Pienso, que los prejuicios de todo tipo, destruyen las bases divinas del hombre.Todas las guerras y derramamiento de sangre en la historia humana han sido producto del prejuicio.Esta tierra es un solo hogar y una sola patria. Dios ha creado a la humanidad con igual dotes y derechos de vivir sobre la tierra.

Así como una ciudad es el hogar de todos sus habitantes aunque cada uno pueda tener su lugar de residencia individual, también la superficie de la tierra es una patria amplia y un hogar para toda las razas de la humanidad.Desgraciadamente el prejuicio religioso se ha convertido en causa de lucha y contiendas.Ojala! algún día todos se asociaran en compañerismo, disfrutando de los cordiales lazos de amistad, desapareciendo la discordia y el antagonismo.

Las religiones divinas son una en esencia y realidad, todas ellas han servido a la humanidad, todas han guiado a las almas hacia el logro de perfecciones, pero entre las naciones han surgido ciertas imitaciones de formas de adoración ancestral. Estas imitaciones no son la base y esencia de las religiones divinas. Por cuanto ellas difieren de la realidad y de las enseñanzas esenciales de las manifestaciones de Dios, han surgido disensiones y se ha desarrollado el prejuicio.

La base de todas las religiones divinas es una, todas están basadas en la realidad, la realidad no admite pluralidad, aunque en la humanidad han surgido diferencias concernientes a las manifestaciones de Dios. Algunos han sido zoroástricos, otros budistas, judíos, cristianos, musulmanes etc. Esto se ha convertido en fuente de divergencia, en tanto que las enseñanzas de las almas santas que fundaron las religiones divinas son Una en esencia y realidad

Cuando estás enamorada y deseas construir tu vida junto a esa persona, en lo que menos piensas es en las ideas que tienes sobre la religión. 

Muchas personas se casan a pesar de ser distintas sus ideas y creencias, pensando que el tiempo limará esas asperezas. Pero no creo que con el tiempo se suavicen, al contrario, a la larga esas diferencias pueden resultar en verdaderas peleas dentro del hogar. 

Hay valores que queremos transmitir a nuestros hijos: Toda madre tiene su propia forma de criar a sus hijos, pues en su propia niñez le han acostumbrado a tener los valores familiares, morales y espirituales que tiene. Una madre ,siempre quiere enseñar a sus hijos los valores con los que ella se crió. Y siendo así, pasa lo que pasa siempre que hay parejas que le dan diferente valor o credibilidad a la religión: El hombre que tienes como compañero de la vida y padre de tus hijos, te dice “¡Porqué le dices eso a nuestros hijos si a mí me enseñaron esto y esto otro en mi casa”, o “No le enseñes esas tonterías, que Dios no existe, guárdate esas cosas para ti misma, pero no se las inculques a los niños!” 

¿Será suficiente tener respeto y tolerancia? 

Cuando te enamoras piensas que no habrá problema por ser de diferentes religiones, por ser cristiana y él ateo, católico, evangélico, protestante, o de cualquier otra religión… Hay respeto entre tú y él. Te ama pese a las diferencias de creencias. Te acepta tal como eres y nunca ha intentado cambiar tu forma de ver a Dios y la iglesia. Todo está muy bien, pero llega un momento en la relación en la que se dan cuenta de que las diferencias entre los dos son de mayor importancia de lo que en un principio creían. 

“Yo quiero ir a mi iglesia con mi gente, hablar con ellos, compartir… Pero siempre tengo cosas que hacer y al final termino quedándome en casa para que él no se moleste”.  “He dejado mi ministerio y mis labores rutinarias en mi iglesia porque somos distintos. Mis hijos no pueden ir a mi iglesia, simplemente porque a él no le agrada; aunque sí que van en ocasiones, cuando a él le apetece ir, pues nunca ha sido constante en sus creencias.” 

Lo que realmente suele ocurrir: Empieza la frustración en la mujer, pues ha sido criada en una iglesia distinta a la de su pareja, pero como no tienen confianza para decirse las cosas que sienten, la relación comienza a distanciarse. Y la mujer (porque casi siempre son ellas quienes ceden) termina por dejar de ir a su iglesia, asistiendo en todo caso, a la de él. 

Claro que no es feliz, fue criada con otros valores morales, y se siente muy fracasada y mal por no ir a donde ella siente que realmente debiera estar. Por supuesto que a su pareja no le importa como está, ha logrado su cometido, ella ha decidido seguirlo a él, hasta en su religión, y cuando la ve llorar en la iglesia se piensa que es porque está emocionada, contenta y agradecida. 

¡Que va!, está frustrada porque no puede estar con los suyos, con quienes se ha criado, con su familia que siempre asistía a la misma iglesia. Y es realmente un problema muy serio, nadie puede ser feliz imponiendo sus ideas al otro, porque son personas adultas, con capacidad de razonar y tener sus propias ideas. 

Pero como siempre, para buscar la paz, armonía, y felicidad de su hogar, ella acaba callando y sacrificando sus propios valores. Idealmente sería diferente: Es muy importante que exista el respeto hacia la otra persona, y si conjugan verbos distintos en las religiones, habiendo amistad y cariño no debería haber ningún obstáculo; pero desgraciadamente en la realidad no suele ser así, y suele ser la propia mujer quien termina cediendo ante su pareja. 

Por mucho que se quiera respetar y tener tolerancia hacia las creencias de la pareja, que son diferentes a las de una misma, hay que adaptarse. Uno de los dos acabará adaptándose, muchas veces incluso sometiéndose silenciosamente, por el bien del matrimonio y por evitar discusiones y comentarios críticos. 

Las mujeres son conciliadoras, buscan la paz en el hogar… son ellas quienes suelen sacrificarse. Si no compartes la misma fe: Imagina que lo más importante en tu vida es Dios, pero no para tu pareja. No obstante, es un buen hombre y respeta tus creencias. Así pues, decides casarte con él… ¿Realmente crees que esas diferencias de fe no supondrán un serio problema en algún momento de la vida? 

Para ti la prioridad es hacer lo que es correcto delante de Dios. Pero para él, por mucho que te respete, eso no es prioritario. Si sientes que Dios te pide algo, ¿cual será la prioridad del matrimonio? Tus creencias no, pues son solo tuyas, no de ambos. Alguien tendrá que ceder, y puede que lo que tengas que ceder sea algo muy importante para ti. 

Lo más probable es que las diferencias de religión y creencias llegarán a suponer un problema en la pareja, incluso llevándote a plantear una ruptura.

Patricio Varsariah.