La liviandad del alma rendida.
Publicado por Patricio Varsariah el lunes, octubre 6, 2025

Cuando comprendes lo que verdaderamente te pertenece, descubres que nada de lo que posees es realmente “tuyo”.
Todo —absolutamente todo— te ha sido otorgado: la respiración, los encuentros, los silencios, incluso las pérdidas. Todo llega y parte sin pedir permiso, porque nada nos pertenece más allá del instante.
Durante mucho tiempo creí que la humildad consistía en disminuirme, en aceptar la derrota como una forma de resignación. Con el tiempo comprendí que la verdadera derrota no fue perder, sino aferrarme: al orgullo, al ego, a la oscuridad silenciosa que mi alma cargaba sin entender.
Confundí esa carga con ansiedad, con pensamientos desbordantes, sin detenerme a escuchar el mensaje que aquella incomodidad intentaba revelarme.
El ego, ese pequeño reino que construimos para sentirnos seguros, se vuelve más pesado cuanto más lo defendemos. Quizá la liberación no consista en alimentarlo, sino en permitir su disolución. Porque tal vez es el ego —y no la vida— quien nos ha estado desgastando todo este tiempo.
Destruimos lo que amamos en nuestro intento de conservar una identidad, una imagen de lo que creemos ser. Actuamos como si el mundo nos debiera algo, como si el “mío” tuviera algún sentido real. Pero nada nos pertenece: todo lo que tenemos no es lo que poseemos, sino lo que se nos ha confiado por un tiempo.
La persona frente a ti comparte tu misma esencia. Si somos iguales en origen y fragilidad, ¿qué sentido tiene aferrarse al orgullo? ¿De qué sirve erigir muros entre almas que comparten la misma raíz?
Así que hoy… intenta esto:
Rebájate, no ante el mundo, sino ante tu propia alma.
Inclínate, no por sometimiento, sino por gratitud.
Libérate del peso del orgullo. No te rindas: simplemente deja de resistir.
Entrégate a tu alma, y no por debilidad, sino por rendición amorosa. Porque quizás aún no sepas cuán preciosas son tus lágrimas cuando se derraman no desde el dolor, sino desde la gratitud.
Si en mis palabras hallaste consuelo o un instante de reflexión, guárdalas contigo y deja que te sostengan en tu camino.
Patricio Varsariah.