alejarse es la única forma de ganar. — Nunca pierdas tu tiempo tratando de dar explicaciones a las personas que han demostrado que no les importa. En otras palabras, no definas tu inteligencia por la cantidad de argumentos que has ganado, sino por la cantidad de veces que has dicho: “Esta tontería innecesaria no vale mi tiempo”.

Y, por supuesto, está lejos de ser fácil. Una de las lecciones más difíciles de la vida implica la capacidad de cambiar nuestra perspectiva y dejar ir, ya sea culpa, ira, amor o pérdida. El cambio siempre es difícil: luchamos para aguantar y luchamos para soltar. Pero dejar ir de adentro hacia afuera es a menudo el camino más saludable hacia adelante. Limpia los apegos tóxicos y allana el camino para que hagas el uso más positivo del presente.

A decir verdad, tenemos que liberarnos emocionalmente de algunas de las historias e ideas que alguna vez significaron mucho para nosotros, para poder superarlas y el dolor que traen a nuestras vidas.

Cada uno de nosotros está en la tierra para descubrir su propio camino, y jamás seremos felices si seguimos el de otro.

Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida. Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y sucederá naturalmente. 

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Patricio Varsariah.