Siguiendo el tema de la salud, y después de haber salido bien de la cirugía -cateterismo y la colocación de un stent- estoy convencido de que la verdadera enfermedad es creer que no hay salida, debemos aprender a  abrir las compuertas de los recursos interiores y construir un itinerario cotidiano en armonía con uno mismo y con el mundo que nos rodea. 

Es importante que comprendamos que, además de ser una estructura ósea que aloja a los sistemas nervioso, circulatorio y respiratorio, el cuerpo es un sistema energético que se encuentra íntimamente relacionado con la energía sutil de la respiración. Cada célula, cada sentido, cada aspecto de la conciencia forman parte de él. Cuando respiramos, la energía se distribuye a través de todo el cuerpo, circula por una arquitectura interior muy sofisticada, con miles de finos canales.  Si la energía de la respiración circula en forma pareja hacia la cabeza y hacia el corazón, nuestro cuerpo, nuestros sentidos y nuestra mente se integran y se equilibran. Si nuestro sistema de energía circula bien a través de nuestro cuerpo estamos sanos, felices, y tenemos mayor claridad mental.

Debemos proponernos a  aliviar el estrés y desarrollar el equilibrio. Uno de los primeros aspectos que toma en cuenta es lo llamo “atar la mente al cuerpo”. Si nos pasamos pensando y pensando, y nada sucede a nivel del cuerpo, perdemos la conciencia de él.  Este es verdaderamente el gran secreto: si mi mente está conectada a mi cuerpo como lo están mis manos y mis rodillas y tengo a todo mi cuerpo integrado, mis sensaciones corporales cambian. Por eso debemos reconstruimos la arquitectura interior, que significa construir una nueva oportunidad para que estas energías puedan circular. Si no, toda la energía se concentra en la cabeza. Esto sucede porque estas áreas no están comunicadas entre sí. Si efectivamente se comunican, estamos más integrados y somos mucho más saludables. Realizamos movimientos físicos conectados con la respiración porque esta permite hacer que las tensiones circulen, se reciclen. El dolor emocional y las frustraciones de la vida se dan porque la energía está bloqueada. Si logramos desbloquearlas, tendremos más energía disponible y más posibilidades de alcanzar lo que nos proponemos. 

La inactividad del cuerpo y de la mente puede hacer que la energía se estanque, creando el caldo de cultivo para la enfermedad. En un cuerpo activo, hay menor probabilidad de que la tensión bloquee el flujo de energía. La actividad física, cuando se realiza con total concentración y pocos pensamientos, es un método sanador en sí mismo. 

A veces la sanación corporal no es posible. Sin embargo, sí lo es la sanación mental y espiritual, aún en el último momento de la vida. Cuando mantenemos ese sentimiento de que no tienes salida: ésa es la verdadera enfermedad. Pensar que se tienen opciones es sanador. Desde esta perspectiva aun en enfermedades físicas hacer re-circular toda tu energía también lo es. 

En términos sencillos, es un tipo de psicología positiva que se propone obtener lo mejor de nuestras vidas. En el pasado la psicología solamente veía los problemas, en cambio, el positivismo busca las posibilidades de cada persona; en esta búsqueda es inevitable el encuentro con los obstáculos y dificultades.  Todos tenemos heridas que funcionan como motores en la vida. Sufrimos situaciones conflictivas actuales que están ligadas a esas heridas, pero debemos liberarnos de ellas, esas tensiones están en el cuerpo, y si haces suaves movimientos e incorporas el sentimiento de relajación y gradualmente vas incorporando la respiración, logras la circulación de toda aquella energía detenida. 

Siempre hay una historia personal, pero en donde ubicamos el eje es en la circulación de energía. Cada persona debe descubrir en sí misma su propio conocimiento, porque todo está en nuestro interior. Esta sabiduría nos pertenece como la humedad al agua. Cuando nos conectamos con ese recurso interior la mente se vuelve clara, y nos damos cuenta de que este tiempo que nos es dado vivir en la tierra como seres humanos nos provee de todas las oportunidades que necesitamos para hacer lo mejor de nuestras vidas. En Occidente tenemos dificultades para alcanzar este estado de integración, porque solo ejercitamos los pensamientos, sin mirar todo lo otro que nos estamos perdiendo, que es muy creativo. Una parte de nosotros no está participando. Los sentimientos son más lentos que los pensamientos, no van tan rápido y a veces suprimimos aquello que sentimos. La exclusión es el problema, excluir nuestros sentimientos y emociones. En un plano ideal ambos están equilibrados e integrados y generan armonía interior. Sin embargo, en la práctica suele ocurrir que la inteligencia y el sentimiento no se llevan bien, lo cual conduce al desequilibrio. No es fácil reintegrar el pensar y el sentir: podemos usar nuestro intelecto como brújula mientras anulamos nuestros sentimientos, o lo contrario. 

Los pensamientos se mueven velozmente, empujando y tironeando y exigiendo nuestra atención. Muy por debajo del carnaval del mundo del pensamiento, y escondido dentro del cuerpo, yace el paisaje sutil del sentimiento. Los sentimientos son tímidos y tienden a permanecer en segundo plano.  Cuando integramos el pensar y el sentir y ampliamos la dimensión espiritual de nuestra vida, tomamos conciencia de la impermanencia como una característica de la existencia misma, aceptamos el desafío de vivir con esas verdades y comenzamos a florecer como seres humanos.

Finalmente : en un estudio reciente en la Escuela de Medicina en Atenas, Grecia, se encontró que beber 3 a 4 tazas de té verde regularmente tiene beneficios para el corazón y la salud arterial. Son ampliamente conocido los beneficios del té verde como remedio natural y cada día mas estudios lo comprueban.