Cuando no puedes controlar lo que sucede, desafíate a controlar cómo respondes. Ahí reside tu verdadero poder.

A menudo nos invitan a soltar: a dejar que la vida fluya, a permitir las despedidas silenciosas y los cambios lentos, a aceptar que algunas cosas escapan no solo a nuestro control, sino también a nuestra comprensión.

Y, sin embargo, también nos enseñan a resistir: a seguir avanzando como un río que busca su cauce, a levantarnos incluso cuando las montañas parecen inamovibles,
a no rendirnos, aun cuando el camino se torne incierto.

Quizás la vida sea, en realidad, una danza entre ambos movimientos.

Aceptar lo que se va, lo que se transforma, lo que nunca nos perteneció del todo. Y resistir cuando la esperanza parece desvanecerse, cuando toca reconstruir con las piezas que aún tenemos, cuando vale la pena proteger lo que amamos.

Tal vez vivir consista precisamente en eso: en reconocer cuándo soltar y cuándo sostener, cuándo fluir y cuándo luchar. Porque en ese equilibrio sutil entre la aceptación y la resistencia, la vida revela su más profunda sabiduría.

Gracias por leer.

Si mis palabras te ofrecieron un respiro, un consuelo o un instante de claridad, guárdalas contigo. Que te acompañen cuando el camino se vuelva incierto y te recuerden que siempre puedes volver a empezar.

Patricio Varsariah.
www.patriciovarsariah.com