Mi Lunita querida.

Es evidente que tus preocupaciones no van a desaparecer, pero sí puedes cambiar la actitud con la que te enfrentas a ellas. Es necesario que seas tú quien las controle para no dejar que ellas te controlen a ti. 

Es cierto, las preocupaciones que podamos tener no van a evitar un mañana que se nos escapa de las manos. Y, sin embargo, en menor o mayor medida, no hay nadie que no esté preocupado por algo hoy en día.


La vida exige preocupaciones constantes acerca de nuestro presente y de nuestro futuro; pero, ¿realmente preocuparme más de la cuenta eliminará el miedo que tengo a lo que será de mí en unos días, unos meses o unos años? Nos preocupamos más de lo que los problemas  o como Yo llamo "Situaciones"merecen y nos perdemos otras muchas oportunidades de sentirnos bien con lo que tenemos.

Las preocupaciones nos bloquean. Sería muy beneficioso que recordemos siempre que pudiéramos una premisa que dice: «el futuro es hoy». Esta afirmación da validez a nuestro presente, a nuestro día a día.

En el momento en el que esta premisa se nos olvida y pensamos que el futuro está por llegar, las preocupaciones pueden bloquearnos: ¿Qué pasará si no encuentro trabajo?,¿podré superar este mal momento?… Esas son algunas de las preguntas que puedes estarte haciéndote, pero hay muchas más que son similares.

El bloqueo aparece cuando en nuestra cabeza tenemos una serie de cosas que no podemos evadir. Y, algunas de ellas además pueden convertirse en obsesiones si no les ponemos remedio.

Lunita te pregunto: ¿Cuánto pesa un vaso? La respuesta tuya será deaproximadamente entre 200 y 250 gramos.

Yo te respondo: el peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengas. Si lo sostengo un minuto, no es problema. Si lo sostengo una hora, me dolerá un brazo. Si lo sostengo un día el brazo se paralizará. El peso del vaso no cambia, pero cuánto más tiempo lo sujeto, más pesado se vuelve. Las preocupaciones son como el vaso. ¡Acuérdate de soltar el vaso!»

Cuando Yo te animo a «soltar el vaso» no solo lo hago pensando en esas preocupaciones que nace de forma justificada y que pueden ser positivas como llamada de atención, sino también de aquellas que sabes que tienes y que son innecesarias.

Es enriquecedor sentirte liberado, en cierta medida, de esos pensamientos negativos que probablemente no vayan a ocurrir después y que si ocurren habrá dado igual que te hayas preocupado anteriormente.

Trata de concienciarte de que tampoco puedes evitar algo inevitable ni puedes cambiar algo que ya ha pasado. Cuando sientas que estos pensamientos se apoderan de ti, intenta recordar todo lo que te estás perdiendo mientras tanto.

Tú sabes que las preocupaciones son inevitables, pero, yo te digo que no incontrolables.
Para ayudarte a sentirte mejor, te ofrezco algunas claves para que tengas siempre presente cuando las preocupaciones te asalten:

Piensa que vives en el presente y solo son “situaciones” los que existen realmente. Confía en ti mismo y en tus posibilidades: tú puedes y podrás con ello. No des volumen al problema o cuestión: el tamaño que tenga es la real, ni más ni menos. Mantén la cabeza ocupada en otras actividades que te distraigan: pensar es muy positivo, pero pensar demasiado puede ser perjudicial para ti.

Recuerda Tu no estas sola me tienes a mí para ayudarte.

Es importante que cuides el día de mañana y está bien que te preocupes por ello, pero no dejes que ello no te permita ser feliz hoy. Adiós al estrés excesivo y a la ansiedad que no te deja respirar. Dale a cada preocupación la importancia y el tiempo que merecen.

Finalmente, Lunita si no “SOLTAMOS” Las preocupaciones acaban por comerse unas a otras, y al cabo de los años, se da uno cuenta de que se sigue viviendo.

Te quiero.

Tu padre.

Patricio Varsariah.