Comienzo mi oración con la definición del significado de nuestra vida que es respirar adecuadamente, para sincronizar nuestra cabeza con nuestra alma, para transformar la codicia, el odio y la ilusión en nosotros mismos en generosidad, bondad amorosa y sabiduría.  

La transformación de la sociedad debe comenzar primero con uno mismo. Debemos nutrir y cultivar la compasión, la sabiduría y la bondad amorosa en nuestra alma para que podamos ayudar a otros a hacer lo mismo. Al practicar la atención plena, nos despertamos al momento presente y nos damos cuenta del sufrimiento que nos rodea. 

La reconstrucción de una sociedad espiritual, verde y justa comienza con esta claridad en la mente individual. Al despertarnos al sufrimiento, podemos trabajar para cambiarlo. Para reducir el sufrimiento en el mundo también debemos tomar conciencia de las causas estructurales del sufrimiento. Estos trabajan de la mano con las causas internas. 

El cambio personal y la transformación estructural están invariablemente vinculados. Uno sin el otro es similar a un pájaro que intenta volar con un ala. Necesitamos buenos amigos, buena compañía y amistades. De los demás se puede aprender a desarrollarse y ayudar a la sociedad a ser pacífica y justa. 

Creo que el sentido de la vida tiene algo que ver con dejar el mundo en un lugar mejor que cuando llegamos aquí. Somos los administradores de un planeta hermoso y frágil para esta y las generaciones futuras. Tenemos la obligación, por amor y respeto por nuestros semejantes, de transmitir un planeta más limpio, amable y saludable.

Esto no es fácil. La especie humana no ha estado haciendo un gran trabajo hasta ahora, especialmente en los últimos doscientos años. Vivimos en un momento tan crítico de la historia: somos testigos de la cruda verdad de que la habitación humana en este planeta está amenazando su supervivencia.

Ante la difícil situación de la tierra, es fácil caer en los extremos: desesperación y desesperanza, por un lado, y falso optimismo, por el otro. A veces parece que estas son nuestras únicas opciones. Esto, o alejarse.

El cambio sistémico es fundamental y esencial para resolver muchos de los problemas del mundo, pero no creo que las estrategias externas por sí solas sean suficientes. Lo que necesitamos no es solo un cambio en los sistemas, sino un cambio en la conciencia: del descuido a la atención plena, de una ética de dominación a una de servicio, de una ética de competitividad a una de bondad, de un valor de independencia a uno de interdependencia.

Las causas profundas de nuestro sufrimiento se encuentran en nuestro interior. Creo que esto también es cierto con respecto a la situación del planeta. Algunas causas profundas del malestar de nuestro planeta se pueden encontrar en la psique humana, y nuestra supervivencia o desaparición final depende no solo de la comprensión de esta conexión. 

El compromiso de desarrollar y nutrir los recursos internos de amor, compasión, atención plena y satisfacción será esencial, en las próximas décadas, para garantizar un mundo mejor para nuestros hijos y nietos.

Con demasiada frecuencia se ha pensado que el movimiento ambientalista es esencialmente diferente del movimiento por la justicia social. Esta división refleja la profunda división inconsciente en nuestras mentes entre el mundo humano y el mundo natural. 

La práctica de la espiritualidad y la ecología busca reconectar estos dos mundos que se nos pide que miremos en nosotros mismos para que podamos comprender mejor nuestra relación con la naturaleza. También debemos mirar profundamente en la naturaleza para comprendernos a nosotros mismos y actuar desde esa percepción. Aquí, la espiritualidad y la acción social se unen en una visión común: la visión de justicia, paz, sostenibilidad ecológica y compasión. 

Será importante cultivar el amor por los ecosistemas, los animales y las plantas. Lo que amamos, no lo podemos destruir. Desarrollar sabiduría será importante. Se necesita sabiduría para discernir cuál es la mejor manera de actuar frente a una crisis. 

Será importante encontrar una disciplina interior. Cuando miramos hacia adentro, descubrimos que las causas de nuestra felicidad residen más firmemente en nuestra salud emocional y cognitiva que en el consumo material.

Quizás el significado de la vida se trata de trascender incluso estos límites de lo interno y lo externo. Ya no estamos en un período de la historia en el que el viaje interior se trata únicamente de nuestra propia liberación: se trata de participar en un cambio global de conciencia. Se trata de prepararnos para actuar, con compasión, en nombre de este planeta y de los seres que nos rodean.

Mi oración por este mundo es que encontremos sentido y propósito al desarraigar las causas más profundas del malestar ambiental de nuestra tierra, las causas internas de la agresión, la codicia y el engaño, y nos capacitemos para establecer las causas más profundas de la paz y la vida sostenible: compasión, bondad, contentamiento y sabiduría. Creo que todos en esta tierra somos capaces de encontrar el coraje para llegar hasta el final.

Saludos.

Patricio Varsariah.