nuestro tiempo aquí es limitado...
Publicado por Patricio Varsariah el jueves, diciembre 22, 2016
La ley de la vida: algo muere a cada momento y algo nace a cada momento. Pensar que algo es para siempre me parece una anomalía espiritual. Nos entristece lo que ya no es y esto nos dificulta disfrutar de lo que está empezando a ser. Permanente impermanencia. Necesitamos cerrar para poder abrir. Necesitamos entender que esto también pasará.
La muerte es el mejor invento de la vida porque nos invita a poner el foco en lo único que tenemos: un presente que lo llena todo y que es lo único real.
Creo que sólo se puede tener lucidez de vida por consciencia de muerte y creo que sólo le podemos tener miedo a la muerte si le tenemos miedo a la vida porque ambas están intensamente unidas de la misma manera que lo están la cara y la cruz de una moneda. Temerle a la muerte es temerle a la vida.
Cada día es como una vida en miniatura. Si cada día tenemos consciencia de que esa jornada es una oportunidad y la vivimos de manera consciente y enfocada en nuestro propósito, al final del día sentiremos que lo hemos aprovechado de la misma manera que pasará en nuestra vida si antes de morir sentimos que hemos tenido una vida con sentido porque cada día ha sido aprovechado con propósito.
La mañana de cada día es como la juventud; el mediodía y la tarde como la edad adulta y la tarde-noche y la noche como la vejez. Si tenemos la consciencia de establecer con claridad los objetivos del día por la mañana tenemos toda una jornada para poder cumplirlos. Si los establecemos por la tarde, nos queda menos tiempo, aunque aún podemos llevarlos a cabo. Cada día encierra una vida entera y aprovechar el día con un propósito claro y repetir esto cada día hace que al final tengamos una vida con sentido.
Saber que este día morirá, como lo haremos nosotros, nos ayuda a disfrutar de claridad a la hora de diferenciar lo esencial de lo accesorio y a centrarnos en lo verdaderamente importante.
Creo que ser consciente de que nuestro tiempo aquí es limitado nos ayuda a ser más lúcidos. Por alguna razón que desconozco en las salas de espera de los hospitales y de los sanatorios somos más conscientes. Vivimos como si fuésemos a estar aquí siempre, como si fuésemos inmortales y cuando nos damos cuenta de que no es así todo cobra una nueva dimensión…
Algo cambia en la vida y en la cara de una persona cuando se da cuenta de que su tiempo aquí es limitado…
En ocasiones tengo la sensación de vivir como si fuesen los últimos minutos de una fiesta que está a punto de acabarse, como si alguien me chivase que van a poner la última canción de la fiesta y entonces de repente sonase mi tema favorito y la única opción posible fuese bailarlo con mi gente a todo volumen… pero después resulta que la fiesta no se acaba… Y mientras no se acabe, seguiremos bailando…