mi vida siempre ha sido y es un latido...
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, agosto 8, 2018

Que verano mas caluroso tenemos en Europa, Super ola de calor vivimos el verano más caliente en 260 años, el sol cada día amenaza por el horizonte y ataca a mi ventana sin piedad.
Mis persianas lloran y día a día se ponen protector solar. Están muy enfadadas. Dicen que sólo pienso en mí. Que me voy a trabajar y las dejo carbonizarse en silencio. Son unas tiranas emocionales. Lo hacen para que me sienta mal.Y luego seguro que disfrutan. Además el bronceado les sienta bien aunque son azules.
Mis persianas lloran y día a día se ponen protector solar. Están muy enfadadas. Dicen que sólo pienso en mí. Que me voy a trabajar y las dejo carbonizarse en silencio. Son unas tiranas emocionales. Lo hacen para que me sienta mal.Y luego seguro que disfrutan. Además el bronceado les sienta bien aunque son azules.
Sin embargo estoy muy preocupado porque me hablan. Antes cuando yo era otro no me hablaban las persianas y por supuesto me ignoraban. Sin embargo ahora no paran de cuchichear. Y no sólo ellas. Todo el mundo inanimado me dice cosas. Desde los semáforos hasta los bancos del paseo.Yo hago como si no los oyera pero los oigo.
Y claro yo también tengo corazón. Y no soy inmune a las quejas de los bancos sobre la falta de higiene de algunas personas que se sientan sobre ellos amargándoles el día. Tampoco puedo obviar la tristeza de los semáforos cuando me explican su sentimiento de inutilidad porque muchísimas personas no les hacen caso. Y claro... todo eso va pesando. Y lo arrastro por los días como puedo.
Pero hoy ha sido mucho más preocupante,hoy me ha hablado la botella de agua fría.Y con cara de malas pulgas se ha quejado de que no paro de manosearla a todas horas y que ya está harta de que la bese sin pedirle permiso. Eso me ha hecho recapacitar. Y he decidido después de hablar con mis zapatillas que la botella de agua fría tiene razón porque estoy abusando de ella sin hablarle de amor y por eso hoy mismo voy a comprarle un anillo de compromiso.
Que locura la mia...
Aquí y hoy me siento bien a solas conmigo mismo no necesito nada más que tiempo y desmemoria que me cure de tanto tormento que existió y que todavía humea a veces pero hoy nada puede con mi razón ni con esta fortaleza de acero que desanima al mismo diablo hoy no tengo penas ni tristezas ni tan sólo sus fantasmas acechan por el campo de batalla porque los he decapitado con la frialdad del verdugo en la guillotina del olvido.
Me seducen los silencios helados que desprenden las estrellas cuando me evado galopando en ese fulgor misterioso que rapta mi ceguera preludiando una esperanza como si un relámpago de futuro iluminara toda la oscuridad y por unos hermosos instantes el cielo mágicamente tachonado se abriera para mostrarme el secreto de la eternidad.
Tener una herida inmortal desgarrándote los días es un privilegio del destino que te araña la vida para siempre, y te permite alquilar una ventana y mirar el vacío durante horas y andar por las calles desiertas soñando en voz alta revivir el beso de aquel amor que ya no recuerda tu nombre, escribir unos versos degollados sabiendo que no vivirán porque jamás serán leídos incluso sentir que la hemorragia es preciosa aunque te desangre y cuando la herida te va matando inexplicablemente sonríes descubriendo el reinado en ti de los sentimientos más bellos y comprendes definitivamente que nunca te mandó la razón sino que soy muy afortunado porque mi vida siempre es un latido.
Al final siempre quedará el vacío no importa lo feliz que fui, ni tampoco si me arrasaron las lágrimas, por que atrás quedaron cuadernos escolares, y mil fiestas de dulces cumpleaños devorándome la inocencia años en flor, años de invierno caricias que ni tan solo nacieron caricias que brillaron más que el sol y luego llegaron a mi, los primeros relámpagos inesperados las tormentas que me inundaron por aquellos que estaban y se fueron aquellos que vinieron y me despedirán, esos amigos engullidos por la nada y la íntima soledad como fiel compañera y la herida inesperada que no se cierra el desgarro como horizonte aceptando la memoria esculpida en mi corazón que sigue latiendo tiempos y espacios fallecidos, ecos y fantasmas en fugaz visita en mi noche de cuna desamparada y mi cuerpo acusado y condenado en el juicio que jamás se gana y la última luz cegando el último suspiro y mis recuerdos deshilachándose barridos por el viento del olvido.
Patricio Varsariah.