Con el tiempo he aprendido a dejar de depender de todo lo que pueda, incluso de mí mismo. Eso no quita que haya momentos en que me asome a ver cómo va todo. Lo que me aporta es la vida vivida y sentida y cuando escribo lo vivo, lo siento, si no, sería imposible hacerlo.  Al principio caminaba de puntillas por la vida, según iba creciendo y madurando. El mundo, el universo me parecía enorme, inexplorable, desconocido y absolutamente maravillo. Ahora me sigue pareciendo lo mismo, pero camino firme, seguro, y después de pasar por momentos difíciles de salud, pienso profundamente que hay que caminar “con una sonrisa a la vida” mucho más grande que la de antes.

Ahora pienso en frases que he ido recibiendo: Una lectora me escribió diciendo "tienes un don al escribir, con la palabra, en la manera de hablar y relacionarte con los demás, úsalo, escribe" pues desde hace tiempo he empezado a hacerlo. Ojalá este don, sirva aunque sea para cambiar la vida de una sola persona, aunque no me conformo con eso, somos muchísimas gotas de agua en este planeta. Si al menos puedo llegar a un pequeño charquito de agua, entre todos obraremos y gestaremos un cambio magnífico.

Intento empaparme de lo que voy viendo al moverme por la vida, y darle una pequeña solución u otra manera de interactuar. Lo he dicho varias veces, y sin embargo por más pesado que pueda ser, vuelvo a hacerlo:" esta página WEB, es publica, pueden compartirse. Son un espacio abierto donde encontrarnos y continuar juntos, caminando y creciendo. Es un viaje que fluye en ambos sentidos, puesto que me enriquece ese intercambio.

El que siente y piense que el cambio es posible, que podemos ofrecer un mundo mejor a nuestros hijos, nietos y a nosotros mismos, que de un paso al frente, que se responsabilice de su propio caminar de una manera más integra (esto no quiere decir que no lo fuera antes, sino que siempre es posible integrar más y más), y si además creen que estas humildes y sentidos escritos puedan servir a otros, difúndanlas, y también anímense a responder, a preguntar, a intercambiar si les nace. Yo no soy, ni mucho menos, más inteligente o conocedor que nadie. A veces necesitamos apoyo, y palabras, ánimo y no nos atrevemos a pedirlo. Como he dicho "paremos, sintamos y comprendamos: regalémonos cariño".

Discurro por este sendero de la vida, por el caminar de las emociones, sentimientos y pensares intentando que cada paso sea único, intenso y plenamente vivido y sentido, arrancando y dándolo todo de mí mismo. Gracias a todos los que conforman este maravilloso camino de vida, a los que pasaron por el de puntillas, a los que quedan por llegar… Y después de este arranque de plena felicidad, quiero hablarles de otra cosa. ¿sabes una cosa? No todos los pasos son igual de firmes, eso ya lo sabes bien. A veces ocurren situaciones que nos hacen dudar de todo, sobre todo si nos invitan a lo nuevo, lo desconocido. Somos animales de costumbre y lo nuevo nos desafía, asusta, quizás sea por eso que nos resistimos tanto al cambio y preferimos incluso seguir mal que probar algo nuevo. Ese dicho de "prefiero mal conocido que bueno por conocer" , lo repetimos hasta la saciedad, y nos iría mucho mejor si hiciéramos lo contrario.

El camino puede hacerse más largo si ansiamos ese amor que nos llene y haga sentir plenos. Es uno de nuestros anhelos más primitivos: el sentirnos amados y amar. Recuerdo estuve un tiempo vagando hasta que encontré mi propia estabilidad, hasta que me sentía tan tan a gusto en mis rutinas, mis cosas, mis aceres. En algún momento de aquello, la estabilidad vino a quedarse y no buscaba el amor, pero la vida me lo presentó… A veces se nos junta todo a la vez, el amor que no llega, el querer salir de casa e independizarnos… aunque cueste, hay que ir despacito y con buena letra.

