Cambiamos, cuerpo, mente y corazón. El mundo abre nuevos caminos en el camino. A medida que crecemos, buscamos nuevas oportunidades, actividades, proyectos, trabajos y experiencias.

El propósito es un enigma. Es una fuerza impulsora, la razón de ser, pero no hay una gran revelación al final del camino. El propósito evoluciona.

A medida que nuestra vida y nuestros valores cambian, nuestro propósito también puede cambiar. A lo largo de nuestra vida, el propósito de las personas cambia según sus circunstancias.

El propósito no es la cima de una montaña que se conquista; es un río. Justo cuando crees que lo has comprendido, cambia de rumbo. Tus pasiones cambian. Tus prioridades se realinean. Descubres nuevas facetas de ti mismo.

Y es glorioso, me encanta la emoción de las muchas fases de nuestro propósito. Creo que está bien vagar por la vida buscando cosas interesantes hasta morir.

Nuestra misión en la juventud no puede ser la misma que en nuestros años crepusculares. Debe transformarse. Tú, como ser, debes transformarte. Esa es la belleza y la carga.

Imagínese el estancamiento interior si su propósito fuera dejar de evolucionar. Sería una especie de muerte mientras aún respiras.

La vida es un proceso de devenir, una combinación de estados por los que tenemos que pasar. En lo que la gente falla es en querer elegir un Estado y permanecer en él. Esta es una especie de muerte.

El propósito es adaptativo, debe reinventarse en muchas etapas de la vida. Quizás la búsqueda sea el propósito. ¿Podemos encontrarlo en el acto mismo de buscar?

Piénselo: si finalmente encontró su propósito final, ¿entonces qué? Estancamiento. Aburrimiento. Muerte del alma, incluso si tu vida parecía objetivamente exitosa. Es el esfuerzo lo que nos mantiene vivos.

El propósito es el motor de la evolución personal. Todo organismo vivo busca, se esfuerza, anhela. Ese anhelo nos empuja a crecer, cambiar y ser más de lo que éramos antes. Es lo que obliga a la semilla a germinar, al pájaro a migrar y a los humanos a alcanzar la Luna (o Marte, si eres Elon Musk).

Un único propósito que lo define todo es una trampa. Lo único que tiene sentido para cambiar la vida es un espejismo. No tienes un propósito; lo creas en el acto mismo de vivir. Cada año que pasa, adquieres nuevos intereses, tal vez bajo el mismo gran paraguas. El dinamismo es lo que nos mantiene en marcha.

Evoluciona. No esperes ser la misma persona a los 40 que a los 20. La vida te moldea. Depende de ti evitar que se endurezca hasta adoptar una forma fija. El mundo que te rodea evoluciona.

Buscar un propósito estático es como intentar clavar una nube. El estancamiento en nombre de alguna meta difícil de alcanzar no le hace ningún favor al ser dinámico que eres. Acepte el cambio no como un obstáculo sino como un catalizador. Deja que te moldee y te refine, pero no dejes que te vuelva quebradizo.

Mantente fluido y adaptable. Esa es la clave para prosperar en un mundo que cambia constantemente bajo tus pies. La belleza de la vida es que nunca "descubres" tu forma final. Exploras, experimentas y defines quién eres a través de la acción. Cada nueva etapa de la vida trae consigo nuevos intereses y nuevos roles.

Sumérgete y sumérgete. La meta es la plenitud de tu interés presente. Me encanta. Encárnalo. Deja que te lleve tan lejos como puedas. Disfrútalo mientras dure. El propósito se forja a diario: en las decisiones que se toman, en los desafíos que se enfrentan y en la exploración interminable de tus capacidades. No anheles un destino final. No hay ninguno.

Tu propósito es simplemente participar en el acto de llegar a ser. Puedes conformarte con períodos, pero nunca debes dejar de participar. O transformarte.

Tienes el potencial de una reinvención constante, y eso es lo bonito. Rechaza la imagen falsa de encontrar el propósito como tu pináculo. No se llega a la cima de la montaña y se planta una bandera de finalidad. En cambio, subes, desciendes y vuelves a subir.

Es inherente a nuestra existencia que aprendamos, nos adaptemos y crezcamos. La salud, la felicidad y la longevidad son los beneficios de esto.

Nunca dejaré de buscar cosas significativas que hacer. No porque espere atraparlos sino porque sé que encontraré la versión más verdadera de mí mismo en la búsqueda constante. El propósito no espera en la línea de meta. Nace de nuevo con cada paso que doy.

Saludos.

Patricio Varsariah.
El arte de vivir implica saber cuándo aguantar y cuándo soltar.
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