La vida no tiene un borrador
Publicado por Patricio Varsariah el sábado, enero 2, 2016

Con la edad no solo se gana un rostro arrugado sino la capacidad de ser fuerte y resistente, así como la nobleza de quien contempla el día a día y sus acontecimientos con la madurez reflejada en las marcas de las sonrisas que hemos acumulado. Nunca te canses de repetirlo, acumular juventud es un arte, un regalo. Lo es el poder arrancar las hojas del calendario con fuerza y amarrar cada día una colección de motivos por los que mantener un espíritu joven. La juventud acumulada es eso que te hace ver la vida de una manera ardiente pero pausada, oscilando en nuestras preferencias y echando en falta habilidades pasadas cuando al mismo tiempo se tienen las cosas muy claras.
Tú y Yo, que empezamos a sumar canas. Tú,y Yo sí tú, que vemos arrugas en los lugares más insospechados de nuestro rostro, que vemos como el cuerpo nos pide tregua cada mañana, que recopilamos experiencias y saber, que aún te caes con el viento de la vida, que sabemos que es obligatorio crecer y que no no nos perderíamos ni un segundo de nuestra vida. También es para ti, por tu ceguera por estos detalles y tu falta de preocupación por la suma de los años. Debes saber que solamente descubrimos que somos viejos cuando ya lo estamos y nos encontramos en un punto de no retorno.
Yo soy tu Pasado y no puedo brindarte mucho más que estar siempre a tu lado, te necesito para estar y me necesitas para ser. Soy el jardín que sembraste con las semillas que perdurarán: si te doy miedo no te preocupes porque no voy a volver y, si te hago feliz, siempre me querrás porque he convertido tu presente en algo mejor. Sin embargo, también puede ser que cuando te hablo te pongas triste; no me culpes y no llores, lo intenté hacer lo mejor que pude pero a estas alturas ya comprenderás que formo parte del vivir y de quien eres ahora. Soy antiguas guerras que no volverán y yo solo me acumulo. Recuerda que me estás creando a cada segundo y que puedes aprovecharme para ser feliz cuando te vuelva a hablar, para eso te ayuda el Presente. Cada segundo que pasa soy más grande; además, cuando Presente y Futuro van a algún lugar yo ya he ido y vuelto muchas veces. Mi pasión es dar calor a tu juventud, contándole a Futuro lo que hace Presente.
Yo soy muy fugaz y me llamo Presente. Casi no sé qué decirte porque todas mis ideas y mis actos se los lleva Pasado para ayudar al Futuro a crecer. Te puedo oír, bailar contigo y tocar música con mi guitarra pero tú no me escuchas porque estás muy entretenido. Vengo a contarte que nadie me va a ayudar si no lo haces primero tú mismo un poco más. Soy tu elixir y me gusta acumular tu juventud para que pasado y futuro se diviertan.
Yo florezco el jardín que sembraste en el Pasado y Presente me llama Futuro. Soy un gran admirador de las historias que me cuenta Pasado sobre Presente. Ellos me han enseñado todo lo que sé hacer, ¡Son fantásticos! Puedo ser una fuente de energía inagotable para Presente. Nunca he hablado con él pero me han dicho que siempre está pensando en mí y en Pasado, ya es hora de que se preocupe por él. Presente es para nosotros muy importante así que cuídalo y mímalo, para que no deje de contarnos bonitas historias en cada momento.
Los tres te admiramos porque de ti hemos aprendido que vivir no es solo ver pasar el tiempo y que las aventuras más maravillosas son que nos llenes de sueños y acumules experiencias. También hemos comprendido que no son tan importantes las palabras que dices sino como las dices, que la tolerancia es la mejor religión, que la vida no tiene un borrador y que es mejor pensar las cosas antes de escribirlas.
Sabemos que huir de nuestros problemas es una carrera que nunca vamos a ganar, por eso te apreciamos, porque les haces frente y nos apoyas. De todas formas, hemos venido a recordarte algo que no se te puede olvidar y es que te arrepientas de lo que haces y no de lo que no haces, porque nosotros sabemos algo que tú desconoces y es que nos envejece más la cobardía que el tiempo.
La juventud (acumulada o no) no tiene edad, pero es un instante que pasa demasiado pronto. Por eso debemos aprovecharla sin necesidad de vivir en un pulso desafiante constante. Con el tiempo aprender que la tolerancia es la mejor religión y que no podemos escribir nuestra historia dos veces, por lo que debemos pensar las cosas antes de escribirlas si no queremos tener tachones. Nos envejece más la cobardía de no crear nuestro propio mapa que cometer errores. Pensar en presente y no en pasado es acumular juventud y, con ella, la vida y la tranquilidad de quien se sabe aprendido. Por eso a veces los años se convierten en bálsamo para los dolores del alma, dolores que nos lleva años asumir y que tenemos que sanar para no destruirnos.
Gracias a la madurez que supone la juventud acumulada sabremos que lo que de verdad te hace familia es la lealtad y que la distancia solo impide los abrazos físicos, pero no los psicológicos. Porque cuando acumulas juventud aprendes a disfrutar de otros placeres, aquellos que de verdad importan como estar al lado de las personas que queremos simplemente disfrutando de su compañía. Es decir, que aprendemos a saborear los pequeños detalles y a contemplar con paciencia nuestro ansioso caminar, pues sabemos que si acumulamos juventud, acumularemos vida. Entonces nos dará igual si sumamos canas y arrugas, pues lo verdaderamente importante será crecer cada día.