No conozco la fórmula exacta y precisa, pero sí me he dado cuenta que sirve y funciona, por eso la comparto. Me gusta ofrecerle al mundo lo que he visto que es bueno y puede ayudarnos a todos. Cada uno lo hará a su manera, como mejor sepa y pueda. Sigue caminado paso a paso, abierta, en consonancia, risueña como siempre has sido. Lo único que importa es seguir hacia delante, no anclarse al pasado ni a lo que nos gustaría, sino disfrutar cada instante presente. 

No te ancles a quien sepas no contiene eso que te llena, eso que se nota, que no puede tocarse pero se intuye. Eres una gran mujer, un ser humano inmenso que lleva haciendo el bien desde que piso este planeta. Sabes que la vida devuelve lo que ofreces y con creces. Hace tiempo te dije que tenía que cerrarse una puerta para que pudiera abrirse otra. La primera las cerraste hace un tiempo, y ahora la que se abra estará al llegar, pero quizás se resiste por tu impaciencia, porque quiere cogerte totalmente desprevenida. Y resulta difícil llegar a ese punto, ¿verdad?.  Escucha: el campo está lleno de flores y abejas, pero la abeja no liba cualquier flor, sino las que sabe que contienen el mejor polen.

¿Recuerdas aquel cuento del sapo, la bruja, la libélula y la luciérnaga que escribí hace unos años? Ahora voy a escribir uno distinto. Este cuento evidentemente tiene que ver con aquel y es una ligera continuación del mismo: "La luciérnaga emprendió el vuelo, segura que su camino estaría lleno de nuevas aventuras, lejos del pantano dónde el sapo y la bruja la mantuvieron encarcelada, y en el que se encontró con la libélula, compartiendo tantos momentos, aprendieron tanto conjuntamente, que sabía que su camino estaría ligado al de la libélula
no en vano la vida las había juntado.

El tiempo había transcurrido aportando horizontes distintos, aventuras y sentirse intensos. Su luz, que en ciertas ocasiones estuvo tan menguada , volvía a brillar con inusitada fuerza, con renovada energía. Sus alas la llevarían hasta dónde ella quisiera, pero no era del todo consciente de aquello, ¿o sí? Aquella luz, que era capaz de soltar con solo batir sus alitas, iluminaba todo cuanto se encontrara a su paso, intensa e inmensamente, hasta un punto… Había elegido un nuevo hogar, un lago cristalino dónde se reflejaban las nubes y todo lo que pasara por encima. Era un paraje lleno de vida y muchas especies moraban en él. A veces lo sobrevolaba al alba o al anochecer, cuando el reflejo era escaso. Se veía hermosa, elegante, grácil, y sin embargo una parte de sí misma renegaba de algo, escondía algo, por eso prefería transitar otros entornos y mejor en solitario.

Su hermosa luz atraía a muchos seres del lugar; Tan acompañada y tan sola, así es como se sentía interiormente, muy muy en el fondo, tanto que quizás no se atrevía a aceptarlo, quizás ni se había dado cuenta. Era algo que la libélula sabía y que llegado el momento le diría. Quería atreverse a explorar el entorno en toda su extensión, sin miedo de reflejarse en el agua, ni de compartir el camino. Sólo debía atreverse, abrir sus magníficas alitas y dejarse llevar por el viento, planeando sin esfuerzo, disfrutando del viaje, sin preocuparse….

En algún momento libélula y luciérnaga volvieron a encontrarse, tiempo hacía que no ocurría. Fue muy hermoso y enriquecedor para ambas, nada esperaban una de la otra, y sin embargo todo lo daban, sin el menor esfuerzo. Era un encuentro renovador para ambos insectos. Compartieron cosas del vivir dándose nuevos impulsos, alientos y esperanzas, sabiendo que esa unión era indeleble. Antes de partir, la libélula dio un consejo a la luciérnaga: "Sólo bate tus alitas y sigue volando" . Fue suficiente para ella, había entendido. Cada vez que batía sus alitas, una luz inmensa salía de su ser, pero no se había percatado que también podía encender su propio camino, alumbrando cada esquina, cada recoveco.

Uno, dos, tres,  emprendió el vuelo. En lontananza un pequeño insecto alumbraba como un faro en la oscuridad de la noche… sin pretender nada, sin esperar nada… aquel era el mejor secreto de todos: no esperar nada para que todo apareciera. Siempre había estado ahí pero no se había dado cuenta de manera completa.."