Mientras todavía tienes tiempo, prueba una nueva relación con el tiempo. El tiempo es a la vez una carga y una bendición.

Es hora de salir del estancamiento, despojarnos de nuestra cómoda piel y dar un paso hacia lo desconocido. Es hora de hacer algo por nuestra cuenta. Es hora de ser dueños de nuestro camino.

Cada paso, cada tropiezo, cada triunfo es mío y puedo reclamarlo. Aprovecharé el ahora, porque el tiempo es una responsabilidad. Esto no es sólo una declaración; es una invitación. Para mí, para ti, para cada alma que anhela liberarse de las dudas. “Tengo tiempo”, declaro, pero tú también.

Una buena vida depende de muchas cosas, pero sobre todo de ti. Depende de tu coraje para decir “basta” al status quo, tu voluntad de aceptar lo desconocido y tu creencia inquebrantable de que tu historia importa.

El tiempo es lo que más queremos, pero lo que peor utilizamos. La verdad es que todavía estás a tiempo. No en el sentido abstracto de un reloj que hace tictac, sino en la realidad tangible de este mismo aliento, de este mismo momento.

El tiempo se alarga y acorta dependiendo de nuestra perspectiva. Los momentos de alegría pasan volando, mientras que el dolor persiste, cada segundo es una eternidad. 

¿Es el tiempo objetivo o subjetivo, un flujo constante o una construcción de nuestra mente?

El tiempo no es tangible sino una construcción de nuestras mentes. Lo cortamos, troceamos y empaquetamos en pequeñas unidades ordenadas (segundos, minutos, horas) tratando de controlar su flujo, de cuantificar lo incuantificable.

Estamos constantemente bombardeados con la ilusión del tiempo, cada uno de ellos precioso y fugaz. La presión, la persecución constante, roba la alegría del presente.

El implacable tictac del tiempo puede parecer como un ladrón, que nos roba momentos antes de que realmente los hayamos captado. Los plazos se acercan, las ansiedades corroen y un susurro molesto sigue resonando en nuestro subconsciente: "Se te está acabando el tiempo".

Pero el tiempo no es una carrera rígida. Olvídense de la presión de comparar tu viaje con el de otros. Cada camino se desarrolla a su propio ritmo, moldeado por experiencias y prioridades únicas. Tu camino sinuoso, los desvíos inesperados y los momentos de pausa son exclusivamente tuyos.

Todos ellos son parte de tu historia, enriqueciéndola con profundidad y significado. La única verdadera paradoja no está en la escasez de tiempo sino en el miedo que nos impide reclamar su abundancia.

El tiempo es un regalo, no una carga. Deja de lado la noción de que debes “ponerte al día” o “recuperar el tiempo perdido”. El momento presente es todo lo que tienes y encierra un inmenso potencial. Elige llenarlo de intención, curiosidad y gratitud.

No dejes que el miedo a quedarte sin tiempo te detenga. Todavía estás a tiempo de soñar, crear, amar, aprender y crecer. No estoy descartando la naturaleza fugaz de la existencia. Las vastas posibilidades pueden resultar paralizantes, pero es la verdad liberadora: tu vida se está desarrollando, no ha terminado.

No importa cuánto tiempo hayas perdido en el pasado, todavía tienes un mañana completo.

La falta de tiempo es simplemente un síntoma de una concentración fuera de lugar. Perseguimos tendencias fugaces, sucumbimos a la tiranía de lo urgente y perdemos de vista lo verdaderamente significativo.

Cuando alineamos nuestras acciones con nuestros valores y priorizamos la intención sobre la velocidad, el tiempo se convierte en un aliado maleable, que se estira y se contrae para adaptarse a nuestro crecimiento.

Por lo tanto, no te dejes intimidar por objetivos audaces. Comienza con lo siguiente correcto. Sal a caminar, escribe una carta, aprende una nueva habilidad. Cada acción, por pequeña que sea, es un paso. Celebra esas victorias, por insignificantes que parezcan. Alimentan tu impulso y te recuerdan que la clave es el progreso, no la perfección.

La paradoja del tiempo es dejarse llevar, rendirse a la corriente y confiar en que el río del tiempo nos llevará, incluso cuando no podamos ver lo que tenemos delante. Significa redefinir tu relación con el tiempo. Cambia tu enfoque del “qué” al “por qué”, de la cantidad de experiencias a la calidad de la conexión.

El tiempo se abre ante nosotros, una invitación a explorar, crear y vivir. Aprovéchalo, amiga o amigo mío, con cada fibra de tu ser. El viaje acaba de comenzar.

Es demasiado tarde es mentira. El crecimiento, el amor y el cambio no tienen fecha de caducidad.
La mujer que empieza a pintar a los sesenta encuentra sus colores tan vibrantes como el niño que coge un pincel por primera vez. El hombre que empieza a escribir a los setenta descubre historias esperando a ser contadas, enriquecidas con la sabiduría de los años.

Pensamos en la vida por analogía como un viaje, una peregrinación, que al final tenía un propósito serio, y la cuestión era llegar a ese final, el éxito o lo que sea, tal vez el cielo después de la muerte. Pero no entendimos el punto en todo momento. Era algo musical y se suponía que debías cantar o bailar mientras sonaba la música.

El tiempo es a la vez una carga y una bendición. Apreciamos cada momento, sabiendo que son finitos, al mismo tiempo que lamentamos su paso imparable. El tiempo nos recuerda que debemos reducir la velocidad y acelerar, dejarnos llevar y aguantar. Es un baile.

La verdadera libertad es bailar con el presente. Existimos sólo en el presente, un fugaz fragmento de tiempo. Sin embargo, el presente se disuelve constantemente en el pasado, dejándonos anhelando aferrarnos a él, incluso sabiendo que es imposible.

El tiempo no es una carrera hacia una meta predeterminada. Pero el conocimiento de que nuestros días están contados enciende un fuego dentro de nosotros, una necesidad desesperada de hacerlos contar. Nos empuja a liberarnos de las cadenas de la rutina, perseguir sueños audaces, amar ferozmente, reír a carcajadas y vivir plenamente.

La acción es la manera de darle un uso productivo al tiempo. No espere el “momento perfecto” para comenzar algo que valga la pena ni reparar esa relación rota con el tiempo. El momento perfecto siempre ha sido ahora.

Cada acción, por pequeña que sea, es un paso hacia tus objetivos, un testimonio de tu capacidad de crecimiento y cambio. Todavía tienes tiempo, no sólo para existir sino para prosperar, crear y experimentar la magia que se desarrolla cuando realmente vives o haces algo significativo con el tiempo.

Debes vivir el presente, lanzarte a cada ola, encontrar tu eternidad en cada momento.

No tienes tiempo; haces tiempo. Lo separas del caos, las demandas implacables y la tiranía del “demasiado tarde”. Tienes menos tiempo del que crees, pero más del que crees. La elección es tuya: dejarte gobernar por la tiranía del tiempo o bailar con él, creando una vida verdaderamente tuya.

Gracias por tu interés y tu tiempo.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
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