La vida en sí misma es el criterio; todo lo demás no es esencial.
Publicado por Patricio Varsariah el miércoles, agosto 7, 2019

Para mí, Dios es alguien que tú creas cuando vives plenamente, intensamente; con todo tu corazón, sin reprimir nada. Cuando tu vida se vuelve simplemente un gozo momento-a-momento, una danza momento-a-momento, cuando tu vida no es otra cosa que un festival de luces, entonces, cada momento es precioso porque una vez que se va, se va para siempre…
En lo que a mí concierne, vive gozosamente, contento, satisfecho, compartiendo tu amor, tu silencio, tu paz; que tu vida se convierta en una danza tan bella que no solo tú te sientas bendito, sino que puedas bendecir al mundo entero: este es el único camino auténtico. La vida en sí misma es el criterio; todo lo demás no es esencial.
Y cada individuo es tan único que no se puede hacer una super-autopsia por la cual todo el mundo tenga que viajar para encontrar el objetivo de la vida. Por el contrario, todo el mundo tiene que encontrar su objetivo, sin seguir a la masa, sino siguiendo su propia voz interior, no en muchedumbre, sino siguiendo un estrecho sendero. El cual tampoco ha sido creado por nadie. Lo creas tú al caminar.
El mundo de la vida y la consciencia es casi como el firmamento; los pájaros vuelan, pero no dejan ninguna huella. Cuando vives profunda, sincera y honestamente, no dejas ninguna huella, nadie tiene que seguirte. Cada uno tiene que seguir su serena, pequeña voz.
Ninguna religión, ningún fundador de religión puede dártelo esa pequeña voz, porque han estado tratando de dárselo a la humanidad durante miles de años y todos sus esfuerzos han fracasado. Solo han creado gente retrasada, gente sin inteligencia, porque han insistido en la fe. En el momento en que crees en alguien, pierdes inteligencia. Creer es casi como veneno para tu inteligencia.
Yo te digo que no creas en nadie, incluyéndome a mí. Tienes que encontrar tu propia visión y seguirla. Donde quiera que te lleve es el camino correcto para ti. La cuestión no es si otros lo siguen o no. Cada individuo es único y cada vida es bella en su individualidad. Estoy plenamente convencido que: el objetivo de la vida es la vida misma; más vida, vida más profunda, vida más elevada, pero siempre vida. No hay nada más elevado que la vida.
Todas las religiones del mundo que han dominado a la humanidad durante siglos son anti vida, lo he mencionado en mi escrito anterior (La Vida Es El Objetivo De Todas Las Cosas.). Su fundamento básico es que la vida es un castigo. De acuerdo al cristianismo, has nacido en pecado porque Adán y Eva desobedecieron a Dios. Es increíble hasta dónde puede llegar la ficción. Aun si Adán y Eva desobedecieron a Dios, no veo qué relación tiene contigo o conmigo. Y, además, la desobediencia no es necesariamente un pecado. Algunas veces es lo más virtuoso que se puede hacer.
Pero todas las culturas, todas las sociedades quieren obediencia, que es otra forma de llamar a la esclavitud, al encarcelamiento espiritual. ¿Qué mal hicieron Adán y Eva al comer de la fruta del conocimiento? ¿Es acaso la sabiduría un pecado? ¿Es acaso la ignorancia una virtud? Dios les prohibió comer de esos dos árboles; uno era el de la sabiduría y el otro, el de la vida eterna. ¿Quién está cometiendo el pecado, Adán y Eva o Dios? Ni la sabiduría es mala, ni el anhelo por la vida eterna es malo: son absolutamente naturales. La prohibición es errónea y su desobediencia es absolutamente correcta.
Ellos fueron los primeros revolucionarios del mundo, los primeros seres humanos con algo de dignidad. Debido a su desobediencia, toda civilización, ciencia, arte y todo lo demás, ha sido posible. Si no hubieran desobedecido, todavía estaríamos masticando hierba desnudos en el Jardín del Edén; ni masticar chicle sería posible.
No solo el cristianismo, también otras religiones encuentran razones para condenar la vida. El hinduismo, el jainismo, el budismo, todos dicen que sufres, que eres desgraciado, y que no puedes dejar de serlo porque es un castigo por las malas acciones de vidas pasadas. Ahora bien, lo que se haya hecho en vidas pasadas no puede deshacerse; tienes que padecerlo. Tú mismo has creado esta miseria, este sufrimiento, esta angustia, y lo único que puedes hacer es sufrir pacientemente para que en el futuro la vida te recompense. ¡Extraño argumento!
Si haces algo malo en esta vida, deberías ser castigado en esta misma vida. De hecho, la causa y el efecto van siempre unidos. Simplemente pon tu mano en el fuego: ¿crees que te quemarás en tu próxima vida? Te quemarás aquí y ahora. Cada acto tiene su propia recompensa o su propio castigo. Esta distancia entre vidas es una idea muy astuta para hacer que aceptes vivir la vida al mínimo, todas esas religiones te enseñan a renunciar a ella. Los que renuncian a ella se convierten en santos; son venerados. A los que viven plena, totalmente, nadie los venera; ni siquiera se les aprecia. Por el contrario, son condenados.
Toda nuestra educación es tal que va en contra del placer, en contra de gozo, en contra del sentido del humor, en contra de disfrutar de las cosas pequeñas de la vida: cantar una canción o tocar la flauta. Nadie te va a llamar santo por tocar la flauta bellamente; excepto yo. Te llamaré santo si bailas tan totalmente que desaparezcas en el baile y solo quede la danza; entonces el que baila se funde completamente, se disuelve y se convierte en la danza. Si bailas, eres la danza. Si cantas, eres la canción. Si amas, eres el amor. Si escuchas, eres solo oídos y todo lo demás desaparece. Entonces cada momento adquiere plenitud, y esta plenitud continúa expandiéndose.
De no ser así, la gente se conforma con el mínimo, consolándose con el “Benditos sean los pobres, benditos los mansos”. No es necesario ser pobre ni es necesario ser manso. La vida te da tanto que podrías ser un emperador. Para serlo no necesitas un imperio; ser emperador es solo una forma de vivir auténtica y plenamente. De no ser así también vuestros emperadores son mendigos. No están vivos, están en el mismo bote que tú; por dentro están tan vacíos como tú. Tú pides más y ellos piden más.
No debemos preocuparnos por el pasado que ya se ha ido, ni por el futuro que no ha llegado todavía. Centrémonos en el presente, y lo que tenemos lo disfrutaremos en su plenitud. Es nuestra existencia, somos parte de ella, y nos ha dado el potencial para ser cualquier cosa que quiera que seamos. ¡Utilízalo! ¡Actualízalo! Nunca reprimas, y no seas tacaño viviendo, amando, compartiendo, cantando, danzando, en todo lo que hagas o dejes de hacer.
Saludos.
Patricio Varsariah.