La realidad es que sucede.
Publicado por Patricio Varsariah el sábado, diciembre 12, 2015

Hoy siguiendo una rutina de despertarme a la madrugada me he puesto a pensar y a escribir sobre lo imposible que es saber cuándo tomaremos el último aliento, cuando sera mi ultimo escrito, cuándo será la última vez que suelte una carcajada o que mis lágrimas broten por mis ojos, sea como sea, que no me pille desprevenido. Sea como sea, y como dicen : deseo que ya haya arreglado el tejado antes de que llueva para que no me pille desprevenido el momento de la despedida.Porque aquello de “nunca es demasiado tarde”, llega siempre muy pronto. Y cuando eso ocurre duele. Pero, aunque duele siempre, haber disfrutado al lado de las personas que queremos nos ayuda a no sumar el arrepentimiento al dolor.
No debemos esperar a que sea demasiado tarde para estar con los tuyos. Puede que mañana sea demasiado tarde para pedir disculpas, demasiado tarde para intentarlo, demasiado tarde para creer, demasiado tarde para un abrazo, demasiado tarde para un “te quiero”, demasiado tarde para un “te echo de menos” que ya durará para siempre… Y esto es terrible, más que nada porque no le damos importancia a la vida cuando tenemos el corazón fresco. Pero mañana puede que alguien de nuestro alrededor envíe un último mensaje o diga unas últimas palabras sin saberlo. Y también puedes ser tú o Yo. Entonces nos plantearemos cuál ha sido su último mensaje, sus últimas palabras o su último abrazo y querrás que sea algo que emocione, que demuestre y que exprese con sinceridad todo el amor que nos une a este mundo.
Me gusta pensar que hay un mundo paralelo en el que conviven las almas que se han ido de este mundo. Me gusta pensar que los nuevos tienen algo de los que ya no están. Me gusta aferrarme a la idea de que hay algo o alguien cerca de mí que me roza cada día con fragmentos de ellos. Es solo eso, una manera de revivir a quienes se fueron, a quienes vemos en el cielo, a quienes iluminan cada noche nuestras vidas. Esto es así, necesitamos sentir fuera de nosotros su presencia, a pesar de que sabemos que nunca más volverán. Lo cierto es que cada persona que se fue de nuestra vida es una estrella en el cielo, una estrella que nunca jamás se apagará. Porque es en nosotros en donde permanecen los recuerdos de lo que significaron y de lo que siempre serán.
No poder despedirme da miedo, mucho miedo. Pero es que desde que mi vida y la tuya tuvo un comienzo, sabemos que tendrá un final y, sin embargo, dejamos de emocionarnos, de hacer lo que nos apasiona y de abrazar a quienes queremos con demasiada facilidad. Una facilidad que asusta y un miedo que no ayuda en absoluto, más que nada porque me hace sentir la necesidad de cerrar los ojos y de “convencerme” de que aún tengo tiempo, que mi corazón es fresco y que no tiene que suceder nada malo. Pero la realidad es que sucede, que a todos nos toca despedirnos de una u otra manera y, cuando esto ocurre, decir adiós es más doloroso si antes de él hemos desperdiciado el tiempo, hemos ahogado palabras y hemos olvidado los besos, los buenos días y los abrazos.
Si hay algo para lo que no te prepara la vida, es para la muerte. Solo sabemos aspirar oxígeno y expulsar dióxido de carbono, nuestro cuerpo no sabe ahogarse.Porque hacerlo significaría dejar nuestro corazón vacío y eso es incompatible con la vida y, sobre todo, con nuestro derecho a la despedida. Así que no debo olvidar y Tu no te olvides de decirles que les quieres como si fuese la primera vez, porque puede ser la última. No debemos quejarnos tanto y disfrutar un poco más de los defectos y de la vida con sus simplezas y orgullos.
Que debo hacer, simple Yo y Tu debemos día a día aspirar todo el oxígeno que podamos, suspirar muy a menudo, sonreír a los niños, olvidarnos de los orgullos y vivir como si a cada momento no hubiese nada mejor que hacer. Porque si pensamos que es nuestro último instante lo pasaríamos trabajando, planchando nuestra peor camisa o aguantando la música del vecino, seguro que nos gustaría hacerlo sintiéndonos maravillosos y haciendo sentir a los nuestros únicos y especiales.
Estoy seguro que nadie elegiría que su última mueca fuese de amargura, que sus últimas palabras fuesen cuatro gritos o que su última acción fuese un portazo. Pero, si así fuera, al menos que el mundo sepa que vivíamos amándolo gracias a todos esos seres a los que día tras día abrazábamos, cuidábamos y tratábamos con cariño.
Que nos aterra morir, sí, pero más nos aterra hacerlo sin haber disfrutado, sin haber amado o haber peleado por ser mejores. Y todo esto debemos recordárnoslo día tras día, pero sobre todo en aquellos que nos hacen arder y que oscurecen nuestros sueños. Porque entonces será necesario recordarnos que sencillamente vivir es genial, que está lleno de pros y que la vida no tiene contras. Que estar con los nuestros se merece sonrisas, no angustias ni quejidos. Por eso no debo esperar,y Tu no esperes a que sea demasiado tarde para estar con los tuyos, vivamos como si fuéramos a morir hoy y aprendamos como si fuéramos a vivir siempre.
Finalmente debemos recordar siempre que el día que cuenta es hoy, porque el mañana puede que no exista..