Existen esos pésimos días, esas situaciones que quisiéramos evitar a toda costa, esas personas que son como una piedra en el zapato en nuestras vidas, existen y será difícil evitarlos a los largo de nuestra vida.

No debemos rendirnos, en esta vida no hay tiempo para sentarse a llorar.

Pero por si no lo sabías, ésos son nuestros verdaderos maestros! los que nos enseñarán a perfeccionar nuestra estrategia y templar nuestro carácter. Así es, necesitamos vivir todas estas cosas que no nos gustan para convertirnos en expertos, para mejorar nuestra paciencia, enderezar nuestro carácter, entrenar nuestra perseverancia y al final perfeccionar tanto la técnica de batalla que por ende estará ganada la guerra.

No debemos aflijirnos, un mal día o una mala época, no son más que oportunidades de la vida para convertirnos en una mejor persona.

Agradecer a todos ellos que se cruzan en nuestro camino haciéndonos la vida a cuadros, o a todos esos momentos que generan molestia y tristeza, pues son ésos quienes están haciendo que seamos mejores de lo que eramos, ellos son nuestros mejores maestros.

Hay que tomarse una ducha caliente, un buen café y relájarnos como cuando salimos de un fuerte entrenamiento físico, agradecer por el aprendizaje de hoy y mañana levántarnos contentos y más fuertes que ayer.

Ha sido un entrenamiento satisfactorio.

“Lánzame a los lobos y me verás liderando la manada”.