Luchar contra la violencia de género
Publicado por Patricio Varsariah el lunes, febrero 4, 2019

Hoy me voy a salir un poco del tono habitual de mis escritos y voy a dirigirme hacia toda la sociedad en general sobre algo que me tiene bastante harto, la Violencia de Género. Sí, todos los días nos rasgamos las vestiduras por la violencia de género, escuchamos con asombro en los telediarios las estadísticas de mujeres asesinadas a manos de sus parejas (presentadas como si no fueran más que eso, unos simples números) y guardamos un minuto de silencio por las víctimas. Y ya está.
Eso es todo lo que hacemos por mostrar nuestro rechazo a la violencia de género. Sí, nos indignamos mucho pero después no hacemos absolutamente nada por eliminar de nuestra mente todas las ideas y actitudes que legitiman y perpetúan la violencia de género.
Por ejemplo, si de verdad queréis acabar con la violencia de género, debéis dejar de pensar cosas como “sin celos no hay amor” o “a la pareja hay que controlarla, es lo normal“. ¿Qué? ¿Os parece una tontería? Pues este es el germen de todos esos casos de maltrato y asesinato que salen por la tele y que tanto os escandalizan.Se puede decir más alto, pero no más claro. Si de verdad queréis acabar con la violencia de género, dejad de mirar hacia otro lado cuando las mafias traen a chicas del extranjero (en su mayoría niñas) y las obligan a ejercer la prostitución, con la complicidad de nuestras democráticas y ejemplares instituciones.
Dejad de pensar que “no es para tanto, que estas chicas en el fondo no son tontas, saben a lo que vienen” (claro, el sueño de toda mujer es acabar en un país lejano como esclava sexual, ¡qué duda cabe!). Porque la trata de seres humanos se cobra muchas más vidas de las que imagináis y eso está pasando aquí, en nuestros también democráticos y ejemplares países occidentales.
Y además, precisamente de nuestros países del llamado primer mundo parten todos los años multitud de personajes pudientes, poderosos y respetables en vuelos en clase Business a hacer turismo sexual a otros países menos desarrollados, frecuentemente buscando menores. Mencionadles también a ellos y llamadles también maltratadores cuando condenéis la violencia de género.
Si de verdad quieres luchar contra la violencia de género, siéntate a hablar con tu hija, explícale qué es una agresión sexual y pídele que si sufre o ha sufrido alguna tenga la confianza contigo para contártelo. Sí, sé qué es difícil e incómodo hacerlo. Pero, si tu hija ha sufrido una agresión sexual, no la preguntes que qué ha hecho ni insinúes que la culpa puede ser suya. No te preocupes por tu orgullo de padre/madre, ni por lo que puedan opinar los demás si se enteran: la salud mental y la autoestima de tu hija son más importantes, créeme.
Ármate de valor y denuncia al cabrón que la ha agredido (me da igual que sea un familiar, el cura del colegio o su novio de toda la vida). Sé que todo esto puede parecer muy obvio y coherente, pero, aunque no lo sepas, buena parte de las mujeres que conoces sufrieron una agresión sexual en el pasado y no se lo contaron a su familia por miedo, vergüenza o sentimiento de culpabilidad.
La educación es el mejor antídoto contra la violencia de género. Si queréis emprender una auténtica cruzada contra la violencia de género, dejad de consumir basura sexista del estilo de Cincuenta sombras de Grey, la saga Crepúsculo, reality shows o revistas como Cosmopolita o FHM. Y recordad: que parte de esa basura sea producida por mujeres no quiere decir que no sea machista. Y dejad de educar a las niñas para que sean mamás, princesas o amas de casa. Educadlas para ser exploradoras, aventureras, curiosas, libres. Para que se perciban a sí mismas como SERES HUMANOS con la máxima dignidad, no como objetos de consumo ni esclavas de nada ni de nadie.
En definitiva, para luchar contra la violencia de género no basta con ponerse lacitos morados o publicar muchos tweets con fotos de mujeres maltratadas. Luchar contra la violencia de género es, también, luchar en cierto modo contra nosotros mismos, nuestros prejuicios y nuestra hipocresía.
Es luchar contra la realidad que muchas veces no queremos ver. Porque violencia de género es la que sale por la tele y la que no, la que está en acto y también la que está en potencia. Para que no haya ni una muerta más, hemos de empezar por cuestionarnos todo lo que nos han hecho creer y repensar cómo vivimos, cómo pensamos, cómo nos relacionamos.
Para acabar de verdad con la violencia de género, hacen falta menos minutos de silencio y más horas de combate para transformar esta sociedad enferma y su doble moral.
He dicho...
Patricio Varsariah